Pacto Con El Demonio 2022

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Pacto Con El Demonio 2022

Pacto con el demonio… La historia que les voy a contar es un poco extraña, al principio, yo tampoco daba crédito a lo que me sucedía, con el tiempo y con la mente más tranquila, me pude dar cuenta que hay situaciones que rebasan nuestro entendimiento, y no tienen explicación racional alguna.

Sucede que recién egresada de la universidad, me fue muy difícil conseguir empleo, busqué durante cierto tiempo sin encontrar el trabajo ideal, en esa búsqueda incansable, en una de las plataformas en las que estaba inscrita para conseguirlo, salió una propuesta laboral que me pareció increíble, el anuncio buscaba a una mujer joven, de cierta manera buscaban el perfil que yo tenía, todo encuadraba en lo que yo buscaba, incluso el sueldo era muy bueno, pero como toda cosa buena tiene un pero, en efecto, la propuesta laboral no era en Guadalajara, la ofrecían en el estado de Michoacán, en Morelia.

Durante un rato estuve dando vueltas en mi habitación, ya que si aceptaba el empleo era necesario salir de mi zona de confort, e irme a vivir sola a un lugar nuevo para mí. No me encantaba la idea de dejar mi espacio familiar, así que en ese momento no me postulé en el cargo, dejé la computadora de lado y me dispuse a realizar otras actividades, pasaron tres días sin que entrara de nuevo a la plataforma.

Desde un inicio que encontré este anuncio comenzaron a pasarme cosas extrañas, una de ellas fue que recibí una notificación a mi teléfono celular, por parte del anuncio del trabajo; cuando la leí se me hizo muy raro, ya que me había postulado en otras vacantes de esa plataforma, de las cuales, nunca me respondieron, en cambio, en esta solicitaban con insistencia mi perfil.

De nuevo leí el aviso con desgano, ya había tomado la determinación de no irme de Guadalajara, y verlo de nuevo me dio fastidio, eliminé la notificación sin hacer caso.

Pasaron varios más, ya había olvidado ese posible trabajo, hasta que otra vez recibí el aviso, no sé qué me llevó a leerlo, me detuve un momento, y sin pensarlo más decidí enviar mis datos, al fin y al cabo, no me habían hablado de los tantos trabajos a los que había mandado mi información.

De inmediato me respondieron, me dijeron que cubría con los requerimientos para el empleo, de ser posible, me pidieron que me presentara a la brevedad posible en el domicilio para una entrevista personal.

Mi actitud cambió repentinamente, me entusiasmé por la idea de conocer esa ciudad, podría caminar y conocerla. Por parte de recursos humanos me agendaron cita para el día siguiente, a las doce del mediodía, no tenía mucho tiempo para hacer mis maletas, tomé unas cuantos cambios de ropa, busqué un pasaje en autobús a Morelia y me dispuse a irme al día siguiente, le respondí a quien me había enviado el correo, que estaría presente en dicha entrevista.

Durante el trayecto hacia Morelia me sentía emocionada, no sabía cómo había surgido esa nueva idea, que cambió por completo mi postura de cambiarme de residencia, creo que en el fondo me agradaba salir de Guadalajara, así como conocer un nuevo espacio y cultura.

Cuando llegué a la terminal no quise tomar un taxi, aún tenía suficiente tiempo para llegar a la entrevista, preferí caminar para conocer un poco del lugar, después de un rato vi mi reloj, me di cuenta que ya casi era la hora de la cita laboral convenida y me dirigí al domicilio.

Cuando llegué de inmediato un joven me abordó y me preguntó a qué corporativo iba, con mucha educación me condujo al lugar indicado, anunció mi llegada y pronto me permitieron la entrada a la oficina.

Tuve una grata sorpresa cuando me recibió un hombre maduro, había algo en él que no podía entender, su rostro de cierta forma se me hacía conocido, incluso le pregunté si alguna vez había visitado la ciudad de Guadalajara, él de inmediato me respondió que sí había ido, pero hacía muchos años, ya no podía hablar de la ciudad porque quizás con el paso del tiempo había cambiado.

Con insistencia le dije que me parecía conocido, aunque no sabía de dónde o por qué, él hizo caso omiso a mi comentario y comenzó la entrevista.

El hombre me pidió que me sentara, a su vez, se presentó como Jorge, me comentó en qué consistía el trabajo, con gran formalismo me habló a grandes rasgos del trabajo que iba a desempeñar en ese lugar, me compartió las bondades de las prestaciones y, lo mejor, había ayuda para la renta de la vivienda, no podía creer que hubiera encontrado un trabajo así, ya llevaba varios meses buscando el empleo ideal sin conseguirlo, de pronto, se abría este espacio para mí.

No lo dudé, le dije que me quedaría en la ciudad, sólo le pedí que me diera una semana para la organización de mis cosas, así como la búsqueda de una vivienda en renta; él me mostró la dirección de una casa que se encontraba a escasas calles del lugar de trabajo, me dijo que era parte del apoyo que daba la empresa a los trabajadores foráneos, me comentó que fuera a verla, en caso de que estuviera de acuerdo en quedarme en ella, hablara por teléfono a la oficina y uno de los empleados se encargaría del resto de los trámites.

Jorge se despidió de mí con un saludo de mano, en el momento en que sentí su apretón un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo, quizás porque el hombre se encontraba con su mano muy helada, me pareció muy extraño, aún no era época invernal, el clima estaba cálido, pero no le di importancia.

En efecto, la casa que hospedaba a trabajadores de otros estados, se encontraba muy cerca del lugar de trabajo, me gustó mucho llegar a ese espacio porque era una casa con arquitectura de la época del porfiriato, era en verdad una casona antigua muy bien cuidada.

Cuando ingresé al recinto una mujer anciana de aspecto amable me recibió, me indicó cuál era mi habitación y se puso a mis órdenes; volteé de nuevo para ver a la mujer, su rostro me pareció conocido.

Me dirigí a mi habitación, en el pasillo me encontré a un joven que de inmediato me dio la bienvenida, me dijo que él también era de Guadalajara, me quedé desconcertada cuando me dijo que él era originario de la misma ciudad que yo, si apenas habíamos cruzado palabra, él me aclaró que era de recursos humanos, así que tenía mi ficha técnica, y él mismo había agendado la cita.

Ya no quise regresar a Guadalajara por más pertenencias, pensé que podría comprarme un poco de ropa para completar mi vestuario, consideré mejor caminar por las calles de la ciudad para ir adaptándome al lugar más pronto, durante mi trayecto vi una construcción que llamó mi atención, la parroquia de San José, no tenía nada de especial, pero me había gustado.

Me senté en una banca para descansar de mi larga caminata y poder disfrutar de la arquitectura del lugar.
No puedo negar que aunque la ciudad era bonita extrañaba a mi familia y mi modo de vida cotidiano que tenía en Guadalajara, pero como les comenté antes, fue complicado encontrar un trabajo digno en mi ciudad de origen.

Comencé a trabajar un lunes, al principio, fue difícil adaptarme a una forma de trabajo específica, de tal manera que tardaba mucho en realizar los archivos de manera correcta, después de que lograba terminar mis actividades ya era tarde, era de noche; en realidad no me preocupaba retrasarme porque la casa quedaba muy cerca, de tal suerte, que me permitía pasar por la parroquia de San José cuando ya estaba iluminada.

Llamó mi atención un grupo de personas que se reunían alrededor de un joven, el cual explicaba las leyendas tradicionales de esta ciudad, me acerqué mientras exponía una de ellas, después me di cuenta de que era parte de un tour, al cual, yo no había accedido, un joven que se encontraba entre la gente, me explicó en qué consistía el viaje en tranvía, y si quería tomarlo, era necesario pagar el boleto en el puesto que se encontraba en la avenida Madero.

Me retiré del conjunto de personas, cuando comprendí que yo no había pagado un boleto para escuchar las leyendas, me fui de nuevo a la banca, el mismo joven se acercó a mí, me dijo que si quería él me podía contar cada una de las historias de la ciudad, él se las sabía a la perfección, ya que también era guía turístico, pero que sería en otra ocasión, porque en ese momento había que continuar en el tranvía a otro lugar reconocido de Morelia.

Le respondí que no era necesario, pero como todos los días acudía a ese lugar, continuamos viéndonos, poco a poco nos hicimos grandes amigos, después de que él terminaba su recorrido, me esperaba en el parque de la parroquia.

Un día salí más tarde de lo usual del trabajo, mi amigo aún continuaba esperándome, le dije que no me quedaría porque estaba cansada, él quiso acompañarme a la casa en la que me hospedaba, conforme nos acercamos a la vivienda el rostro de mi amigo se puso muy serio, ya cuando estábamos afuera de la casa me preguntó si era cierto que yo vivía ahí, con naturalidad le respondí que sí, incluso lo invité a pasar, a lo cual, él se negó rotundamente.

Se despidió con prisa y se marchó.
Durante varios días dejé de ver a mi amigo, me quedaba un rato después de trabajar en una banca del templo de San José, pero él no apareció, me preocupé un poco por su ausencia, fue cuando me di cuenta que sabía muy poco de él, incluso ni siquiera sabía su nombre completo, mucho menos dónde vivía.

Después de varios días creí que ya no lo volvería a ver, hasta que el día menos pensado estaba ahí, de inmediato le pregunté qué le había sucedido, por qué ya no lo había visto, él me dijo que había tenido ciertos contratiempos que le impidieron acompañarme. Entendí que tenía ocupaciones y que no tenía por qué agobiarlo con mis preguntas, pero lo noté extraño, le dije que si le sucedía algo me lo dijera, no tenía intenciones de incomodarlo, sin embargo, sabía que algo le pasaba, ya que se veía sumamente nervioso.

Él le dio muchas vueltas al asunto, antes de atreverse a decirme que era muy extraño que yo estuviera viviendo en esa casa, ésta era una vivienda muy antigua, la cual, había permanecido desocupada, nadie antes que yo la había habitado, me preguntó cómo era que yo había dado con el dueño de ese lugar, porque supuestamente él se había muerto, y no había familiares que reclamaran la propiedad.

Le expliqué que quizás estaba confundido, a mí me había contratado un hombre, el cual, me dijo que la casa había pertenecido a su familia, pero nunca la había usado, ya que tiene otra casa en otro domicilio.

Mi amigo se quedó muy pensativo, me preguntó cuál era el nombre de la persona que me había contratado, le dije que era Jorge, por lo que él me respondió que no lo conocía, pero que había algo extraño respecto a la casa.

Se puso muy serio y me dijo que nos fuéramos a sentar a una banca, él comenzó a contarme una historia de hace muchos años, en la que un hombre llamado Cayetano estaba enamorado de una mujer, de nombre Gertrudis, después de un tiempo de ser novios se casaron y, se fueron a vivir a esa casa, en la que actualmente habito; una extraña enfermedad aquejó a Gertrudis, para esa época no era muy avanzada la medicina, el hombre hizo todo lo que estuvo a su alcance para salvar la vida de ella, incluso, hay quienes dicen que acudió con una bruja para que lo ayudara a sanar, pero no hubo poder que la pudiera rescatar de la muerte, después de unos meses de enfermedad, Gertrudis murió.

El hombre casi se volvió loco, algunas personas de aquel entonces dijeron que a partir de la muerte de Gertrudis, él comenzó a tener una conducta errática, dormía muy poco, se escuchaban ruidos extraños ya entrada la madrugada, las luces permanecían encendidas durante toda la noche, después de un tiempo, lo encontraron muerto en su habitación, con una cuerda atada alrededor de su cuello se quitó la vida en la escalera principal de su casa.

Tardaron días en encontrar su cuerpo, hasta que un día, María, la que había sido su sirvienta, en un acto de caridad, porque él la había corrido inmediatamente después de que murió su esposa, ella aún conservaba la llave de la casa, por lo que al esperar largo rato sin que nadie le abriera la puerta, entró en ella, desde que ingresó percibió un fuerte tufo de algo echado a perder, era el cadáver putrefacto de don Cayetano.

De inmediato informó a las autoridades para darle cristiana sepultura, se le enterró en el atrio del templo de San Francisco.

Antes de que mi amigo continuara con su relato, lo interrumpí para cuestionarlo cómo era que sabía tanto de esa casa, él me respondió que hay una leyenda respecto a don Cayetano, de tal modo, que la mayoría de los que viven en Morelia la conocen, pero cuando supo que yo estaba viviendo en esa casa, se dedicó a investigar más sobre esa persona, fue por lo que varios días estuvo ausente.

Parte de la leyenda es que el alma de don Cayetano sigue errante en este mundo, buscó de diversas maneras la forma de traer de regreso a su amada que, llegó a hacer un pacto con el demonio, por lo tanto, se cree que está pagando su deuda al no poder ir al más allá en busca de Gertrudis.

Todo lo que mi amigo me contó fue una leyenda interesante, que no entendía qué tenía que ver conmigo; justo le hice esa pregunta, le dije que estaba bien lo que me contaba, pero no lograba comprender qué relación tenía conmigo, él me explicó que si le permitía ir a mi casa, para cerciorarse si era cierto lo que había investigado, no tuve problema con eso, de inmediato acepté, ambos nos fuimos a la casa que habito.

Cuando ingresamos a la casa fui consciente en ese instante de lo fría que era, un escalofrío nos recorrió a los dos, quizás por lo que me contó mi amigo ya tenía cierta predisposición a lo que pasaba en ella.

Él se dedicó a recorrer cada habitación de la casa, me preguntó por qué estaba viviendo yo sola en ella, le respondí que don Jorge me había dicho que en pocos días llegarían dos chicas más, las cuales, se iban a incorporar al trabajo, ya no estaría sola; él me preguntó si había escuchado ruidos extraños, por lo que le aseguré que no, todo estaba bien.

Como les había dicho, la casa era antigua y muy grande, tenía un patio central, alrededor de él varias habitaciones, también en la sala principal unas escaleras que conducían a la parte alta.

Nos subimos, en esa parte había menos habitaciones porque existía un salón muy grande, pero al fondo había una habitación que conectaba con otras escaleras en forma de caracol hacia la azotea, mi amigo de inmediato trató de abrir la puerta, sin embargo, se encontraba cerrada con llave, no fue posible abrirla.

Ingresamos a la parte más alta, a través de las reducidas escaleras, en la azotea había otro cuarto, creo era en el que almacenaban todos los utensilios que no se necesitaban, fue sorprendente darme cuenta que no me había dado el tiempo de revisar la casa, como mi habitación estaba en la planta baja, cuya ventana daba a la calle, me reduje a sólo usar las partes más esenciales de la vivienda.

El cuarto de la azotea también se encontraba con llave, aunque la mayoría de las habitaciones se encontraban cerradas, ésta última le llamó la atención a mi amigo, ya que con un desarmador que él llevaba consigo intentó abrirla, yo le dije que no tenía ningún derecho a hacer eso, finalmente la casa no me pertenecía y, creo que estábamos incurriendo en la privacidad del dueño, él no me respondió nada, al contrario, con más rapidez forzó la cerradura hasta que logró abrirla.

Fue sorprendente lo que encontramos en el interior, era cierto todo lo que mi amigo me había dicho, había una especie de altar en el que se encontraba la foto antigua de la pareja cuando se casó, aunque la fotografía se encontraba en un estado sumamente deteriorado por la humedad, se alcanzaban a ver los rostros de los dos, exhalé un grito ahogado, mi amigo me cuestionó qué sucedía, se preocupó cuando vio el miedo en mi rostro.

Después de unos minutos, le expliqué que el hombre que me había contratado se parecía mucho al de la fotografía, pero mi sorpresa fue mayor cuando vi que la mujer era muy similar a mí.

No comprendía lo que estaba pasando, traté de entender los acontecimientos, fue en ese momento en que caí en la cuenta de lo extraño que había sido el anuncio para conseguir el trabajo, desde el momento en que lo leí, era tan concreto, como si estuviera hecho exclusivamente para mí, pero eso no era todo, la facilidad para conseguir el empleo, ya llevaba varios meses en los que me había postulado para diversas vacantes, en las cuales, me hacían una serie de entrevistas y procesos, en los que, seguramente no cumplía con los requisitos y me excluían de la postulación.

Creo que fue tanto mi interés por el trabajo y el sueldo que me pagarían, que dejé de ver los detalles, incluso, estaría en esa casa, en la que había habitado él.

Cuando externé mis pensamientos, me dio miedo pensar que todo podía ser verdad, aunque me parecía inverosímil, después de tanto tiempo, era mucho el parecido que yo tenía con la esposa de don Cayetano, no, todo era tan confuso.

Después de tanto indagar en la casa, caímos a la cuenta de que ya era muy tarde, había oscurecido, le dije a mi amigo que si era posible que se quedara a dormir en la casa, ya no consentía quedarme sola, después del descubrimiento, le dije que al día siguiente iría a hablar con Jorge, para que me explicara las cosas, si había claridad en sus explicaciones me quedaba en ese lugar, si no me regresaría de inmediato a mi ciudad.

Esa noche ocurrieron eventos extraños, llovió muy fuerte durante la madrugada, muy singular porque no era temporal de lluvias, pero también pensé que ya llueve no sólo en una época del año, sino que durante el mismo.

La tormenta estuvo muy fuerte, hubo un momento en que una ráfaga de viento abrió la ventana, tumbó el florero de la mesa de lectura, en lo que me incorporaba de la cama, se alcanzó a meter agua del exterior, resbalé en el piso porque me levanté descalza; cerré la ventana y me di cuenta que me había alcanzado a mojar la pijama, tomé otro cambio de ropa y me fui al baño, hubo un instante en que noté a través del resquicio de la puerta la sombra de alguien, creí que también mi amigo se había despertado, pude ver con claridad cómo la sombra se dirigió hacia la sala.

Pacto Con El Demonio

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Después que salí del baño fui a buscarlo, pero no lo encontré, me regresé a la habitación, él estaba profundamente dormido, no entendí lo ocurrido, de pronto, escuché otro ruido al exterior de la recámara, la tormenta continuaba muy fuerte, pensé que el viento había abierto otra ventana, pero no encontré nada.

El sueño se había ido, así que me quedé sentada sobre la cama, esperando que la fuerte lluvia disminuyera, no fue así, durante más de una hora continuó, estaba a punto de sentarme a leer un poco cuando de pronto se escuchó un ruido muy fuerte al exterior, al parecer, eran los cables del poste que habían hecho corto circuito, el transformador estaba dañado, la casa quedó completamente en penumbra.

Me sentía inquieta, mi amigo también se despertó por el ruido, me preguntó qué sucedía, yo le respondí que no lo sabía, pero ambos sentimos una extraña sensación.

Se escuchó de nuevo un ruido en la sala, los dos nos volteamos a ver sin decir nada, él salió primero de la habitación, yo salí detrás de él con la lámpara de mi teléfono, con dificultad vi cómo una sombra se escurría por las escaleras, la seguimos, ya no pudimos verla, pero si escuchamos cuando cerraron la puerta del cuarto de la azotea.

Fue una noche larga en la que no pudimos descansar, cuando comenzaron los primeros rayos del sol, suspiré aliviada, ya con la claridad del día la casa se sentía y se veía diferente.

Me arreglé para ir a la oficina, expresamente iba a hablar con Jorge, mi amigo me acompañó a la empresa y se retiró a descansar, al llegar con la secretaria le pregunté por él, ella me dijo que el Licenciado Jorge había salido de viaje el día de ayer, y que no sabía cuándo iba a regresar.

No le creí, sin embargo, no tuve opción, me regresé a la casa para recoger mis pertenencias e irme a Guadalajara, al llegar a ella, encontré la puerta de la entrada entreabierta, traté de recordar y estaba segura que la había cerrado, ingresé con cautela, revisé la parte baja de la vivienda, todo estaba en orden, olvidé el incidente y con premura comencé a empacar mi ropa, estaba a punto de retirarme cuando escuché un portazo en la parte superior de la casa, ya no quise ir a averiguar qué sucedía, recogí mis cosas para salir, cuando quise abrir la puerta de salida no pude, parecía que le habían puesto llave o alguna tranca, intenté desesperada abrirla, pero no lo conseguí.

Sentí como si alguien me estuviera observando, volteé hacia atrás, al fondo pude ver con dificultad una sombra, con unos ojos brillantes, tuve mucho miedo, busqué con desesperación un objeto pesado que me ayudara a golpear la cerradura, encontré una estatuilla de hierro, con ella golpeé con fuerza la chapa, fue en ese instante en que la pude abrir y salir de esa casa.

Caminé con rapidez hasta la banca del parque, me quedé durante largo rato pensando qué me había sucedido, no le encontré explicación alguna, traté de comunicarme con mi amigo,

para decirle que ya me iba de Morelia, pero no respondió mi llamado, la máquina me respondió que el número que marcaba no existía, lo intenté varias veces sin conseguirlo.

Me dolió no poder despedirme de él, pero ya no era posible quedarme más tiempo en ese lugar, tomé un taxi a la terminal para comprar mi boleto de autobús, mientras esperaba mi salida vi varios anuncios en la central de autobuses con la cara de mi amigo, el letrero decía que estaba desaparecido. Hasta ahora no puedo entender lo que me ocurrió.

Autor: Ana Bécquer

Derechos Reservados.

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