Un Espectro En El Closet 2022

un espectro en el closet (2)

Un Espectro En El Closet 2022

Un espectro en el closet… Mi hijo me ha dado el valor de contarles lo que nos llegó a pasar por las noches en casa de mis padres.

Soy padre soltero desde el nacimiento de mi hijo, desafortunadamente mi esposa no sobrevivió a la cesárea mal ejecutada por los doctores en el seguro.

Sin embargo, mi hijo logró sobrevivir justo cuando fue extraído de su madre.

Desde entonces vivimos en casa de mis padres, pues ellos me han ayudado en el cuidado de mi hijo y yo los apoyo con los gastos.

De este modo quiero dar a entender que mi hijo y yo vivimos desde hace años a la sombra de mis padres, a la que llamamos de cariño con el nombre de La casa de los abuelos, y con base en lo que nos ha estado ocurriendo últimamente, ya me hace considerar seriamente mudarme de aquí.

Hasta hace poco mi hijo cumplió los ocho años, y a lo que yo considero fue a partir de esta fecha, en la que se ha estado suscitando los eventos que están ya fuera de nuestras manos, a lo que desde un inicio, comenzó de la siguiente manera…

Ya era muy tarde pues pasaban de la una de la mañana, acababa de ver una película yo solo, mis padres se habían ido a dormir al igual que mi hijo.

mientras que yo ya les había comentado que tenía toda la intensión de concluir la película, y por ello me acostaría muy tarde, y justo al momento en el que apagué el televisor escuché las campanadas del templo que está a espaldas de mi casa, ya me habían dado las dos de la madrugada.

nunca me había esperado que pasara mucho rato desde la última vez que vi mi reloj, y en eso, escuché un golpe muy fuerte en la segunda planta, así que subí rápidamente, ya que pensaba que quizás había sido mi hijo el que se había caído de su cama.

Pero para lo que me fui a encontrar, fue para algo que no estaba listo.
Me encontré a mi hijo parado a un lado de su cama, me acerqué a él de forma sigilosa para no asustarlo, o por si se encontraba en un estado de sonambulismo.

lo miré al rostro, y me di cuenta de que tenía los ojos cerrados, y respiraba lentamente. le dije en voz muy baja que se acostara, y al intentar llevarlo hasta su cama, me era imposible moverlo.

Pareciera ser que se encontraba completamente rígido, no movía ningún solo músculo, lo jalé con más fuerza, pero no lograba moverle, y al ver su brazo izquierdo vi algo que me asustó mucho.

era una mano de color gris la que le sostenía con fuerza, y al percatarse de que yo ya había notado su presencia, se quitó de forma inmediata, liberando el cuerpo de

mi hijo que se desplomó sobre sí mismo, cayendo al piso.

Por fortuna mis Padres alfombraron todos los cuartos, y mi hijo no se hizo mucho daño, sin embargo, si despertó llorando, y al verme me preguntó que le había sucedido.

Yo sin saber que comentarle para no asustarle le dije lo primero que se me vino a la mente:
“Te has caído de la cama”

Sé que lo que vi esa noche es algo extraño de creer, sin embargo, les puedo asegurar que es verdad.

Aquella imagen de esa mano deteniendo a mi hijo, hizo que recordara a una de mis vecinas, pues siempre que salíamos, nos la encontrábamos barriendo la calle, y sus manos frágiles en puros huesos me causaban escalofríos.

esa señora falleció años atrás pasando prácticamente al olvido su existencia debido a que vivía sola.
Ya habían pasado algunos días de aquel suceso del cual no hablé con nadie, y mucho menos con mi hijo.

Yo me encontraba desayunando, cuando el bajó de su cuarto, y me comentó que le dolía mucho la espalda. yo de forma incrédula y sin prestarle mucha atención le dije que era posible que durmió en mala posición, pero me decía que le dolía de una forma muy distinta a algo muscular.

él decía que le ardía. Le pedí que se quitara la playera, y lo que vi me dejó atónito.

Se trataba de varios rasguños en su espalda, y aún había unos cuantos que tenían algo de sangre, le pregunté si no había sido él, quien se rasco por las noches y no se diera cuenta, pero siendo honesto había puntos donde ni siquiera podría alcanzar.

Lo revisé detenidamente y me encontré con más rasguños en el antebrazo, e incluso en la espalda baja, así que se me ocurrió que quizás debía tener un juguete que tanto le gusta entre sus sábanas y cobija, pues también le podría haber lastimado.

entre los dos sacudimos la cama, pero no encontramos nada. Al final de cuentas curé a mi hijo de los rasguños y le comenté que si notaba algo raro o fuera de lo normal, no dudara en buscarme.

No quise comentarle nada a mis padres respecto a la situación de mi hijo, sobre todo a mi mamá, debido a que ella por un rasguño que tuviera su nieto, hacía mucho escándalo.

Además era mucho más seguro que si le hubiese comentado al respecto de la mano que vi sosteniendo a mi hijo, hubiera sacado sus propias conclusiones con la vecina que les comentaba anteriormente. pero no pude contener aquel secreto por mucho tiempo.

Ese mismo día, pero ya en la tarde después de comer, me dispuse a limpiar la cocina, a lo que mi madre me hizo segunda para apoyarme a que todo estuviera más rápido.

Mientras que platicaba con ella cuando lavaba los trastes, podía ver el pasillo que daba hacia las escaleras, fue cuando mi hijo pasó por allí corriendo hacia otra habitación.

A mí me desconcertó bastante pues lo había visto muy extraño, pero no estaba llorando, no decía nada, así que lo dejé.

Al fin de un par de minutos, mientras estaba platicando con mamá, vi de reojo que pasó mi hijo corriendo nuevamente, pero no traía sus tenis y calcetines, se encontraba descalzo, pero corría de una forma muy extraña, pareciera que estaba encorvado hacia atrás.

tuve que interrumpir a mi madre mientras me hablaba, pues le grité a mi hijo que no estuviera descalzo y menos corriendo por la casa.

Y al cabo de un par de segundos, mi hijo se asoma de otro cuarto muy diferente comentando que él no estaba haciendo nada.

No sé cómo expresarles lo que sentí en ese momento, mi cuerpo se heló por completo, mi respiración empezó a agitarse.

Yo sabía sin equivocarme que había visto correr a alguien, claro supuse que se trataba de mi hijo al principio, pero al tratar de sacar otras conclusiones de lo que había visto, no pude ocultar el miedo que tuve en ese momento.

Mi madre observó lo pálido que me había puesto, así que me pidió que me sentara, no tuve otra opción más que contarle lo que nos estaba pasando desde días atrás.

Esa noche decidí dormir en la cama de mi hijo, a él parecía siempre divertirle esta idea que hacíamos de vez en cuando, pero esta ocasión yo tenía la intención de mantenerme despierto y abrazar a mi hijo, quería llegar al fondo de lo que estaba ocurriendo.

Minutos antes de acostarnos a dormir, mi hijo me hizo una petición especial, la cual no la sentí tan descabellada al momento, me dio un retazo de tela que mi madre usaba para confeccionar ropa y me pidió que amarrara las puertas del clóset, pues por las noches escuchaba ruidos y cuando menos se daba cuenta ambas puertas ya se encontraban abiertas.

Un Espectro En El Closet

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Yo me acerqué al clóset para cumplir la petición de mi hijo, pero antes quise demostrarle que no había nada allí. recorrí la ropa de un lado a otro y le mostré el interior.

Él se había tapado con sus cobijas el rostro. Cerré el clóset, y lo amarré con el retazo, y fui a acostarme con él.

Comprendía el miedo que sentía, personalmente yo le tenía un pavor al clóset de mi Madre cuando era más pequeño, pero este era mucho más alto, abarcaba toda la pared y crujían las puertas cuando las abrías, pero había algo que me llamó la atención en la habitación de mi hijo, se había impregnado de un olor a humedad y tierra mojada, la cual era muy intensa cuando apenas se había abierto las puertas de su clóset.

El sueño me estaba ganando, no podía mantener los ojos abiertos, aunque me estuviera distrayendo con el celular, miraba de forma constante a la puerta o ventana. y también al clóset los mantenía vigilado, pero no veía nada extraño.

ya habiendo pasado un par de horas, el sueño me comenzó a ganar, así que me acomodé, para continuar viendo el celular, y sin darme cuenta, el sueño me venció.

Varios minutos después, algo me golpeaba en los hombros, y no tardé en darme cuenta de que se trataba de mi hijo, pues comenzó a llorar y en voz muy baja me decía que mirara al clóset.

Era extraño, pues había algo que me impedía moverme, ningún músculo me respondía, pero los ojos los tenía completamente abiertos.

mi hijo me miró y se percató que no quitaba la mirada de encima del clóset, del cual las puertas se empezaron a sacudir bruscamente, para abrirse de par en par y sin pensarlo, mi hijo se escondió entre mis brazos.

fue cuando pude observar que entre la ropa, un ojo brillante nos observaba, noté que mi presencia no le causaba ningún impedimento, por lo que salió del clóset. lo primero que vi asomarse, fueron sus manos las cuales se trataba de manos muy largas y huesudas, los brazos y piernas salieron después.

aquello me estaba ocasionando un escalofrío terrible, pues pude ver que la cabeza redonda de aquella cosa se asomaba. Un rayo de luz del poste, le iluminó el rostro, para ver que se trataba de la que había sido mi vecina hace tiempo atrás, pero pareciera ser que todo su cuerpo solo estaba cubierto por una delgadísima capa de piel, que si uno la jalara con el más mínimo esfuerzo podría arrancarla.

comencé a agitarme, pues no podía ni hablar, y aquella cosa se movía para meterse en la cama junto con nosotros dos. Todo se mantuvo en silencio, no había nada fuera de lo común, siendo honesto llegué a pensar que todo había quedado en un susto, cuando sentí que en mi espalda algo me arañaba con bastante rabia, y yo no podía moverme.

mi hijo me escuchó que me quejaba, se levantó de la cama y encendió la luz del cuarto, en ese instante la luz parecía haberla alarmado, y dejó de arañarme.

la cama se sacudió un poco, y de reojo me percaté que aquella cosa se iba de la habitación por la puerta. pude verle la espalda, vestía un trapo viejo y roñoso. para después desvanecerse en plena oscuridadd.

Mi cuerpo recuperó su movimiento, mi aliento regresó a la normalidad, poco a poco. Aquel olor a humedad y tierra mojada se había ido ya.
Nos quedamos allí en silencio por un largo tiempo, para después hablar sobre lo que nos había ocurrido.

Mi hijo miró los rasguños que tenía en la espalda, los cuales parecía ser muy superficiales, pero si me ardía mucho.

Le pedí que no se retirara de mí, pues me decía que quería ir a decirle a la abuela, pero me negué a que saliera del cuarto. Esa noche ambos nos quedamos despiertos vigilando la puerta con la luz encendida.

Ninguno de los dos durmió.

No ha pasado mucho desde ese entonces, mis padres decidieron clausurar aquella habitación y bendecirla, el Cura que nos apoyó en ello, mencionó que se percibía un fuerte olor a humedad, del cual yo no había mencionado nada a alguien.

Los dos hemos tomado la decisión de dejar ya a mis padres en aquella casa con esa advertencia, pero por lo pronto mi hijo y yo buscaremos otro lugar donde vivir.

Autor: Lengua de brujo

Derechos Reservados.

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