Los Alebrijes, Historia De Terror 2023

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Los Alebrijes, Historia De Terror 2023

Los Alebrijes, Historia De Terror… Cada día de muertos mi abuela Sofía solía poner su tradicional altar, aquel que se componía de frutas y bebidas, fotografías de los que ya no están entre nosotros, pero principalmente de una joya oaxaqueña que ella apreciaba, pues estos eran unos Alebrijes.

Estas estatuas típicas mexicanas fabricadas usualmente de cartón y papel estaban presentes en la casa de la abuela.

Recuerdo muy bien que de niña, ese solía ser mi miedo más grande, pues aquellas figuras tenían un aspecto el cual me aterrorizaba, así que al verlas siempre le pedía a la abuela que las ocultara, pero esta se negaba rotundamente, pues para ella eso era un tesoro.

Así que con el paso de los años me fui acostumbrando a esa extraña tradición, no obstante había algo dentro de mí que no confiaba en aquellas estatuas.

Por lo que, un día mientras nos quedábamos en casa de la abuela, me levanté de madrugada por un vaso con agua, fue ahí cuando sentí unos pasos extraños al igual que ruidos, los cuales en mi vida había escuchado pues eran tan peculiares y agudos que rápidamente me dirigí hacia ellos, estos sonidos extraños, me llevan hacia la ofrenda aquella que se encontraba iluminada por grandes velas.

Fue en ese momento cuando vi moverse a una de las estatuas y no sólo eso está Alebrije se me había quedado viendo fijamente con unos ojos, que en mi vida había visto, pues era un color rojo y una mirada tan pesada, que en ese momento lo único que deseaba era desmayarme, así que rápidamente grite y corrí lo más que pude, lo cual provocó que todos en esa casa se despertaran, al preguntarme qué era lo que había sucedido de inmediato les conté, y aunque en ese momento no me creyeron se preocuparon por el semblante que tenía pues me encontraba pálida y apunto de desmayarme.

Así que mientras pasaban los días yo no podía volver a ver de la misma manera, pues había que algo guardaban y claramente no era algo bueno, era algo diabólico era como si una alarma se apropiara de esas estatuas y quisieran darme un mensaje.

Nuevamente una de las noches supe que eran aquellos alebrijes los que espantaban mi sueño, pues claramente escuchaba como susurraban, corrían por todos lados e inclusive volaban , por un momento pensé que estaba enloqueciendo, pero sabía en el fondo que esos objetos tenían vida y disfrutaban estar en esa casa, aunque no sabía con exactitud con qué propósito estaban ahí.

Al tratar de hablar con mi abuela Sofía, le exclamé que esto no podía seguir así, a lo que me llevó a la sala y comenzó a explicarme que ella sabía perfectamente que estos seres tradicionales tenían vida, pues la habían acompañado por años, sin embargo, estos eran indefensos, pues su misión no era lastimar a las personas, sino existir y mostrar al mundo su magia traída desde el inframundo.

Después de aquella profunda plática, realmente no había quedado satisfecha, pues algo dentro de mi sabía que de una u otra forma estos seres tenían otro propósito, el cual no era nada bueno, pues con el paso de los días las cosas en la casa comenzaban a desaparecer, los objetos de vidrio o cerámica caerse y romperse y una serie de acontecimientos extraños que no sabíamos explicar.

Fue ahí donde una noche, me armé de valor y decidí dormir en el cuarto donde se encontraba la gran ofrenda y por ende, esos alebrijes, así que mientras trataba de conciliar el sueño, comencé a ver como estos demonios comenzaban a acercarse cada vez a mi y mientras susurraban mi nombre, traté de calmarme, pues si armaba otro alboroto más, mi familia comenzaría a dudar de mis facultades mentales, pues es algo que muchas personas piensan al momento de contar historias de terror o alguna que tenga que ver con seres de otro mundo.

Yo siempre había creído en esas anécdotas, pues cada persona tiene y vive distintas vibras las cuales inclusive marcan la vida de las personas. En ese momento mientras susurraban mi nombre, comenzaron a reírse fuertemente y minutos más tarde pude observar cómo se dirigían al cuarto de la abuela, lo cual me preocupó, pues podían atentar contra ella y su salud.

Sabía perfectamente que la Sofía estaba conciente de lo que pasaba, sin embargo un buen susto podría incluso matarla, quizá no debí pensar o analizar esa situación, pues al día siguiente mientras trataba de despertar y analizar lo sucedido, escuché los gritos de mi madre, así que corrí hacia ella, pues se encontraba en el cuarto de la abuela, al entrar no podía creerlo, pues aquella vieja se encontraba sin vida, con una cara totalmente expresiva, era como si hubiera visto algo espantoso y al quedar en shock le había dado un paro cardiaco.

Comencé a preguntarme muchas cosas en ese momento, pero principalmente la idea de que habían sido aquellos seres los cuales le habían arrebatado el alma a esa pobre longeva que me había visto crecer, así que mientras trataba de asimilar lo sucedido, mi madre me pidió llamar a una ambulancia, por lo que le mencioné que no tenía caso, pues esa mujer ya no tenía signos vitales, claramente había fallecido y de forma muy trágica.

Era tanta mi impotencia de no poder haber hecho algo al respecto, que poco a poco me fui desesperando, a tal grado de querer deshacerme de esos alebrijes, así que en un arranque de furia y tristeza, tomé una bolsa de basura y los metí para después desecharlos.

Fue mi sorpresa cuando al otro día, se encontraban en el mismo lugar donde siempre los colocaba la abuela, era como si nunca los hubiera desechado, pues aquella situación me hizo entender que realmente tenían vida y que probablemente estaban dispuestos a hacer algo más para herirme a mi o algún otro integrante de la familia.

Así que en medio de la frustración, decidí acudir con un chamán, el cual me dijo que en efecto esos seres tan peculiares y extraños tenían vida, una vida la cual era temporal, pues eso significaba que una alma en pena se había apoderado de ella para así simular y actuar de forma extraña.

Los Alebrijes, Historia De Terror

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Aquel hombre me dijo que probablemente los mismos integrantes de mi familia que venían el inframundo se habían apoderado de estas estatuas mientras más hablaba todo comenzaba a recobrar sentido, al menos para mí, sin embargo, traté de preguntarme muchas veces y por un buen tiempo, quien hubiera estado dispuesto de atentar contra mi abuela, pues ella siempre había sido buena y también estuvo dispuesta a velar por muchas personas que integramos esta familia.

Así que sin más , el hombre con el cual había acudido, me recomendó llevar aquellas estatuas a la lápida de la abuela, pues quizá esas descansaría junto con ellas, pues no veía otra solución más al respecto, ya que si volvía a tratar de deshacerme de ellas nuevamente, sabía que en cualquier momento estas volverían a su lugar y no se irían de la casa hasta conseguir un objetivo que en ese momento aún desconocía.

Fue cuando decidí un día en tomarlas nuevamente y llevarlas al cementerio, pues no tenía otra opción, al final del día estás ya no podían hacer más daño a la abuela, pues yo esperaba que se encontrara por fin descansando y no rondando en pena como aquellos seres míticos. Así que al llevarlos, esperé un buen rato ahí, por si percibía algún movimiento o sonido extraño y al ver que no tenía respuesta sobre ello, supe que quizá había tomado la decisión correcta.

Pasaron los días y aquellos alebrijes no habían vuelto más a la casa, la vibra se sentía más tranquila al igual que se habían acabado las noches de insomnio, pareciera que las cosas marchaban bien, pues al final de todo la época del Día de muertos se había ido, al igual que la abuela y aquellas historias que solía contarme. Mi mente no podía pensar en otra cosa, más que creer en la palabra de las personas mayores, pues estas siempre tienen la verdad en la mente y claramente la abuela había sido una mujer muy sabia.

Así que en medio de la nostalgia, decidí buscar en sus cosas varias pertenencias que podía quedarme en memoria de ella y mientras buscaba por los cajones más profundos de su habitación, pude encontrarme con un libro en cual tenía información acerca de los alebrijes, pues fue ahí donde supe que la abuela había hecho un pacto y ciertos rituales los cuales implicaba a estas estatuas mexicanas, mismas que había logrado que estas recobraran vida, fue ahí donde entendí que las almas no se habían apoderado de ellas, si no todo lo contrario, la abuela había obligado a esos seres siniestros a reencarnar en esos objetos tan peculiares.

Quizá al final del día aquellas almas eran inocentes y solo buscaban venganza, pues aquella mujer se había apoderado y aprovechado de que se encontraban perdidas, para adueñarse de ellas y así poder tener compañía todo el tiempo, pues en muchas ocasiones ella se quedaba sola en casa después de que el abuelo había muerto.

Tenía tantas suposiciones pero ninguna respuesta exacta y aunque sabía que aquella mujer que me había visto desde niña tenía un corazón muy noble, también sabía que había sido capaz de cometer algo así, fue en ese momento donde me pregunté si realmente aquellos alebrijes buscaban eso desde un principio, poder liberarse en el cementerio, es por ello que la abuela se molestaba tanto en que los moviéramos de su lugar o los escondiéramos , pues lo único que deseaba era no sentirse sola, si no todo lo contrario, contar con la presencia de esos seres mitológicos que llegaron a cambiar su vida desde hace ya muchos años.

La abuela se fue de este mundo con muchos secretos y aunque por mucho tiempo traté de investigar aquella verdad, mi madre me recomendó que dejara ese tema por La paz, pues no llegaría a ninguna verdad si seguía insistiendo sobre aquel tema.

Fue entonces cuando llevé aquel libro que mencionaba la verdad y también lo dejé en el cementerio junto con la abuela y aquellos alebrijes que ahora no causaban miedo en mi, si no una profunda tristeza, pues al final del día, sabía que se trataba de personas que nunca llegaron a cruzar el inframundo y que quizá algunas de ellas aún se encontraban en búsqueda del descanso eterno…

Autor: Andrea Lezama.

Derechos Reservados.

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