Luces En La Azotea Historia De Terror 2024

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Luces En La Azotea Historia De Terror 2024

Luces En La Azotea Historia De Terror… Uno ya ha visto ya tantas cosas extrañas en la vida que cuando a uno le ocurre algo así, fuera de lo común, se niega a creerlo y entonces queremos darle una explicación lógica o razonable de alguna manera, así me pasó a mí hace algunos meses.

He de decirte que siempre me han gustado mucho los temas de ovnis y de los extraterrestres, cuando era niño me pasaba las horas pegado a la televisión viendo los programas de Nino Canún, sobre todos los especiales de ovnis y fantasmas, en verdad me embobaba frente a la pantalla, y hasta me decía en ese momento que de grande yo sería un investigador de lo paranormal, pero pues uno va creciendo y le va perdiendo el interés a todo eso, y después hasta lo vemos como algo ridículo y sin importancia, al menos así me pasó a mí, pero todo esto cambiaría de un día para otro, hace como unos tres meses tuve una experiencia inexplicable que me hizo reconsiderar todo en lo que creo.

Esa noche llegué algo tarde a casa, yo vivo en uno de los cerros de la alcaldía de Iztapalapa, había sido un día muy pesado en el trabajo y lo único que quería era comer algo y dormir, pero después de cenar tuve que subir a revisar el tinaco porque el agua no bajaba, ya casi iban a dar las doce y por supuesto que no vería nada allá arriba, pero la verdad no quería pelear con mi esposa que me estuvo insiste e insiste que lo checara, así que de mala gana subí.

Apenas abrí la puerta de la azotea sentí muy húmedo el clima y olía mucho como a tierra mojada, como cuando va a llover, volteé al cielo y estaba totalmente  despejado, no había ni una sola nube, inclusive se podían ver algunas estrellas, cosa rara aquí en la ciudad.

Entonces me llamó la atención que la parte más alta del cielo empezó a relampaguear, miré alrededor y todo lo demás permanecía tranquilo, solo destellaba aquella parte alta del cielo, hasta llegué a pensar que a lo mejor era una tormenta eléctrica o algo parecido, lo estuve mirando unos minutos más, en verdad era un espectáculo atrayente, hasta que finalmente dejó de resplandecer, por un momento olvidé que tenía que revisar el tinaco, así que me dirigí hacía las escaleras de la base de metal y me subí para quitarle la tapa.

Me alumbré con la luz de mi celular para revisar el interior, entonces se dejó venir una ráfaga de viento tan fuerte que me hizo perder el equilibrio y al tratar de agarrarme de la escalera solté el celular y se fue a estrellar contra el piso, solo escuché el golpazo, todavía me esperé algunos segundos para estabilizarme, me bajé con mucho cuidado, cuando recogí el teléfono me di cuenta que tenía la pantalla estrellada, pensé que ya ni lamentarse era bueno, traté de relajarme y empecé a caminar un poco hasta que finalmente recargué mis brazos sobre la media barda que cercaba la azotea, desde ahí se puede ver prácticamente toda la ciudad.

De pronto vi algo que llamó mi atención, prácticamente del otro lado de la ciudad, sobre los cerros donde están las antenas de televisión, vi dos puntos luminosos que se elevaban lentamente de manera vertical hasta más arriba de las antenas, y ahí se quedaron quietas, en un principio pensé que era un helicóptero, pero de pronto, se fueron muy rápido en direcciones contrarias de manera horizontal, eso me intrigó, pensé que podrían ser drones, pero de la nada volvieron a regresar a como estaban, las luces se quedaron quietas por unos segundos y en un parpadeo subieron a lo más alto del cielo, a donde estaba relampagueando hace un momento, a una velocidad increíble, no las pude seguir, esas cosas no podía ser drones, aquellos aparatos no vuelan tan rápido ni tan alto, las perdí de vista.

Luces En La Azotea Historia De Terror

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Saqué mi celular y abrí la cámara con la esperanza de que sirviera después del golpe que se dio, por si regresaban aquellos puntos luminosos, los busqué por todo el cielo pero parecían haber desaparecido, la verdad estaba muy emocionado, sin duda eran ovnis, mi primer avistamiento, esperé un momento y entonces aparecieron otra vez, parecían estar más cerca de donde yo estaba, traté de enfocar la cámara y le di al botón para grabar, pero entonces mi teléfono se quedó pasmado.

Aquellas luces subieron hasta lo alto y el cielo empezó a relampaguear otra vez, prácticamente estaban enciman de este lado de la ciudad, de pronto cada una de aquellos puntos se empezó a dividir en otro y a su vez en otro, la verdad perdí la cuenta  de cuantas nuevas luces veía, aquello era un espectáculo impresionante, yo hasta temblaba de lo emocionado que estaba, aquellos puntos luminosos formaron dos triángulos perfectos, uno de ellos de desplazó hacia el centro de la ciudad, como referencia la Torre Latino, y el otro se desplazó hacia el oriente, lo que sería la salida hacía la carretera de Puebla, entonces los relámpagos se empezaron a hacer más intensos durante algunos minutos más, y después los triángulos se desvanecieron y el cielo regresó aparentemente a la calma, yo no podía salir de mi asombro acababa de ser testigo de un avistamiento impresionante, fue cuando intenté revisar el video en mi celular, cuando quise reproducirlo solo avanzaba los primero segundos, y el resto se distorsionaba como si tuviera algún tipo de interferencia, respiré resignado, ya que se le podía hacer, eche un último vistazo al cielo y me dirigí a la puerta de la azotea.

Lo siguiente que pasó no sé cómo explicarlo bien, y también sé que no me creerás mucho, porque fueron muchas cosas que pasaron al mismo tiempo, porque apenas di un paso de donde estaba y empecé a escuchar un zumbido agudo muy fuerte en mis oídos, me llevé las manos a la cabeza porque era muy intenso el sonido, entonces giré mi cabeza hacia arriba y ahí estaban aquellas esferas de luz suspendidas en el cielo encima de mi casa, en ese momento sentí que todo mi cuerpo como que se me paralizaba, aquellas luces empezaron a descender lentamente, su tamaño fue aumentado y fueron cambiando de su color blanquecino a amarillo, resplandecían tanto que tuve que entrecerrar los ojos, estaba aterrado, quería salir corriendo de ahí, pero mi cuerpo no me respondía, ni siquiera podía bajar las manos de la cabeza, aquellas esferas siguieron descendiendo, sentí que me faltaba el aíre y empecé a desesperarme, fue cuando intenté gritarle a mi esposa, sentía que mi voz salía de mi boca pero no la escuchaba por más fuerte que gritara, fue como si estuviera sordo, no sé cuánto tiempo pasé pidiendo ayuda, la garganta ya me dolió de tanto esfuerzo, y sé que va a sonar tonto pero yo sentía que esas esferas de luz me veían y me escuchaban, el calor que irradiaban sobre mi rostro se empezó a volver insoportable, yo creo que fue en ese momento cuando empecé a perder el conocimiento, tenía la sensación de que estaba entre sueños, aquellas esferas cambiaron repentinamente a un color azul y en un parpadeo subieron hacia el cielo a una velocidad increíble.

En ese momento dejé de sentir la rigidez en mi cuerpo y me fui desvaneciendo lentamente hacia el suelo, abrí los ojos con mucho trabajo, me levanté como si me hubieran apaleado, el cielo seguía despejado y la noche parecía de lo más tranquila, entonces caminé hacia la puerta de la azotea, bajé con dificultad la escalera agarrándome del barandal hacia mi cuarto, ahí estaba mi esposa recostada en la cama mirando la televisión, cuando me miró me preguntó si me sentía mal, le dije que sí, que me quería dar gripa, y me recosté junto a ella, en ese momento miré el reloj en la pared, eran las doce y diez, me enderecé sobre la cama sorprendido, ella solo me miró extrañada, traté de disimular y le pregunté qué hora era, ella agarró el celular sobre el taburete y me dijo doce y diez, eso era imposible, yo tenía la sensación de que habían pasado varias horas arriba en la azotea, pero solo había pasado menos de diez minutos, ella notó mi confusión y se enderezó asustada, le volví a insistir que todo estaba bien y nos recostamos de nuevo, la verdad es que yo no pude dormir esa noche.

Al otro día me levanté temprano para irme a trabajar, ella todavía dormía, me fui al baño y entonces frente al espejo, mientras me afeitaba, noté mi cara estaba ligeramente enrojecida, como si me hubiera asoleado en la playa.

Autor: Luis Martínez Vázquez

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