La Funeraria, Historia De Terror 2023

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La Funeraria, Historia De Terror 2023

La Funeraria, Historia De Terror …Tengo 18 años, trabajo en un lugar bastante peculiar, en los escasos 5 meses que llevo laborando, aquí he visto de todo, y eso que yo trabajo de día. no me quiero ni imaginar lo que han de experimentar los que laboran de noche. Pero vayamos al principio, tras terminar la preparatoria me encontré parado ante una cruel realidad y un futuro incierto.

El trabajo escasea, sobre todo en el área que yo quería estudiar, así que podía arriesgarme a estudiar durante muchos años para terminar en un empleo mal pagado, o podía empezar a buscar empleo. Preferí el dinero, yo no tenía idea de cómo llenar una solicitud ni ninguna cosa de esas, así que opté por buscar en grupos de Facebook.

Claro que, como todos deben saber, la mayoría de las publicaciones no eran más que una vil estafa, hechas por perfiles nuevos, creados solo para hacer la publicación, o trabajos que pedían cliquear en enlaces de dudosa procedencia. Estuve buscando casi por 20 días, hasta que vi un post que llamó mi atención. no se decía el tipo de empleo, tampoco el sitio ni la paga, solo se hacía mención de que se trataba de un trabajo que requería de hombres jóvenes responsables.

y se firmaba contrato por 6 meses, también se advertía que se firmaba una cláusula donde se acordaba que si el empleado renunciaba antes de los 6 meses estaba obligado a devolver todo el dinero que se le había pagado o enfrentar consecuencias de carácter penal. Era una publicación muy rara. Revisé el perfil de la persona que hizo el post y estaba activo desde el 2018, eso ya era una buena señal, así que me decidí a enviarle mensaje a la persona.

Me dio la dirección del sitio y me dijo que me presentara dentro de una semana para explicarme cómo estaba el trabajo. Lo platiqué con mis padres, el sitio estaba extremadamente lejos, así que, en caso de quedarme con el empleo, ocuparía un auto, entonces se los pedí. Al principio se negaron, sobre todo mi padre, pero luego le dije que salía más barato comprarme un carro medianamente decente, que pagarme una carrera universitaria.

Lo convencí.

Cuando llegó el día de presentarme en aquel sitio, ya tenía mi auto. muy lejos de ser lujoso y ya con algunos años de haber salido al mercado, pero mientras encendiera era suficiente para mí. Conduje durante dos horas por carretera, tuve que ayudarme con el GPS para no perderme en el trayecto. Se trataba de un local bastante grande, de dos plantas, de colores discretos y con una arquitectura demasiado simple. lo raro es que el lugar estaba literalmente en medio de la nada, rodeado por puro monte.

Al llegar me recibió la persona con la que había hablado por Facebook. Esta persona, a pesar de mostrarse con demasiada seriedad, parecía agradable. Lo primero que hizo fue decirme que se trataba de una funeraria, y que si quería rechazar el empleo era el momento. decidí continuar. En breve me llevó a dar el recorrido por las instalaciones. La distribución de las zonas dentro de la funeraria se las iré contando conforme se ocupe.

Lo más destacable aquí es que la morgue está en el primer piso, claramente no se puede acceder, hay un grueso vidrio ahumado que separa la morgue del resto de áreas de la primera planta. Hay dos maneras de ingresar a la morgue, la primera es por detrás, que es por donde ingresan los cuerpos, y la segunda es utilizando las escaleras, la segunda planta. También hay un elevador, pero ese es solo para subir los cuerpos a las salas para su exhibición.

Se me explicó que la vacante era de guardia diurno, mi horario de entrada sería a las 8 de la mañana y la salida a las 8 de la noche. La paga era de 2,800 pesos por semana. Las actividades no eran nada del otro mundo, cada día la administración me dejaría una lista de todo lo que tendría que hacer en el turno, en el orden exacto en el que tenía que hacerlo. Y esa lista tenía instrucciones precisas de cómo realizar cada cosa, así que todo sería relativamente sencillo.

Yo solo tendría 3 herramientas de trabajo: un llavero que me daba acceso a todos lados, una linterna que solo sería necesaria en caso de algún apagón, y obviamente, un radio. Me aclararon que tendría una capacitación de un solo día. no le vi mayor problema así que acepté. Volví a mi casa y al día siguiente ya me presenté listo para aprender lo mejor posible todas las actividades que tendría que realizar.

Llegué 10 minutos antes, aún no había llegado el que me acompañaría en el turno. Me recargué en la cajuela de mi auto, en eso llegó una camioneta cerrada de color blanco, se siguió de largo y rodeó la funeraria, supuse que iba a la parte de atrás, seguramente llevaba un cuerpo. Finalmente, llegó la persona en cuestión, se presentó conmigo y me invitó a pasar a las oficinas. Estando ahí me dieron mi uniforme, mis herramientas de trabajo y me retiraron el celular. No podía utilizarlo mientras estuviera en turno, ni siquiera en mi hora de comida.

No protesté, al trabajar en una funeraria, supongo que la discreción y privacidad es lo más importante, así que entiendo que no quieran que se tome alguna foto indebida. Ya con el uniforme puesto empezamos a trabajar, lo primero que hicimos fue realizar un recorrido por todas las áreas. me explicaron que el andar debe ser lento y seguro, me dijeron que, si caminaba rápido, y si actuaba de forma nerviosa podría alterar a las familias de los fallecidos.

Recorrimos la primera y segunda planta, luego volvimos a la primera planta y revisamos el grueso cristal ahumado, la idea era detectar cualquier tipo de daño, grietas más que nada. Ya que, según me explicaron, el material del que estaba hecho sumamente resistente mientras su superficie fuera uniforme, pero que la presencia de cualquier irregularidad hace que se vuelva frágil. No encontramos nada, así que procedimos a lo siguiente.

Todo era verificación, de puertas y áreas. A las 11 de la mañana fuimos al comedor a probar bocados, ahí me explicaron que había dos formas de comer, la primera era aceptar lo que estaba hecho y así comer gratis. La segunda opción era pagar para qué la persona que estuviera atendiendo la cocina me preparara algo. Claro que ese servicio era costoso. Nos servimos de lo que ya había, era fruta con yogur y café negro.

Luego del ligero descanso de 15 minutos, subimos a la segunda planta para que me mostrara el cuarto de monitores. Se trata de una pequeña oficina de 3 por 2, dentro hay una radio que sintoniza siempre las noticias, una silla muy cómoda, un archivero, un escritorio y un monitor que muestra todo lo que está siendo grabado por el circuito cerrado, que está conformado por 30 cámaras.

Todo está siendo grabado las 24 horas: el comedor, los baños, el área de fumadores, las oficinas, la morgue, el elevador, la enfermería, los cuartos de servicio fúnebre, las escaleras, pasillos, y todo el perímetro de la funeraria. Me pareció demasiada vigilancia para una funeraria, así que pregunté sobre el motivo de tanta cámara. La respuesta fue que la funeraria manejaba una cartera de clientes muy especiales, de mucho dinero y con familias que tenían gustos excéntricos.

Por dar un ejemplo, en la funeraria se utiliza un método de conservación de cuerpos muy avanzado y bastante costoso, este método permite que el cuerpo se mantenga presentable durante una semana. También se me dejó en claro que no cualquiera podía solicitar los servicios de la funeraria, no hay manera de buscarla en internet, no se hace publicidad.

Para que una familia pueda traer a su fallecido debe de formar parte del círculo cercano del dueño o de alguna familia que anteriormente haya usado los servicios de la funeraria, aparte de tener mucho capital, por supuesto. Aquello a mí me sonaba como algo sectario, así que dejé de hacer preguntas. Salimos del cuarto de monitores, caminamos un par de metros y luego dimos vuelta hacia el pasillo de la derecha. ahí abrimos una puerta que requería llave.

Eso nos llevó a un gigantesco pasillo, hacia la izquierda había como 7 metros antes de topar con una pared, y 3 metros a la derecha estaba la escalera para volver a la primera planta, pero del otro lado del cristal ahumado. Hay que darle toda la pared exterior de la morgue para poder llegar a la puerta. Caminamos más de 30 metros para rodear la morgue.

Ahí estaban 2 puertas, una para entrar a la morgue y una para salir a la parte trasera de la funeraria, que es por donde entraban los cuerpos. Un detalle que me generó mucha curiosidad es que estando de este lado se podía ver a través del vidrio ahumado, es decir, yo podía ver a las personas que entraban a la funeraria, pero ellos no podían verme porque el cristal no se los permitía.

Lo que se me hacía raro no era el hecho de que de un lado se viera y del otro lado no, simplemente yo no entendía por qué se necesitaba ese tipo de cristal. En fin, antes de entrar a la morgue me preguntó si estaba preparado para ver a un muerto, respondí que no creí que hubiera ningún problema, siempre y cuando el olor no fuera muy fuerte. El sujeto rió un poco, luego me indicó que arriba de la puerta había una luz que alternaba entre rojo y verde.

Cuando estaba en rojo significaba que se estaba realizando la autopsia. En verde significaba que el cuerpo ya estaba limpio y preparado, esperando que llegue el momento de que lo trasladen a alguno de los cuartos de servicio, o que de plano no había ningún cuerpo. La luz estaba en verde, entonces podíamos entrar, me presenté como el nuevo guardia con los 4 que estaban ahí. Dos de ellos tenían cara de criminales, lo digo con todo respeto, pero parecía que acababan de salir del reclusorio. Uno era muy joven, y también había un señor ya grande, canoso y con un rostro cansado, prácticamente un anciano.

Él me miró fijamente, y me preguntó si creía en la vida después de la muerte. Yo no supe qué responder. Todos se quedaron esperando mi respuesta, el silencio era incómodo, así que respondí que no estaba seguro. El viejo me pidió que me acercara junto con él para observar el cuerpo de cerca. Dudé al principio, pero lo hice, total, si iba a trabajar en la funeraria debía acostumbrarme a esas cosas.

Se trataba de una mujer joven, no llegaba a los 30, tenía algunos rasgos orientales, su cabello era corto, era delgada, estaba vestida de gala, color rojo, aretes pequeños y tacones. Lo recuerdo perfectamente bien porque fue el primer cadáver que vi en persona. El anciano me dijo que ella se llamaba Marina, hija de un banquero que era amigo cercano de la familia. resulta que ese viejo era hermano del dueño de la funeraria. Había muerto de una puñalada en la espalda.

Me contó que había conocido a Marina desde que era una niña, él era su padrino de bautizo. Le di el pésame. me agradeció, luego se acercó a la frente del cadáver y le dio un beso. Yo me quedé helado, me despedí del don, y antes de que saliéramos de la morgue me dijo que Marina estaría ahí por unos días, en lo que la familia resolví algunas cosas legales, que me la encargaba mucho, que antes de que terminara mi turno del día siguiente le diera una vuelta para asegurarme de que estaba bien.

La Funeraria, Historia De Terror

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En ese momento la sangre se me fue hasta los pies. ¿Qué demonios significaba eso? Sentí un miedo terrible, como nunca antes había sentido, se me resecaron los labios. La persona que me estaba capacitando me dijo que había que ir al comedor por un vaso de agua para que me explicara algunas cosas. Mientras caminábamos para llegar a la escalera, rodeando la morgue, claramente teníamos que pasar por el largo pasillo que en lugar de pared tenía el vidrio ahumado.

Sinceramente, era incómodo pasar por ahí, porque a pesar de que yo estaba consciente de que los del otro lado no podían verme, yo sentía que alguien me miraba. Casi llegando al final del pasillo, antes de dar vuelta, pude ver a un niño que estaba mirando fijamente el vidrio. Llegamos a la escalera, subimos a la segunda planta, fuimos hasta la otra escalera para bajar del otro lado del vidrio, y fuimos al comedor.

Mientras tomaba un poco de agua, esta persona me explicó, en voz baja, que el trabajar literalmente junto a la muerte, es normal empezar a ver sombras, escuchar voces, sentir cosas que parecen no pertenecer a este mundo. Se puso muy serio y recalcó que por nada del mundo yo debía hacer caso de situaciones que escaparan a la lógica, que debía fingir que no me daba cuenta, porque de lo contrario las manifestaciones se volverían más fuertes.

Yo estaba pálido del miedo, el tipo relajó su expresión y me dijo que mientras yo siguiera las indicaciones al pie de la letra no habría ningún problema. El resto del turno ya no pasé ningún susto. Faltando 15 minutos para las 8 llegó mi relevo, nos presentamos, le pasamos las llaves, la linterna y el radio. Fuimos a administración a firmar salida y también recogí mi celular, ya no había nadie.

La persona que me había capacitado, antes de retirarse, me recordó que cada mañana debía recoger la lista de actividades en administración, y que debía seguir a pie de la letra las indicaciones que vinieran en la hoja, en tiempo y forma, y solo debía alterar mis funciones cuando el dueño o su hermano me dieran una indicación específica.

Al día siguiente llegué temprano, ya uniformado, entregué mi celular en administración, recogí mis herramientas de trabajo y la lista de actividades a realizar. Lo primero era dar un recorrido por toda la funeraria, ambas plantas y la morgue. Todo estaba en orden, al momento de llegar a la morgue, que estaba en foco verde. dentro me encontré al otro guardia platicando con el hermano del dueño.

Los saludé, y con un poco de pena, le pregunté a mi compañero por qué cuando él llegaba yo le entregaba el turno, y cuando yo llegaba me lo entregaba administración. me respondió que los de administración se retiraban a las 5, que ese era el motivo. Ya me iba a retirar cuando el viejo me recordó que ese día, antes de terminar mi turno, debía ir a darle una vuelta al cadáver de Marina. Le dije que contara con eso, que por supuesto lo iba a hacer.

Ya para terminar mi recorrido, revisé el cristal ahumado para asegurarme que no tenía ningún tipo de daño. Lo siguiente en la lista era ir a las 9:25 al área de administración, para recoger una caja con documentos, llevar la caja al cuarto de monitores, destruir todos los documentos, toda la papelería, echarla en una bolsa negra, salir por la puerta trasera y tirar la bolsa en el contenedor de basura.

A la hora que tocaba fui por la caja, y luego fui al cuarto de monitores. Sentía mucha curiosidad sobre el porqué destruir esos documentos. Decidí mirar un poco mientras iba rompiendo, los documentos que iba a destruir eran expedientes, incluían fotografía y causa de muerte. sí había más detalles, pero no eran tan relevantes.

En los primeros documentos no encontré nada interesante, así que me apuré a romper todo lo más rápido que podía. hasta que me encontré un documento que tenía la fotografía de un militar. Ahí decía que se trataba de un general, Víctor G. hasta ahí todo bien, pero la causa de la muerte era lo que no tenía sentido.

Decía Inducción.
Sin tener idea de qué pudiera significar, seguí rompiendo documentos. me encontré otro que tenía la misma causa de muerte, inducción. se trataba de Cristian V., abogado. José, Celia, Arturo, Brenda. los 4 habían muerto por inducción. Nunca había escuchado esa causa de muerte, era evidente que no podía preguntar, por qué sabrían que leí los documentos. así que rompí todo, lo metí en una bolsa negra y lo saqué al contenedor.

A las 11 de la mañana fui al comedor, para comer había pan tostado con mantequilla y salsa, y café para tomar. Terminó mi pequeño descanso. Lo siguiente en la lista era revisar las cámaras durante una hora, así que subí a la segunda planta, y fui al cuarto de monitores. La indicación era verificar que todo estuviera en calma, nadie haciendo escándalo, nadie peleando, que la funeraria estuviera en armonía.

Al principio es muy complicado estar viendo todas las cámaras al mismo tiempo, me era imposible, por suerte a un lado del teclado había una serie de indicaciones de cómo monitorear de forma correcta. Había una tecla que al presionarla hacía que una sola cámara abarcara toda la pantalla, y con otra tecla la cámara enfocada iba alternando cada 5 segundos. Así podía revisar toda la funeraria en menos de 3 minutos. Comedor en orden, área de fumadores vacía, los cuartos de servicio 1 y 3 estaban vacíos. solo el cuarto de servicio 2 estaba a media capacidad.

Cuando todas las cámaras volvieron a dar toda la vuelta por el monitor, pude ver que dos trabajadores estaban subiendo por la escalera, traían un gran cuadro, se trataba de una pintura con el rostro de Marina. lo estaban llevando hacia el cuarto de servicio 1. Las cámaras siguieron cambiando en el monitor, y cuando tuve enfocada el área que está entre las oficinas y el comedor, pude ver al mismo niño que había visto la primera vez que bajé a la morgue.

Estaba haciendo exactamente lo mismo, estaba parado frente al vidrio ahumado, observando fijamente, como si pudiera ver hacia el otro lado. Me llamó la atención que tuviera la misma ropa. además, no había ningún adulto cerca, no era coherente que unos padres dejaran a su hijo andar solo caminando por una funeraria. Pasaron los 30 segundos y la cámara enfocada cambió, presioné una tecla para volver a la cámara anterior, pero el niño ya no estaba.

Empecé a cambiar entre todas las cámaras lo más rápido que podía, pero el niño no aparecía en ninguna parte, ni afuera, ni adentro, entonces lo vi, estaba caminando del otro lado del vidrio ahumado, dirigiéndose hacia la morgue. Inmediatamente, salí del cuarto de monitores, y tratando de aparentar calma, caminé rápido hasta el final del pasillo, giré a la derecha y crucé la puerta, ya esa área era solo para trabajadores, así que empecé a correr.

Casi me caigo en las escaleras, pero no dejé de correr, llegué a la morgue, ni siquiera puse atención en el color de la luz, simplemente entré agitado. Ahí solo estaba el cuerpo de Marina. Busqué por todos lados, pero nada, me quedé totalmente confundido, la única alternativa es que el niño se hubiera salido por la puerta trasera.

Debía ir a revisar, pero en cuanto me di la vuelta, entró el hermano del dueño y me preguntó qué estaba haciendo ahí. Le dije que un niño se había colado, y que lo estaba buscando. El viejo se dio cuenta por mi expresión que estaba alterado, y no quería perder el empleo por las ocurrencias de un niño.

El señor me dijo que prestara mucha atención, me contó que ese niño vivía en la funeraria, que ya llevaba 3 meses ahí. Dijo que él, junto con sus padres, habían sido atacados por una caravana armada. No hubo sobrevivientes, solo que el niño había estado dormido durante el incidente, y por lo tanto, él no estaba consciente del hecho de que ya no debería estar aquí. Y es muy normal estarlo viendo correr por los pasillos.

Mis pupilas estaban muy dilatadas de la impresión, me generaba ansiedad, no podía creer lo que estaba escuchando, pensé que se trataba de una mala broma. El anciano me preguntó qué era lo siguiente en mi lista, le respondí que debía regresar a seguir monitoreando, y luego tendría mi tiempo de comida que terminaría a la una, y luego seguir con mis actividades.

Me dijo que olvidara lo del monitoreo. El viejo y yo tuvimos una charla larga y tendida sobre la muerte, y sobre lo que hay después. Se los voy a intentar explicar de forma sintetizada. Se supone, según las creencias y experiencias del hermano del dueño, que cuando el cuerpo físico muere, el alma puede o no mantenerse en este plano dependiendo de una cantidad infinita de situaciones variables.

Cuando un alma no está lista para reencarnar, suele negarse a partir. Existe un lapso de 3 días en el que el alma puede optar por irse o por quedarse. El 99% de las almas eligen irse, pero hay un 1% que por una cosa o por otra se quedan, ya sea que no se den cuenta de que deben irse o que deliberadamente no se quiera ir.

Hay señales y pequeñas cosas, que ayudan a saber con antelación si un alma se irá o no. Por ejemplo, entiendo que es normal que un cadáver huela mal, pero dijo el anciano que hay cuerpos que llegan con un olor muy fuerte, a pesar de llevar poco tiempo de haber muerto, ese fétido olor es señal que el alma está intranquila, que no se irá.

Otra forma de saber es identificando la expresión en su rostro, si parece que está dormido es que se fue en paz, mientras más miedo se note en su rostro, es más probable que se quede. También se puede detectar de una forma bastante peculiar: cuando el muerto es visto en su propio funeral. Por lo general, cuando esto ocurre, el alma del muerto se sienta lo más lejos de lo posible de su ataúd, porque sabe que debe irse, pero se niega a aceptarlo.

Una cosa que me dijo y que me dejó bastante consternado, es que hay ocasiones en las que el alma, con el cuerpo físico aún vivo, se niega a permanecer en este mundo, y que un suicidio completamente inesperado, y sin explicación lógica, suele ser una señal de que el alma fue quien mató al cuerpo. Entonces, así como que, no queriendo, le pregunté cuál era la situación de Marina. Él me lanzó una mirada que denotaba mucha preocupación.

Dijo que él creía que iba a quedarse en la funeraria, que por eso me dijo que yo debía cuidarla, estar al pendiente de ella. Que no debía dejarla salir de la funeraria, porque los muertos se pueden perder, vagando sin rumbo por la eternidad. Si permanecía dentro de la funeraria, al menos sabrían que está bien. El señor se sinceró conmigo, creo que eso me hizo empatizar un poco con él. Así que le dije que no se preocupara, que solo me dijera cómo debía cuidarla y que no habría problema.

Debo admitir que en el fondo yo aún tenía dudas sobre si todo lo que me estaba diciendo era real. Pero el señor estaba convencido de que era real, y eso era suficiente para mí. El señor me dio un par de indicaciones, me agradeció la atención, y luego me dijo que ya podía ir al comedor. A la una en punto salí del comedor, mi siguiente actividad era ir con la muchacha de limpieza, y revisar el stock de insumos para consumo interno, gel antibacterial, desinfectante, ese tipo de cosas. Primero busqué a la muchacha en administración, pero no estaba, ahí me dijeron que ella había ido al salón de fumadores a hacer limpieza.


Cuando iba a salir de las oficinas, alcancé a ver de reojo una lista de Excel, cuyo encabezado decía. “Solicitud de Inducción”. Fingí que no había visto nada, no reaccioné, no hice muecas, me seguí derecho hasta que salí. Algo andaba mal con eso, había varios expedientes cuya causa de muerte era Inducción. ¿por qué habría una lista de espera para morir? Parecía que detrás de aquello había algo perturbador. Pero no tenía tiempo de estar pensando en eso, tenía que trabajar.

Rodeé las oficinas, pasé por enfrente de los baños, ese pasillo conecta con el salón de fumadores, pero no entré porque la muchacha estaba trapeando cerca de las escaleras. Fui con ella y le dije que de favor fuéramos a revisar los insumos. Caminamos de regreso por el pasillo que está entre la administración y los baños, giramos a la izquierda, pasando por afuera de la entrada de personal de cocina al comedor y al final de ese pasillo estaba el cuarto de limpieza.

Entramos, es un lugar pequeño, más pequeño que el cuarto de monitoreo. En una de las paredes había una lista con todo lo que había que tener, el stock mínimo, al pie de página decía que, si la existencia de algún producto estaba por debajo del stock mínimo, debía informar a administración para que realizara el pedido.
Al hacer el inventario sí había un producto por debajo de lo mínimo permitido.

Antes de volver a las oficinas le pregunté discretamente a la de limpieza cuánto tiempo tenía trabajando en el lugar, me dijo que llevaba 3 años, así que le mentí diciendo que había escuchado a unas personas hablar de algo llamado inducción. Ella me miró muy seria, y me dijo que no podía decir mucho por qué la podrían correr, solo me sugirió que cuando estuviera en el comedor le prestara atención a la mesa más alejada de la barra.

Luego se fue. Yo fui a las oficinas y me acerqué a la persona en cuya computadora había visto la lista de espera, y le pregunté si con él era para ver lo del pedido de material. Me respondió que no, y me indicó con quién. Tuve medio segundo para echar un vistazo a su pantalla y pude corroborar lo de la lista de espera, ahí seguía la lista.

Las actividades del resto de mi turno ya no fueron tan interesantes. Faltando 15 minutos para mi hora de salida, fui a la morgue para revisar el cadáver de Marina. Apenas iba a doblar en el pasillo que da a la puerta, cuando frente a mí vi a Marina, vestida exactamente igual a como yo había visto su cadáver.

Me quedé petrificado por unos momentos, intentando recordar lo que el viejo me había dicho que tenía que hacer en caso de que eso ocurriera. No lograba concentrarme, pues Marina estaba de espaldas, y yo podía ver la abertura en su espalda, la que le había dejado la puñalada que había terminado con su vida.

Respiré profundo y le hablé por su nombre, volteó a verme, tenía una expresión muy negativa, estaba claramente molesta. Inclinó un poco su cabeza hacia un lado, como si no comprendiera lo que estaba pasando, quizá ella pensaba que era yo quién la había apuñalado. Marina sabía lo que le había ocurrido, eso fue lo que dijo el viejo, que cuando la encontraron aún estaba viva, pero ella no supo quién la atacó.

Entonces, si la habían apuñalado por la espalda, y cuando voltea me ve, creo que se entiende que las cosas no pintaban nada bien para mí. No hablaba, pero su mirada me lo decía todo, sentía odio.
Afortunadamente, en ese momento recordé las palabras que me había dicho el hermano del dueño, y las repetí tal cual, una por una. “Tranquila, todo está bien, solo vuelve a dormir. cuando despiertes habrá terminado”.

Su rostro cambió en ese momento, se notaba más tranquila, dio media vuelta, caminó lentamente hasta la puerta y se metió a la morgue. Yo di algunos pasos hacia atrás hasta que mi espalda estuvo contra la pared, ahí me dejé caer el suelo, estaba en blanco, no sabía qué pensar, no tenía idea de qué hacer, me temblaban las manos y las piernas, no podía ponerme en pie.

Necesitaba agarrar aire para no desmayarme, a duras penas pude ponerme en pie, caminé despacio, agarrándome de la pared para no desplomarme, y fui avanzando hasta llegar a la puerta trasera. Al abrirla, vi que el vehículo que transportaba los cuerpos estaba ahí, y los dos tipos con cara de criminales estaban dentro del vehículo.

Cuando me vieron se bajaron, uno se rió un poco, me llamó niño y me dijo que ese trabajo era para hombres, que se requería mucho valor y tener la sangre muy fría. El otro tipo me preguntó si quería un trago, le respondí que sí. Fue al vehículo y regresó con un vaso desechable que contenía whisky. Lo bebí de un trago, eso me tranquilizó.

Estuvimos platicando un rato. Se me olvidó por completo que ya iba a llegar mi relevo, y que debía entregarle las cosas. De pronto mi compañero llegó a donde estábamos, me saludó tranquilo y me preguntó si había visto a un muerto. Le conté lo de Marina, y me dijo que debía tomarlo con calma, que eso no era lo más extraño que ocurría en el lugar.

En ese momento, ya no quería saber nada de fantasmas, así que no le pregunté a qué se refería, simplemente le entregué las cosas, fui a las oficinas, marqué salida, tomé mi celular y me fui a casa. No le dije a mis padres para no asustarlos. Esa noche estuve meditando sobre si en realidad valía la pena volver a la extraña funeraria.

Decidí que sí. ya sabía cómo estaba el asunto del niño y de Marina, supuse que ya no habría nada que pudiera asustarme. Así que al día siguiente llegué puntual, hice mis actividades matutinas, a la hora de tomar mi descanso recordé lo que la chica de limpieza me había comentado, que le pusiera atención a la mesa más alejada de la barra.

Ahí estaba un sujeto, solo de ver cómo iba vestido, quedaba claro que tenía muchísimo dinero. Noté que estaba comiendo algo que no estaba para escoger en la barra, es decir que lo había pedido para que se lo prepararan, era carne, no era un filete, contenía salsa, solo pequeños pedazos de carne, como si fueran cárnicas de cerdo, tenía más o menos la misma consistencia. No entendí qué se supone que tenía que ver ese señor con la lista de espera para inducción. Una broma de la muchacha supuse.

Fui a monitorear, y vi que los familiares de Marina estaban llegando al cuarto de servicio 1. También vi por los monitores que el cuerpo estaba siendo trasladado por el elevador de la morgue, el elevador da a un pasillo que da acceso a las puertas traseras de los cuartos de servicio, para poder ingresar los cuerpos sin tener que meterlos por la entrada.

El hermano del dueño estaba ahí, y también estaba el sujeto que se había sentado en la mesa más alejada de la barra en el comedor. Era familiar de Marina, obvio. El resto del turno estuvo bastante tranquilo. Antes de mi hora de salida terminó el servicio de la familia de Marina y procedieron a retirarse para ir al cementerio. Realicé mi último recorrido, llegó mi compañero, le entregué el turno y me retiré a mi casa.

Al día siguiente, y durante una semana más, estuve viendo al mismo sujeto, sentado en la misma mesa, a la misma hora, comiendo lo mismo. Eso definitivamente estaba rarísimo. Así que decidí preguntarle a mi compañero, si él de casualidad sabía quién era ese señor. Me dijo que se trataba del dueño de la funeraria.

Opté no hacer más preguntas para evitar meterme en problemas, aún tenía muchas dudas respecto a todo el asunto de la muerte por inducción, pero decidí dejar el tema para otro momento. Pasaron los meses, en todo ese tiempo estuve en muchas situaciones tanto con el niño como con Marina, cada vez lo llevaba mejor. Hace unos días, cuando le iba a entregar el turno a mi compañero, me dijo que debíamos platicar en privado, así que fuimos al cuarto de monitores.


Me recordó que en poco tiempo se va a vencer mi contrato por 6 meses, y que él necesitaba saber si yo iba a continuar o no, le dije la verdad, que no estaba seguro. Me dijo que él entendía que ocurren cosas extrañas, que ese es el motivo por el cual tienen mucha rotación, él anteriormente era el guardia diurno, pero nadie aguantaba ni una semana en el turno nocturno, así que lo movieron a él para la noche.

Me dijo que si tenía preguntas podía hacerlas. No iba a perder la oportunidad, así que le pregunté por el asunto de la inducción. Me respondió que había personas, de ciertas condiciones económicas, que querían donar su cuerpo a cambio de una gran suma de dinero. Pregunté cómo los mataban, y qué hacían con los cuerpos.

Me dijo que ellos acudían a la funeraria, se tomaban unas pastillas, y morían sin dolor. En cuanto a lo que hacen con los cuerpos, me dijo que antes de responderme yo debía firmarle un documento donde declaraba que iba a renovar mi contrato por otros 6 meses. Mi curiosidad era muy grande, además ya estaba un poco acostumbrado a las cosas raras que ahí ocurrían, así que le firmé.

La respuesta fue que la mayoría de los cuerpos, el dueño de la compañía los vende a laboratorios y hospitales para que ellos hagan sus cosas, pero que de vez en cuando un cuerpo se queda en la funeraria, porque el dueño tiene gustos especiales cuando se trata de comida. Mi compañero notó mi cara de impresión, entonces me miró fijamente y me dijo lo mismo que en aquella ocasión, que eso no era lo más raro que ahí ocurría.

Entonces le pedí que me dijera a qué se refería.
Su respuesta fue. “Don Iván, el hermano del dueño, fue el primer muerto que tuvo su servicio aquí, hace 5 años” ….

Autor: Ramiro Contreras..

Derechos Reservados.

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