La Revancha Historia De Terror 2024

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La Revancha Historia De Terror 2024

La Revancha Historia De Terror… Esto me pasó hace un par de años, iba a cumplir diecisiete, fue algo tan extraño y aterrador al mismo tiempo que aún no logro entenderlo del todo, hay una parte de mí que aún se niega aceptar que lo que viví fue real, pero ustedes juzguen.

Todo esto empezó cuando mis papás nos dijeron que visitaríamos a la tía Lupe y al tío Manuel, el hermano mayor de mi papá, el siguiente fin de semana, él vive en un rancho muy cerca de Xalapa, Veracruz, ni mi hermana ni yo no teníamos el gusto de conocerlos en persona, solamente los habíamos visto en las viejas fotografía que a veces nos enseñaba mi papá de su familia, a la que casi no frecuentábamos precisamente por estar muy retiradas, al principio no me agradó mucho la idea, tenía entrenamiento el sábado por la mañana y por la tarde vería a mi novio, pero sabía que mis papás tenían muchas ganas de ir, así que cancelé mis compromisos. Sin más llegó ese fin de semana, subimos las maletas al carro y nos fuimos a la casa de los tíos.

El rancho estaba sobre un cerro, para llegar todavía tuvimos que subir por un sendero angosto de tierra amarilla, cabía bien el carro, pero si estaba medio peligroso del lado de la barranca, que desembocaba a un río, aunque eso sí lo tenía que reconocer la vista desde ahí era espectacular.

Apenas nos estacionamos frente al rancho, salieron a recibirnos mis tíos, mi tía Lupe era bajita, tenía todo su cabello gris y sus facciones eran dulces, nos sonrió en cuanto nos vio y mis papás corrieron abrazarla, mi tío Manuel era un hombre alto y serio, no aparentaba los setenta años que tenía, se veía muy entero para su edad, nos dio un abrazo apresurado.

Esa tarde después de comer, se la pasaron platicando todavía un rato con mis papás y después salimos a recoger leña en los alrededores para hacer una fogata.

Apenas anocheció todos nos fuimos a sentar alrededor de la lumbre, mi tía Lupe había preparado champurrado y ahí andábamos todos con nuestros jarros sirviéndonos, la noche parecía muy tranquila, pero entonces se empezaron a escuchar aullidos a lo lejos, entre los cerros que rodeaban al rancho, en ese momento me di cuenta que mi tío se removió inquieto, los aullidos se siguieron escuchando por otros minutos y después se callaron, aun así mi tío Manuel se levantó de su silla, se metió apresurado a la casa y cuando regresó con nosotros traía un rifle en el hombro, al verlo mi papá le comentó que a lo mejor ya se había ido aquel animal porque ya no escuchaba, el tío le dijo que estaba seguro que ese animal vendría, pero que esta vez no lo agarraría desprevenido, sería su revancha, y se siguió de largo hacia los corrales, nosotros nos quedamos mirándonos sin entender a qué se refería con eso de la revancha, después de un rato lo vimos salir de ahí y encaminarse a los sembradíos que estaban en la parte de atrás de la casa, nosotros solo lo contemplábamos en silencio desde la fogata, fue entonces que la tía Lupe nos dijo que aquel aullido al parecer era de un nahual, y que el tío Manuel ya lo había enfrentado en otras ocasiones, pero que siempre se le escapaba con alguno de sus animales, y que ya lo había hecho personal, porque hace unas semanas aquel animal había intentado entrar a la casa cuando no estábamos, y que  al no poder se había robado un borrego y había destrozado parte del campo de maíz.

Mi hermana y yo nos quedamos mirándonos sorprendidas, mi papá y mi mamá le comentaron a la tía que todo eso de los nahuales eran solo leyendas para asustar a la gente, que lo que si podía ser es que hubiera un coyote o un lobo por ahí buscando que comer, en ese momento el tío regresó, parecía más serio de lo que ya nos tenía acostumbradas y nos dijo que lo mejor era que nos metiéramos a la casa, ni mis papás ni la abuela le pusieron peros, nos metimos tan rápido que ni siquiera apagamos la fogata, apenas entramos nos mandaron al cuarto que nos habían dado a dormir, pero más tardamos en acostarnos que en levantarnos asustadas, afuera se escuchaba mucho escándalo de lado de los corrales, al salir del cuarto todavía alcanzamos a oír como maldecía el tío Manuel su suerte y como se azotaba la puerta, al llegar a la sala solo estaba mi mamá y la tía Lupe, no supimos que hacer al momento, cuando de pronto escuchamos varios disparos, nos dio miedo, la abuela nos dijo que no nos espantáramos, que lo más seguro es que el tío había disparado al aire para asustar al nahual.

Al pasar los minutos el ambiente se hizo más tenso, de pronto se abrió la puerta de un golpe, era mi papá, venía arrastrado su pierna, corrimos ayudarlo, entre mi hermana  y yo lo sentamos en el sillón más grande de la sala, sangraba mucho, la tía Lupe agarró una de las botellas de mezcal que tenía en una estantería, la abrió y le vació parte del contenido en la herida, por más que quiso aguantarse mi papá dio un gritó impresionante y se desmayó, mi mamá toda angustiada le preguntó a la tía a dónde podíamos ir para que lo atendieran, la tía Lupe nos dijo que solo hasta el pueblo, que ahí podíamos encontrar un doctor, mi mamá despertó a mi papá con una palmaditas en la cara y entre mi hermana y yo le ayudamos a llegar al carro, pero apenas lo habíamos podido subir, cuando volvimos a escuchar disparos y un alarido espantoso, hasta ese momento nos volvimos a acordar del tío Manuel, le dije a mi mamá y a mi hermana que se llevaran a mi papá al doctor, que yo iría a buscar al tío Manuel, mi mamá arrancó el carro y se perdió en la vereda.

En ese momento vi salir a la tía Lupe con una escopeta entre las manos, iba dispuesta a buscar al tío, la detuve y casi le tuve que arrebatar el arma, y entonces corrí hacia los corrales, al entrar me llegó un olor insoportable que casi me hizo vomitar, como estaba muy oscuro pisé algo resbaloso en el piso y me caí de sentón, saqué mi teléfono y prendí la lámpara, no lo hubiera hecho, frente a mi había un animal destazado, y lo que había pisado era su sangre regada por todo el suelo, me levanté como pude horrorizada y al salir me tuve que detener porque empecé a vomitar, en ese momento escuché los gritos del tío Manuel otra vez, entonces corrí hacía los campos, me metí entre las milpas y empecé a gritarle al tío, pero nunca me respondió, entonces me quedé callada para ver si lograba escucharlo otra vez, fueron minutos muy angustiantes, yo sentía como mi corazón me retumbaba muy fuerte en el pecho, y en ese momento escuché unos gruñidos frente a mí, corrí con todas mis fuerzas hacía ese lugar, al quitar las ultimas milpas de mi cara me quedé congelada y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, frente a mí estaba un animal enorme encima de mi tío, parecía un perro o un lobo, tenía sobre su lomo peludo algo que parecían como cuernos, sus piernas traseras se veían muy delgadas, se parecían más las patas de una cabra, tenía una de sus garras enterradas en el hombro de mi tío, y la otra garra la tenía encima de su cabeza como si fuera a darle un golpe, en ese momento levantó su horrible cara hacía mí, parecía casi humana, pero en lugar de boca parecía tener un hocico, entreabierto y lleno de colmillos amarillentos, me miró por un instante con esos ojos rojos endemoniados, fue hasta ese momento que me di cuenta que nunca en mi vida había tocado una arma, me aterré, no sabía ni cómo sujetarla, y aquel animal pareció comprenderlo, por un momento sentí que se burló de mí, y regresó su atención hacía mi tío, yo estaba tan desesperada que no sé cómo pasó todo, solo recuerdo que agarré muy fuerte la escopeta por el cañón con las dos manos y que la levanté por encima de mi lo más alto que pude, entonces golpeé con todas mis fuerzas la cabeza de aquel animal, solo escuché como un crujido.

La Revancha Historia De Terror

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Aquella bestia se enderezó en sus patas traseras lentamente, era enorme, mi cabeza apenas y llegaba a su pecho, me miró con esos ojos rojos encendidos, y en ese momento vi como empezó a escurrirle mucha sangre sobre la cara, resopló muy fuerte un par de veces, se dio media vuelta y se metió entre las milpas, en ese momento escuché un quejido, era mi tío, me arrodillé para ayudarlo a levantarse, y nos fuimos muy lentamente hacía la casa, a lo lejos vimos a mi tía Lupe que estaba en la puerta con un machete en la mano, al vernos corrió ayudarme, entre las dos lo llevamos a la sala y lo sentamos en el sillón, no me había dado cuenta pero toda mi ropa estaba manchada de sangre, me empecé a revisar para ver si no tenía alguna herida, mi tía Lupe le quitó la chamarra y la camisa al tío Manuel y le aplicó la misma del mezcal, el tío solo apretó los dientes pero no gritó, eran gente muy ruda mis tíos, después le limpió y revisó las heridas, le puso un pedazo de sábila envuelta en otra hierba que no conocía y lo dejó reposar un momento antes de empezar a suturarle, en ese momento mi tío me pidió que me sentara junto a él y con la mano que le quedaba libre me empezó a explicar como quitarle el seguro a la escopeta, y después me enseñó por donde tenía que mirar para disparar y por donde debía cargarla de nuevo, entonces se me quedó mirando y me sonrió, me dio las gracias por haberle salvado la vida y me prometió que me enseñaría a disparar.

Al poco rato escuchamos el carro, corrí para ver como estaba mi papá, traía parte de la pierna y el muslo vendada, también le tuvieron que dar varias puntadas, pero sus heridas no eran de peligro, entre mi hermana y yo lo ayudamos a entrar a la casa, al ver a mi tío le preguntó si estaba bien, el tío le dijo que sí, después hizo una pausa y le dijo que lo sentía mucho por haber puesto nuestras vidas en peligro. Esa misma tarde regresamos a casa, para que mi papá tuviera los cuidados necesarios. Al año siguiente regresamos y mi tío Manuel cumplió su promesa de enseñarme a disparar.

Autor: Luis Martínez Vázquez

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