Los Vecinos Historia De Terror 2024

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Los Vecinos Historia De Terror 2024

Los Vecinos Historia De Terror… No sé si contártelo porque no sé si me vayas a creer o vayas a pensar que lo estoy inventando, pero todo lo que te diré me pasó y fue real, al grado que tuve que cambiarme de casa otra vez, pero bueno, ahí te lo dejo a tu criterio.

Fíjate que mi esposo y yo pasamos mucho tiempo rentando, hasta que finalmente de parte de su trabajo le dieron su crédito para vivienda, estábamos que saltábamos de gusto, así que empezamos a buscar varias casas y departamentos cerca de donde estábamos trabajando en aquel entonces, estábamos por calzada de la Virgen y Eje Tres, te estoy hablando que esto fue hace unos doce años.

Se nos ocurrió visitar las unidades habitacionales que había cerca y encontramos varias casas solas que nos gustaron, pero hubo una que nos encantó desde que la vimos, estaba en una cerrada en donde solo había cuatro viviendas y eran en pares, solo tenías un vecino pegado junto a ti, eran dúplex con su estacionamiento, jardín y con un patio trasero, la recorrimos de arriba abajo y ya no le quisimos dar más vueltas al asunto, cuando le preguntamos a la persona que nos atendía el costo por la vivienda nos quedamos boquiabiertos, al momento no creímos lo que estaban pidiendo, se nos hizo muy barato el precio, lamentablemente ya después entenderíamos el porqué, pero en ese momento ni lo dudamos y empezamos con el proceso de compra sin imaginarnos siquiera el horror que viviríamos en las siguientes semanas.

Después de varios días de seguir con el asunto de la compra, por fin nos entregaron las llaves. Fue un jueves, dedicamos todo el viernes para preparar la mudanza y el mismo sábado a medio día ya estábamos ocupando nuestra nueva casa.

Estuvimos acomodando muebles y moviendo cajas de allá para acá, hasta que nos agarró la noche, Joel ya me había instalado la estufa por lo que empecé a preparar la cena mientras platicábamos, cuando en eso escuchamos que abrían la puerta de la casa de al lado y entraban azotando la puerta, a los pocos minutos escuchamos varios golpes fuertes contra la pared, si nos extrañó, pero no le dimos mucha importancia, sabíamos que en este tipo de viviendas uno acaba escuchando la vida del de al lado.

Terminamos de cenar y ya no quisimos seguir acomodando nuestra cosas para no molestar al vecino, así que nos acostamos, estábamos tan cansados que caímos rendidos, la noche parecía tranquila, pero como a eso de las doce o la una, no recuerdo bien, fue cuando empezamos a escuchar otra vez los golpes en la pared, pero esta vez más fuertes, y así estuvo durante varios minutos hasta que se detuvo de repente, pero en su lugar se empezó a escuchar como si aventaran los trastes contra la pared, Joel y yo nos miramos entre sorprendidos y asustados, parecía que se estaban peleando los vecinos, después de un rato todo quedó en silencio otra vez, abracé a Joel y le dije que mañana que era domingo podíamos buscar la oportunidad de presentarnos con los nuevos vecinos y comentarles un poco sobre esto, nos acostamos otra vez.

Al otro día nos levantamos tarde, preparé unos hotcakes para desayunar y aparte hice unos cuantos más para llevárselos a nuestros vecinos, cerca de las once de la mañana tocamos a su puerta y nada, estuvimos insistiendo por varios minutos, no habíamos escuchado que hubieran salido, pero al no tener alguna respuesta nos dimos por vencidos y nos metimos a la casa a seguir acomodando nuestras cosas.

Y todo ese domingo transcurrió tranquilo, hasta que llegó la noche otra vez. Ya estábamos acostados, platicando, cuando escuchamos de nuevo como alguien entraba a la casa de al lado y azotaba la puerta al cerrar, y en cuestión de unos minutos los mismos golpes y después los trastes estrellándose contra la pared.

Joel se levantó de la cama, tenía todas las intenciones de irles a reclamar, pero le dije que se relajara, teníamos que irnos a trabajar mañana temprano, así que mejor buscáramos la oportunidad de hablar con ellos llegando del trabajo, lo pensó por un momento y se volvió a acostar, apagamos la luces y tratamos de dormir, pero al poco rato empezamos a escuchar que alguien lloraba, primero muy bajito y después de un rato se escuchaban unos lamentos desgarradores que hasta se me erizaba la piel.

En ese momento ya no lo pensé mucho, agarré mi teléfono para marcarle a la policía, pensé que tal vez el marido había golpeado a la esposa, pero esta vez fue Joel quien me detuvo, me dijo que tal vez podríamos meternos en problemas y me hizo dudar, tenía razón, no sabíamos nada de nuestros vecinos, así que me contuve, nos abrazamos y tratamos de dormir un poco, pero aquellos lamentos continuaron hasta casi las cuatro de la madrugada.

Esta situación se empezó a volver insoportable, toda la semana fue escuchar la misma rutina de la puerta, los golpes, los trastes en la pared y los lamentos, hasta que finalmente nos llenaron el buche de piedritas y una noche nos paramos muy molestos y salimos a reclamarles, estuvimos más de una hora tocando para que nos abrieran, incluso los amenacé con hablarle a la patrulla si no le paraban a su relajito, pero nunca nos abrieron, ni siquiera se asomaron y aquella casa permaneció en completo silencio.

Al otro día les empezamos a dejar notas de reclamo bajo su puerta, mismas que después encontrábamos echas bola en nuestro jardín, la situación se empezó a salir de control.

Una noche mientras estábamos a su puerta, nos pareció ver que se movieron las cortinas, Joel empezó a tocar más fuerte y a gritarles que si no salían los reportaríamos a la policía, yo intenté ver a través de una orilla de la cortina, de pronto me pareció distinguir a una mujer entre la oscuridad, lo único que pensé en ese momento es que había alguien a quien reclamarle, pero al acercarme más al vidrio de la ventana me di cuenta que aquella mujer no parecía normal, estaba demasiado delgada y pálida, y aunque no podía verle bien el rostro parecía tener la mirada perdida y no traía puesto más que un camisón blanco, igual pensé que podían tenerla contra su voluntad o ser víctima de abuso.

Pero entonces, en un instante, aquella mujer que estaba hasta el fondo de la casa apareció frente a mí al otro lado del vidrio, asustada me hice hacia atrás tan rápido que me fui de espaldas y me caí de sentón, Joel corrió ayudarme y mientras me levantaba me preguntó qué había visto, yo traté de acomodar mis ideas y le dije que me había resbalado, no quería preocuparlo, nos metimos a la casa.

Los siguientes días no pude quitarme la imagen de aquella mujer de la cabeza, incluso cuando escuchábamos los lamentos por la madrugada, no podía dejar de pensar que era ella.

Los Vecinos Historia De Terror

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Ya habían pasado quince días y nosotros seguíamos con esta situación y no habíamos tenido la oportunidad de platicar con los otros vecinos de la cerrada o del rumbo, de haberlo hecho no hubiéramos padecido tanto. La persona que nos vendió la casa nos dijo que cada mes se llevaba a cabo una junta de vecinos por manzana y esa fecha se cumpliría el siguiente fin de semana, entonces Joel me dijo que sería nuestra oportunidad para pedir ayuda a la junta y meter nuestro reclamo, yo le dije que sí sin pensarlo mucho, esto ya era insoportable, pero unas noches antes de ese fin de semana que esperábamos, después de aquellos ruidos y golpes que ya se nos estaban haciendo costumbres, no se escucharon los lamentos, hubo un silencio muy largo.

Los dos nos miramos extrañados y entonces empezaron a golpear muy fuerte nuestra puerta, como si la estuvieran pateando, nos paramos los dos asustados y nos fuimos a la sala, y cuando Joel gritó que le hablaría a la policía, los vidrios de todas las ventanas de nuestra casa empezaron a vibrar muy fuerte, ya pensé que se iban a romper, entonces se empezó a escuchar como si rasparan algo de metal sobre el vidrio de la ventana de la sala, era un sonido horrible y la puerta se empezó a azotar con más fuerza, Joel se recargó con todo su peso sobre ella, yo no sabía qué hacer, entonces me acerqué hacia la ventana y abrí un poco la cortina para tratar de ver qué era lo que estaba golpeando, entonces de la nada apareció por un instante el rostro deformado de aquella mujer que había visto en la casa de al lado, ya no aguanté más y me desmayé.

Desperté en el sillón de la sala, Joel me reanimaba con un pedazo de algodón empapado en alcohol, nos abrazamos y nos quedamos ahí hasta que amaneció. Al otro día mientras desayunábamos sonó su teléfono, era la persona que nos había vendido la casa, le comentó que enviaría a una persona para que le firmara el último documento para cerrar el trato de compra y venta de la casa.

Al cabo de un rato llegó un joven trajeado, Joel lo invitó a pasar y mientras charlaban sobre el contrato le preguntó si sabía algo de los vecinos de al lado, el joven lo miró sorprendido y le comentó que esa casa llevaba desocupada ya algunos años, que incluso ellos la habían intentado vender, pero al parecer nadie la quería ni regalada, Joel le preguntó si conocía los motivos, el joven hizo un gesto de no saber mucho y mencionó que al parecer alguien había muerto ahí, pero que no sabía bien, Joel y yo nos miramos, y entonces le dijo al joven trajeado que después hablaría con su jefe, que primero necesitaba saber algo para cerrar el trató, despidió amablemente al chico y nos salimos a buscar algún vecino de la cerrada. Estuvimos tocando en las casas de enfrente y nadie nos abrió, al intentar mirar entre las cortinas, nos dimos cuenta que ambas estaban desocupadas, entonces caminamos fuera de ahí, la mayoría de las casas alrededor de la cerrada se rentaban o se vendían, caminamos todavía media cuadra hasta que encontramos una tienda de abarrotes, al entrar nos presentamos con la señora que la atendía, al parecer llevaba muchos años viviendo ahí, aprovechando una pausa en la plática Joel le preguntó si sabía que había pasado en esa casa de la cerrada.

La señora un poco sorprendida por la pregunta nos empezó a contar que en esa vivienda una señora joven había asesinado a su pequeño hijo en un arranque de celos al descubrir que su marido tenía un amorío con otra mujer y al darse cuenta de lo que había hecho se suicidó colgándose del tubo de la regadera, y que cuando llegó el marido y descubrió los cuerpos sin vida de la esposa y de su hijo se volvió loco y empezó a golpear la paredes hasta destrozarse las manos y a destruir todo lo que pudo, los vecinos de la cerrada alarmados por todo el escandalo llamaron a la policía, pero llegaron tarde, aquel pobre infeliz se cortó el cuello, todavía lo encontraron con vida pero falleció ahí mismo mientras llegaba la ambulancia. Apenas terminó su relato la señora de la tienda, le dimos las gracias y nos regresamos a empaquetar todas nuestras cosas, esa misma tarde salimos de ahí. 

Autor: Luis Martínez Vázquez

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