El Niño Desfigurado Historia De Terror 2023

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El Niño Desfigurado Historia De Terror 2023

El Niño Desfigurado, Historia De Terror… Esto le sucedió a mi mejor amigo, quien trabajaba en una obra en construcción. Lo conozco hace ya muchos años y me permitió contar su historia. Él se llamaba Luis y tenía 25 años en ese entonces. Todo sucedió hace 20 años más o menos y cuando me lo cuenta aún se le ve el miedo en los ojos.

La obra había estado en marcha durante varios años, y aunque las cosas iban avanzando, nunca parecía que pudieran acabarla. Era una estructura colosal de acero y vidrio que se elevaba por encima del paisaje urbano, como si se tratara de un monumento a la vanidad humana. La gente pasaba por debajo de ella y miraba hacia arriba, impresionada por su tamaño y su elegancia. Sin embargo, no todos los que trabajaban en la obra estaban igualmente impresionados.

Había una leyenda que corría entre los trabajadores de la obra, una historia que hablaba de un niño que atormentaba a los obreros con su horrible rostro desfigurado. Nadie sabía exactamente cómo había llegado el niño allí, ni por qué estaba tan enojado con los trabajadores. Algunos decían que era el fantasma de un niño que había muerto en un accidente en la obra, otros que era una criatura creada por las fuerzas del mal que se había instalado en la construcción.

Lo que era cierto era que el niño aparecía a menudo en la obra, y que parecía disfrutar haciendo la vida imposible a los trabajadores. Aparecía en momentos inesperados, en medio de la noche o en pleno día, y siempre tenía algo nuevo que atormentar a los trabajadores. A veces se colgaba de una viga y la sangre que salía de sus heridas o incluso de su boca caía encima de los trabajadores, otras veces lanzaba objetos a los obreros desde lo alto de la estructura y por ende había muchos accidentes, pero lo que más miedo daba a los trabajadores era su rostro desfigurado.

El niño tenía la cara cubierta de cicatrices y heridas, como si hubiera sufrido una quemadura terrible, sus ojos estaban inyectados de sangre y sus manos tenían unas uñas largas, además sus dientes estaban amarillos y afilados.

No se sabía cómo había llegado a estar así, pero su aspecto asustaba a los obreros. Cuando aparecía, muchos de ellos huían de la obra, incapaces de soportar el terror que les producía, muchas veces llegaron a vomitar o a renunciaban completamente. Otros se quedaban, pero sufrían terribles pesadillas donde aquel ente malvado se les aparecía y despertares sudorosos durante semanas después de haber visto al niño.

Había algunos trabajadores que no creían en la leyenda del niño maldito, que pensaban que era simplemente una invención de los compañeros para gastar bromas o para justificar errores o accidentes en la obra. Pero incluso estos trabajadores eran afectados por el miedo que generaba el niño. Sabían que algo extraño estaba pasando en la construcción, y que no se trataba simplemente de un juego macabro.

Uno de estos trabajadores era mi amigo Luis, que había trabajado en la obra desde que empezó. Luis era un tipo valiente y decidido, que nunca había creído en leyendas ni en fantasmas. Pero recuerdo que en ese tiempo muchas veces llego a contarme que un par de ocasiones había visto a aquel ser y que habían sido experiencias aterradoras.

Había intentado hablar con él en varias ocasiones, pero el niño siempre huía o le gritaba insultos, sin mostrar ninguna señal de querer hablar o de querer hacerle algún daño.

Una noche en la que Luis tuvo que quedarse hasta tarde a terminar su trabajo, sucedió que mientras se encontraba en lo alto de la estructura, vio al niño acercándose. Se preparó para lo peor, pero el niño simplemente se quedó allí, mirándolo fijamente.

Luis comenzó a sudar y su cuerpo empezó a temblar de miedo, ya que el niño lucía aterrador, además su simple presencia hacía que Luis quisiera salir corriendo de ahí, aunque no había escapatoria. Pero después de  unos segundos, Luis y el niño se quedaron mirándose, sin decir nada.

Luis estaba nervioso y completamente asustado, no sabía qué hacer, los gritos no salían de su boca, simplemente estaba en shock, pero trató de mantener la calma cuando se dio cuenta que aquel ser no pensaba dañarlo y preguntó al niño qué estaba haciendo allí.

El niño no respondió de inmediato, sino que se limitó a seguir mirando a Luis con sus ojos oscuros y llenos de odio. Finalmente, después de unos segundos, habló en un susurro ronco y gutural.

Le preguntó por qué seguía trabajando ahí, que si no se había dado cuenta de que esa obra estaba maldita.

Luis se sorprendió por el tono del niño, que parecía más un anciano que un niño. Las palabras no salían de su boca, no podía responder a un ente del más allá, simplemente el estado de shock no lo dejaba.

El niño sonrió de una manera macabra, mostrando sus dientes torcidos y amarillos. Luis sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Al no ver respuesta el niño desfigurado le dijo a Luis que le parecía valiente, pero no eres lo suficientemente fuerte para resistir a lo que se venía pues la obra estaba maldita, y todos los que trabajaban ahí serían víctimas de la maldición.

El Niño Desfigurado Historia De Terror

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Luis no supo qué responder, pero algo en las palabras del niño lo hizo pensar en lo que había visto y sentido en la obra. Había habido varios accidentes en los últimos meses, algunos de ellos fatales. Y había algo extraño en el ambiente, como si la obra estuviera viva y respirando por sí misma.

El niño se acercó a Luis y le puso una mano sobre el hombro, se sentía muy fría y asquerosa.

Le susurró al oído con una voz gutural que tenía que encontrar el origen de la maldición, y acabar con eso. Sólo así podría detener el mal que había en esa obra.

Luis no sabía qué hacer ni qué decir. Sentía miedo y desconcierto, pero también una extraña determinación. Sabía que algo estaba mal en la obra, y que tenía que hacer algo para arreglarlo.

¿Cómo voy a encontrar el origen de la maldición? -pensó Luis, tratando de mantener la calma.

El niño rio de nuevo, como si hubiera leído el pensamiento de Luis, pero esta vez parecía más tranquilo, aunque de sus horribles ojos empezó a salir una sustancia negra y después desapareció en la oscuridad.

Tenía que buscar donde empezó todo. El origen de la maldición seguramente estaba allí, y allí encontraría la respuesta. Luis no sabía a qué se refería el niño, pero sabía que tenía que hacer algo. Tenía que encontrar una manera de acabar con la maldición y hacer que la obra fuera segura de nuevo.

Luis se quedó allí, solo en la obra, preguntándose qué hacer a continuación.

Pero sabía lo que tenía que hacer. Tenía que encontrar el origen de la maldición y acabar con ella. Sólo así podría asegurarse de que la obra fuera segura de nuevo. Y no descansaría hasta que lo hiciera

Luis tomó una linterna y comenzó a caminar por la obra, buscando pistas sobre el origen de la maldición. Recordó las palabras del niño: “busca en el lugar donde todo empezó”. Pero ¿dónde era ese lugar?

Luis caminó hasta encontrar tierra removida y comenzó a escarbar hasta dar con lo que parecía un cráneo humano, a Luis se le helo la sangre y comenzó a correr.

De repente, una ráfaga de viento sopló a través de la obra, y Luis sintió que algo lo empujaba y así cayó al piso presa del miedo.

Había llegado a una habitación del lugar, se dio cuenta de que era diferente de las otras. La habitación estaba llena de escombros y polvo, y en el centro había una extraña estructura hecha de piedra. Parecía un altar, y ahí estaban las fotos de varios niños con velas prendidas y una leyenda que decía “en memoria de los niños que murieron en el incendio”.

Luis se acercó al altar y tocó el cuadro de quien sabía que era el niño desfigurado. Cuando lo tocó, una extraña energía se apoderó de él.

De repente, una figura apareció en la habitación. Era una mujer con la cara desfigurada, los pedazos de carne caían de la misma, se veía horrible. Tenía los ojos oscuros y llenos de odio.

Luis sabía que había despertado algo que no debía y pagaría por su curiosidad.

La mujer levantó su mano quemada tomando a Luis por la camisa haciendo que este tratará de desprenderse hasta que cayó al suelo.

No entendía quién era aquella horrible mujer y porque quería atormentarlo, así que corrió lo más que pudo dejando a la espantosa mujer atrás. Hasta que llegó a la parada del autobús. Luis se quedó allí, sin aliento. Sabía que tenía que contarle todo a sus compañeros de trabajo y hacer que la obra fuera segura de nuevo.

Luis siguió las indicaciones del niño y comenzó a buscar en los archivos y registros de la obra en la biblioteca de la ciudad. Descubrió que el terreno donde se construía la obra había sido un kínder en el que había habido un terrible incendio. La directora había sido quien inicio el incendio, pues estaba harta de su trabajo, no le importó quemarse también, aunque ahí había algo que no cuadraba, no era posible que una persona fuera tan mala como para hacer algo así contra unos niños.

Ahí fallecieron 15 niños, quienes estaban en el salón de música practicando para el coro de la escuela cuando ocurrió todo eso. El salón en el que estaban era el único que se habría hacía adentro, así que con el alboroto y el fuego no pudieron salir y la directora, quien había propiciado el incendio se quedó inmóvil y el fuego la consumió.

Así que en total eran 16 personas las que fallecieron en ese horrible suceso.

Después demolieron la escuela y los padres demandaron a los propietarios por lo que había sucedido, así que toda la energía del sufrimiento de aquellos niños se había quedado en ese lugar, es por eso que sucedían todos esos acontecimientos espeluznantes.

Con esta información, Luis decidió que tenía que hacer algo al respecto.

Decidió contarles a sus compañeros de trabajo y principalmente al ingeniero de la obra y los convocó, pero mientras esperaba comenzó a sentir una extraña presencia a su alrededor. Escuchaba susurros y risas, y sentía como si alguien o algo lo estuviera observando constantemente y eso que era de día.

Trato de calmarse, pero cada vez se escuchaba más fuerte, las risas eran estruendosas y Luis sentía que su corazón se salía de su cuerpo y se dio cuenta de que jamás había creído en esas cosas porque nunca las había presenciado, hasta ese momento.

Sintió que alguien le tocaba el hombro y cuando volteó vio a lo que parecía ser el cuerpo de un niño en descomposición siendo comido por las hormigas. Al ver esta escena que claramente no era real, sino una obra de algún ser malvado comenzó a gritar y uno de sus compañeros fue en su búsqueda, después llegaron a quienes había convocado, pero no se sentía bien para hablar con ellos en esa ocasión, así que les dijo que iría a casa y que al siguiente día les contaría todo.

Pidió permiso a su jefe de irse a casa y el ingeniero le dijo que estaba bien, pero que necesitaba que regresara en la noche, porque todavía quedaba algo de trabajo y le dijo que sí, pues en realidad solo necesitaba un minuto de calma en su hogar, así que se fue, tomó una siesta y luego se metió a bañar para ir de nuevo a la obra.

Mientras se bañaba escucho algo que lo dejo atónito, era alguien cantando una canción infantil y risas de niños pequeños. No podía creerlo, se enjuago rápidamente y salió de ahí asustado.

No era muy religioso, pero rezó el padre nuestro tres veces y se fue a su trabajo.

Eran alrededor de las 8 de la noche y el ingeniero le dijo que tenía que terminar el piso de una de las habitaciones, le llevaría 2 horas más o menos y luego podría irse a casa. Luis asintió y el ingeniero le preguntó acerca de lo que sabía del lugar, pues le daba curiosidad, aparte le dijo que él había visto al niño un par de veces y si Luis tenía la solución a que esas apariciones pararan él haría lo necesario.

Luis le preguntó por el altar, porque seguramente él ya sabía y había puesto aquel altar ahí, pero el ingeniero estaba confundido, pues no sabía de qué le hablaba, así que juntos fueron hacía aquella habitación y efecto no había nada, entonces aquel altar solo era una pista para que Luis supiera lo que había pasado ahí.

El ingeniero trato de persuadir a Luis para que le dijera que estaba pasando en realidad, pero Luis le dijo que era un tema delicado y algo largo, así que mañana que estuvieran todos juntos podría decirle que podrían hacer para parar esa situación y que pudieran terminar la obra sin ningún problema.

El ingeniero acepto y le pidió que se cuidara mucho.

Esa noche, mientras trabajaba en la obra, Luis sintió una presencia aún más fuerte. Sintió una fuerza invisible que lo empujaba hacia una de las paredes de la obra. Cuando se acercó, vio algo que lo dejó sin aliento.

Había una figura oscura, con forma humana, que parecía flotar en el aire. Los ojos del ser eran rojos y brillantes, y emitía un aura maléfica que llenaba todo el lugar.

Luis sabía que tenía que hacer algo para detener esta maldición. Entonces, recordó lo que le había dicho el niño y decidió enfrentarse al ser oscuro.

Con toda la valentía que pudo reunir, se acercó a la figura y comenzó a recitar una oración que recordaba que su madre le leía de niño. La figura oscura pareció enojarse y comenzó a emitir un sonido que parecía una risa malvada.

Pero Luis no se rindió. Continuó recitando la oración y, poco a poco, la figura comenzó a desvanecerse hasta desaparecer por completo.

Luis ya no podía con esa situación, se apresuró a terminar lo que le faltaba y se fue a casa. Estaba muy molesto y asustado y sabía que sino hacía algo nada pararía y el más afectado sería él, porque el niño le había pedido ayuda.

Al siguiente día todos los trabajadores se reunieron y les contó todo lo que había vivido esos últimos días y que él sabía que la mejor opción era hacer una misa para honrar la memoria de todos esos niños, quienes sufrieron en ese horrible accidente y posteriormente bendecir ese lugar para que pudieran descansar en paz y que ellos pudieran terminar la obra sin complicaciones.

Nadie podía creer todo eso, ni el ingeniero sabía lo que había pasado anteriormente en ese lugar y todos lamentaron profundamente todo aquello, pues era muy triste que por culpa de una mala mujer unos pequeños sufrieran tanto y tenía sentido que el niño se manifestara en nombre de todos los que sufrieron esa horrible tragedia.

El ingeniero dijo que al día siguiente llevaría a un padre para que les ayudara con l ceremonia y que investigaría el nombre de los niños para hacer el homenaje en su honor.

Ese día trabajaron sin disturbios, pero Luis aún no se sentía tranquilo, necesitaba acabar con la maldición, pero aún quedaba ese día y en un día pueden pasar muchas cosas.

Y no estaba equivocado, pues por la noche antes de irse a dormir escuchó algo parecido al sonido que hace un carrito de juguete cuando un niño juega con él en el piso, se asomó, pero no había nada.

Y cuando trató de prender la luz intentando encontrar el interruptor algo lamió su mano, se sentía una lengua asquerosa y cuando prendió la luz su mano estaba llena de saliva y sangre. Lo cual lo hizo vomitar.

Después de eso comenzó a llorar cansado por la situación, en el fondo sabía que él no tenía la culpa, pero también quería ayudar a los niños a descansar en paz.

Trato de dormir y concilio el sueño una hora después, pero se despertó en la madrugada, porque se escuchaban muchos ruidos.

Era como si muchos niños jugaran, se rieran, pero el sonido se distorsionaba cada vez más, en ese  momento se escuchaban llantos, los bomberos y risas de una mujer.

Encendió la luz con miedo a que sucediera lo mismo, pero no pasó. No había nadie, no había ningún niño, ni nada.

No durmió y por el medio día fue a la obra, la misa se celebraría a las 2 de la tarde, incluso el ingeniero invito a los padres de los niños que habían perdido la vida ahí, pero ninguno acepto la invitación, pues les parcia una ofensa y les habría muchas heridas. Luis no veía el momento en que todo eso acabara.

Cuando llegó el sacerdote inicio la misa y dijo los nombres de todos los niños, hasta el nombre de la directora, les pidió descansar en paz en nombre de Dios y después hicimos un recorrido donde roció agua bendita por todo el lugar.

Cuando la ceremonia acabo parecía que el ambiente del lugar era menos pesado, se respiraba paz y Luis creyó haber escuchado un “gracias” en el aire.

Después de ese día los trabajadores dejaron de sufrir accidentes y el ambiente en el lugar mejoró notablemente…

Luis sabía que había hecho lo correcto al enfrentarse al pasado de ese lugar, y estaba agradecido de haber encontrado la manera de detener la maldición en la obra.

Después de esa noche, Luis se convirtió en una leyenda entre los trabajadores de la obra. Todos hablaban sobre cómo había logrado enfrentarse a todo eso y detener la maldición que parecía estar afectando el lugar.

Pero Luis sabía que no había sido solo él quien había logrado detener la maldición. Había recibido la ayuda de alguien inesperado, un niño que había aparecido, quien había sido víctima de aquel accidente y que solo deseaba su descanso y el de sus compañeritos y por eso le había dado la información necesaria para encontrar el origen de la maldición.

Luis al principio se había sentido asustado e intimidado por el niño, pero después se dio cuenta de que en realidad no era un ser malo, solo buscaba llamar la atención de las personas para que pudieran ayudarlo. Después Luis quiso volver a verlo pero era claro que no volvería a verlo.

La obra finalmente se terminó y fue entregada a sus propietarios, quienes estaban muy satisfechos con el trabajo de Luis y su equipo. Pero Luis nunca olvidó lo que había sucedido en esa obra, y siempre se preguntó si habría algo más allí, algo que nunca había descubierto sobre la directora y por qué había cometido ese acto tan cruel contra aquellos niños.

Un día, años después, Luis estaba conduciendo por la ciudad cuando se detuvo en un semáforo en rojo. Miró hacia su lado y vio a un niño sentado en la acera, mirándolo fijamente.

Luis sintió un escalofrío recorrer su espalda al reconocer los oscuros ojos del niño. Pero antes de que pudiera hacer algo, el semáforo cambió a verde y tuvo que continuar su camino.

Muchas veces soñó con él, pero en todos los sueños el niño no tenía la cara quemada, se veía como un niño feliz jugando con sus amigos.

Desde entonces, nunca volvió a ver al niño. Pero cada vez que pensaba en esa obra, recordaba su presencia y la maldición que había logrado detener gracias a él.

Luis entendió que a veces, la ayuda que necesitamos puede venir de donde menos lo esperamos, y que hay cosas en este mundo que aún no comprendemos del todo. Y por eso, decidió seguir adelante, con los ojos bien abiertos y el corazón dispuesto a recibir cualquier ayuda que pudiera necesitar en el camino.

Autor: Lyz Rayón.

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