El Rancho De Los Nahuales 2022

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El Rancho De Los Nahuales 2022

El rancho de los nahuales… Mi historia no tiene una introducción, porque no tengo claro cómo fue exactamente que terminé metido en semejante situación, hay una posible explicación, pero la contaré cuanto sea el momento.

Empezaré tal como lo recuerdo.

Abrí los ojos ya estaba ahí. No me dolía la cabeza, no estaba mareado, era como si me hubieran trasladado mientras dormía.

No sabía si era de día o de noche. Solo sabía que estaba en un lugar sombrío, y de muy mala pinta.

Me puse a hacer memoria, y logré recordar algo, yo estaba con mi novia, Diana, viajando por carretera, nos dirigíamos a visitar a unos amigos, íbamos por la carretera que conecta a Puebla con Córdoba.

Parecía que no tenía más detalles pero me esforcé un poco, logré recordar que alguien nos había estado siguiendo, recordaba la fuerte luz de sus faros acercándose a toda velocidad, luego nada.

No estaba amarrado, por suerte, debía estar dentro de un armario, quizá, empujé con fuerza la madera frente a mí y en efecto así era.

Lo que encontré afuera era muy desconcertante, el suelo estaba lleno de una especie de membrana hecha de un material plástico y resbaladizo

La iluminación era demasiado escasa, pero era la suficiente como para darme cuenta que todas las paredes del inmenso cuarto en el que me encontraba eran de madera.

Caminé un poco por el lugar, tratando de encontrar una salida, era realmente enorme ahí abajo. Cuando me acerqué a una de las paredes me di cuenta que de entre las maderas se colaba un poco de tierra, entonces entendí que, seguramente, debía encontrarme bajo tierra, en un sótano posiblemente.

En otra de las esquinas encontré ropa y huesos, no tengo idea si eran de persona o de animal, solo se que eran huesos, estaban como mordidos.

Entonces escuché ruidos arriba, mucho ruido, como un animal encerrado en una jaula, pero tenía la esperanza de que no fuera un ser irracional el causante del jaleo, sino alguien que pudiera ayudarme a salir de ahí.

Caminé siguiendo el ruido, entonces se abrió una especie de escotilla, fue de forma violenta, se desplegaron unas escaleras y una persona cayó golpeándose con las escaleras, creo que se rompió el cuello al caer.

Yo me escondí un poco porque escuchaban unos pesados pasos. Vi como por las escaleras bajó una criatura extraña, parecía un oso, pero estaba flaco y largo.

Esa cosa se acercó al cuerpo del tipo que acababa de caer, lo movió como queriendo saber si estaba vivo, y al ver que no respondía lo dejó y subió las escaleras.

Yo estaba asustado, no tenía idea de qué rayos era eso, pero no me quería quedar para averiguarlo, además tenía que buscar a Diana.

Esperé un momento para asegurarme de que esa bestia ya no estaba arriba. Entonces lentamente subí las escaleras, estaba en una casa.

Caminé sin tener ni la más mínima idea de a dónde ir, abría con cuidado cada puerta que me encontraba, buscaba a Diana y la salida.

Logré dar con la salida, me di cuenta que estaba en un rancho, parecía un lugar muy grande, y muy solo.

Inmediatamente me di cuenta que había muerte por todos lados, perros, caballos y reces, yacían tendidos por todas partes.

Parecía que habían tenido una muerte cruenta y violenta.

Entré en pánico, quise gritar el nombre de mi novia, pero no quería llamar la atención de la bestia que había visto antes, tenía claro que si me atacaba estaría muerto.

Empecé a caminar, recorriendo los alrededores del rancho, siempre escondiéndome lo más que podía, aparte de los cadáveres de los animales no había nada más, ni un solo ruido.

Seguí caminando, con la atención puesta en lo que pudiera pasar alrededor mío. Mis ojos permanecían atentos a todo mientras seguía andando hacia los linderos del rancho, los cuales están delimitados por extensas hileras de encinos.

Mientras seguía caminando me encontré con un pozo de agua, ahí flotaba el cuerpo enjuto de un hombre de mediana edad que vestía un pantalón de mezclilla y una camisa a cuadros.

El Cuerpo flotaba con los ojos abiertos, y parecía que ya llevaba algunos días ahí, estaba boca arriba.

No quise ver más, pues cada cosa horrible con la que me encontraba hacía que mi esperanza de encontrar a Diana se fuera disminuyendo.

Apuré un poco el paso, pues la tarde muy pronto se iba a convertir en noche y aún no tenía idea de dónde pudiera estar mi novia.

Finalmente encontré uno de los tenis de Diana, tenía una mancha de sangre en el empeine, me giré en todas direcciones buscando alguna otra prenda de mi novia para fijar una posible dirección de su andar.

Encontré el otro tenis, eso era una buena señal, ciertamente no tenía idea de cuál era el tenis que había dejado primero y cuál el que había dejado después, si me equivocaba de dirección podría perder la oportunidad de encontrar a Diana con vida.

Decidí hacer caso de mi corazonada y encaminé mis pasos hacia un cobertizo que estaba abierto, confiando en que la encontraría.

Dentro del cobertizo había una vieja camioneta, Diana estaba en la cajuela, tenía algunos golpes, estaba inconsciente, respiré aliviado, una preocupación menos.

En ese momento escuché un gruñido, ya sabía lo que era, por el rabillo del ojo alcancé a ver unas largas patas peludas, inmediatamente me metí debajo de la camioneta.

La criatura pasó caminando por enfrente del cobertizo, solo pude ver sus 4 patas, se detuvo durante unos momentos frente a la camioneta, pero luego siguió su camino.

Esperé un rato antes de salir de debajo de la camioneta, no quería que esa cosa regresara. Cuando me animé a salir desperté a Diana.

Afortunadamente reaccionó y empezamos a pensar en cómo salir del lugar, ella tampoco sabía dónde estábamos exactamente ni cómo era que habíamos llegado a ese lugar.

Decidimos salir del cobertizo, a lo lejos vimos a una criatura, no era la misma, esta era un tanto diferente, para empezar su cráneo era más grande que la de un humano y tenía las piernas arqueadas, sus brazos eran extremadamente largos, lo más intimidante de esa cosa es que andaba en dos patas.

Estaba claro que no podíamos andar por ahí como si nada, lo único que podíamos hacer era utilizar la camioneta para escapar de ese rancho.

La cuestión es que estábamos conscientes que en cuanto sonara el motor llamaríamos la atención de las dos criaturas, suponiendo que no hubiera más de esas cosas, ya que si había dos, fácilmente podría haber 3.

Pero la realidad es que no había ninguna otra opción, así que nos arriesgamos, subimos a la camioneta, la encendí y aceleré a fondo, como era evidente esas cosas se nos echaron encima, impactaron la camioneta y la voltearon.

Creímos que era nuestro final, pero escuchamos un par de disparos, luego vimos como las bestias cayeron al suelo, primero una y luego la otra, iban a morir, se estaban desangrando.

Un señor se nos acercó y nos ayudó a salir del vehículo, le agradecí, él nos dijo que lo acompañáramos. Volvimos a la casa de la que yo había salido.

Yo le pregunté al don si de casualidad no había otra de esas cosas, me dijo que posiblemente sí, pero que no estaba cerca, que no solían contra atacar cada que él mataba uno o 2.

Le pedí una explicación. Dijo que ese rancho había sido de él desde hace muchos años, que un día llegó mujer que se presentó como una bruja y le dijo que el terreno sería de ella y de sus Nahuales.

El Rancho De Los Nahuales

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Claramente el señor la tomó por loca y la ignoró por completo, pero, cuando apareció una de esas cosas y acabó con todos sus trabajadores supo que no se trataba de una broma.

Él se negó a irse de su rancho, vivía únicamente en su cuarto, y dejaba el resto de la propiedad para la bruja y sus Nahuales, de vez en cuando, cuando necesitaba resurtirse de comida o de agua salía con arma en mano y mataba a las criaturas que se encontrara.

Nos dijo que lo más probable es que hubiéramos sufrido un accidente en la carretera, y de ahí la bruja nos había traído al rancho para alimentar a sus nahuales.

Yo le comenté lo de los animales muertos y lo de los huesos del sótano, dijo que él no tenía idea, que nunca ayuda a los pobres inocentes que terminan en el rancho.

Nos aclaró que nosotros habíamos tenido la suerte que él había salido para ir por algo de comida, solo que ahora la camioneta estaba de cabeza.

El señor me dijo que debíamos voltear la camioneta para ver si podíamos encenderla, porque de lo contrario los 3 estaríamos muertos.

Se escuchó un fuerte ruido afuera, el señor tomó su arma y salió, nos dijo que nos quedáramos adentro. Yo me asomé por la ventana. Afuera estaba un perro enorme, muy furioso, lo sé porque tenía todo el pelaje erizado.

La criatura rugió y cargó contra el don, él simplemente le apuntó y le soltó dos tiros, las balas atravesaron el pecho del Nahual, matándolo al insante.

El don nos gritó para que saliéramos, me dijo que teníamos que irnos ya, porque iban a venir más Nahuales.

Ni siquiera intentamos voltear la camioneta porque nos tardaríamos demasiado.

La noche finalmente llegó, nosotros 3 estuvimos caminando por un tortuoso camino rocoso y polvoriento, afortunadamente no fuimos molestados por ningún Nahual.

Tras muchas horas logramos llegar hasta la orilla de la carretera, una buena persona aceptó darnos un aventón. Nos dejó en la ciudad.

El señor dijo que iba a volver a su rancho, no tengo idea si en realidad lo hizo.

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Autor: Ramiro Contreras

Derechos Reservados.

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