La Feria Abandonada Historia De Terror 2024

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La Feria Abandonada Historia De Terror 2024

La Feria Abandonada Historia De Terror… Esto me pasó hace poco, quizá un año y medio o menos, en aquel entonces estaba por terminar mi último año de secundaria.

Ese día no tuvimos la última clase por lo que no la pasamos viendo puros videos en el celular, nos gustaban mucho los de urbex, pero de los que buscan actividad paranormal en lugares abandonados y esas cosas, uno de los que más nos gustaba era el de un chico que entró a una hacienda en San Luis Potosí y donde supuestamente encontró a una bruja haciendo rituales de magia negra, nos parecía una historia muy emocionante.

Fue entonces que José nos dijo que estaría chido que hiciéramos lo mismo, entrar a grabar a lugares abandonados y hacer nuestro propio canal de videos, a David y a mí nos pareció una buena idea, por estos rumbos había muchas de esas construcciones olvidadas.

Estaba la fábrica de ropa, la hacienda el Capulín o la vieja Estación de servicio, había de donde escoger, pero creo que ya era algo así como destinado a lo que nos iba a pasar o no sé cómo explicarlo, pero los tres coincidimos en que nuestro primer urbex para nuestro canal de videos sería la vieja feria abandonada al otro lado del pueblo.

Por muchos años había sido la única Estatal de la región, por lo que siempre había tenido los mejores juegos mecánicos, yo todavía me acordaba de cuando mis papás me llevaban de niño ahí y la pasaba genial, pero entonces empezó a tener varios accidentes, aparentemente inexplicables, una vez se descarriló el Gusanito de su riel y varios niños salieron lastimados, en otra ocasión a una Silla Voladora se le rompió una de sus cadenas y la chica que iba ahí casi se mata, y así varios casos, pero que hasta ese momento, afortunadamente nadie había fallecido, por lo que la feria siguió trabajando sin mayores problemas.

Aunque ya desde ese entonces se empezaba a rumorear que todos esos accidentes habían sido provocados por almas en pena que no querían el parque de diversiones ahí, ya que se encontraba a un costado del viejo camposanto municipal, que unos meses antes de la inauguración de la feria había sido cerrado por las autoridades y que, aunque la mayoría de los sepulcros habían sido llevados al nuevo panteón municipal a la entrada del pueblo, aún faltaban muchos por pasar. Pero como te decía, eran puros cuentos, cosas que contaba la gente del pueblo, la mayoría no les hacía mucho caso, hasta que un día un carrito de la Montaña Rusa se desenganchó y salió disparado en una curva, para caer unos metros más adelante sobre otros juegos, aquella ocasión sí estuvo muy fea la cosa, los cinco chavos que iban en el carrito murieron, y a las siguientes semanas de la tragedia llegaron las autoridades y la clausuraron. Y así había estado por casi diez años, totalmente abandonada.

La verdad si se nos hizo emocionante saber que podíamos entrar a la vieja feria para ver si había fantasmas y esas cosas, hasta ese día nadie lo había hecho, seríamos los primeros exploradores, así que antes de salir de la escuela nos pusimos de acuerdo, nos veríamos a las cinco en el parque junto al mercado y de ahí atravesaríamos el viejo panteón para llegar por la parte de atrás de la feria, decidimos irnos por ese camino porque algunos de nuestros amigos nos dijeron que por ahí había un boquete en la alambrada, lo suficientemente grande como para que cupiéramos y así no tendríamos que saltarnos la cerca.

Nos fuimos a casa, llegando a mi cuarto alisté una pequeña mochila con una lámpara, unos guantes, una navaja y otras cosas, además de una pequeña cámara de video que ya estaba medio vieja pero que todavía jalaba, y puse a cargar mi celular, no quería perderme ningún detalle de lo que pudiéramos encontrar, quería grabarlo todo.

Después de comer me senté un rato a ver la tele, y ya como al cuarto para las cinco recogí la mochila y el teléfono, recuerdo que le inventé a mi mamá que estaría jugando futbol por la casa de David. Cuando llegué al parque ya estaba José esperándome sentando en la fuente, traía también su mochila de explorador, y a los pocos minutos llegó David, de ahí nos fuimos por la calle que baja hacia al viejo panteón.

No nos costó mucho saltarnos, era una barda pequeña, pero cuando ya estábamos adentro la verdad si nos dio algo de miedo porque aunque era temprano, las tumbas abiertas por todos lados y la vegetación muy crecida si le daba un aspecto muy macabro al camposanto, pero tratamos de relajarnos así que empezamos a caminar entre los sepulcros abiertos, el camino estaba muy feo, nos estábamos resbalando mucho, había estado lloviendo muy fuerte los últimos días y aquello era un lodazal, David fue el que estuvo a punto de caerse en una de esas fosas abierta, pero se alcanzó a agarrar de José y de mí.

Ya íbamos como a la mitad del panteón cuando el sendero se empezó hacer muy angosto, por lo que hicimos una sola fila, yo iba hasta el final, David en medio y José al frente. Yo creo que desde ahí se empezó a poner fea la cosa, porque mientras íbamos caminando hubo momentos en que se escuchaban muchas voces detrás de nosotros, hasta pensamos que alguien venía siguiéndonos, pero apenas volteábamos todo volvía a quedar en silencio, David dijo que tal vez era el viento quien traía aquellos murmullos de otro lado, a todos nos pareció razonable su explicación, así que tratamos de ya no darle más importancia, pero la verdad, yo no podía dejar de estar volteando, sentía que alguien nos estaba siguiendo desde que entramos al panteón, hasta que en una de esas que volteé me pareció ver a una anciana con un vestido blanco entre las tumbas, al momento me saqué de onda, pero al voltear otra vez ya no la volví a ver, por eso no les dije nada a David ni a José, pero justo en ese momento empezamos a escuchar un lamento, primero quedito pero después se empezó a escuchar bien fuerte como si estuviera a nuestro lado, no tuvimos que decir nada, nos echamos a correr como locos, yo lo sentía encima de nosotros, pero la verdad ya no quise voltear, apenas vimos la barda final del panteón nos la saltamos de un solo brinco, y nos seguimos corriendo hasta llegar a la alambrada de la feria, el boquete era más pequeño de lo que nos dijeron, apenas y cupimos con mucho trabajo en él, yo fui el último en pasar, David y José ni me esperaron se echaron a correr hacía los juegos mecánicos, apenas entré me levanté y corrí hacia el Carrusel, ahí estaban los dos tumbamos panza arriba tratando de recuperar el aliento.

La Feria Abandonada Historia De Terror

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Cuando por fin nos tranquilizamos les traté de contar de aquella anciana vestida de blanco que había visto en el panteón cuando veníamos, pero ni me creyeron, pensaron que lo estaba inventado para asustarlos más. Yo estaba seguro que sí la había visto, pero ya no quise seguir insistiendo, lo importante es que ya estábamos adentro de la feria para empezar a grabar nuestro primer urbex, en ese momento las nubes empezaron a tronar, los tres miramos hacia al cielo, pensamos que llovería y decidimos esperamos un momento, pero no cayó una sola gota.

Si de por si la feria tenía un aspecto muy tétrico, con los relámpagos se veía peor como sacada de una película de terror, esto ya me estaba dando miedo, entonces José nos dijo que empezáramos a grabar desde ahí y que después nos fuéramos hacía donde estaba la Casa Embrujada y la Montaña Rusa, sacamos nuestros teléfonos y empezamos a caminar entre los juegos mecánicos de los niños, José era el más emocionado, de pronto se metía en todos los rincones que podía y en ocasiones lo perdíamos de vista, así seguimos por un rato, hasta que llegamos a la puerta de vidrio del local de videojuegos.

No tuvimos que forzar mucho el candado ni la cadena de la puerta, estaban muy oxidados, apenas entramos empezamos a sentir mucho frío como si nos hubiéramos metido a un refrigerador, y nos llegó un olor muy feo como a carne podrida, como estaba medio oscuro sacamos las lámparas y empezamos a caminar entre las máquinas de lanzar pelotas de básquet y de futbol americano, había muchas telarañas y polvo por todos lados, pasamos junto a la piscina de pelotas y de varias máquinas de video juegos, fue entonces cuando escuchamos ruidos de pisadas que venían de afuera, nos asustamos, apagamos las lámparas y los celulares y nos escondimos detrás de una de las vitrinas, los pasos se fueron acercando poco a poco, nosotros aguantamos la respiración hasta que finalmente aquellos pasos se detuvieron del otro lado del mostrador de donde estábamos, por la parte de abajo pude verle los pies aquella persona, no traía zapatos, sus pies descalzos estaban llenos de lodo y sus uñas crecidas parecía como pequeñas garras, David estuvo a punto de gritar, pero se tapó la boca con ambas manos, en todo el local solo se escuchaba la respiración agitada de aquella persona, y tras unos momentos aquellos pies se empezaron alejar del mostrador, no escuchamos que se abriera la puerta así que me asomé por una rendija de la vitrina, ya no había nadie, en ese momento respiramos aliviados y nos levantamos muy asustados, entonces David dijo que mejor nos fuéramos de ahí, que no le siguiéramos jugando al vivo, yo pensaba lo mismo, y aunque a José se le veía una cara de espanto que no podía con ella, nos dijo que la persona que vimos solo era un indigente y nos insistió en que siguiéramos un rato más, David dudó y se quedó en silencio y yo no quise decir nada, pero la verdad si quería irme de ahí, nos insistió que solo un rato más, asentimos de mala gana. Salimos del local de video juegos y nos dirigimos a la Casa Embrujada.

Seguimos grabando parte del camino, algunos de los juegos mecánicos ya se veían bastante descuidados y algo oxidados, el cielo seguía relampagueando, y seguimos caminando hasta que finalmente apareció frente a nosotros la Casa Embrujada, los tres nos quedamos embobados contemplándola sin muchas ganas de querer entrar, hasta que José prendió su lámpara y empujó la puerta por donde entraban los carritos, yo lo seguí y al último entró David, adentro estaba muy oscuro, mucho más que en el local de videojuegos, pasamos la zona de los zombis y después la de monstros clásicos, de cerca los monigotes no se veían tan aterradores aunque si daban algo de miedo, seguimos grabándolo todo, pero justo al pasar junto a una vitrina llena de muñecas antiguas, de la nada los vidrios se rompieron como si les hubieran arrojado algo o les hubieran dado un golpe, yo sentí que se me salía el corazón del pecho, tratamos de alumbrar hacia esa parte, al lado de aquella vitrina vimos aquella anciana descalza de vestido blanco y al mismo tiempo empezamos a escuchar otra vez aquellos alaridos espantosos.

Los tres corrimos hacía donde pudimos, yo iba detrás de David, no me le despegué ni un momento, hasta que pudimos salir de ahí, yo corría con todas mis fuerzas, pasamos el local de videojuegos y la zona de juegos mecánicos para los niños, pasamos el carrusel y vimos por fin la alambrada, David se tiró al piso para pasar, en ese momento yo me quité la mochila para meterme por el hueco y fue entonces cuando me di cuenta que José no venía con nosotros, David del otro lado de la alambrada me gritaba desesperado que me apurara, en ese momento me di cuenta que en la barda del panteón estaba otra vez aquella anciana de blanco, agarré mi mochila y que me regreso hacia la feria, la verdad si les soy sincero en ese momento ya no vi que hizo David, yo solo quería salir corriendo de ahí, pasé otra vez por los juegos mecánicos de los niños, el local de videojuegos y la casa embrujada, y me seguí hasta la Montaña Rusa, yo medio recordaba, de cuando me traían de niño mis papás, que por allá estaba la entrada principal, por ahí podría salir y pedir ayuda, pero ya no aguanté, las piernas se me doblaban, entonces que veo el cuarto de control de la Montaña Rusa y que me meto ahí, me tumbé en el piso para esconderme, estaban empapado en sudor y me quería dar un calambre en la pierna, traté de relajar el musculo, saqué mi teléfono y le mandé mensaje a David y a José, pero al parecer no salían.

Ya más tranquilo me asomé por la ventanilla de aquel cuarto y entonces vi que José pasó corriendo a todo lo que daba hacia los carritos de la montaña, le grité lo más fuerte que pude, pero ni me escuchó, estaba a punto de echarme a correr detrás de él, pero entonces pensé que quizá algo lo estaba persiguiendo, en eso me llegó un mensaje de David, me decía que ya estaba por el mercado pidiendo ayuda, que le enviara mi ubicación, cuando le intenté responder otra vez se quedó pasmado mi teléfono, en ese momento se me erizó la piel, escuché los gritos de terror de José y me eché a correr hacía allá, lo vi sobre los rieles del primer nivel de la Montaña Rusa, no entendía cómo se había subido hasta allá, le volví a gritar y al parecer ésta vez si me escuchó porque volteó, lo que pasó enseguida no sé cómo decírtelo sin que parezca un invento mío, pero te podría jurar que vi como apareció aquella anciana de blanco detrás de él, lo agarró por la cabeza y lo levantó, José pataleó por un momento, la verdad yo no supe que hacer y entonces vi como lo dejaba caer al vacío, yo cerré los ojos y solo escuché su grito y después el golpazo, cuando abrí los ojos, ahí estaba José en el piso a unos pasos de mí en medio de un charco de sangre, me acerqué un poco pero al verlo así la verdad ya no pude con esto y me puse a llorar, ahí me quedé, así me encontraron los policías y David, uno se me acercó y me preguntó qué si estaba bien, mientras el otro se acercó a José, se arrodilló junto él y empezó a pedir una ambulancia por su radio.

Todo el mundo nos regañó, los policías, mis papás, mis maestros. José sufrió lesiones en la columna que casi lo dejaron paralítico, estuvo casi un año en rehabilitación. Por supuesto nadie nos creyó cuando les dijimos que nos había perseguido el fantasma de esa anciana vestida de blanco, y cuando quisimos mostrarles los videos a nuestros amigos, nos dimos cuenta que ninguno de nuestros celulares había grabado algo.

Autor: Luis Martínez Vásquez

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