La Bruja 2023
La bruja… Cuando era mas joven, trabajé de pintor. A veces nos tocaba ir a lugares muy alejados, cosa que se nos complicaba un poco, pues antes no había tanto servicio de camiones como hoy en día, debido a esto, intentábamos siempre salir a la misma hora, porque muchas veces por andar realizando horas extras, no alcanzamos ninguna ruta de camión.
Alguna vez pedimos aventon, pero no nos daba mucha confianza.
Un tiempo tuvimos que trabajar para Santa Anita, en un coto privado muy lujoso. Yo vivía por Zapópan y para llegar a mi casa era necesario tomar como tres rutas diferentes, debido a esto, el patrón nos dejaba salir un poco antes de la hora en que acostumbrábamos a salir.
Un día, poco antes de salir, una señora se nos acerco a un compañero y a mi, para pedirnos que le pintáramos un cobertizo. Como no era tan tarde, se nos hizo fácil hacer el trabajo.
Nos dieron las ocho trabajando, ya nos faltaba muy poco para terminar, pero mi compañero no se quiso esperar, entró en pánico por eso del transporte y se fue rápido. Yo me aferré a terminar, no me importo la hora que era.
Total que cuando terminé, la señora, muy agradecida, me pagó mas de lo que le iba a cobrar. Hasta entonces me percaté que ya pasaban de las nueve de la noche.
Salí corriendo, pues la parada del camión estaba como a veinte minutos del coto en que estamos trabajando.
Llegué justo cuando el autobús se alejaba de la parada. Maldije, pensando en que todo lo que acababa de ganar se me iría en pagar un taxi hasta mi casa.
En eso me encontré a una persona en la parada, a quien le pregunté si no sabía si otro camión pasaría, esta persona me respondió que el ultimo se acababa de ir, pero que si cruzaba un llano que se encontraba a nuestras espaldas, podía agarrar un autobús foráneo, ese dejaba de pasar ya muy tarde.
La distancia entre el llano y la terminal de autobuses era muy larga, solo había una brecha por donde se podía caminar, todo lo demás eran pastizales. Saqué una pequeña lámpara, que cargo de llavero, para iluminarme el camino.
Tenia una extraña sensación de que algo malo estaba por pasarme, ese tipo de estado de alerta en que cualquier ruido te causa un sobresalto. Escuchaba ranas croando, algunos pájaros haciendo ruidos extraños e incluso escuché como si muchas serpientes reptaran entre el pastizal.
Me pare en medio de la nada, intentando decirme a mi mismo que nada malo estaba ocurriendo.
En eso, mientras iluminaba a un lado del camino, vi salir miles de pequeñas serpientes, que se movían de forma extraña, era como si todas actuaran de una misma manera, moviéndose como un solo organismo, formado por todas, pero muy coordinadas.
Algunas de ellas me rozaron los pies, yo sentí que la sangre se me bajó al suelo, pero ninguna de esas pequeñas víboras me atacó, actuaban de manera muy rara.
Preferí seguir parado sin moverme, hasta que las serpientes desaparecieron, enseguida aceleré el paso.
Muy a la lejanía, se veían las lamparas de la iluminación callejera y un enorme letrero, que anunciaba un burdel. Quizás la distancia real no era tanta, sin embargo, debido al estado de desesperación en el que estaba, se me hacía interminable el camino.
Comencé a recordar las historias de brujas que me contaba mi abuela, cuando era niño. Recordé sobre todo, la historia de las bolas de fuego en el campo. Estos recuerdos provocaron que mi corazón se acelerara y para mi desgracia, un destello luminoso cayo casi frente a mi, ganándome por un momento.
Cuando al fin pude abrir los ojos, el destello había desaparecido, y de un lado del camino, cerca de un enorme árbol, escuché que alguien me silbaba.
Iluminé con la pequeña lámpara, entonces vi el rostro de una mujer, era demasiado pálido, demasiado perfecto, muy irreal, parecía mas una máscara que una cara.
La Bruja
La mujer cerró los ojos cuando le pasé la luz por la cara, enseguida esbozo una sonrisa y volvió a silbar, mientras me indicaba con una mano que me acercara a ella.
Me sentí aterrado, mientras mas veía a aquella mujer, mas extraña me parecía, era como si todo su ser no fuera consistente e intentara con una máscara, ocultar su verdadera naturaleza.
Comencé a correr, pero esto no fue buena idea, pues al hacerlo a oscuras y sin mirar, caí por un pequeño barranco.
Quedé con un tobillo torcido y lleno de raspones, pero no tuve tiempo para sobarme las heridas, pues escuché de nuevo el silbido de esa bruja. Me puse en pie y arrastrando el pie que tenia dañado, empecé a salir del barranco, para volver al camino. Iluminé lo que pude con mi pequeña lámpara.
Otro ataque de pánico se apoderó de mi, no podía dejar de recordar las historias de brujas, sobre todo lo que me contaron, que eran capaces de hacer, según mi abuela, esos seres podían alterar la realidad, para hacer que te perdieras y atraparte, para robarte el alma.
Se que lo que vi fue real, no me importa si las personas me creen o no, cuando logré subir al barranco, vi de frente a esa bruja, era aun mas extraña de cerca, pues aun sin luz, podía ver claramente, que su cara era como una máscara que ocultaba algo mas, y no es que su rostro fuera realmente horrible, al contrario, era perfecto, parecía hecho en mármol, lo pude ver, claramente gracias a la luz de la luna.
Me eché para atrás, intentando no perder de vista a esa bruja, cuando pise un matorral, entonces escuché unos chillidos horribles, provenientes debajo de mi pie.
Rapidamente iluminé con mi lámpara, vi que había pisado unas flores extrañas, quizás seria por la oscuridad, pero yo les vi como cara humana.
Justo hacia esto, cuando sentí que alguien me agarró del brazo con mucha fuerza. Intenté no mirar, sentía que me quemaba el brazo y comencé a moverme desesperadamente, sin embargo, sentía que me aplicaba mas fuerza.
Escuchaba los silbidos con fuerza en mi oído y los chillidos en mis pies, no sabia que hacer o como actuar, jamás me había pasado algo así. Lo único que se me ocurrió, fue llamar a mi abuela, después de rezar un credo, solo así pude zafarme de la garra de esa bruja.
Caminé tan rápido como pude, con el tobillo torcido, pidiéndole a dios que me salvara. Todo el camino escuché los silbidos y como si las serpientes me siguieran a ambos lados de la brecha. Juro que sentí que mi fin había llegado.
Cuando llegue al fin junto al letrero, me encontré a dos mujeres y un hombre, una de las mujeres me preguntó si me había ocurrido algo, pues me veía todo pálido, aparte de los raspones que presentaba, yo no quise contarle todo, solo le dije que me habían asustado, la mujer puso cara seria y me contestó que no era la primera
persona que veía una bruja en aquellos terrenos baldíos.
Enseguida les pedí que de favor me dijeran, en que dirección se encontraba la terminal de autobuses, ellas me dijeron que quedaba aun lejos de allí, pero que justo por enfrente de ese lugar, pasaba el camión que iba al centro de Guadalajara.
Me acababan de indicar esto, cuando vi el autobús a una cuadra. Como pude me le colgué, no me arriesgaría a que no se parara.
Llegue ya muy tarde a mi casa aquella noche.
El resto de días no permití que se me hiciera tarde y sobre todo evitaba ese lugar
baldío.
Le conté mi historia a un compañero pintor, quien me dijo que vio algo parecido en la terminal de autobuses.
Se perfectamente bien que aquello que vi fue una bruja, no quisiera imaginarme cual sería el verdadero rostro de ese ente, ni sus intenciones para conmigo, por fortuna supe como reaccionar, sino, quien sabe si estaría relatando esta historia.
Autor: Mauricio Farfan.
Derechos Reservados.
Comments (4)
Muy buena la historia, estas cosas pasan cuando uno menos se los espera y no sabe como reaccionaría ante tal situación. Puedo pedir permiso para narrar la historia en mi canal de Youtube? Le doy los créditos correspondientes
da los créditos a la pagina y al autor… saludos
Claro, esa es la intención, por eso le pido su permiso. Si me permite, también, quiero relatar otras historias que leí en su blog que me encantaron, eso si, le doy los créditos a su pagina y al autor.
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