Las Cloacas-Historia De Terror 2022

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Las Cloacas-Historia De Terror 2022


las cloacas, historia de terror… Hoy quiero compartirles una historia, que no me he atrevido a contar antes, pues la mayoría de mis amigos suelen ser muy burlescos e incrédulos.

Por eso elijo contarla por este medio, pues se que a mas de alguna persona que me esté escuchando, habrá pasado por algo parecido, y sabrán que este tipo de historias pasan, pero no todos pueden contarlas, pues no todos salen a salvo.

Quien sabe que ocurrirá con aquellos que son atrapados por seres de oscuridad.

Todo comenzó cuando yo tenia entre diez y doce años. Nos acabábamos de mudar a una casa que mi padre construyo. Era una casita muy humilde, en un terreno bastante amplio.

Esta casa se ubicaba en Arenales Tapatíos, no recuerdo los nombres de las calles, actualmente mis padres ya no viven allí, pero recuerdo que a espaldas de la casa, corría un arroyo y las calles no estaban pavimentadas, todos los caminos eran de tierra.

Las cañerías de la casa, estaban conectadas al arroyo. El rápido crecimiento en la población, unido a un fuerte temporal de lluvia, causó inundaciones en mi casa y la de la mayoría de los vecinos.

Me acuerdo perfectamente, que me encontraba jugando en la sala. La lluvia caía fuertemente, parecía que el cielo se iba a caer, Uno de los baños se encontraba debajo de la escalera, dentro comencé a escuchar un ruido muy fuerte, en eso, el agua comenzó a salirse de las cañerías. Me subí a uno de los sillones, pues de la puerta del baño salía agua con un asqueroso olor.

En eso entró mi madre que cargándome en brazos me dejó en las escaleras que daban a la segunda planta, detrás de ella venia mi padre, que con mucha energía, intentaba sacar el agua de la casa.

Me dijeron que me subiera al cuarto que compartía con mis padres, pero en lugar de hacerles caso, me quede allí mirando como intentaban sacar el agua de la casa. Tenia miedo, pensaba que la casa se inundaría toda y nos ahogaríamos dentro de ella.

La tormenta pasó y vino la calma. Mis padres por fin lograron drenar toda el agua de la sala hacia la calle, pero tardaron un rato mas en poder limpiar los muebles, el mal olor duró varios días mas.

A partir de esa tormenta, las cosas cambiaron en la casa.
Cuando uno es niño, es mas inocente y no comprende ciertas cosas. Creo que esto es lo que nos hace presas fáciles para los seres de oscuridad.

Mi lugar favorito de juegos era la sala, pues aunque no teníamos muchos muebles, con los sillones y la mesita de te, improvisa una pista para mis autos de juguete. Un día, me senté a media sala y ordené los autos que tenia en fila de a cinco autos.

Me fui al baño y cuando regrese mis autos formaban un circulo. Me quede extrañado, yo no los deje así. Pensé en que quizás los juguetes eran mágicos y a veces podían moverse solos.

No sentí miedo y seguí jugando.
Otro día, cuando volví de la escuela, al cruzar hacia la cocina, sentí que algo corrió por mi lado, incluso escuché sus pisadas, rápido me puse a ver hacia al piso para ver que era lo que acababa de rozar mi pierna, pero no vi nada, solo seguí escuchando los pasos hasta que salieron en dirección al patio.

Esto ocurrió seguido, durante varias semanas. Yo no le contaba nada a mi mamá, pues pensaba que no me creería.

También cuando jugaba, sentía que alguien me miraba a un lado del sillón.

Con el tiempo, comencé a escuchar una vocecita que me decía: ¿Irving, quieres jugar? El tono de la voz era parecido al de un niño.

Siempre veía hacia todos lados, pero no lograba ver de donde provenía aquella voz.
Otra cosa que ocurrió, fue que algunos de mis juguetes desaparecían y reaparecían dentro del escusado. Mi madre era quien los encontraba y me regañaba constantemente. Yo siempre trataba de explicarle que yo no era quien los arrojaba allí, pero no me creía.

No fue hasta un día que estaba jugando con unos soldados de plástico, que logré ver quien era aquel que me invitaba constantemente a jugar.

Sentado a mi lado, vi un pequeño hombrecito vestido bastante extraño, llevaba un sombrerito de color rojo, su cabello era color naranja y su piel era verde pálida. No se porque, pero no sentí miedo de el, al contrario, quería jugar.

Movió algunos de mis soldados hasta formar un circulo, luego se sentó a un lado de mi y me dijo que jugáramos mejor a las escondidas, que me mostraría su escondite favorito.

Yo le dije que no quería jugar a eso, después me giré a mirarlo, pero tal como apareció, desapareció, no obstante seguí escuchando su voz justo detrás de mi, esto si logró asustarme y corrí a buscar a mi mamá.

Le conté lo que me acababa de ocurrir, en esta ocasión mi madre si me creyó, ella me dijo que era posible que aquello que vi fuera un duende.

Sacó agua bendita y la arrojó por toda la casa mientras rezaba. Luego me pidió que no me acercara al arroyo, pues según ella, esos seres vivían siempre cerca de donde había cuerpos de agua.

Esto no me preocupaba, pues no acostumbraba salir de la casa a jugar, no tenia muchos amigos, salvo los pocos niños que asistían conmigo a la escuela y no eramos tan unidos como para salir a jugar después de clases, quizás esa era una de las razones sobre el porque una propuesta de juegos de parte de ese ser, en lugar de resultarme aterradora, me parecía atractiva.

Pase un par de días sin escuchar ni ver a esa criatura, tal vez mi madre lo asustó con sus oraciones y el agua bendita.

No se cuanto tiempo habrá pasado, cuando eres niño la noción del tiempo es distinta, yo sentí que pasaron meses, pero quien sabe si solo pasaron algunas semanas o días para que volviera a escuchar ese ser. De nuevo comenzó a hacerse presente de manera invisible, podía sentirlo correr a mi lado, aparte, cuando esto ocurría la casa apestaba a desagüe.

Una tarde mientras veía las caricaturas después de la escuela, mi madre salió a la tienda, la cual se encontraba a varias cuadras de distancia.

Siempre que iba a la tienda me decía lo mismo, que no fuera a abrirle la puerta a nadie que no fuera ella y que no me acercara al arroyo.

Mis padres le tenían mucho miedo a ese arroyo, años mas tarde me vine a enterar porque; Resulta que mientras vivimos allí, varios niños se desaparecieron, a uno de ellos lo encontraron ahogado en el arroyo, en el lugar donde estaba mas crecido.

Hoy en día pienso que aquellos niños fueron atraídos por algo y su deceso fue algo mas que un simple accidente.

Mi madre se tardó mucho esa tarde, no recuerdo que caricatura veía exactamente, creo que era una serie donde contaban historias de terror para niños.

Me tiré en el sillón y de pronto, dentro del baño, el inodoro volvió a sonar como aquel día en que se inundo toda la casa.

Sentí miedo de ahogarme dentro de la casa, por lo que de un salto bajé del sillón y después me dirigí a las escaleras, en eso escucho que se abre la puerta del baño, que al ser de lamina de metal, producía un chillido cada vez que se abría.

Enseguida comencé a escuchar una música parecida a la que sonaba en la cajita donde mi madre guardaba sus joyas.

Las Cloacas-Historia De terror

Entonces lo volví a ver, era el mismo hombrecito, llevaba unas botas con cascabeles. Realizando una especie de baile, se acercó a mi, yo me subí un par de escalones sin apartar la vista hacia el.

Esta vez si sentía mucho miedo, esos movimientos que realizó no eran naturales, eran algo diabólico.
El hombrecito sin darme la cara, me pidió que lo siguiera a su escondite, pues allí había mas niños que querían jugar conmigo.

Me quedé mudo unos segundos y el ser me volvió a insistir que lo siguiera, al fin pude hablar, le dije que no tartamudeando.

El duende dio una pirueta en el aire y subió un escalón. Yo estaba temblando de miedo y lo único que pude hacer, fue gritarle que se fuera.

En eso sonaron las llaves en la puerta de la entrada, el ser desapareció y yo corrí hacia la puerta a abrazar a mi madre. Ella me preguntaba sobre lo que me acababa de ocurrir.

Yo no podía dejar de llorar, mucho menos hablar, así que me dejó en el sillón y después me hizo un té para que me tranquilizara.

Le conté a mi madre que vi salir al duende del inodoro. Volvió a rociar agua bendita por toda la casa, pero en esta ocasión no sirvió de nada, pues las apariciones continuaron.

Comencé a escuchar su voz mas seguido, me hablaba desde la ventana y sobre todo desde las trampillas del registro, bajo la regadera. Esto me produjo una fobia al baño. Evitaba entrar al baño a toda costa, me daba muchísimo miedo, termine por enfermar del estomago.

No soportaba quedarme solo en casa, siempre estaba con mis padres, me sentía afortunado de dormir en la misma habitación que ellos, pues, no se porque, pero ese ser no se aparecía si estaban ellos presentes, aunque ellos si podían ver las travesuras que realizaba, como cuando mis carritos se movían solos, o cuando las puertas se abrían solas.

Mi madre me llevó con un sacerdote a ver si me podía ayudar. El me regaló un escapulario y un frasco de agua bendita, decía que esa agua fue traída directamente del Vaticano.

A partir de entonces, siempre llevaba el escapulario conmigo, esto me hacia sentir seguro.
El ser se me apareció un par de veces mas, una vez afuera de la ventana de la cocina.

Mi madre se encontraba bañándose, mi padre aun no regresaba del trabajo, lo que me dejó una vía libre para robar galletas de la alacena, me tuve que subir a una silla para alcanzarlas

. Cuando alcancé la caja de galletas, escuché como tocaban la ventana.

Era el maldito hombrecillo. De nuevo me invitaba a jugar con el, me decía que los niños estaban afuera y querían conocerme. En ese momento escuché las voces de varios niños gritando, no eran gritos de diversión, sino de dolor.

Rapidamente tomé mi escapulario entre los dedos y lo levante en dirección a la ventana, donde se encontraba el hombrecito. El ser desapareció, pero las voces de los niños seguían escuchándose afuera, jugando cerca del arroyo.

Lo volví a ver en distintos lugares de la casa, pero no volví a tener un enfrentamiento directo.
Con el pasar del tiempo lo dejé de ver.
Mis padres dicen que es porque crecí y ese ser perdió el interés en mi.

Yo no puedo asegurar que ese ser fuera un duende, era demasiado extraño, creo que los seres de oscuridad toman formas para que los sigamos.

No me imagino que me habría pasado si lo hubiera seguido, probablemente hubiera terminado como esos niños que no tuvieron suerte.

En la actualidad no vivo con mis padres y ellos ya no viven en esa casa, se mudaron a una zona mejor.

Autor: Mauricio Farfan

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