Lugar Antiguo Historia De Terror 2023

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Lugar Antiguo Historia De Terror 2023

Lugar Antiguo, Historia De Terror… Mi nombre es Leonel y soy de Nayarit. Hace un tiempo, me mudé de lugar debido a la universidad, y ahora vivo en Querétaro. Desde el principio, me encantó esta ciudad porque es tranquila, la gente es amable y muy cálida. Los lugares son muy bellos y como vivo en un fraccionamiento, en donde las personas son mayormente adultos mayores jamás escuchas mucho ruido o de algún problema.

Bueno, sobre el relato que quiero contar, todo empezó en el año 2000, cuando tenía apenas 16 años. Estaba en la preparatoria y la música ya era una de mis mayores pasiones, me encantaba deleitarme con mis canciones favoritas, sentía que no había nada igual a la música.

Y bueno en ese momento, gracias al apoyo de mis padres, empecé a estudiar música de manera más formal. Definitivamente ese era un hecho que me hacía muy feliz, ya que era un sueño que deseaba cumplir desde más chico.

Desde pequeño, siempre fui diferente, de hecho era normal que me miraran como “el raro”, por mis gustos, ya que a comparación de otros niños siempre me apasionaron las antigüedades, la historia y la arquitectura. Siempre me gustó usar la imaginación para viajar en el tiempo, algo que hasta el día de hoy disfruto hacer.

Y bueno, en aquel entonces, comencé a estudiar música en una escuela que se encontraba en una casa antigua en el centro de la Ciudad, era perfecto. Hacía lo que me encantaba y además estaba en un lugar increíble con todo lo que me gustaba.

Desde que puse un pie en ese lugar, quedé totalmente sorprendido y agradecido con mis padres por haberme dado esa increíble oportunidad. Era o es hasta el día de hoy bastante grande, y me fascinaba pasear por los pasillos largos e imaginar cómo eran las personas que vivieron ahí al principio, quienes construyeron ese lugar y el buen gusto que tenían. Sé que suena raro decir que un joven de 16 años pensara así, pero de verdad era muy feliz con todo eso.

Me encantaba su trabajo en piedra y los detalles del suelo, sus fuentes y salones con techos altos, el trabajo en cerámica en las paredes y el suelo tallado en la entrada. Pero lo que más me gustaba era el vidriero que se situaba justo en medio de la pared de aquel lugar; era uno de esos vidrios de colores que cuando le daba la luz se veía increíble, sin duda, era el toque de elegancia y sofisticación que hacía que la casa tuviera un estilo distintivo y único.

Aunque ese tipo de cosas son usadas en las iglesias, antes se usaban en otros lugares. El vidriero era gigante, como de unos seis metros de alto o incluso más, tenía la figura de un pájaro abriendo sus alas y tenía muchos colores.

Yo solía estudiar en ese salón de vez en cuando, a veces nos pasaban a otros pero ese en particular  era algo hermoso para mi vista. Estar dentro era como viajar en el tiempo, y lo especial era que la luz que entraba al salón pasaba por los cientos de cristales, llenando las cuatro paredes del lugar con miles de colores de forma única, mientras aprendía sobre lo que más me gustaba, que era la música.

También hubo algo que me sorprendió  bastante y me enganchó por completo y fue que en la parte de atrás de esa casa tan bonita, había una casona en ruinas que era el doble de grande, ocupando ambos lados de la manzana.

Y bueno, siendo sincero después de este descubrimiento tan asombroso, no pude quedarme tranquilo y comencé a investigar más sobre esta propiedad. Poco después, al platicar con el guardia y leer las placas en las cercas, me enteré de que fue un lugar para peleas de gallos, inaugurado por personas muy importantes en el siglo 20.

También hubo conciertos de música y ópera en el siglo 19, y hasta los más grandes de la música estuvieron ahí. Descubrí que el edificio tuvo varios usos y que los cimientos datan de finales del siglo 18.

Dicen que nunca lograron ver ni contar lo que sucedió realmente ahí, ya que fueron muchos los propietarios de ese lugar. Aunque me parecía raro, que no hubiera ninguna otra información, comencé a pensar que quizá ese lugar escondía enormes secretos y podría apostar que el guardia sabía cuales, pero no me los contaría.

Uno de mis amigos, quien tocaba la guitarra me había contado que en una clase por la tarde, en el salón que era el único que estaba ocupado varios estudiantes vieron al mismo tiempo como un vaso que estaba en medio de una mesa se cayó y se partió en mil pedazos de la nada, como si algo lo hubiera movido, pero ni siquiera estaban abiertas las ventanas para que pensaran que era el viento, además no era algo que un chico hubiera inventado, porque las personas que estuvieron ahí en ese momento lo vieron también.

Incluso el profesor se dio cuenta de ese suceso, pero todos intentaron no hacer un gran alboroto por ello. Lo que realmente los inquietó fue el ruido de la madera del techo crujiendo, como si alguien estuviera caminando sigilosamente para no ser oído y me dijo que no parecía ser un animal, sino algo mucho más pesado y que por el sonido que hacía, debía ser humano.

Eso sí podría decir que no me lo llegué a creer del todo, pero me dijo que si no estaba convencido con lo que me decía, con confianza me llevaría con su profesor y él podría verificarlo junto con sus compañeros de clase. Aunque sinceramente, eso no me pareció necesario, realmente yo no quería comenzar a asustarme ni a temerle a un lugar tan increíble como ese.

Así que no fuimos con su profesor. Pero un día sin querer, escuché al vigilante hablando con el personal de limpieza. Les estaba contando que los vecinos de la casa de a lado preguntaban todo el tiempo si alguien pasaba las noches allí, porque a menudo oían ruidos de gente corriendo y puertas golpeando.

Eso era extraño, ya que eran puertas de madera de dos hojas, grandes y gruesas, y para que los vecinos escucharan ese sonido debería haber sido hecho con muchísima fuerza, tampoco podía ser simplemente el viento. Y bueno, también es importante mencionar que los vigilantes nunca se quedaban durante la noche.

Su trabajo consistía en revisar la bitácora de entradas y salidas, ayudar con la movida de instrumentos y muebles escolares, y por la noche asegurarse de que nadie, absolutamente nadie, quedara adentro.

Así que se iban, apagaban las luces y cerraban la escuela, así que era casi imposible que alguien estuviera ahí y era aún menos posible que alguien estuviera jugando con las puertas de madera.

La verdad para ese punto yo ya no sabía que creer, pues las historias me parecían mentiras, que seguramente eran usadas para darle misterio a nuestra estadía, nada más allá de eso.

Algunas parecían sacadas de un programa de radio de los que pasaban a media noche o de una pésima película de terror. Así que en ningún momento, paso por mi cabeza que algo de ese tipo pudiera pasarme a mí.

Bueno, unos días después, me puse a platicar con unos chicos de mi clase y cuando se fueron yo decidí quedarme estudiando como siempre, hasta que cerraron la escuela. En el salón del vidriero del pájaro, que mencione anteriormente, todo estaba bastante tranquilo.

Cuando salí de ahí me quedé platicando con el guardia, él ya sabía que yo era el último en irse y siempre lo acompañaba a apagar las luces. Ya era de noche y cuando salimos al patio trasero me di cuenta de que había luna llena y se veía espectacular.

El guardia también contempló la luna y vimos la casona gigante, que a decir verdad ya viéndola de noche si causaba algo de miedo, pues era increíblemente grande. Pero pues en realidad todo estaba bastante normal, lo único diferente era la luna, pude apreciar todo ese brillo, todo absolutamente todo brillaba de una manera única, hasta el patio trasero. Era una noche linda, o al menos eso pensé en ese momento.

Luego me despedí del guardia y fui directo a mi casa, ya estaba algo agotado por las clases, pero también feliz. Al llegar a casa, saludé a mis padres, terminé mis deberes y me preparé para dormir como cualquier otra noche. Pero hubo algo diferente en esa, podría decir que nunca en toda mi vida, hasta la fecha, había tenido una pesadilla tan espantosa como la de esa noche.

Estaba en esa casa, la escuela de música, el lugar maravilloso que me tenía enamorado y que apenas hacía unos momentos había tenido el placer de ver de una manera majestuosa gracias a la luz de la luna llena.

En el sueño, todo iba bien, normal. Entraba a la casa y todo estaba iluminado por esa luz de la luna como la había visto momentos antes. Pero de pronto, comencé a tener mucho, mucho miedo y mi pulso cardiaco comenzó a acelerarse.

Yo trataba de correr, pero el pasillo parecía hacerse cada vez más largo y angosto, me sentía asfixiado y mis piernas se sentía cada vez más y más pesadas. Por más que corrí el tiempo parece ralentizarse, hasta que por fin llegué al segundo pasillo y desde ahí podía verlo todo hasta la puerta del fondo que daba acceso al patio.

Me paré frente a la puerta del salón del vidriero y la abrí, era un lugar en el que me sentía seguro y pues todo estaba normal ahí. La luz entraba por los cristales y hacía que el pájaro se viera hermoso, las paredes claras y el piano al fondo iluminado por la luz que entraba del primer pasillo a través de esos cristales.

Seguía teniendo miedo, pero ese miedo se transformó en terror al ver a una mujer con un vestido que parecía muy viejo y antiguo, de color blanco que le llegaba a los pies y que, para mi desgracia, colgaba de una de las vigas del techo en una de las esquinas de la habitación. Su cabello largo le tapaba la cara y el cuello. Claramente se veía que estaba roto.

Mi terror creció aún más cuando noté que comenzaba a mecerse. Yo sabía perfectamente que estaba soñando, pero no podía despertar. Me sentía acechado y en una situación de extremo peligro. Intentaba gritar, sabiendo que mi hermana, que compartía habitación conmigo, o mis padres en el otro cuarto, me escucharían o irían a despertarme. Pero absolutamente nada, ni un ruido, podía salir de mi boca. El esfuerzo que intentaba hacer no servía para absolutamente nada.

Mi terror fue aún mucho mayor, creció a niveles descomunales y junto a eso también una sensación espantosa, pues todo era muy real y no tengo una palabra para describir tan horrorosa experiencia.

Hasta que un instante después, aquella mujer vestida de blanco alzó la mirada y sentí que mi corazón se detenía y mis piernas se doblaban a causa del inmenso terror que sentí en ese momento, pues esa mujer ahora estaba mirándome, aunque ni siquiera tenía ojos, solo dos cuencas vacías.

Lugar Antiguo Historia De Terror

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Traté de moverme y caminar en reversa para salir de ese lugar, cuando no sé cómo, esa cosa se desprendió del techo y, como si volara, se fue hacia mí con una velocidad impresionante desde el otro extremo de la habitación, me acorraló entre la puerta y su cuerpo, acercó su cara totalmente desfigurada y la colocó muy cerca de la mía.

Pude sentir su aliento frío y fétido, y darme cuenta de que su rostro era como si estuviera quemado, con pedazos de huesos mostrándose a la altura de la quijada, con un hueco oscuro y profundo en lugar de su ojo, y aunque no tuviera ojos podía sentir su mirada llena de odio. Cerré mis ojos con mucha fuerza y volteé mi cabeza.

Después, esa cosa soltó un grito muy, muy fuerte, similar al rechinar que hacen las llantas de un auto cuando frena intempestivamente y cuando abrió la boca miles de insectos salieron de ella. Y su grito era como si muchísimas voces estuvieran gritando a la vez.

Me tapé las orejas con mis manos y comencé a rezar como pude, hasta que sentí como que regresé, como mi alma volvía a mi cuerpo, pero seguía escuchando su grito, incluso sentía los oídos tapados y me dolían. Era como si estuviera dentro de mi cabeza.

Seguía rezando, pero aún no podía moverme, así estuve un rato que me pareció una eternidad. No quería abrir los ojos, pues temía que la mujer de blanco estuviera frente a mí.

Cuando por fin pude moverme y el grito de esa cosa se desvaneció, aún tenía esa horrible sensación de miedo puro. Abrí los ojos lentamente y uno por uno, y cuando vi que no había nada malo frente a mí, no pude hacer nada más que taparme de nueva cuenta con las cobijas hasta que amaneciera y me pudiera quedar dormido. Eso paso la madrugada de un sábado, el domingo siguiente pasó con normalidad. A mis padres solo les dije que había tenido un muy mal sueño.

El lunes llegué a la preparatoria y les quise contar mi sueño a mis amigos, pero en el último momento no me atreví. Me dio miedo que me tacharan de mentiroso y peor aún de miedoso o que no le tomarán importancia, incluso también temía volver a revivir la sensación de pánico, así que mejor decidí dejarlo pasar. Quizás les contaría después.

Ya por la tarde, yo estaba listo para volver a la escuela de música, sabía que debía entrar en esa casa y revivir un poco esa sensación, pero traté de olvidarlo totalmente para que no me afectara y al final de cuentas solo había sido un sueño, eso no significaba nada.

No tenía por qué estigmatizar la casa antigua que tanto me gustaba y en la cual me sentía totalmente seguro y feliz, porque estaba cumpliendo mis sueños, así que lo deje pasar.

Y bueno, recuerdo que esa tarde fue muy agradable y bastante genial. Además, me encontré con la noticia de que la escuela había comprado dos pianos nuevos y uno de ellos estaba en el famoso salón del pájaro de cristal. Ansiaba terminar las clases para ir y poder probarlos, y así lo hice.

Terminó una de mis clases a eso de las 7 y media, y mientras la otra clase comenzaba, que era hasta las 8 de la noche, tenía el tiempo perfecto de poder probar los nuevos instrumentos. Pero el tiempo se me fue volando y cuando me di cuenta ya era hora de ir a la siguiente clase. Así que, feliz me fui rápido al salón, dejando la luz encendida, pues según yo llegaba tarde a mi clase, salí confiado porque todavía había clases en los salones del fondo, cercanos al patio, y había suficiente luz.

Y cuando termino mi clase regresé entonces por al salón donde estaban los nuevos instrumentos. Esta vez, el pasillo estaba totalmente apagado. Los profesores que habían dado clase en la parte trasera ya se habían ido. Entré al salón sin encender la luz y comencé a sentir ese escalofrío que te da cuando se te pone la piel de gallina, esa sensación de cuando hace mucho frío.

Comencé a sentir un poco de miedo y de nuevo, de nuevo esa sensación, lo mismo que sentía en el sueño. Sabía que era por eso, que quizá solo estaba vinculando una pesadilla con ese lugar, algo que no era real, de lo que sí lo era. Así que me decidí y tomé la silla. 

Por un segundo baje la vista, pero cuando me dispuse a levantar la mirada, me di cuenta de que el salón estaba iluminado exactamente igual que en el sueño que había tenido apenas unos días atrás. Me puse nervioso  y la verdad me empezó a dar miedo, cuando, de pronto, escuché como alguien abría un cerrojo muy pesado que se recorría en una puerta de metal.

Esa puerta que se cerraba o abría era la puerta del patio trasero. Pensé en ese momento que era el guardia la persona que estaba saliendo, para asegurarse de que no hubiera nadie, seguramente él había encendido las luces.  Así que ni siquiera me preocupe en mirar al fondo del pasillo, confiando en que el vigilante pasaría por allí en cualquier momento.

Comencé a tocar el piano y el sonido inundo cada rincón de aquel lugar, la verdad sonaba hermoso y después de  unas cuantas melodías decidí irme y con la silla en la mano, me las ingenié para tratar de cerrar la puerta de dos hojas, para poder irme, pero de pronto sentí el impulso de voltear, era como si algo o alguien me dijera: “voltea”.

Quizás por instinto o qué sé yo, mi terror regresó al darme cuenta de que, a escasos metros de mí y entre la oscuridad total del pasillo, estaba parado un hombre bastante alto, el cual fácilmente podía medir más de 2 metros. Inmediatamente me di cuenta de que no era el vigilante.

El miedo corrió por todo mi cuerpo y empecé a correr, pero justo cuando iba a cruzar la puerta, escuché un gritó que parecía ser del guardia real, así que no tuve opción más que regresarme, aun con muchísimo miedo.

Cuando crucé la puerta del patio trasero me di cuenta de que estaba tirado en el suelo gritando, le toqué el hombro y le dije que estuviera tranquilo, que era yo. Cuando me miró me dio las gracias, cerramos rápido las puertas y apagamos las luces.

Al salir de ahí le pregunté que le había pasado y me dijo que había sido la mujer de blanco, que lo había interceptado cuando había ido a revisar el patio y que había dado un grito que aun en ese momento retumbaba en sus oídos.

Yo le conté de mi sueño y del hombre que había visto pocos minutos antes y entonces él me dijo que uno de los dueños de la escuela le había dicho que hace años esa casa había sido también una iglesia, en donde dos esposos se habían suicidado, ya que no no tenían el apoyo de sus padres y preferían estar juntos en el infierno, que separados en la tierra.

Por eso sus almas penaban en ese lugar, pero claro que no querían que eso se supiera, porque sino no habría alumnos. También me dijo que él ya había visto varias veces a esa mujer y que por eso ya estaba pensando en renunciar, antes de que le diera un infarto del susto.

Me quedé en shock al escuchar todo eso, porque entonces todas las historias eran ciertas y la escuela que tanto me hacía ilusión tenía un pasado muy turbio y macabro.

Y bueno, todo termina cuando yo les dije a mis padres que ya no quería estar en esa escuela porque me daba mucho miedo volver a ver a esos entes malditos, en mis sueños o en la realidad. Les pedí que me cambiaran a otra escuela de música y después de tanto insistir me hicieron caso.

Autor: Lyz Rayón.

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