Mi Experiencia Con La Muerte 2023

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Mi Experiencia Con La Muerte 2023

(Luchando por la vida)

Mi experiencia con la muerte… Mi nombre es Julián, soy originario de Tlaxcala, hace muchos años cuando era Joven, por querer superarme Salí de mi pueblo a enfrentar el mundo para convertirme en otro hombre, ya que ahí yo no veía futuro para mí.

Había seguido la tradición familiar de dedicarme a la talabartería pero no me iba nada bien, por eso mi decisión de cambiar de residencia.

Mi sueño era vivir en la Ciudad de México, conseguir un buen empleo, donde ganara buen dinero, así lograría salir adelante primero yo, después ayudaría a mis padres, que los había dejado solos.

Siempre me llamó la atención el mundo de la lucha libre, por eso mi cuarto lo dejé repleto de póster de mis luchadores favoritos, como el Santo, Blue Demon o Rayo de Jalisco.

Cuando llegué a la Ciudad de México, con un poco de dificultad encontré un empleo, afortunadamente muy cerca de un gimnasio donde daban clases de box y lucha, pasado 1 mes o 2, me metí a practicar lo que tanto me gustaba, la lucha libre,

Ahí me di cuenta que tenia las habilidades exigidas para hacer una carrera dentro de este deporte, así empecé a soñar con ser luchador profesional.

Con el paso del tiempo fui agarrando experiencia, mi estatura de casi 1. 80 me ayudaba en mucho, un día me dieron la noticia que debutaría en una pequeña arena, donde la mayoría de los luchadores eran novatos, casi no asistía gente pero para mí fue lo máximo.

Al cabo de medio año ya luchaba todos los viernes, una noche al terminar una función, me invitaron a pertenecer a otra empresa con un poco más de renombre, me prometieron que me pagarían más, por eso acepté de inmediato, a demás ahí lucharía más seguido y usaría máscara, ese era mi sueño.

Un luchador que antes usaba ese nombre, le calló pésima la noticia de que ahora yo ocuparía su lugar, bastante molesto la agarró en mi contra, al grado de querer lastimarme cuando nos tocaba luchar de contrarios.

Aunque yo no tenía culpa alguna, porque las empresas son las dueñas de los nombres y de los diseños de las máscaras, pero él no lo entendía así, a los compañeros les decía que me odiaba, que un día me lastimaría en serio, tan fuerte que me retiraría para siempre.

Una noche en una función que me tocó luchar contra él, tenía un mal presentimiento, desde el momento que subí al ring sentí una mala vibra, también recuerdo que cundo dijeron mi nombre me aplaudió el público, yo voltee para agradecer a la gente, entonces noté que una persona encapuchada como una sombra estaba mirándome desde las butacas.

No le di tanta importancia, porque dieron por inicio la primera caída, pero por distraerme mirando esa sombra, mi contrario me sometió aplicándome un castigo que estaba prohibido en ese tiempo en la lucha, llamado martinete, donde teniéndome de cabeza se dejó caer, sintiendo todo mi peso sobre mí cuello.

Aunque no me sentí lesionado, si quedé muy aturdido, esto lo aprovechó mi contrario para aventarme fuera del ring, al hacerlo mi cabeza rebotó en el suelo.

El dolor fue tremendo, aunque el ruido de la arena era mucho, deje de escucharlo, a los pocos segundos, algunas personas sin saber quiénes eran, corrieron a auxiliarme, pero entre ellas miré que estaba aquella figura obscura sin alcanzar a distinguir su cara.

Sentí que me empezó a escurrir sangre por los oídos, y por la nariz, además fuertes punzadas empezaron a darme por dentro de la cabeza, aunque se me cerraban los ojos, hacia el esfuerzo por no perder el sentido.

Entre varios me ayudaron, llamaron a una ambulancia porque en esa arena no había doctor, después de largos minutos aparecieron los paramédicos quienes me levantaron para trasladarme al hospital más cercano.

Dentro de la ambulancia querían quitarme la máscara, porque tenía dificultad para respirar, pero yo no me dejé, además el dolor de la cabeza era intenso, en una ocasión que miré rumbo a mis pies, me di cuenta que estaba una calavera.

En medio del dolor, de todo aquel aturdimiento pensé que la estaba imaginando, pero la miraba claramente, así como veía a los paramédicos, aunque ellos no se daban cuenta de esa espantosa aparición, para mí esa situación era terrible.

Me quedé atónito cuando me di cuenta que era la misma figura obscura que estaba en la arena, solo que ahora la veía de cerca, quería cerrar los ojos para dejar de verla por el miedo que me producía, pero no podía hacerlo, mientras ella me sonreía de una manera macabra, por el golpe recibido, por el dolor o por la impresión que tenía perdí el sentido.

Mi Experiencia Con La Muerte

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Cuando desperté ya estaba en el hospital, tanto los doctores como las enfermeras se apuraban a atenderme, según escuchaba por la gravedad que tenía debido a las lesiones.

Se me nubló la vista del dolor cuando empezaron a quitarme la máscara, tenían que hacerlo pero me estaban lastimando, sentía unas terribles punzadas recorrer todo el cuerpo, cerré los ojos tratando de aguantarme para no gritar.

Después de que lo hicieron, sentí un poco de alivio, con dificultad tomé un poco de aire, cuando abrí los ojos otra vez, me sorprendí al ver de nuevo a la calavera mirándome fijamente, en ese momento, empecé a presentir mi muerte.

Aquella figura Cadavérica me decía algo que no podía escuchar, yo no quería verla, movía los ojos, fijaba la vista en otra parte, pero ahí se aparecía, sonriente, sin dejar de mirarme.

Sin comprender porque, comencé a sentir un intenso frío recorrer de mis pies hasta mi cabeza, me paralicé por completo, poco a poco se me iba durmiendo el cuerpo.

De pronto miré como la calavera se me vino encima con su boca abierta, como si me fuera a tragar, todo se obscureció a mi alrededor cuando me agarró con fuerza, también al hacerlo, empecé a mirar todos los recuerdos de mi infancia, luego una gran paz se apodero de todo mi ser.

Cuando todo era tranquilidad, con un movimiento brusco, aquella calavera me arrancó de mi cuerpo, sentí una sensación horrible como cuando caes al vacío.

Todo fue tan rápido que no supe que sucedió, de pronto me sentí expuesto al verme en medio de una terrible obscuridad, estaba perdido y me preguntaba si eso era la muerte.

Intentaba verme los brazos pero era imposible, a demás estaba trabado, lleno de temor como nunca y de intriga, porque no recordaba gran cosa, era como si se me estuviera apagando el cerebro o tal vez tenía lagunas mentales.

Me sentí muerto, tenía un frío excesivo, podía escuchar mis dientes hacer ese sonido como cuando te estás congelando, era como si estuviera encerrado en un cuarto frío, por más que intentaba tocar algo con mis manos, era en vano, no había nada.

Escuchaba las voces de los doctores que discutían algo sobre mi muerte, pero no se les entendía, todavía no asimilaba lo que estaba pasando cuando escuché una voz que me dijo que avanzara.

Escuchar aquella voz desconocida en medio de la obscuridad fue lo peor que me pudo pasar, volteaba para todas partes pero me era imposible distinguir algo, así que por el temor que sentía, me alejé de ese lugar.

Empecé a avanzar a ciegas, con extremo cuidado, poco a poco las voces de los doctores se fueron quedando atrás, me parecía como si hubiera caído en un pozo profundo donde no llegaba la luz del día.

Después de caminar un rato, Imaginé que era una especie de túnel, donde no se escuchaba nada, no existía ningún olor, no podía palpar nada, pero en el ambiente flotaba algo macabro, sentía que alguien me miraba, era como si el mal estuviera a mí alrededor.

Empecé a tener un poco de conciencia y de lucidez, recordé la imagen de la Calavera y que ella era la que me había arrojado a ese lugar, seguramente para llevarme al mundo de los muertos.

Mientras corrían los segundos, llegue a pensar que me quedaría ahí para siempre, caminando en medio de aquella negrura, sin llegar algún sitio, alimentaba mis miedos imaginando que eso era él infierno, donde seguramente el estar solo y perdido era una especie de castigo.

Muy a lo lejos miré un punto brillante, presentí que era la salida de ese túnel interminable, lleno de silencio, de obscuridad, caminé más aprisa aunque no sabía que encontraría al final.

Aún me faltaba mucho por recorrer cuando topé con algo que ya no me dejó avanzar, de primero pensé que era una pared, pero al tocarla con mis manos, con horror me di cuenta que estaba tocando unos enormes huesos.

Tan rápido como pude quité mis manos, retrocedí sintiendo un miedo tan terrible que aunque quise no pude gritar, después haciendo un esfuerzo pregunté quien era, pero no recibí respuesta.

Comencé a sentir varias presencias a mí alrededor, pero cada vez que quería avanzar hacia la luz, me tapaban el paso, era como si trataran de mandarme para otro lado que no era la salida.

Pensaba en algo para poder salir, sabía que correr hacia la luz era la única opción que tenia para abandonar ese terrorífico lugar.

Venciendo mis miedos y decidido a salir, quise correr hacia la salida, pero una mano esquelética se aferro a mi brazo impidiéndome avanzar.

Cuando intente zafarme otra mano me sujetó, luego otra más, así hasta sentirme inmovilizado por muchas manos, que aunque ni sabía ni veía de quien eran, estaba seguro que era esa calavera porque se sentían huesudas y descarnadas.

Al sentir aquellas manos frías y flacas, casi me quedo paralizado del terror, la desesperación me hacía pensar de forma negativa, sobre todo porque por más intentos que hacía no podía zafarme.

Pero yo era luchador, me sabía hábil también fuerte, por eso empecé a forcejear para liberarme, en un momento inesperado me sentí libre y corrí con todas mis fuerzas hacia la luz.

Mientras corría, sentía que algo venía de tras de mi tratando de alcanzarme, tal vez por el miedo o la adrenalina, corrí más aprisa hasta que por fin alcancé la salida.

Después de estar encerrado por varios minutos en plena obscuridad, el resplandor de la luz me impedía saber a donde había llegado, por unos segundos cerré y apreté los ojos, al instante sentí como de nuevo varias manos me sujetaron, luego mi cuerpo comenzó a moverse, sin que mi cerebro se lo ordenara.

Asustado los abrí de nuevo, me di cuenta que quienes me agarraban eran los médicos y enfermeras, que me atendían desesperados, alcancé a escuchar que uno dijo que volví de la muerte, yo temblaba al verlos a todos sobre mí.

En medio de todo ese caos y de él traquetear de los doctores, miré a mi abuelo que me veía detenidamente, luego se me acercó, me dijo al oído que luchara por mi vida, que yo podía hacerlo.

Apenas me lo dijo, recordé que mi abuelo tenía varios años de a ver muerto, no me dio tiempo de asimilar lo que pasaba, porque sentí unas manos frías y secas, era esa calavera otra vez, me sacó de mi cuerpo de nuevo de una manera violenta.

En esta ocasión, sentí caer con más velocidad al vacío, mientras escuchaba a los médicos decir que me perdieron de nuevo, gritaron Código Azul, pero ya no escuché más, sentí esa sensación de cuando la sangre se le viene a uno para la cabeza, pensamientos horribles por no saber qué pasaría se adueñaron de mí.

Pero todo terminó en segundos, al verme de nuevo envuelto de la más terrible obscuridad, grite asustado pero extrañamente no se escuchaba el eco, temí que fuera mi fin, porque una vez pude liberarme me trajo esa calavera de vuelta, si lo lograba otra vez de seguro sería lo mismo.

Pero esta vez fue diferente, volteaba para todos lados queriendo encontrar la salida, pero no se veía el final del túnel como la primera vez que estuve ahí, pensé que tal vez era otro lugar, luego sin saber de dónde provenía, empecé a escuchar el llanto de una persona.

Jamás había sentido tanto miedo, trate de alejarme un poco de ahí pero de tras de mí se escucho otro llanto, y se empezaron a escuchar para donde yo caminara, pero lo que me causo mas terror es que conocí quien lloraba así.

No lo podía creer era el llanto de uno de mis primos ya fallecido, los otros eran de una tía, pero el que se escuchaba mas claro era de mi abuela que lloraba amargamente.

Al momento como pude empecé a correr, pero para donde fuera se escuchaban, cada llanto me recordaba a un pariente muerto, hasta que resignado, acepté que no podía alejarme de ellos, me detuve y les empecé hablar.

Sentía la boca seca cuando le pregunte a mi abuela porque lloraba, pasaron unos segundos, como no me respondió le pregunte a mi primo, pero tampoco contesto, al momento dejaron de llorar, quedando un silencio espantoso que me hizo sentir un escalofrío terrible.

Luego para mi sorpresa una risa siniestra se empezó a escuchar, aunque no veía nada, el solo hecho de escucharla tan cerca de mí me erizaba la piel, me imaginaba que era la Calavera la que se reía, tal vez porque ya me tenía prisionero en medio de aquel túnel tan negro como yo nunca había visto.

Ya estaba perdiendo la razón, no podía asegurar si todo lo que escuchaba era verdad o me lo estaba imaginando, todos mis pensamientos eran una total confusión.

Luego escuché la voz de mi abuelo que me dijo que aún no era mí tiempo, que luchara por regresar, que no debía pasar más tiempo en la obscuridad porque me quedaría en ella para siempre.

Con desesperación le pregunté para donde estaba la salida, solo me contestó corre hacia la luz, pero por más que la buscaba no se veía nada, aún así corrí como pude, sin sentido, para donde fuera.

Jamás me había sentido así, supe lo desesperante que es correr entre la obscuridad invadido por el más terrible miedo, a cada paso que daba esperaba caerme o golpearme con algo, pero como no pasaba nada seguía corriendo.

La urgencia que tenía de salir de ahí me obligó a gritarle a Dios porque sentía que se me acababa el tiempo, pero cuando creí que todo estaba perdido miré la salida a lo lejos, fue una luz de esperanza, corrí en medio de toda esa negrura sin temor a tropezar.

Mientras corría, escuchaba los gritos de mis familiares fallecidos, me decían que corriera porque aún no era mi tiempo y tenía la oportunidad de volver a vivir.

Hubo ocasiones que llegué a sentir esas manos huesudas intentando agarrarme, pero ya nadie me podía detener, así corrí hasta alcanzar la salida.

Aquella luz brillante era de nuevo el hospital, desesperado corrí a meterme a mi cuerpo, me acosté encima de él, pero era imposible, llegue a pensar que ya era demasiado tarde, pero lejos de dejarme vencer lo intente varias veces más.

Cuando estuve otra vez dentro de mi cuerpo, casi me retuerzo del dolor que sentí en mi cabeza, me quejé de una manera horrible para que escucharan los médicos, cuando me empezaron atender, supe que era una nueva oportunidad.

Mientras me atendía el personal médico, les decía que había visto una calavera, que en medio de la obscuridad escuché llantos, risas y voces, pero solo me miraban pensando quizá que estaba delirando.

Les pedí a los doctores que me vendaran los ojos, porque tenía pavor de volver a ver esa calavera, he intentara llevarme de nuevo a ese espantoso lugar, pero cuando lo hicieron, fue más terrible el miedo que le tenía a la obscuridad que a cualquier otra cosa.

Después de unos minutos al sentirme un poco mejor, comprendí que había muerto 2 veces pero que volví a la vida, le di gracias a Dios por eso, también le dije a mi abuelo que le agradecía la ayuda, que descansara en paz.

Nunca me restablecí del todo, bueno no para volver a luchar, meses después regresé a la arena, esperando recibir alguna ayuda económica, pero no fue así.

Muy a mi pesar dejé el mundo de la lucha libre, me dediqué a otra cosa porque primero estaba mi salud, así pasaron los años hasta llegar a esta edad, donde mi deporte favorito solo lo veo por la televisión.

Todavía hasta la fecha, cuando cierro los ojos en la noche o estando despierto, me imagino ver

esa horrible calavera que me sonríe, pero lo peor de todo es que le tengo miedo a morir, pero sé que ese momento algún día aunque no quiera llegara.

Autor: Gato Negro.

Derechos Reservados.

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