Terror En El Monte Historia De Terror 2024

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Terror En El Monte Historia De Terror 2024

Terror En El Monte Historia De Terror… Hace algunos años mi pareja y yo, manteníamos el hábito de irnos de campamento de vez en cuando. Este hábito nació debido a que somos originarios de Durango, de una zona muy desértica en especifico, por lo que deseábamos visitar lugares donde todo fuera boscoso y de un clima mas fresco, algo muy diferente a lo que estábamos acostumbrados.

Después de viajar un par de veces, adquirimos algo de experiencia en eso del camping, incluso nos unimos a un grupo de mochileros en Facebook, sin embargo, a pesar de que varias veces pudimos visitar algunos lugares no tan alejados, no nos sentíamos satisfechos.

En cierta ocasión nos llego una invitación para acampar en un lugar muy interesante, se trataba de una zona no muy conocida, dentro del estado de Michoacán. Según decían, era una zona no muy concurrida por los turistas, lo que  ofrecía un paisaje virgen a todo aquel que se animara a visitarlo.

Según los organizadores del viaje, la zona donde se ofrecía el campamento, sirvió hace mucho tiempo, como  base militar, lugar que hoy en día se encontraba abandonado.

Después de ver algunas fotografías, el interés por conocer aquel lugar creció dentro de mi. El lugar no parecía a nada que hubiera visto antes. Las fotos mostraban una enorme edificación sobre un cerro, la cual antaño funciono como cuartel de soldados y a sus espaldas se encontraban las ruinas de un convento aun mas viejo que el cuartel, aunque no se conocía la fecha exacta, se pensaba que quizás fue levantado en la época colonial.

Yo no tarde mucho en convencerme de querer ir, a diferencia de Rodolfo, mi pareja, quien argumentaba que al ser una zona virgen, existirían muchos peligros, a lo que yo le respondí, que tal vez debería de ver menos documentales en la televisión, pues muchas veces en ese tipo de programas, exageran para aumentar hacer mas emocionante la trama y aumentar la audiencia.

Para intentar tranquilizar a Rodolfo, me di a la tarea de investigar mas sobre aquel lugar. Al principio no logre encontrar nada, solo la ubicación en Google Maps, pero nada de información sobre el lugar, ni un solo comentario u opinión.

Decidí cambiar de navegador y me encontré con una sola página, que en lugar de ofrecerme una opinión sobre el lugar, hablaba de leyendas paranormales atribuidas a aquel lugar. Se contaban cosas como que  se encontraban objetos relacionados con cultos satánicos, apariciones de fantasmas y hasta una leyenda sobre una especie de nahual que merodeaba la zona.

Por aquel entonces era reacia a creer en ese tipo de historias, a diferencia de Rodolfo que siempre ha mostrado un carácter nervioso, así que, opté por no mostrarle la información.

Al final tuvo que aceptar, pues con el o sin el, yo estaba convencida de ir.

Viajamos en avión, llegamos con un par de días con anticipación, días que aprovechamos para conocer algunos lugares turísticos. En esos días, sentía interés por preguntarle a las personas acerca del lugar a donde iríamos a acampar, cosa que hice apenas tuve oportunidad.

Después de encontrarme con que aun para las personas locales el lugar era desconocido, elegí no seguir preguntando, hasta que un vendedor sin que yo sacara el tema, nos pregunto hacia donde íbamos, le conté acerca del campamento y la zona donde seria.

Me atreví a preguntarle si conocía la zona, a lo que me respondió que su madre vivió su infancia en un poblado cercano, que si lo deseaba, ella podía platicarme de aquel lugar. Aceptamos y le acompañamos, pues aun contábamos con tiempo de sobra, para encontrarnos en el punto de reunión del que partiríamos rumbo al campamento.

Resulta que la señora atendía una Fondita, como aun no comíamos, aprovechamos para hacerlo y como no había otros comensales, nos acomodamos para escuchar su relato sobre el lugar al que nos dirigíamos.

La señora era una mujer de baja estatura, morena y muy sonriente, mantenía cierto tono curioso al hablar. Comenzó a contarnos que ella vivía en un poblado muy cercano a esa zona, lugar que hoy en día se encontraba deshabitado, pues el trabajo se escaseo y todos se mudaron a otros pueblos mas poblados, con mejores oportunidades.

Dijo que cuando era niña, solían ir a jugar al lugar donde se encuentra el convento abandonado, pues decían que seguido encontraban cosas antiguas que después vendían en el mercado.

De pronto dejaron de hacerlo, pues comenzaron a encontrar objetos raros, como animales muertos, velas de cebo e incluso algunos cuarzos, aparte de que su abuela comenzó a prohibirles seguir yendo, esto a causa de que una de sus primas desapareció, su abuela que era fiel creyente de la brujería, adjudicó la perdida de la niña a una entidad demoníaca que vivía debajo de las ruinas del convento.

Vimos como a la pobre señora se le rosaron sus ojos mientras platicaba sobre la pérdida de su prima, no quisimos indagar mas en el asunto.

Escuchamos con atención la historia de la señora, aunque sinceramente, creía que la historia estaba basada en supersticiones locales y probablemente la pérdida de la niña pudo ser causada, por un animal salvaje o simplemente una caída en alguna grieta de aquellas edificaciones.

Se llego el día, salimos muy temprano, aun no terminaba de amanecer cuando nos encontramos al resto del grupo, a algunos ya los conocíamos, pues en un par de excursiones concordamos, mientras que el resto del grupo estaba conformado por personas de distintos estados de la república, además de un Español y un Alemán.

Viajaríamos distribuidos en un par de camionetas con doble tracción, muy bien reforzadas en las protecciones de la parte trasera. Las personas con las que nos tocó viajar eran amables, muy extrovertidas.

Avanzamos largo tramo por caminos de piedra, hasta que el camino fue reemplazado por una larga brecha de tierra roja. El camino sinuoso nos hacia brincar.

Cuando menos lo espere, llegamos a una zona de terracería y apenas nos adentramos unos metros, logre ver el pueblo del que nos contó la señora de la fonda, lucia tal cual se deben ver los pueblos fantasmas, con un aparente abandono, aunque no carecía de belleza, la mayoría de las casas estaban hechas de adobe, con sus tejados rojos, las pocas puertas que seguían en pie, eran de madera solida.

Seguimos hasta adentrarnos en una arboleda que era la entrada a un bosque, según nos indicaron, ya estábamos cerca, solo era alcanzar un cerro, el cual ya llevábamos algo de tiempo mirando en la lejanía.

Nos detuvimos al pie de ese cerro, justo enfrente de una valla, el organizador del paseo se bajo de un vehículo, del otro lado de la valla le esperaba un muchacho, quien me enteré de manera inmediata, era quien nos rentaría una zona segura para acampar.

Dejamos los vehículos en una especie de terraza techada, pues debido a lo boscoso de la zona, además de la inclinación del camino, hacia imposible seguir el camino en coche. Si han tenido la oportunidad de viajar por la sierra o el bosque, pueden entenderme de lo que hablo.

Nos colgamos las mochilas y caminamos cuesta arriba, por una vereda muy angosta, durante el camino pude comprobar que existía mucha fauna en el lugar, logré ver algunos cacomixtles, un mapache, y muchos tipos de aves que no identifiqué.

Era difícil mantener un paso acelerado, pues el camino como les mencioné, era muy empinado, aparte siempre existe un temor a que te encuentres con alguna serpiente o insecto venenoso.

Algo que me pareció extraño desde un principio, fue encontrar ciertas marcas extrañas talladas en la corteza de algunos árboles, igual y no le di mucha importancia, pensaba que probablemente eran señalamientos para no perderse.

Cruzamos un par de riachuelos y a partir de allí la zona comenzó a notarse mas despejada, incluso a la lejanía logré ver algunos arcos enormes de edificaciones destruidas, algunas torres y cimientos.

Al llegar nos encontramos con un par de personas a caballo, quienes se suponían cuidaban la zona, aunque su aspecto daba mala pinta, apenas nos vieron, saludaron a los  organizadores y se fueron.

El chico que nos venia guiando nos llevo hasta una casita junto a una planicie, donde nos instalaríamos. Procedimos a levantar el campamento. Una vez que estaba todo lo listo, comenzamos a explorar la zona, me sorprendió encontrar una pequeña capilla, donde nos encontramos a una señora encendiendo veladoras, me parecía increíble que una mujer de su edad viviera en aquella zona tan desolada.

Esa primera noche, decidimos quedarnos en el campamento, pues fue largo el camino y nos sentíamos cansados. Encendimos una fogata y entrando en un ambiente ideal, comenzamos a contar historias sobre fantasmas hasta que el cansancio nos venció a Rodolfo y a mi.

Nuestra casa de campaña se encontraba un poco alejada del resto del grupo, situada exactamente mirando hacia la edificación que deduje sería el convento, pues a la vista se veían algunas esculturas de tipo religiosa, una especie de virgen a la que le faltaba la cabeza, además de mas una cruz incrustada en los arcos.

En la madrugada salí de la casa de campaña, sentía ganas de orinar. Rodolfo ni se movió cuando me levante, así que no tuve cuidado de hacer ruido, sus ronquidos cubrían todo el sonido que pudiera llegar a hacer.

Crucé por la fogata, lugar que se encontraba vacío, salvo por un par de chicos que estaban dentro de sus bolsas de dormir. No aguantaba las ganas de orinar, pero no encontraba un buen lugar, así que camine mas, hasta que encontré un buen sitio, de tras de un árbol.

Cuando regresé, me quede un rato, afuera de la casa de campaña mirando las ruinas, ilumine con una lampara que traía conmigo.

Parecería hecho adrede, pues cuando mi luz alcanzó la escultura de la virgen decapitada, comencé a ver como pequeñas llamas entre los escombros del lugar.

Eran muy extrañas, pues las miraba a detalle y parecían flotar en el aire a diferencia de cuando se enciende una fogata, aparte de que no soltaban nada de humo. Era un fenómeno extraño, que de cierta manera, en lugar de producirme temor, me causaba admiración.

Me enfoqué en esas pequeñas llamas y me di cuenta que en la lejanía se escuchaban murmullos. Intenté de inmediato tratar de encontrar el lugar de donde provenían esos sonidos, pero al intentar hacerlo, comencé a escucharlos cada vez mas cerca, lo que logro asustarme, pues no lograba ver a nadie y el sonido se seguía acercando.

De pronto escuché esos murmullos dentro de mi oído, eran voces extrañas, no entendí ni una sola palabra, es mas ni siquiera estoy segura de que fueran palabras lo que escuché, lo único que les puedo jurar es que el sonido de esas voces no eran humanas.

El miedo termino por hacerme perder el control, y mi única reacción fue gritar. Cuando menos acordé, ya estaba Rodolfo a mi lado preguntándome sobre lo que me había pasado. Por suerte los murmullos desaparecieron al igual que las flamas en la lejanía.

Intenté explicarle lo que había visto y escuchado. Rodolfo dijo creerme, pero el es muy miedoso en esos asuntos y siempre esta intentado buscar una manera de explicar esos fenómenos con la finalidad de no sentir miedo.

Regresamos a la casa de campaña, abracé a Rodolfo y me quede dormida.

Al día siguiente iríamos a explorar el lugar que había funcionado como campamento militar, el cual se encontraba un poco mas hacia arriba del cerro. No estábamos muy alejados de la zona.

Mientras caminábamos no podía dejar de pensar en lo que presencié la noche anterior, esas voces que sonaron tan verdaderas e incomprensibles. Recordé lo que nos contó la señora en el pueblo, de como su prima se perdió en aquella zona, de igual manera se me vino a la mente lo que leí en el blog de internet, no quise sugestionarme, así que intente no pensar en ello.

Llegamos a la zona, esta construcción no se veía  deteriorada, era algo simple, unas cuantas torres, zonas despejadas para entrenamiento, todo invadido por la maleza, aunque como les dije, la mayoría de torres y edificaciones se mantenían en buen estado, mezclándose con la vegetación.

Llegamos hasta un patio donde la vista panorámica era algo espectacular, desde allí se veían algunos poblados. Después nos dirigimos a los pasillos, donde encontramos una sala con unas escaleras que daban a un subterráneo, estas se encontraban enrejadas.

Supuse que no nos dejarían entrar, pero uno de los organizadores comenzó a llamar a votación por si quisiéramos ingresar, esto gracias a que la reja no mantenía ningún candado, ni llave, ni nada que nos impidiera el acceso, según el, este túnel nos llevaría a varios puntos, uno de ellos era el convento cercano al campamento, los demás daban a algunos poblados que pudimos contemplar cuando estuvimos mirando desde uno de los patios.

La mayoría del grupo votó por explorar un poco por el túnel, así que tuvimos que entrar. Todos comenzaron a iluminar con las lámparas de su celular, mientras que Rodolfo y yo sacamos nuestras lámparas; como uno de los organizadores no contaba con lámpara, nos pidió de favor que le prestáramos una de las nuestras.

Caminamos, encontrando muchas cosas, como estantes vacíos, entre otras cosas que no nos detuvimos a mirar. Todo el lugar mantenía un olor a humedad muy desagradable.

Estuve a punto de pedirle a Rodolfo que regresáramos, pues a medida que avanzábamos el olor era mas intenso. Justo me preparaba para decirlo cuando nos paramos frente a unas escaleras. El organizador al que le prestamos la lampara subió, de inmediato nos indicó que   estábamos justo debajo de las ruinas del convento.

Subimos y la luz del sol me obligó a cerrar los ojos, escuche un sonido de asombro, proveniente del resto del grupo, apenas recuperar la viste, supe que era lo que les había asombrado.

Nos encontrábamos en una habitación, sin techo, llena de símbolos extraños, de esos que usan en ritos satánicos, sobre todo lo que mas impactaba, era una imagen de la virgen, a la que se la habían colocado clavos en los ojos mostrando un aspecto muy tétrico, aparte sobre el piso vi crucifijos envueltos en alambre de púas, todo esto lucia aterrador y de mal gusto.

El organizador comenzó a platicar que aquel lugar, funcionó un tiempo como guarida de una secta satánica, que con el paso del tiempo desapareció. Yo le pregunte que si las personas que vivían en los alrededores sabrían algo acerca de lo ocurrido, a lo que me respondió, que la única que vivió en ese lugar durante esa época, era una señora de edad avanzada, que vivía sola con su hijo, en una casa junto a la capilla.

Deduje que se trataba de la señora que había visto colocando veladoras en la capilla. Seguimos caminando entre las ruinas de aquel convento por el resto de la tarde, después regresamos al campamento.

Sonará extraño, pero después haber visto la imagen de la virgen con clavos en los ojos, comencé a experimentar cierto malestar, sentía nauseas, y no lograba sacarme la imagen de la mente. Rodolfo se dio cuenta de que me sentía mal, así que me pidió que me recostara un rato.

Lo hice por un rato, cuando desperté, las nauseas habían desaparecido y en el horizonte el sol estaba cayendo. Quise caminar para desentumirme, así que me dirigí a la capilla, donde me encontré a la señora que vi cuando llegue, estaba prendiendo veladoras de nuevo.

La salude, me pidió ayuda para retirar algunos vasos vacíos del altar, mientras los sustituía por nuevos. Me comenzó a hacer platica y aproveche esto para intentar preguntarle acerca del convento, pues pese a lo que me ocurrió la noche anterior, no dejaba de sentir un enorme interés por conocer la historia de ese sitio.

La señora se llamaba Petra, decía que siempre había vivido en ese lugar, que aunque sus hijos le ofrecieron mudarse con ellos, ella siempre se negó, pues se consideraba a si misma como una especie de guardián de la zona, ocupación que le fue heredada por su madre.

Yo le pregunté que si ese cargo era solo como heredera de la tierra, a lo que ella me contesto que no era solo eso, sino que, la tierra sobre la que fue edificado el monasterio, era tierra de poder, lo que hacia muy necesario aplacar a las fuerzas que vivían bajo tierra.

Le pregunte sobre como actuaban esas formas, a lo que me respondió que el problema en si, no eran tanto las fuerzas, sino el tipo de personas y entidades que atraía, la interrumpí para preguntarle si por eso era que existió un culto satánico en el lugar, a lo que me respondió que si, pero que también eran atraídos otros seres, como brujas.

Me quedé pensando un par de segundos y enseguida le pregunte si las brujas no eran personas, a lo que me contestó que no, que a veces aparecían como mujeres, pero que su verdadera apariencia era muy distinta.

Quise contarle acerca de lo que vi la noche anterior, mas en ese momento nos interrumpió Rodolfo, quien venía para mostrarme que en el horizonte llegaba una parvada de pájaros. Así que me despedí de doña Petra.

Esa noche platicamos con el par de extranjeros, quienes nos contaron que ellos también vieron pequeñas flamas al igual que yo en las ruinas, aunque no escucharon nada. La plática llevo de nuevo a tocar el tema de lo paranormal, lo que hizo sentir incómodo a Rodolfo, por lo que decidimos abandonar la fogata.

Nos quedamos un rato viendo las estrellas, hasta que escuchamos un alboroto, lo que nos obligó a levantarnos e ir a ver que era lo que ocurría. Resulta que doña Petra había sufrido una embolia, y entre varios de los muchachos del grupo la llevarían hasta los vehículos para llevarla a un hospital.

Nosotros nos devolvimos al campamento, supuestamente, al día siguiente visitaríamos el pueblo fantasma de regreso. Desgraciadamente esa noche fue la mas larga y aterradora de mi vida.

Me desperté en la madrugada, pues comencé a escuchar como rasguños afuera de la casa de campaña, apenas me senté, noté que Rodolfo no se encontraba dentro de su bolsa de dormir.

Me puse mi chamarra y mis tenis. Salí de la tienda y fuera no lo encontré, pensé en que Rodolfo pudo dirigirse  al baño, así que decidí esperarlo sentada en un tronco que estaba justo frente nuestra tienda. Pasó mas de una hora y Rodolfo no regresaba.

Me puse de pie e ilumine con mi lampara directo a las ruinas, con la esperanza de encontrarlo, por fortuna lo vi que allí  de espaldas, no se movía, solo estaba quieto, inmóvil. Intente hacerlo voltear silbándole, y esto no lo hizo reaccionar, así que lo llame por su nombre en voz alta, esto tampoco lo hizo reaccionar, al menos no de la manera que yo deseaba y al contrario, apenas terminé de gritar su nombre, cuando inmediatamente comenzó a caminar en dirección al monasterio abandonado. 

Sin pensarlo dos veces corrí hacia el, pero, no lo alcancé, pues me  encontraba a una distancia considerablemente alejada de el. Vi como se adentro en el las ruinas, ingresando  por uno de los arcos. Me quede quieta, no deseaba entrar allí y tampoco quería dejar a Rodolfo  adentro solo. Evalué un momento la situación y al final resolví ir tras el, aunque no iría sola.

Terror En El Monte Historia De Terror

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Regresé con los dos excursionistas extranjeros, quienes accedieron de buena manera a acompañarme. No se si en verdad no tendrían miedo, o si les daba pena dejarme ir sola.

Entramos en las ruinas iluminando todo el área con nuestras linternas, yo llamaba a Rodolfo en voz alta. Conforme nos íbamos adentrando yo notaba que los señores se ponían cada vez mas nerviosos, uno de ellos, el que venía de España, se volteaba para iluminar detrás del camino, pues según el, escuchaba como si alguien nos viniera siguiendo.

Sinceramente su comportamiento me ponía mas nerviosa, y cuando me siento así, suelo ser un poco grosera, fue por ello que me giré y le pedí, que si sentía miedo, estaba en todo su derecho de regresar al campamento, que yo seguiría buscando a Rodolfo sola, el hombre se disculpó, pero no regreso al campamento, al contrario, nos  motivó a seguir adelante, así que seguimos buscando.

Sería por sugestión, pero apenas volvimos al camino y yo también comencé a escuchar que alguien nos seguía, no era un sonido como de pasos, sino como alguien que se arrastra, esto unido a otro sonido como de pisadas de pezuñas, de algún animal muy pesado.

El miedo me estaba venciendo, cuando logre ver a Rodolfo, estaba parado frente una escultura religiosa en ruinas, ya sin forma. Me asustó ver su cara, ese rostro del que estoy enamorada, lucia vació, mirando hacia la nada, como si algo se hubiera llevado su alma. Intenté llamarle en voz baja, pero no respondía, se mantenía allí, inmóvil.

 Uno de los señores que me acompañaban, se me acercó y en voz baja me sugirió que no le habláramos de golpe, pues si estaba sonámbulo, esto pudiera hacerle daño, yo les dije que nunca lo vi hacer eso anteriormente y hasta donde le conocía de años de vivir juntos, jamás me dijo que padecía sonambulismo. Agarramos a Rodolfo de los hombros, y el se dejo llevar sin oponer resistencia.

Durante el camino de regreso ya no escuche ni las pisadas, ni ningún otro sonido extraño,  tardamos un poco mas en regresar, pues íbamos lentos, no entendía como fue que Rodolfo hizo todo ese recorrido dormido, era imposible, el camino no estaba muy parejo, era muy desigual y con algunos agujeros en los que si se prestaba la atención adecuada caerías.

Me ayudaron a colocarlo dentro de la tienda, no comprendía como era que no se despertara con tanto movimiento. Le agradecí a los señores por haberme ayudado, después me metí en la tienda y me quede sentada, mirando a Rodolfo. Se quejaba mucho y no dejaba de moverse de un lado a otro, parecía estar teniendo pesadillas. No lograría dormir aquella noche, ni yo, ni nadie en el campamento…..

Despertó gritando a los pocos minutos, decía ver una bruja al mismo tiempo que se arañaba la cara, intenté tranquilizarlo, lo que me costo algo de trabajo, lo abrace con fuerza, en lo que pasaba su ataque nervioso.

Una vez que volvió en si, le dije que todo había sido una pesadilla, mientras él mencionaba que todo lo que vio parecía tan real, en ese momento no quise preguntarle acerca de lo que vio, pues lo que yo buscaba era que se tranquilizara. Así que en lugar de asediarlo con preguntas, seguí abrazándolo.

De un momento a otro comenzamos a escuchar gritos en el campamento, lo que nos hizo salir de la tienda de inmediato. Todo al rededor estaba cubierto de una neblina espesa que nos impedía ver quienes se encontraban gritando. Rodolfo me apuntó en dirección a la fogata diciéndome que allí estaban las luces que yo había visto. Uno de los excursionistas corrió hacia nosotros, para indicarnos lo que estaba pasando.

“Las brujas”. Dijo. “Están paradas en círculo alrededor del campamento”.

Nos acercamos con el resto del grupo, algunos estaban rezando, mientras que otros lloraban de miedo, yo me sentía tanto confundida como aterrada, pues desde esa distancia pude ver aquellas brujas de las que hablaban, aunque no se veían muy claramente, allí estaban sus siluetas junto las llamas que vi la primera noche que pasé en aquel lugar.

Aunque no eran muy visibles, les puedo asegurar que mantenían una forma parecida a la de una persona mayor, muy encorvada, no se movían, solo se quedaban quietas, mientras lanzaban unos chillidos horribles, dudo mucho que alguien lograra resistir a aquel sonido sin sentir miedo.

Una señora nos pidió que nos uniéramos en oración, pues esto mantendría a ralla a las brujas, cosa que hicimos sin dudar. No se por cuanto tiempo estuvimos orando, porque cuando me di cuenta el sol ya estaba saliendo, logrando que las siluetas de las brujas y las flamas se desvanecieran al llegar el alba.

De inmediato comenzamos a retirar el campamento. Mochilas en la espalda comenzamos a caminar hacia abajo del monte, ninguna persona del grupo dejó de hablar sobre el fenómeno que presenciamos apenas hace unas horas.

Yo busque de inmediato la compañía de la señora que nos pidió hacer oración, quien caminaba unos cuantos metros detrás de nosotros, vi que ella iba rosando con las  palmas de sus manos los símbolos que yo noté en los árboles cuando llegamos, al ver que hacia esto, le pregunte si sabia algo acerca de esas marcas, ella me respondió que si, que no todos los símbolos eran iguales, que algunos parecían formar un tetragramaton, lo cual indicaba que ofrecía cierta protección al lugar.

En cambio en otros arboles encontraba símbolos desconocidos para ella, pero que casi estaba segura de que funcionaban de manera negativa, quizás fueron tallados por alguna bruja que deseaba invocar al demonio.

¡Bruja! Apenas escuche esa palabra, le pregunté que si ella consideraba que aquellas siluetas que vimos la noche anterior eran eso (brujas), ella me dijo que si, sin embargo estaba por enterarme de que una bruja no era lo que yo creía, pues yo pensaba que estas, eran mujeres que practicaban la hechicería, incluso le comenté esto directamente, y enseguida  me explico que también este tipo de mujeres son conocidas como brujas, mas no era el caso de las siluetas que vimos, que quizás algunas de ellas fueron humanas en una vida pasada.

Desgraciadamente la mayoría de ellas son solo presas de demonios, que pueden tomar la forma que quieran, y solo las utilizan para poseer un cuerpo físico, solo mientras siguen con vida, ya después solo estarán atadas a un lugar, del que no pueden salir.

Seguimos caminando cuesta abajo, cuando las personas que iban por delante de nosotros hicieron una parada abrupta. había sonidos de sorpresa y asco, me adelante, para ver que sucedía.

Todos estaban observando un animal muerto, o eso parecía a primera vista, pues su forma era como la de un venado, sin embargo, cuando lo vi mas detalladamente, note que su piel no estaba cubierta por pelo, y su rostro era algo espantoso, aunque no soporté mirarlo por largo rato, casi puedo jurarles que ese rostro era mezcla entre un ciervo y un ser humano.

Esa abominación lanzaba unos chillidos horrendos, escuche a la señora que me hablo sobre las brujas gritar: ¡Brujería! ¡Esto es obra de brujería!

La gente comenzó a correr, lo que le costo la caída a mas de una persona, aunque esto no los freno, lo que queríamos todos era dejar atrás esos espantosos chillidos.

Llegamos pronto hasta los vehículos, al abordarlos todos le pedimos a los organizadores que nos fuéramos directo a una ciudad habitada, no deseábamos volver a saber nada de aquel lugar.

Todo el camino noté raro a Rodolfo, como perdido en su mirada, le hablaba y tardaba algo de tiempo en responderme. Quizás suene algo exagerada, pero el no es así, su carácter es mas bien alegre platicador, incluso bromista, en cambio se mostraba frio, como si su mente estuviera en otro lado.

Regresamos a Durango de inmediato sin ningún inconveniente.

Quisiera decirles que la historia acaba aquí, mas no fue así, tal como les dije, Rodolfo se mostraba extraño y no solo eso, le comenzaron a ocurrir cosas espantosas, de las que yo misma fui testigo.

Para empezar, no hubo noche en que no tuviera pesadillas, siempre me despertaban sus gritos, siempre me contaba que veía los espectros de brujas, que querían hacerle daño, yo siempre intentaba tranquilizarlo, sin embargo cada noche era lo mismo.

Después comenzó a gritar siempre que estaba solo, no toleraba verse al espejo, lo que le llevó a dejarse la barba larga, mencionaba que su reflejo no respondía a sus movimientos, cosa que yo pude comprobar, efectivamente su reflejo gesticulaba movimientos que el no estaba realizando, como arquear las cejas, o mover los labios.

También comenzó a experimentar una temporada de mala suerte, tuvo un par de accidentes en coche, lo despidieron del trabajo sin justificación; solía decirme que casi siempre previo a que le ocurriera algo malo, solía ver ya sea en una ventana o en la lejanía, una silueta coronada con llamas de fuego, muy semejantes a las que vimos en aquella excursión.

Nos desesperamos ante la situación, por lo que buscamos ayuda. Fuimos con un par de curanderas y aunque siempre seguíamos sus tareas, jamas conseguimos un buen resultado, al contrario las cosas empeoraron a tal punto que a veces veíamos las mismas siluetas del convento en medio de la habitación, aunque esto solo pasaba cuando Rodolfo estaba conmigo, pues un par de veces que me tocó estar sola, no vi nada, todo el día pasaba normal.

Por consejo de una compañera del trabajo, fuimos a dar al consultorio de un Parapsicólogo, quien después de analizarnos, dijo que un ente parasitario entro en el cuerpo de Rodolfo. Para terminar a este ente, nos dio una serie de instrucciones, antes de volver a consultarlo.

Lo primero a conseguir era una lampara de aceite, no cualquiera, era especial para aceite sacro. Me costó algo de trabajo conseguirlo, de hecho tuve que ir a un mercado de esos donde venden yerbas y cosas de santería. Sentí vergüenza al ir a buscarlo, pensaba que todas las personas me miraban.

Lo segundo a conseguir, era aceite bendito. Para conseguirlo, me dirigí a una tienda de artículos religiosos, compre el aceite y después me metí a misa, según me indicó el parapsicólogo, era necesario que el aceite fuera bendecido ante el santísimo.

Me quede a misa y al final cuando el padre se acerco a bendecir las cosas, me vio con la bolsa de aceite y me miró raro, se acercó a mi para pedirme que lo esperara un poco. Me quede sentada en una banda con algo de vergüenza, aunque no tenia sentido sentirla, pues realmente no estaba haciendo nada malo.

El padre me pregunto sobre el uso que le daría al aceite, le conté mi historia, me escucho sin interrumpirme, aunque no se si me creyó, pues al final me dijo que esperaba que no lo fuera a utilizar para hacer brujería, le respondí que no y me aleje rápidamente.

Lo ultimo que teníamos que hacer era acudir de nuevo y llevarlo todo. Así lo hicimos, encendimos la lampara y el parapsicólogo comenzó a realizar una oración, después le pidió a Rodolfo que que se sacudiera todo el cuerpo, comenzó por los pies y al final la cabeza, una vez que empezó a hacer esto, la lampara comenzó a soltar mucho humo. Quizás no me crean, pero les juro que el humo tomaba formas, se veía la cara del diablo.

Cuando el aceite se agotó, el Parapsicólogo nos indico que podíamos irnos.

Después de ese ritual todo volvió a la normalidad.

Ya no hemos vuelto a salir de viaje, aunque si tenemos planeados algunos, claro que ahora viajaremos con protección, pues no sabemos que cosas se pueden esconder en otros lugares. No quiero ni pensar que es aquello que se esconde en esas ruinas del convento, a veces pienso que las apariciones de brujas eran solo la punta del iceberg, también no puedo evitar pensar en que quizás doña Petra si era en realidad una guardiana de aquella fuerza sobrenatural, cuya función era la de mantener a ralla la maldad, pues apenas dejó el lugar comenzaron las apariciones de manera mas fuerte.

Hasta la fecha no he vuelto investigar la localización del convento, pues ni de broma siento ganas de volver.

Quien sabe de que seria capaz esa maldad, si un simple parásito, ocasiono que le ocurrieran cosas horribles a mi pareja, no quiero ni pensar que ser  habrá sido capaz de haber creado aquella abominación que vimos en medio del camino.

Esta fue mi historia, les recomiendo que siempre que vayan a viajar, no solo lleven cosas necesarias básicas, intenten llevar algo de protección espiritual.

Autor: Mauricio Farfán Cisneros.  

Derechos Reservados         

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