En La Carretera, Historia De Terror 2023

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En La Carretera, Historia De Terror 2023

En La Carretera, Historia De Terror… Cuando tenía como 11 años, viajaba muy seguido con mi hermano y mis papás, eran diseñadores y trabajaban como freelance, podían hacerlo desde cualquier parte del mundo siempre y cuando tuvieran una computadora y conexión a internet. Casi siempre hacíamos viajes largos, nos gustaba pasar tiempo juntos; por el día veíamos el paisaje e inventábamos juegos y por las noches contábamos historias de terror.

Una vez al mes íbamos a casa de los abuelos del lado de mi mamá, también era un viaje largo, vivían en San Antonio Tlayacapan; las horas pasaron rápido y se hizo de noche, nos aburrieron los juegos de siempre y empezamos a contar historias de terror, era mi turno, cuando el coche empezó a hacer ruidos, una luz roja se encendió en el tablero.

Mi papá no le dio mucha importancia porque el mapa marcaba una caseta cerca, avanzamos unos metros y empezó a salir humo del motor, mi papá se orilló, no había nadie a nuestro alrededor, estábamos varados a la mitad de la carretera, mi papá se bajó del coche, fue a la cajuela por la linterna, abrió el cofre y empezó a salir el humo del motor, metió la cabeza al cofre intentando ver que era lo que estaba mal; mientras intentaba arreglarlo, mi mamá jugaba con nosotros para pasar el tiempo, después de un rato mi papá la llamo para decirle algo, bajó del coche y estuvieron hablando un buen rato.

Mi hermano y yo seguíamos jugando, subió de nuevo y nos dijo que mi papá iría a buscar ayuda a la caseta que marcaba el mapa, el motor estaba descompuesto y no se podía arreglar sin herramientas; le pregunté porque no le hablaban a una grúa para que viniera por nosotros y nos llevara al taller más cercano, me respondió que ya lo había intentado, pero no había mucha señal y las llamadas no salían, me dijo que no me preocupara, que no iba a tardar mucho, y que ella se iba a quedar con nosotros mientras él volvía; mi papá cerró el cofre del carro, se despidió de nosotros, y fue a buscar ayuda.

Mientras esperábamos mi hermano y yo seguimos con las historias de terror, aunque la diversión no duro mucho, mi mamá estaba nerviosa y nos pidió que paráramos, sentí como el ambiente se ponía incómodo, mi hermano se puso a jugar en su teléfono y yo me puse mis audífonos para escuchar música, paso un buen rato y empezó a darme sueño, pero no quería dormir, quería estar alerta por sí regresaba mi papá, al poco rato me quede dormido con el celular en la mano, un ruido me despertó; era mi mamá cerrando la puerta del carro.

Me enderecé y le pregunté a donde iba, ella me respondió, que ya había pasado mucho tiempo desde que mi papá se había ido, así que iría a buscarlo o al menos caminar hasta donde la señal llegara mejor, para poder llamarlo, le dije que iría con ella, pero me dijo que no iba a tardar además que mi hermano no podía quedarse solo, me pidió que cuidara de él y que estuviera atento por si mi papá regresaba antes que ella, para que no me durmiera puso la radio, y me dijo que hiciera lo posible para estar atento y despierto, cerró la puerta y empezó a caminar.

El tiempo pasaba y ninguno de los dos regresaba, eran cerca de la 1 de la mañana y empezaba a desesperarme, para intentar calmarme comencé a cambiar de estación para ver si encontraba algo interesante, encontré una estación de noticia local, llamó mi atención porque normalmente en la madrugada solo había música en la radio.

Entonces decidí dejarla, informaban que recientemente en la carretera a San Antonio, habían desaparecido algunos niños en los últimos días, entre 8 y 11 años, que por alguna razón estaban solos o los dejaban solos en medio de la carretera por accidentes o llantas ponchadas, aún no sabían quién era el responsable, me entretuve un rato escuchando la noticia, como estaba aburrido busqué más datos en internet, después de leer varios reportes de las desapariciones recientes, encontré una leyenda urbana, contaba que hace muchos años la única escuela que había por esa zona era la escuela de San Antonio.

Todos los niños y jóvenes de las comunidades cercanas iban a esa escuela, por lo que la carretera en la que estábamos en ese momento antes era transitada por los alumnos, muchos de ellos eran de bajos recursos así que iban caminando; en el otoño de 1860 empezaron a desaparecer, sin explicación aparente; después de años buscando un culpable, un hombre, de unos 50 años, atormentado por sus crímenes, se entregó, confesando haber secuestrado, violado y torturado hasta la muerte a cientos de niños y niñas, nunca explicó el por qué, y tampoco tuvo mucho tiempo para eso.

La primera noche que pasó en la cárcel, los habitantes de los pueblos se reunieron y formaron un linchamiento, entraron a donde estaba el asesino y lo llevaron a la carretera en la que secuestraba a sus víctimas, lo ataron a un poste y lo quemaron vivo.

La leyenda decía que los gritos de terror y dolor aún podían oírse en medio de la obscuridad, el hombre aún salía a acechar a nuevas víctimas, se encargaba de alejar a los adultos para que no pudieran defender a los niños y así poder vengar la trágica muerte que le dio el pueblo.

Sentí un hoyo en el estómago, estábamos justo en el lugar en donde, según la leyenda, el asesino se aparecía; estábamos solos, pensé que tal vez, el asesino se había encargado de mantener a mis papás lejos. Volteé a ver a mi hermano, estaba durmiendo profundamente.

En La Carretera, Historia De Terror

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Quería salir y buscar a mis papás, pero tenía mucho miedo, además no podía dejar a mi hermano solo, decidí quedarme y esperar, cambié la estación, puse algo de música intentando alejar los pensamientos de la leyenda. Las horas pasaban y mis papás no regresaban, ya eran cerca de las tres de la madrugada.

Empecé a escuchar, a lo lejos a una persona que gritaba, cada vez sonaba más y más cerca, al principio pensé que podría ser mi papá pidiendo ayuda, pero recordé la leyenda y me quedé adentro del coche, empezaba a ponerme nervioso, tenía miedo; así como empezó desapareció de la nada.

Pasaron los minutos y los gritos volvieron a escucharse, pero esta vez más fuerte, más cerca, voltee a mirar a todos lados y pude ver una figura humana en la obscuridad, pensando que era mi papá, baje del coche y me dirigí hacía él, pero al ajustar la vista noté que la silueta no coincidía con la de él, entré en pánico y regresé corriendo al coche, me subí en el asiento del conductor y cerré todo con seguro, casi sin poder respirar, volteé a donde estaba la figura humana y había desaparecido.

Mi hermano despertó y me preguntó qué estaba pasando, para no asustarlo le dije que no pasaba nada que se volviera a dormir, pero ya era tarde para eso, empezó a molestar preguntando a donde había ido y solo se me ocurrió decir que, al baño, le pedí que se durmiera de nuevo, pero entonces quiso ir también.

Molesto le dije que no podíamos salir, que no sabía que había afuera, no podíamos arriesgarnos, entonces su expresión cambió y supe que tenía miedo, justo lo que no quería, empezó a llorar y a llamar a mamá, intenté calmarlo y le conté una historia de fantasía, funcionó.

Después comenzamos uno de nuestros juegos favoritos, todo parecía estar volviendo a la normalidad, cuando los gritos empezaron de nuevo. Mi hermano se asustó mucho y empezó a llorar de nuevo, esta vez no podía calmarlo, era evidente que algo estaba pasando. Baje el volumen del radio para escuchar mejor y los gritos pararon.

Pensé en la leyenda, éramos unos niños, mi hermano estaba por cumplir 8 y yo tenía 11 años, igual que las víctimas del asesino, por más que quería no creer en la historia no dejaba de pensar en eso. Los gritos podrían ser un animal herido, no lo sé, pero por más que intenté convencerme de que había una explicación lógica para eso, no dejaba de pensar en la leyenda.

Entonces su presencia se hizo evidente, se poncharon las llantas del coche, mi hermano empezó a gritar y llorar, el coche se sacudió con fuerza, como si algo intentara volcarlo, grité suplicando que parara y funcionó, o eso creí.

Faltaba dos horas para el amanecer y pensé que una vez que el sol saliera cualquier cosa paranormal desaparecería, solo teníamos que sobrevivir hasta entonces. Mi hermano seguía gritando y llorando, llamando a mamá, quería irse, pero le expliqué que bajar del coche sería lo peor que pudiéramos hacer.

Pasaron unos minutos y empezó de nuevo, primero los gritos, después el coche volvió a sacudirse y esta vez logró volcarlo, mi hermano y yo caímos hacía el lado al que se inclinó el coche, las ventanas se rompieron y quedamos expuestos.

Todo se calmó de nuevo. Busqué a mi hermano en el asiento trasero y lo vi ensangrentado, los vidrios lo habían cortado, teníamos que salir de ahí antes de que el asesino regresara, lo ayudé a subir para salir y después salí yo, lo tomé de la mano para empezar a correr, pero estaba petrificado, yo estaba como a un metro de él, gritándole, suplicándole para que se moviera y pudiéramos escapar, entonces algo lo jaló por atrás, desapareció.

Grité y corrí hacia él desesperado, pero se había ido, aterrado corrí hacía el otro lado, sabía que si me quedaba más tiempo podía regresar por mí, sentía un dolor en el pecho, mi hermano estaba muerto, no había podido protegerlo, seguía corriendo y llorando, no podía quitar su última imagen de mi mente, no sé cuánto tiempo estuve corriendo, pero empezó a amanecer y entonces vi un auto a la distancia, era una grúa, le hice señas y se detuvo, mis papás estaban adentro.

Cuando vieron mi estado se bajaron de la grúa asustados, preguntando que me había pasado, en donde estaba mi hermano. Intenté explicarles, pero jamás me creyeron, regresamos al coche y estaba volcado, buscamos a mi hermano por días, cuando quise mostrarles la leyenda en internet la nota ya no estaba, tampoco los reportes de las desapariciones. Quede como un loco para todos, y tal vez para ustedes también lo sea, pero es la verdad.

Autor: Mariana Peregrina.

Derechos Reservados.

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