Secretos del pueblo Historia De Terror 2023

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Secretos del pueblo Historia De Terror 2023

Secretos del pueblo, Historia De Terror… A la edad de trece años me mudé de la enorme y caótica ciudad de México, a un aburrido medio rural pueblecito con planes de urbanización.

Mi papá fue contratado para trabajar en la construcción de una carretera y en un futuro el diseño de el sistema de drenaje, según el y mi madre era una oportunidad única para el trabajo de mi papá y por supuesto eso estaba muy por encima de mis necesidades o deseos, no les importaba que dejara a mis amigos, y a mi escuela a atrás.

Me prometieron que aria nuevos amigos en una nueva escuela y todas esas tonterías que cualquier padre te juraría casi con su vida, sin ellos tener la manera de saber que algo de eso podría ser real, pero para ser del todo honestos ¿Qué podría tener en común con chicos que aduras penas conocen el Internet?

En lugar de pasar mis tardes con mis amigos en uno de los cientos de lugares que teníamos para escoger, ahora me vería forzado a caminar media hora de mi escuela a mi casa, pues por alguna extraña razón, los lugareños pensaban que no se necesitaba un transporte público por lo cerca que estaban.

Al apenas llegar a nuestra nueva casa, todo lo malo que imaginé de la casa se convirtió en realidad, el lugar era una auténtica ratonera, literalmente vi un ratón muerto debajo del lavabo de la cocina, la casa tenía algunas goteras que mamá afirmó, repararía por ella misma, cómo “premio de consolación” mamá me dijo que podía escoger la habitación que yo quisiera (No es cómo que esa casa tuviera muchas, solo tres).

Tratando de seguir pareciendo fastidiado y molesto, solo abrí la primera puerta más cercana a mi (en mi asombrosa mente de adolescente, entre más molesto e insoportable me portara, de alguna mágica manera, más pronto volveríamos a casa).

La habitación tenía una mancha de humedad muy grande, el piso tenía un azulejo estrellado, cama de madera la cual al apenas colocar el colchón y recostarme sobre ella, descubrí que rechinaba a cada movimiento por más mínimo que éste fuera.

Lo peor era un cuadro hiperrealista de un niño llorando, talvez no era tan realista en si, pero tenía algo en esos ojos que te hacían no querer mirarlos por mucho tiempo, porque era cómo si te estuviese mirando también, mi madre me dijo que lo más probable era que los antiguos dueños les gustara ese tipo de decoración y lo hubiesen olvidado, inténto dar un par de saltitos para bajarlo pero estaba muy alto.

Me dijo qué comprarían una escalera en cuanto pudieran para bajarlo de ahí, le dije que no me interesaba, aunque realmente quería que esa cosa desapareciera de mi pared lo más pronto posible, quien sea a quien le gustára ese tipo de “arte” seguro tendría serios problemas de la cabeza.

Ya que no está en su pared mis padres olvidaron la pintura con mucha facilidad, estaban tan enfocados en sus trabajos y proyectos personales que cómo siempre, yo pasé a un segundo plano, comencé la escuela pocos días después, y cómo era de esperarse, la odiaba, éramos solo quince chicos y no eran nada amigables con un citadino que tenía ropa de marca, teléfono celular y tenis edición limitada.

Rápidamente fui denominado cómo “la sureña presumida” ni siquiera estaba presumiendo, solo me vestía así, la verdad en la ciudad, eso no era exactamente alguien presumido, solo alguien cuyos padres trabajaban, cómo sea, fue un apodo del cual ya no me pude deshacer, de cierta manera agradecía que el bullying se limitára a uno que otro empujón en el salón mientras el profesor no miraba y la repetición constante de mi nuevo apodo.

Gracias a eso me vi obligado a cada tarde volver directo a casa después de la escuela, y ayudar a mi madre con pequeñas restauraciones de la casa, sabia que debía seguir con mi horrible actitud, pero honestamente estaba muy aburrido.

Sentí un cosquilleo en el cuello, un cosquilleo que se convirtió rápidamente en un escalofrío que recorrió toda mi espalda, estaba pintando un mueble de la cocina cuando esto pasó, aunado con la sensación de que alguien me estaba viendo, voltee instintivamente, pero no había nadie, decidí ignorarlo y seguir con mi trabajo, a pesar de que esa sensación no se fue en todo el tiempo que estuve ahí, no me imagino que otra cosa pude haber hecho, no dejo de pensar que si hubiese tomado otra decisión talvez está historia pudo haber tomado un rumbo diferente.

Cómo sea, pronto esas sensaciones se comenzaron a sentir en casi todas partes de la casa, la cocina, la sala, el baño, incluso mientras me duchaba, sentía que alguien me miraba y no conforme con ello, podía jurar que la perilla de la puerta del baño giraba cómo si alguien estuviera a punto de entrar, pero sin culminar su acción, pero la peor parte era en mi cuarto, podía jurar que aquel cuadro tenía unos ojos más realistas cada vez, cada noche me resultaba más y más difícil conciliar el sueño en ese lugar.

Se lo dije a mis papás sin mucho éxito, me dijeron que ya estaba demasiado grande para temerle a los fantasmas debajo de mi cama y que con toda seguridad era solo mi imaginación por mirar la televisión todo el día, usaron aquella confesión para decirme que necesitaba hacer amigos e intentar salir con ellos o aprovechar mi tiempo en algo mucho más productivo, ellos no iban a ayudarme, comencé a dormir en el pasillo, era agotador, cambiarme cuando estuvieran dormidos y entrar antes de que se despertaran, pero era un millón de veces preferible.

Las cosas comenzaron a empeorar, supongo que al punto en el que era Imposible que mis padres no lo hubiesen notado, los cajones y cada gabinete de la cocina amanecían abiertos, la llave del lavabo se activaba siempre a las tres de la mañana y la cadena de la tasa de baño era jalada al menos diez veces después de esa hora.

Al inicio fui culpado por ello, pero al pasar los días, no lo sé, supongo que simplemente pensaron que me cansaría en algún momento, o talvez solo se negaban a ver lo obvio, y lo obvio era que nos habíamos mudado a una maldita casa embrujada.

Al ver que no obtendría ningún tipo de ayuda o credibilidad de mis progenitores decidí buscar mi propia información de esa casa, por increíble que parezca mi casa no figuraba en ninguna sola miserable página, honestamente por todo lo que pasaba y que era un pueblo con la suficiente relevancia cómo pará comenzar la urbanización, imaginaba que al menos abría algún explorador urbano recorriendo zonas rurales recolectando las historias más aterradoras e importante de la vía, pero no había nada.

A duras penas Google maps podía identificar el pueblo en el mapa, busqué en la biblioteca del lugar, no es cómo que tuviese muchas cosas tampoco, probablemente era la biblioteca más vacía y podría decir artesanal, los libreros eran literalmente pedazos de madera sostenidas por tabiques, sin embargo si tenía algo que talvez me podría ayudar, una especie de libros con registros de las personas que habían vivido en el pueblo básicamente desde que esté fue fundado.

La información era muy básica, a decir verdad, no sabía si me podría servir de algo, no tenían direcciones o algo importante que hubiesen hecho, sus muertes, ni nada por el estilo, solo sus nombres y edad en el que fueron bautizados o contrajeron matrimonio, eso no me podía servir de nada, estaba a punto de rendirme cuando noté algo peculiar.

En los registros de 1964-1980 habían dos nombres, más bien tres, con apellidos similares, salvo que dos de ellos estaban tachados, para mí fortuna quien lo había hecho solo se había limitado a pasar una línea de tinta rojiza sobre ellos, así que aún se podía distinguir de manera perfecta cada uno de los dos nombres.

Margarita Montes Márquez y Bernardo Garza Torquemada, el tercer nombre pertenecía a Daniel Garza Montes, sólo que el no estaba tachado, realmente no sabía si eso era algo por dónde empezar, aunque dadas mis circunstancias era lo único que tenía, anoté los nombres en uno de mis cuadernos de la escuela y me fui a casa.

Durante esa tarde me plantee la idea de preguntarles a mis padres sobre esos nombres, pero llegué a la conclusión de que ellos al igual que yo eran nuevos en el pueblo, y por ende sabían tanto como yo, además talvez me tacharían de estúpido por intentar resolver un misterio que simplemente no tenía sentido alguno.

Pensé en las personas que me podían ayudar, talvez mi profesor de geografía, era muy viejo, y por lo que había escuchado de su misma boca, toda su vida había vivido en el pueblo, así que a la mañana siguiente esperé a que todos salieran del salón para preguntarle, por suerte me tocaba clase a la última hora, así que no había ningún problema o prisa por ir a la siguiente clase.

Me acerque a el de forma temerosa, pues la verdad nunca había hablado con el y talvez me tacharían de loco, me arme de valor y se lo pregunté, mientras le mostraba la foto del registro qué había también tomado con mi teléfono, obviamente no le dije cuál era el verdadero motivo, me inventé la historia del adolescente con el suficiente tiempo libre cómo para notar esas cosas.

El profesor se puso sus lentes para ver mejor, pero ni eso fue suficiente, me dijo que no podía leerlos, y yo le dije los nombres en voz alta, su rostro cambio a uno mucho más serio, me miró a los ojos, y me dijo que nadie en el pueblo quería recordarlo, pues ellos habían sido borrados por una decisión del pueblo, la decisión de olvidar todo lo que ellos hicieron, para el pueblo esas personas nunca existieron.

No me quiso decir nada más, sobre todo porque me dijo que yo vivía en esa casa y no quería asustarme, al menos ya sabía dos cosas, la primera era que mi pista iba por buen camino, las personas tachadas si habían hecho algo horrible y en segunda, vivieron en mi casa.

Por desgracia durante tres semanas no pude pasar de ahí, no encontraba más información y a los adultos a los que me atrevía a preguntarles, me decían más o menos lo mismo, llegué al punto de entrar a mi habitación y decirle a cualquier tipo de fantasma o entidad que me dijera que era lo que quería o que me mostrara cómo murió, cómo podrán imaginar, no pasó absolutamente nada, es más, parecía que se burlaba de mi, pues todo el día estaban tirando vasos o jalando de la cadena o asiendo cualquier otra cosa de fantasmas en casas embrujadas, y justo en ese momento parecía que vivía en una casa común y corriente.

La situación empeoró aún mas cuando ya ni siquiera podía dormir en el pasillo para resguardarme de lo que sentía en mi cuarto, algo o alguien comenzó a despertarme en la madrugada, picaba mi mejilla hasta que despertaba y se escuchaba cómo corría escaleras abajo, cada día dormía menos, y probablemente la historia hubiese seguido así hasta el día de mi muerte, de no ser por Uriel.

El se acercó a mi durante el recreo, el tampoco tenía mucho que perder, también era un bicho raro fan de Pokémon, se podría decir que mi llegada fue su salvación, pues tome su lugar cómo chivo expiatorio, cómo sea, el había escuchado que yo había estado investigando sobre estás personas ex dueñas de la casa en dónde vivía, era un pueblo pequeño y el rumor de que en esa casa abandonada los infortunios después de ese “horrible día” seguían ahí, atormentando a sus nuevos inquilinos, se había convertido en chisme local, la abuela de Uriel le dijo que no se acercara a mí y eso de alguna manera había terminado de convencer a Uriel de intentar ser mi amigo, el me contó exactamente lo que había pasado ahí.

Me contó que Bernardo y Margarita parecían una familia de lo mas normal, sin nada que ocultar, ellos tenían un hijo llamado Daniel, lo mandaban a la escuela y parecía que era una familia más del pueblo, sin embargo un día solo dejaron de salir de su casa, había comenzado poco a poco, primero solo salían dos o tres veces a la semana y Daniel solo salía a la escuela y volvía directo a casa, después de eso salían una o máximo dos veces cada dos semanas, incluso Daniel comenzó a ir a la escuela solo tres o dos días por semana, finalmente ninguno salió más.

Los vecinos fueron a tocar muchas veces para asegurarse de que estaban bien, pero ambos solo le decían que su hijo estaba muy enfermo y no podían salir pues podría ser muy contagioso, los vecinos que eran sus amigos les dejaban despensa o comida en la puerta, sin embargo se terminaba pudriendo en la entrada, de no ser porque los padres de Daniel seguían respondiendo a los llamados de los preocupados vecinos, probablemente hubiesen tratado de entrar desde mucho antes.

Pero un buen día, los vecinos no pudieron más con la incertidumbre, Margarita y Bernardo llevaban ya casi dos meses sin poner un pie fuera de la casa, no había forma de que estuvieran bien, así que con ayuda de varios vecinos forzaron la entrada para entrar y exigir respuestas.

Cómo ya mencione, era un pueblo pequeño y en ese tiempo lo era mucho más y cómo en la mayoría de pueblos pequeños, todos necesitan saber todo lo que hacen todos, de haber sabido lo que se iban a encontrar probablemente no se hubieran atrevido a entrar, Daniel no estaba por ningún lugar, lo único que encontraron fue carne, mucha carne en el refrigerador, en el sartén a medio cocinar y algunos aseguraron que tenían un pequeño molino de mano que también tenía carne a medio moler.

Secretos Del Pueblo Historia De Terror

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El pueblo asqueado por lo que claramente había estado pasando en esa casa, decido hacer justicia por su propia mano, lincharon a los padres y los ahorcaron en el nogal que aún estaba en el vecindario, sin embargo jamás lograron encontrar a su hijo Daniel, pronto se empezaron a plantear la idea de que quizás se habían equivocado, sin cuerpo, no hay evidencia y no hay crimen, con el tiempo trataron de fingir que eso no ocurrió, y que esas personas nunca existieron.

No me costó nada de trabajo creerle, cosas horribles pasaban todo el tiempo, había visto cientos de videos con casos cómo ese, bueno a decir verdad ninguno cómo ese, por lo general encontraban los cuerpos, huesos y demás, me parecía curioso vivir en una casa en dónde ocurrió algo así, de no ser por la actividad paranormal de la misma, probablemente incluso me parecería bastante genial.

Lo discutimos por todo un día, hasta que finalmente decidimos que podríamos hacer una especie de “sesión espiritista” (la sesión espiritista más profesional que podían hacer dos adolescentes).

Después de la escuela fuimos a mi casa, Uriel era el que llevaba realmente riendas de esto, resultaba ser que además de fan de pokemon, Uriel era un verdadero fan de las películas de terror, todo lo que traía en la mochila eran cosas que había visto en películas, trazó con un gis blanco, un círculo con un pentagrama adentro, después lo volvió a trazar está vez con sal, y finalmente puso una vela en cada punta del pentagramas, me dijo que le hubiese gustado que las velas fueran negras, pero lo único que consiguió habían sido un par de veladoras con vasos de vidrio, unas envueltas en papel encerado e inclusive una de sus veladoras pertenecía a su ceremonia de la primera comunión.

Encendió cada una de las velas y me hizo sentarme alrededor del círculo con el mientras nos tomábamos de las manos, honestamente lo que comenzó cómo una idea más o menos decente, se convirtió con rapidez en algo realmente estúpido, mientras Uriel decía algunas frases que el creía correcto para invocar a cualquier presencia paranormal de mi casa, cerraba los ojos con fuerza y sus palabras realmente sonaban con mucha fe y firmeza, abrió los ojos, al igual que mi primer intento no obtuvimos respuesta alguna.

Uriel me dijo que lo intentaremos solo una vez más, si no funcionaba tendríamos que considerar el intentar hacerlo a media noche algún día, lo intentamos de nuevo, las palabras que Uriel utilizaba no tendrían nada que envidiarle a cualquier película del exorcista, había momentos en los que no podía decir a ciencia cierta lo que estaba diciendo, cuando de repente pronunció algo “muéstrame lo que debo hacer para poder verte”.

En ese momento algo entró dentro de el, lo sabía porque sus ojos cambiaron, seguían siendo marrones, pero había algo muy extraño en ellos, parecían brillar aún por encima de la luz que entraba por la ventana de mi habitación.

Se puso de pie y caminó en dirección a mi cuadro, se mostraba demasiado frenético por intentar bajar el cuadro de mi pared, se azotaba y saltaba sin medir ninguna consecuencia, la verdad no estaba tan seguro de que hacer.

Uriel brincó de nuevo sus uñas se rompieron cuando intentó encajarlas en el muro, volvió a hacerlo, está vez logró arrancar el cuadro de la pared, se aferro a él hasta que el sujetador se venció y ambos cayeron al piso, mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, a la altura de los ojos de la pintura, había dos agujeros más ¿Alguien me había estado espiando de verdad todo ese tiempo? Me preguntaba a mi mismo, pero no tuve tiempo de pensar la respuesta.

Con una fuerza sobre humana Uriel levanto mi escritorio y lo arrojo con brusquedad hacía mi pared, el concreto se desbarató cómo si de una pared de arena se tratara y podría asegurar que ese fue el momento exacto en el que Uriel entro de nuevo en si mismo, me miró de manera desorientada, con los dedos sangrando y la frente abierta por haberse azotado tantas veces, sin embargo eso pasó a un segundo plano cuando vimos lo que estaba ahí, un esqueleto, de baja estatura, no podía ser de un adulto, era el esqueleto de Daniel, junto con un especie de diario.

13 de marzo del año 1992.

Me negaba a creerlo, pero ahora estoy convencida de que mi hijo es la reencarnación del mismo Jesucristo, tanta perfección no puede ser humana.

Abril 07 del año 1992.

Debo protegerlo de los demonios que  asechan al mundo, y quieren hacerle daño.

Abril 18 del año 1992.

Anoche una fría ráfaga de viento abrió las ventanas de mi cocina de par en par, se que pudo ser uno de esos demonios.

Julio 11 del año 1992.

Eh logrado convencer a mi esposo que nuestro hijo es la misma reencarnación del anticristo, y ahora los dos sabemos que debemos protegerlos del mundo maligno.

Agosto 17 del año 1992.

Estamos bien, ahora ya nada ni nadie podrá tocarlo, pero las fuerzas del mal son persistentes.

Agosto 25 del año 1992.

Daniel se revela, no acepta su lugar en el mundo cómo el hijo de nuestro señor y salvador.

Septiembre 05 del año 1992.

El cuerpo y la sangre de Cristo es vida, el cuerpo y la sangre de Cristo tiene poder.

Es la última cosa escrita en el diario, supongo que fue en ese punto en donde ambos perdieron totalmente la cabeza y decidieron hacer lo que hicieron, Daniel fue solo una víctima de algún tipo de psicosis de sus padres, tal parecía ser que de alguna manera habían conseguido emparedarlo y pronto su cuerpo quedó totalmente olvidado.

El pueblo de nuevo no hizo nada al respecto, habían matado a sus padres y después habían fingido que nada había pasado, no había manera que entregaran sus huesos a los familiares de pueblos cercanos a los que años atrás, a los cuales les habían dicho que en el pasado fueron testigos de como aquella familia vendió todo para después mudarse a la gran ciudad, para después proceder a repartirse las pertenencias de aquella casa.

Ya era tarde para ellos, pero no para los ancianos de nuestro pueblo, tarde un par de años en comprenderlo, pero ahora se que esa era la mejor opción, todo el pueblo nos ayudó a construir una nueva casa ¿Sabes porque te cuento esto hijo mío? Porque eres parte del pueblo y ahora eres guardián del secreto.

Escrito por: Liza Hernández.

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