El elfo (1)

El Elfo 2022

El elfo… Hace tiempo viví en un fraccionamiento cerca de El salto, Jalisco. Era un lugar nuevo, por lo que no tenia muchos vecinos.

Recién que nos mudamos allí, lo hice de mala gana, mis padres se acababan de divorciar y vendieron la casa donde vivíamos juntos, mi madre ganó mi custodia, yo tenia apenas catorce años.

Quizás se escuche que son muy pocos años, pero a esa edad yo tenia un montón de amigos y una novia, a quien irremediablemente tuve que dejar, pues por mucho que sea el amor o las ganas de seguir hablando, la distancia es algo que aniquila el interés por seguir.

Antes vivíamos en Ciudad Juárez.

Mi madre no tuvo inconveniente en que nos cambiáramos de estado, toda su familia es de Jalisco, aparte no quería volver a ver a mi padre.

Yo en cambio, pase un tiempo deprimido, mas que nada, porque a pesar de que decidimos dejarnos mi novia y yo, aun conservaba la esperanza de que ella mostrara algún interés en mi, que me llamara por teléfono o que me mandara un email, en ese entonces los celulares no eran tan avanzados tecnológicamente como hoy en día.

Como a los dos meses, ella comenzó a mandarme correos, lo que ocasionó que mi estado de animo mejorara, desafortunadamente, con el pasar de los días, los correos fueron cada vez mas escasos y fríos, yo le mandaba hasta tres correos al día mientras que sus mensajes eran simples contestaciones en un tono distante.

Me sumergí aun mas en mi depresión.
En la escuela, no era muy social, siempre terminaba metiendo en problemas con los demás compañeros. Solo una chica fue mi amiga, era una chica ruda, se llamaba Lourdes.

Ella notó que yo estaba deprimido y comenzó a ofrecerme alcohol, mayormente vodka con jugo, me sabia horrible, pero me hacia sentir mejor.

Solíamos salir a caminar a los lugares descampados, sitios en los que en un futuro construirían mas fraccionamientos.

Visitábamos sobre todo, un terreno donde las personas usaban como vertedero de basura.

En ese lugar llegamos a encontrar muchas cosas interesantes, es curioso como las personas desechan cosas en buen estado.

Durante una tarde en la que me sentía especialmente triste, fuimos a ese lugar.
Caminamos un poco mas adentro de lo que solíamos ir.

El lugar nos encantaba, porque tenia muchos arboles, era como estar en una especie de bosque.

Lourdes, como les he dicho, era muy ruda y al borde de un pequeño barranco, me empujó con fuerza, derribandome.

Rodé raspándome los brazos y piernas.

Comencé a sentirme desesperado, pensaba que nunca lograría parar, en eso choqué contra las raíces de un árbol. Rapidamente me puse en pie y busqué a Lourdes gritándole groserías.

No la vi por ningún lado.
Sentí un dolor horrible en cada cortada que me hice al caer.

Me senté en el piso, en eso noté que justo a un lado del árbol se encontraba una pequeña caja negra.

Me acerqué a ella y vi que tenia una bisagra rota, pude abrir la parte superior de la caja, dejando al descubierto un vidrio roto, con un fondo de terciopelo, daba el aspecto de un pequeño ataúd.

Me quede muy concentrado en la caja, imaginando que pudo haber guardado dentro, cuando aparece Lourdes. Comenzó apreguntarme si estaba bien, pero intenté ignorarla, Se acercó a la caja y de repente me indicó que mirar en dirección de las raíces del árbol.

Justo debajo de una raíz, estaba un muñeco, con cuerpo de trapo y las extremidades de plástico, llevaba un gorro puntiagudo.

El Elfo

El-elfo
El-elfo

Era extraño, mas no feo.

Yo la verdad no quise acercarme a el, mi madre solía contarme historias sobre los duendes que robaban el alma de las personas.

En cambio Lourdes, tomó el muñeco entre sus manos y dijo que era un Elfo.
Yo en ese entonces no sabía lo que era un elfo, pero no me daba confianza, no quería ni arrimarme.

Lourdes notó mi miedo hacia el muñeco, lo que provocó que se pusiera a acercar el Elfo a mi cara a modo de burla.
Entonces la amenacé, le dije que si continuaba con sus estupideces no me volvería juntar con ella.

Dejó de bromear, se acercó a la caja y guardo el muñeco, que calzo como anillo al dedo.

Regresamos a nuestras casas, Lourdes se llevo ese muñeco con ella.

Aquella noche tuve una terrible pesadilla, en la que al caer por el barranco, una pequeña criatura me jalaba dentro de un enorme árbol hueco.

Me desperté varias veces en la noche muy asustado.

Al día siguiente en la escuela, busqué a Lourdes, pero al parecer no asistió.

Pasaron tres días hasta que al fin fue a la escuela. Se veía algo demacrada, sus ojos tenían bolsas y unas enormes ojeras.

En el primer receso, me platicó que el haber tomado ese muñeco del barranco fue un grave error, desde que lo tenia en casa, se desaparecían varias cosas y durante la noche, en las alacenas y en la sala, cualquier objeto que estuviera por allí, se caían al suelo.

Pero lo peor que le ocurría, era que desde que encontró al muñeco, no lograba dormir, pues siempre que intentaba pegar los ojos y lograba quedarse dormida, escuchaba como alguien entraba a su habitación y después, sentía como si le aplaudieran en la cara.

Cuando terminó de contarme los sucesos que ocurrían en su casa, me enseñó su mochila, dentro traía al elfo.

Me pidió que la acompañara a dejarlo donde lo encontramos, yo le pregunte que porque no le prendió fuego o lo tiro a la basura, ella me respondió que ya había intentado tirarlo a la basura, pero el muñeco siempre regresaba a su casa.

La madre de Lourdes trabajaba de noche, razón por la que la señora siempre estaba dormida durante el día y no le prestaba atención para nada a su hija, por eso no le contó nada de lo que estaba ocurriendo en su casa, no tenia caso, no la escuchaba, ni siquiera el ruido en la cocina, según Lourdes su madre tomaba pastillas para dormir y era muy difícil despertarla.

Caminamos en dirección a los baldíos, Lourdes estaba muy callada y su silencio me ponía intranquilo.

Intenté sacarle plática, pero ella me respondía con palabras cortantes y monosílabos.
Llegando al lugar donde encontramos el muñeco, de inmediato lo pusimos bajo el árbol.

Juro que apenas toco el piso el muñeco, cuando una ráfaga de viento se nos vino encima, en eso comenzamos a escuchar unos pequeños sonidos extraños

desde las ramas, enseguida miré en esa dirección y pude darme cuenta como una pequeña sombra caminaba entre las hojas.

Le dije a Lourdes que mirara ella también. Yo no me atreví a volver a ver, pero ella gritó que allí arriba estaba una criatura horrenda. Ni siquiera volví a mirar, en lugar de eso, me eché a correr.

No paré hasta después de trepar el barranco. Regresamos caminando mas despacio. Le pregunte a Lourdes que si eso que vio en el árbol era el muñeco que abandonamos.

Ella me contesto que no, que cuando ella vio, el muñeco seguía entre las raíces, pero que algo vivía dentro de ese muñeco, lo sabía muy bien, ya que ella misma lo testificó durante una de las noches de pesadilla que tuvo, mientras tenia al muñeco en su casa.

Después de esa noche yo ya no tuve pesadillas, sin embargo, a Lourdes no le fue nada bien.
Deje de verla por un rato, pues de nuevo faltó a la escuela.

De nuevo me sentía deprimido, Lourdes podía ser algo brusca, pero era alguien que me prestaba atención, que siempre estaba conmigo cuando la necesitaba.

Pasaron varios días hasta que me llamó por teléfono, me pedía que fuera a verla a su casa.
La vi mas demacrada que la última vez, su piel estaba muy pálida y sus ojeras eran exageradamente marcadas, aparte se veía muy delgada, cosa que era demasiado raro en ella, que siempre fue algo corpulenta.

Apenas me vio y se echó a llorar, yo me limité a abrazarla y una vez que se tranquilizo, le pedí que me dijera que era lo le estaba ocurriendo.

Me dijo que aunque el muñeco no apareció nuevamente en su casa, aquello que vivía dentro, no dejaba de acecharla.

Según ella, al principio el ente solo se hacia presente durante la noche, pero esa tarde lo volvió a escuchar, mientras tomaba la siesta.

Dijo que sentía que esa cosa, aprovechaba cada que estaba sola y no respetaba ningún lugar, pues intentó quedarse en la casa de una de sus tías, sus primas le mencionaron que vieron un ser pequeño siguiéndola a todos lados.

Por ultimo me pidió que me quedara con ella, que sentía volverse loca y ya no sabía que hacer.
No le había contado nada a mi madre, pero en ese momento ya no sabía a quien acudir.

En realidad no confiaba mucho en mi mamá, de hecho sentía algo de resentimiento por obligarme a cambiar de estado. Cual sería mi sorpresa que ella no dió la solución.

Nos llevo a ver a una curandera, que pidió estar a solas con Lourdes.
No se que le habrá hecho, pero mientras ella se encontraba dentro del consultorio de esa bruja, yo escuché una horrible voz en un idioma muy raro junto a ellas y no era posible que fuera la voz de ninguna de las dos.

Con el paso del tiempo, Lourdes volvió a mostrarse sana y hasta la fecha no ha vuelto a experimentar nada paranormal, lo se porque hace poco nos contactamos por Facebook.

Ella me comento que cuando entro con la curandera, escuchó a ese ser, pero no pudo verlo, según la bruja, esa criatura no era un duende, sino un espíritu maligno que estaba encerrado en el muñeco y al sentir el estado depresivo de Lourdes, comenzó a alimentarse de sus emociones, por eso fue necesario que cambiara su estado de animo y solo así, esa criatura perdería el interés en ella.

Me hubiera gustado que en aquella época, hubiera tecnología como la que tenemos en la actualidad, tuviéramos evidencia de lo que vimos, aunque quien sabe, no creo que nos hubiéramos detenido a fotografiar o grabar los sucesos, al menos yo no lo hubiera hecho, no en ese entonces.

el elfo, el elfo, el elfo, el elfo, el elfo, el elfo

Autor: Mauricio Farfan

Derechos Reservados.

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