La Muerte, Historia De Terror 2023

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La Muerte, Historia De Terror 2023

La Muerte, Historia De Terror… Apreciable suscriptor, se nos ha compartido una historia sobre una sensación llamada Desdoblamiento astral, por parte de la autora del relato y del canal no recomendamos experimentar con medicamentos para tener las sensación que se describen en el relato, a la fecha esta sensación que uno llega a vivir son algo que sigue siendo un misterio de la mente.

Por favor no intenten realizarlo.

Siempre que le cuento a alguien esta historia en mi casa suceden cosas que no tienen explicación.

Se mueven las sillas del comedor o se abren o cierran las cajoneras de la cocina, en otra ocasión las luces de la sala se encendieron a mitad de la noche luego se abrió la puerta del patio y segundos después se cerro y apagaron las luces, como si alguien estuviera viviendo allí.

Alguien más diría que se trata de alguna persona o familiar pero yo vivo sola.

Apenas unos tres años atrás me diagnosticaron nuevamente con Cáncer de Hueso, cuando era pequeña tuvimos un accidente en automóvil y por alguna razón que ciertamente desconozco que me lo detectaron primero en una pierna.

Por fortuna y después de un duro año de quimioterapia la libre, no obstante me comentó el doctor que existía una posibilidad que regresara y después de 25 años aquel demonio que me atormentó de pequeña llego nuevamente y esta vez parecía ser más agresivo.

Desde el accidente quede mal de mis piernas y a consecuencia de ello he usado silla de ruedas para trasladarme en casa, tengo la suerte de tener un trabajo de manera remota desde casa, así que prácticamente estoy 24 horas en donde vivo.

Poco después de que fui diagnosticada nuevamente, mi Madre me apoyo mucho en buscar los medios para deshacernos de esto, entre ellos y los principales métodos fueron la medicina y terapia química pero por mi edad no era algo agradable, así que buscamos otros alternativas medicas orientales, hierbas y otras sustancias, acupuntura y hasta homeopatía clásica pero nada parecía funcionar, de hecho sentía que era peor todo aquello que intentábamos hacer con mi cuerpo.

A mi Madre se le ocurrió la idea de que podríamos intentar con una curandera a quien tenía la fama de curar varios males y entre ellos el cáncer. No tenía nada que perder, quizás solo el tiempo que le invertiríamos pero existía una posibilidad de que funcionara.

Cuando se logró llegar a un acuerdo con la Curandera para que fuera a la casa a realizar el trabajo, yo me encontraba a mitad de mis quimioterapias, el dolor que tenia de cabeza y los constantes mareos no me dejaban descansar, le comentaba a mi Madre que en varias ocasiones yo prefería morir y que todo aquello ya se terminara de golpe.

Un día antes de que la Curandera llegara, me quede sola en casa mirando la televisión sentada en mi silla de ruedas, mi Madre me hacia compañía en sus horas libres pero esa ocasión le dije que mejor me dejara sola por un día para que ella descansara. Ya me había tomado mi medicamento cuando me dieron muchas ganas de ir al baño, jamás me agradó la idea de usar un pañal para adulto así que ir a hacer mis necesidades se convertía en algo complicado.

No era difícil subirme a la silla de ruedas pero es que la Quimioterapia, te destruye y no te deja tener la misma fuerza, y cuando estuve a nada de subirme, la fuerza de mis brazos me falló y caí al piso.

El golpe provocó que él me sofocara, solo necesitaba unos minutos para recuperar el aliento pero esta ocasión no lo estaba haciendo, todo a mi alrededor empezó a cubrirse de sombras, la televisión la escuchaba vez más lejos y en eso, percibí que alguien se estaba acercando hacia donde yo estaba; con lo poco que me quedaba de energía noté que alguien me observaba a un lado mío.

No pude mantenerme despierta.

No sé porque me quede con la idea de que se trataba de mi Madre y no recordaba que ese día no estaría en casa así que no le di mucha importancia pero cuando me desperté sentía tanta pesadez en mis párpados que apenas mantenía los ojos abiertos lo vi de nueva cuenta parado a un lado mío, se trataba de una persona vestida de blanco, sus brazos los tenía a su costado, no pude verle el rostro pero intuí que era un hombre.

No logre resistir el peso en mis párpados así que quede nuevamente inconsciente. Durante un momento, me llegó la extraña sensación de que mi cuerpo se sentía muy ligero, cualquier brisa me podía tumbar de mi silla de ruedas pero lo que más me sorprendió de aquello era que no tenía dolor o molestias por la quimioterapia. Apenas me estaba acostumbrando a eso cuando sentí que una mano me empujaba por la espalda provocando que me pusiera de pie.

Al principio me descontrolé por que no puedo caminar pero me percaté que estaba flotando, mire hacia atrás para ver quién me dio ese empujón pero no se encontraba nadie y fue cuando vi algo que no me hubiera esperado, me vi a mi sentada en la silla de ruedas, mi cuerpo parecía que se encontraba dormido sentada sobre la silla, yo tenía el claro recuerdo de haberme caído al piso, no era fácil levantarme y sentarme nuevamente, todo esto me parecía muy extraño y luego me di cuenta que desde la altura de mi ombligo se extendía lo que parecía ser un hilo brillante de color café.

Era como si mi cuerpo fuera sostenido igual que un papalote el cual era yo misma flotando en el techo de mi cuarto. Tenía una sensación de libertad tan grande  que me trasladaba a cualquier lado y por más que me alejaba yo el hilo se extendía mas, me mantuve por el techo de la cocina, sala y el comedor y de allí se me ocurrió en salir al exterior pero de pronto me dio una extraña punzada en mi vientre, me dio un dolor muy agudo y cada vez que pasaba esa punzada parecía jalarme hacia la sala donde estaba mi cuerpo.

Allí se encontraba a un lado de mi un anciano vestido de blanco quien sostenía mi hilo café y lo estaba jalando hacia donde estaba mi cuerpo, su rostro y manos estaban hasta los huesos, no le veía alguna expresión en su rostro y cuando me tenía justo frente a mi cuerpo el anciano levantó la mirada y me miró para después decirme… “Aun no es tu hora”.

La Muerte, Historia De Terror

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Un golpe muy fuerte en mi estómago hizo que me despertara, estaba sentada sobre mi silla de ruedas y sentía el dolor muy intenso en mi cabeza además de una sensación horrible de vómito. Me sentía confundida debido a que no comprendía lo que me acababa de ocurrir, me dio un escalofrió terrible en mi brazo izquierdo, me di cuenta que me habia hecho del baño allí sentada así que me arropé con la cobija que tenía en mis piernas, tome el teléfono para marcarle a mi Madre y que pudiera ayudarme y mientras la esperaba me puse a pensar en lo que acababa de experimentar.

Estaba muy convencida de que todo aquello fue real, poco después de haberme despertado recuperé el aliento y el calor de mi cuerpo volvió, cuando le hable a mi Madre lo que me sucedió a ella le costó bastante trabajo entenderme, así que preferimos mejor comentarle a la curandera al día siguiente y que ella nos dijera lo que me ocurrió.

Esa noche no pude dormir, la verdad temí en cierto modo que eso fuera mi alma separándose y no quería morir aun pero la sensación de libertad de moverme en esos minutos no la había sentido así desde que corría y caminaba cuando era una niña.

Fue el 7 de septiembre cuando la curandera llegó a mi casa, al abrir la puerta se quedo en silencio mirando a la cocina, en eso lo primero que me preguntó si es que llegué a ver a un anciano vestido de blanco el día de ayer, pues vino a visitarme, a mi me sorprendió bastante lo que me dijo y creo que mi Madre también se quedo sin habla pues cuando la curandera nos lo describió se quedo en silencio al darse cuenta de que no le estaba mintiendo y le decía toda la verdad.

Le platiqué lo que me sucedió a la Curandera y ella me dijo que eso se le llamaba desdoblamiento astral y que parte de la curación que haríamos consistía en que yo me sintiera familiarizada con esa sensación pues durante la sesión sería muy probable que se repitiera debido a que curaríamos mi hilo, no entendí claramente lo que me dijo así que solo me dispuse a cooperar en lo que me dijera.

Parte de las cosas que nos pidió la curandera que tuviéramos preparado fue que mantuviéramos una mesa despejada lo suficientemente grande para que yo me mantuviera acostada sobre ella.

La curandera se encargó en arreglar alrededor con velas e inciensos y mientras colocaba todo mencionaba algunas oraciones, pensé que era Latín lo que estaba hablando pero de pronto el sonido de su voz tenía que modificarlo para decir otras cosas que me parecían irreconocibles por como sonaban.

Al terminar se acercó a la mesa y pidió a mi Madre que me subieran en ella y después de varios minutos me encontraba sobre la mesa mirando hacia el techo, me dio una pequeña crisis de ansiedad y comencé a respirar por la boca, me dio mucho miedo quería salir huyendo de allí, pero en eso alguien me tomaba de la mano y me invadía mucha tranquilidad, la mire y me di cuenta que era mi difunto Padre quien me sostenía, me entraron muchas ganas de llorar, en mi cabeza apenas escuchaba la voz de la curandera muy lejos, sonaba igual que un par de audífonos en muy bajo volumen.

Las velas Parpadeaban a pesar de que no se encontraba ni una sola ventana abierta, en ocasiones las escuchaba tronar, la curandera se acercó a mí y vertió vino blanco sobre la copa que traía, metió sus dedos en ella y dibujó tres cruces sobre mi rostro, me miró por unos segundos en silencio y me comentó que lo que seguía nos diría si existen posibilidades de quitarme el cáncer.

Levantó la copa y a través de ella a los pies de mi cama miró el rostro pálido de lo que parecía ser la muerte, la vi sonreír y me dijo que eran buenas noticias pues si la muerte se encontraba en la cabecera ya no había nada más que hacer.

Después me comentó que en lo que realizaba el ritual de sanación mi cuerpo se sentiría más ligero y yo perdería la conciencia del exterior. Duraría mucho, pero para mí la sensación que tenia de libertad de mi cuerpo duraría más.

Pude sentir como me elevaba, de reojo miré a mi Madre que mantenía su mirada baja pero la curandera me estaba viendo a mí, entonces me di cuenta de que mi Madre estaba viendo mi cuerpo recostado sobre la mesa y la curandera si lograba ver mi alma.

Llegué al techo y me di la media vuelta pude ver al anciano parado a un lado de la curandera, él también me observaba, intenté impulsarme con los brazos, como si estuviera nadando en el aire y logré desplazarme por varios metros y algo jaló desde mi vientre, era el anciano quien sostenía mi hilo, pero algo le estaba haciendo que el color comenzó a cambiar a un color plateado.

Y entonces sobre mi cabeza una intensa luz llamó mi atención, había una escalera que me llevaba más alto y yo caminar sobre ella, era extrañamente placentero que la verdad nada me importaba, no recordaba el dolor o la sensación a vómito y volver a sentir las piernas moverse fue algo inexplicable, una voz que hace años no escuchaba sonó en mi cabeza, se trataba de mi Padre quien me saludaba desde más arriba, corrí hacia él y lo abracé, le dije que lo extrañaba mucho y me dijo que lo sabía y siempre había estado al pendiente de mí.

Le pregunté qué lugar era ese y me dijo “Es tu cielo”, además me comentó que si yo quería me podía quedarme en él, pero esa ya era mi decisión y en cuanto me dio la intención de contestarle y decirle que si, llegó a mi esa punzada en mi vientre, me di la vuelta y pude ver al inicio de la escalera hasta abajo se encontraba el anciano que sostenía mi hilo.

Recordé a mi Madre quien se quedaría sola si yo decidía ya irme. No dije nada, mi Padre lo comprendió me soltó y pude ver como su cuerpo se alejaba y la luz se desvanecía.

Todo fue oscuro por unos segundos y luego ya me encontraba nuevamente en la habitación, el anciano me veía se acercó a mí y sin decirme nada me invito a que volviera a mi cuerpo.

Me subí sobre la mesa, mi cuerpo parecía dormido, miré a los lados para mantener un recuerdo de ese instante y entonces la vi, detrás del anciano una figura muy alta que llegaba casi hasta el techo, con una manta oscura y sin poderle ver el rostro intuí que se trataba de la muerte y en cuanto mi alma empezó a integrarse a mi cuerpo aquel ser encapuchado se retiró.

Todo fue oscuro por unos segundos y luego ya me encontraba nuevamente en la habitación, el anciano me veía se acercó a mí y sin decirme nada me invito a que volviera a mi cuerpo.

Me subí sobre la mesa, mi cuerpo parecía dormido, miré a los lados para mantener un recuerdo de ese instante y entonces la vi, detrás del anciano una figura muy alta que llegaba casi hasta el techo, con una manta oscura y sin poderle ver el rostro intuí que se trataba de la muerte y en cuanto mi alma empezó a integrarse a mi cuerpo aquel ser encapuchado se retiró.

Desperté aun recostada sobre la mesa, mi Madre platicaba con la curandera y al intentar reincorporarme noté que el dolor de cabeza y náuseas se habían esfumado. Se acercaron a mí para ayudarme y preguntarme como me sentía. Entonces la Curandera me dijo que por unos momentos me perdieron y no sabía si estaba a punto de morir, por fortuna regresé y pudo terminar.

Me platicó que durante un tiempo estaría alguien presente en mi casa, se trataba del espíritu de aquel anciano que velaría por mí hasta que el cáncer se fuera. Si llegaba a escuchar ruidos o que se prendían las luces sería algo normal, no tenía nada que temer.

He de ser honesta, todos los tratamientos que tomé no me mostraban mejoría alguna, no sé si este último funcionó de algo, pero me he sentido mejor, la verdad no le tengo miedo a la muerte porque he experimentado en dos ocasiones aquella sensación de separación de alma de mi cuerpo.

No es que ansié morir, pero cuando vuelva a sentir es algo que estaré ansiosa por volver a experimentar. Si alguien ha llegado a experimentar este desdoblamiento astral quisiera saberlo me ayudaría mucho en conocer si sintieron lo mismo que yo.

Autor: Mario Franco Corrales        Lengua de Brujo

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