Aquí Estoy Historia De Terror 2022

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Aquí Estoy Historia De Terror 2022

Aquí estoy, historia de terror… Cuando era niña, vivía en la casa de mis abuelos, pues mi papá estaba en el ejército y mi mamá prefirió que nos mudáramos con ellos.

Su casa quedaba en un pueblo que había sido colonial, sobre todo en el centro de la población las casas eran muy bonitas y bastante antiguas. Mis abuelos vivían en una casa que habían heredado de mi bisabuela, era antigua, no tenía muchas remodelaciones, así que en la noche nos parecía bastante aterrador el lugar, además recuerdo que a mi hermana y a mí nos daba pánico ir al baño, pues este quedaba al otro lado del corredor de donde estaba nuestra habitación.

Una noche, mi hermana me despertó, dijo que había escuchado ruidos en el techo, como era una casa de un solo piso, yo supuse que a lo mejor era un gato, así que intenté tranquilizarla, yo era muy comprensiva con ella, pues ella era más pequeña, en esa época debía tener solo 8 años y yo ya tenía 12, así que intenté que volviera a dormirse, pero unos minutos después yo también empecé a escuchar los ruidos.

Traté de controlarme y volver a dormir, entonces mi hermana me dijo que tenía muchas ganas de ir al baño, ya no aguantaba, pero estaba muerta de susto, le dije que dejara la puerta abierta mientras iba, y así yo estaría pendiente de ella, pero insistió tanto que accedí a acompañarla.

Atravesamos el pasillo para llegar al baño, el lugar era muy oscuro, ella entró y yo la esperé afuera, entonces en un momento sentí que el clima cambió, se suponía que en esa época del año el clima era bastante cálido, pero en ese instante empezó a hacer mucho frío.

La temperatura era tan baja que al respirar podía ver el vapor que salía de mi boca, entonces vi que alguien venía por el pasillo desde donde se iba a la sala, no alcanzaba a ver con claridad por la oscuridad de la noche, pero después de unos segundos noté que no escuchaba pisadas y la verdad es que el suelo viejo era bastante ruidoso, me acerqué un poco más para descifrar quién era, entonces vi a un hombre, era alto y tenía el cabello largo y estaba vestido con ropa vieja.

Sentí mucho miedo por ver que había un extraño en nuestra casa, pero por alguna razón era incapaz de emitir ningún sonido, entonces el extraño hombre se detuvo a mitad del pasillo, observo la pared y un instante después la atravesó, justo después de eso me desmayé.

Lo siguiente que escuché fue la voz de mi hermana llamando a mi mamá, ella y mis abuelos corrieron a ver qué había pasado, mi hermana no dejaba de preguntarme si había visto algo, si era lo que estaba escuchando en el techo, pero mi mamá le pidió que se callara e intentó hablar conmigo, en ese momento no tuve el valor de contarles lo que había visto, intenté engañarme pensando que había sido solo mi imaginación, así que les dije que solo me había sentido mareada de repente.

Las noches siguientes prefería aguantarme con tal de no salir al corredor, incluso mi hermana me rogó varias veces que la acompañara al baño, pero yo me negaba o fingía que estaba durmiendo, Entonces una noche, estaba profundamente dormida, cuando mi hermana empezó a llamarme y a moverme para que me despertara, me dijo que había visto un fantasma, un señor vestido con ropa antigua que se había parado en mitad del pasillo, y había atravesado la pared.

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Ella quería que le contáramos a mi madre, pero yo le insistí en que se calmara, que a lo mejor todo había sido parte de un sueño, y no sé por qué, pero ella decidió confiar en mí y no decirle nada a nadie, sin embargo, no volvió a levantarse de su cama en mitad de la noche, al punto que empezó a orinarse en ella.

La segunda vez que lo hizo, mi mamá estaba muy molesta, aun así mi hermana pequeña no le contaba nada sobre por qué no quería levantarse hasta al baño en la madrugada, al final yo acabé confesándole que habíamos visto a un fantasma, un hombre que atravesaba paredes.

Ella al principio no nos creyó, pero yo le insistí en que también lo había visto, y justo en ese momento mi abuela nos escuchó hablar y decidió intervenir, le dijo a mi madre que no estábamos mintiendo, esa casa albergaba un espíritu de un hombre que a veces se aparecía en mitad de la noche.

Él se había estado apareciendo desde que mi bisabuela adquirió la propiedad, pero al parecer no se le presentaba a todas las personas, pues mi mamá nunca en su vida lo había visto.

Mi abuela intentó explicarnos que debíamos aprender a convivir con el espíritu, a fin de cuentas, solo era una presencia que estaba allí sin hacerle daño a nadie, y aunque sentíamos mucho temor, con el tiempo nos acostumbramos.

No era que lo viésemos todas las noches, pero cada cierto tiempo aparecía frente a nosotras, y debo confesar que, aunque logré adaptarme a la situación, solo recuerdo haberlo visto tres veces en mi vida, y siempre sentía que el aire me faltaba.

Los años pasaron, durante mucho tiempo no volvimos a ver ni oír nada extraño, hasta que un día mi abuelo tuvo la iniciativa de remodelar la casa.

Él decía que en algún momento mi hermana y yo íbamos a querer tener una habitación para cada una, incluso si nos íbamos o nos casábamos, íbamos a querer ir a visitarlos, y entonces se requería una habitación más, además mi abuela quería arreglar la cocina y hacer al menos otro baño.

Habían ahorrado toda su vida para eso y consideraban que era el momento.

Para esa época yo ya tenía como 16 años, recuerdo que contrataron a algunos trabajadores, y un maestro de obra que era migo de mi abuelo, él quería hacer la habitación en mitad del corredor, pues la pared que estaba allí daba contra un patio trasero que tenía la casa, pero su amigo le sugirió comenzar primero por la cocina y el baño.

Estaban haciendo los arreglos de la cocina, cuando un día escuché a mi abuelo discutir con su amigo, no sé bien por qué motivo, pero al final mi abuelo le dijo que acabara la cocina y se fuera, que ya no íbamos a arreglar nada más.

Mi abuela me dijo que habían tenido un desacuerdo con los planos de la habitación que se iba a construir, aunque ella esperaba que pudieran llegar a una solución, sabía que mi abuelo era muy terco y no iba a querer ceder.

Esa noche volvimos a escuchar los ruidos en el techo, era como si una docena de gatos hubiese tomado la decisión de pasearse por ahí, el ruido llegó a tal punto que todos salimos de la casa para intentar espantar a los animales, pero para nuestra sorpresa no parecía haber nada en el techo.

Las noches siguientes fueron muy parecidas, a veces el ruido paraba por un par de horas, pero en seguida regresaba, luego una mañana el amigo de mi abuelo que estaba a cargo de la remodelación le dijo que tenía que hablar con él y con mi abuela de un tema muy urgente.

Todo esto lo supe porque mi abuela le contó a mi madre y ella me lo dijo a mí.

Tenían un problema con los trabajadores que estaban arreglando la cocina, la mayoría habían estado renunciando uno por uno, decían que esa casa estaba embrujada, que las herramientas se movían de lugar, e incluso hubo uno que aseguró haber visto a un hombre pasar flotando por en frente del baño que estaba al final del corredor.

No entendíamos por qué después de todo este tiempo ese espíritu había decidido volver a manifestarse, pensamos que todo pasaría en cuanto los trabajadores terminaran y salieran de la casa, pero no fue así.

El fin de semana en el que los arreglos de la cocina terminaron, mi abuela y mi mamá prepararon una cena para que todos celebráramos.

Estábamos cenando tranquilamente, cuando vi que mi hermana tenía la mirada fija en el corredor, sus ojos parecían desorbitados, intenté fijarme en lo que estaba viendo, estaba muy oscuro, aun así, pude ver la sombra de un hombre que parecía estar observándonos.

Solo pasaron unos segundos hasta que noté que todos estábamos viendo lo mismo.

Mi abuelo se levantó de la mesa y se acercó lentamente hacia el corredor, encendió la luz y en ese breve instante, vimos al hombre de pelo largo y ropa antigua atravesar una vez más la pared del corredor, pero en esta ocasión fue tan fuerte que el muro se agrietó.

No hablamos mucho esa noche, decidimos intentar descansar.

En esa ocasión no hubo ruidos, sin embargo, yo no lograba dormir, así que me levanté para beber un vaso de leche, y escuché que mis abuelos discutían en la cocina, ella le insistía en que debían derribar ese muro y construir una habitación más, pero antes de que él contestara notaron mi presencia y dejaron de hablar.

Mi abuelo se retiró con actitud pensativa y mi abuela me dio el vaso de leche y me pidió que intentara dormir.

Al día siguiente que era sábado, me desperté con la noticia de que la remodelación continuaría.

Esa misma mañana llegaron los trabajadores y el amigo de mi abuelo decididos a tumbar el muro del corredor. Cuando empezaron a demoler el muro, notaron que había algo ahí.

Lo primero que vieron fue una pierna que estaba cubierta por unas botas de cuero viejo, no tardaron mucho en ver el resto del cuerpo, era el hombre, el fantasma que llevábamos años viendo en esa casa, era un esqueleto, en su cuerpo no quedaba ni un rastro de músculo o piel humana, pero parte de su ropa aún estaba ahí, y lo más impresionante, su cabello era largo y blanco, como si hubiese estado creciendo mientras el cadáver del hombre estaba en esa pared.

Tuvieron que llamar a las autoridades para que hicieran el levantamiento del cuerpo, en realidad no pudimos saber nada sobre él, nosotros suponíamos que por su ropa era una persona de la época de la colonia.

Después de eso continuaron la remodelación de la casa, construyeron una habitación detrás del muro que habían derribado y nunca más volvimos a ver al fantasma, ni oír nada extraño.

 
Autor: Luna
Derechos Reservados

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