Luces En El Bosque Historia De Terror 2023
Luces En El Bosque, Historia De Terror… Me llamo Lucio, no diré mi apellido, no porque lo que vaya a contar sea ultra secreto ni nada por el estilo, es solo que debido a mi trabajo me conoce mucha gente.
Soy del corporativo de una cadena de supermercados, me encargo de supervisar la zona norte del Estado de Morelos y la zona sur de la Ciudad de México.
En aquella ocasión tenía una junta en Cuernavaca el día lunes, y para evitar que a la mera hora se me hiciera tarde decidí irme desde el sábado en la noche, casi de madrugada.
Bueno, yo iba tranquilamente por la carretera, que para los que no conozcan, pasa por en medio de una zona boscosa.
La carretera estaba prácticamente sola, además estaba lloviendo así que mi velocidad era considerablemente menor de la velocidad máxima permitida.
De pronto una luz se asomó por el retrovisor, no eran dos luces, solo era una, así que supuse que era una motocicleta, o quizá un auto al que se le hubiera fundido uno de los faros.
Al principio la luz se veía bastante retirada, pero rápidamente comenzó a acercarse a una velocidad altísima. Me puse algo nervioso y opté por orillarme para deja pasar al vehículo, definitivamente no quería un choque, mucho menos en el auto de la empresa.
Bueno, me salí de la trayectoria de esa luz y, sí, en efecto, pasó rapidísimo, la cuestión es que no era una moto y tampoco era un auto con un faro descompuesto, era otra cosa, no tengo idea de qué, pero era otra cosa.
No hizo ruido al pasar, como había poca luz y pasó muy rápido no alcancé a distinguir su color ni su forma, lo único que sí noté fue que no tenía ruedas, no iba apoyado en el suelo, pasó volando.
Me era imposible encajar cualquier explicación lógica, inclusive recuerdo que me dije a mí mismo que posiblemente se trataba de un helicóptero que por alguna razón había pasado tan cerca del suelo, pero no, porque esa cosa no hizo ningún ruido.
Me quedé estacionado y con las luces preventivas un momento, luego seguí mi camino.
Avancé algunos kilómetros hasta que vi un auto aparcado del otro lado de la carretera, era un Honda gris, no recuerdo el modelo exacto, la única luz que tenía encendida era la de adentro del vehículo.
Pensé que seguro se trataba de una pareja que no se había esperado a llegar al hotel, pero me llevé una gran sorpresa cuando vi que en los asientos traseros había dos niños y estaban golpeando los vidrios, pidiendo ayuda.
Yo había perdido a mi mujer y a mi hija 6 años atrás, ocurrió en un accidente de carretera, así que la escena de unos niños solos dentro de un auto a mitad de la nada me impactó muchísimo.
Detuve mi auto, creo que ni siquiera lo cerré bien antes de bajar. Crucé la carretera para llegar al Honda gris. Los niños estaban llorando, gritaban, eran pequeños, el más grande se veía de 9 y el otro se veía de 5.
Intenté abrir las 4 puertas pero no pude, todo estaba atrancado, regresé a mi auto, abrí la cajuela y saqué la cruceta, volví al Honda y con la herramienta quebré el vidrio del lado del conductor, quité los seguros y los niños pudieron salir.
Yo intenté averiguar qué estaba ocurriendo pero los niños estaban tan asustados que muy apenas podían decir algunas palabras que no parecían coherentes entre sí.
Llamé a la policía, no contestaban, solo sonaba y seguía sonando. Típico en México, colgué.
El niño mayor se había calmado un poco y entonces pudo masomenos contarme qué era lo que estaba pasando. Me dijo que estaban regresando de una fiesta, y que de pronto vieron una luz muy fuerte que iluminó todo el interior del carro, cuando la luz se fue su mamá ya no estaba, la luz se estaba yendo hacia el interior de la zona boscosa, su padre orilló el carro, los encerró y fue corriendo a buscar a la mamá. Palabras más, palabras menos.
Yo tenía que ayudar a esos niños, sentía esa necesidad, subí a los niños de vuelta al Honda gris, marqué a la policía y le di mi celular al niño para que contara lo que estaba pasando cuando alguien tomara la llamada.
Decidí adentrarme entre los árboles para ver si podía encontrar al matrimonio, para ser sincero, jamás me puse a pensar en la situación tan peligrosa en la que me podría estar metiendo por unas personas que jamás había visto en mi vida, pero como dije, yo perdí a mi familia en una carretera y no quería que esos niños pasaran por lo mismo.
Luces En El Bosque Historia De Terror
Yo jamás he sido una persona que le guste mucho la naturaleza así que andar metido entre tantos árboles y tierra era muy abrumador para mí, los ruidos me ponían bastante nervioso.
Al principio intenté correr pero no tardé en tropezar con una rama, así que, tras ponerme de pie, decidí solo caminar a paso veloz.
Podía escuchar a los insectos hacer sus ruidos de insecto, algún ave extraña haciendo ruidos que jamá había escuchado, también sonaba un búho a lo lejos, parecía estar cazando su cena o algo por el estilo.
El viento soplaba empujando las ramas que terminaban golpeando mi cara dificultándome avanzar a prisa, el sonido del agua golpeando contra las hojas de los árboles inmensos era muy estremecedor.
Un ave negra, quizá un cuervo, pasó volando cerca de mí, me espantó y me hizo frenar de golpe, lo vi irse mientras hacía sus ruidos de cuervo.
Me sentí perdido, desubicado, la lluvia nublaba mi vista, mis zapatos se atoraban en el lodo, y todos esos extrañísimos sonidos me hacían sentir un mareo.
De pronto hubo un silencio durante un par de segundos, no se porqué, pero fue suficiente para que pudiera tranquilizarme y seguí adelante.
Vi algunos destellos más profundo entre los árboles, sabía que allá era donde estaba lo que sea que se supone que estaba ocurriendo.
Aparte de esos destellos había poca luz, al estar nublado no podía ver la luna, y tanto árbol hacía que ni la luz de los truenos penetraran hasta donde estaba yo para poder ver mejor en dónde estaba pisando.
Conforme me iba acercando a las luces comencé a escuchar algo, muy leve, casi imperceptible, yo lo notaba porque era diferente a todos los demás sonidos que inundaban mi cabeza.
Sonaba como si un montón de ramas se estuvieran resquebrajando, algún leve tronido le acompañaba, también sonaba como si algunas piedras estuvieran golpeándose entre sí, era un ruido bien raro.
Seguí avanzando, el sonido cada vez se escuchaba con mejor claridad. Aunque al principio pensé que las luces estaban flotando no era así, ya que estaba más cerca pude notar que en realidad esas luces como que salían del suelo, pero no se elevaban mucho, quizá un metro.
Entonces pude ver claramente que no se trataba de luces, era fuego, ligeras llamas de las que se desprendían pequeñas ráfagas de fuego, por eso de lejos pensé que eran luces que estaban flotando.
Llegué hasta donde estaba el fuego, era una zona sin muchos árboles alrededor, se podía ver el cielo perfectamente bien. Caí en cuenta que estaba lloviendo y justo ahí no estaba cayendo agua, por eso el fuego no se apagaba.
En ese momento escuché un sonido que jamás olvidaré, fue como un zumbido súper potente y muy amplificado, sentí que me vibró hasta el cerebro.
De pronto una intensa luz apareció por encima de los árboles, era demasiado brillante, hasta tuve que cerrar los ojos porque sentí que se me iban a quemar.
No pude más, di media vuelta y comencé a correr despavorido, perdí un zapato, yo estaba tan asustado que dejé de lado el motivo por el cuál me había adentrado en ese lugar, es decir, los padres de aquellos niños.
Sentí que el tiempo se relentizó mientras yo esquivaba ramas para seguir corriendo, era el efecto de la adrenalina.
Finalmente logré volver a la orilla de la carretera, por supuesto que no salí exactamente al mismo sitio del que había entrado, salí como a 70 metros del Honda. Fui a ver a los niños.
Me preguntaron por sus padres. Con un nudo en la garganta les inventé que ya venían caminando pero que venían despacio porque su mamá se había lastimado un pie.
Los niños dejaron de llorar. El grande me dijo que sí habían contestado la llamada y que ya venían.
Tomé mi teléfono y crucé la carretera para recargarme en el cofre de mi auto, tenía que tomar aire, estaba muy agitado.
En cuanto a lo lejos vi las sirenas de una patrulla subí a mi auto y me fui. No podía quedarme, para empezar sería sospechoso de la desaparición de ese matrimonio, ¿y cuál iba a ser mi defensa?, ¿que una luz se los llevó?, no, yo hice todo lo que pude para ayudar, no debía involucrarme más de la cuenta.
Aquellos que vivan en el norte del Estado de Morelos quizá recuerden que un periódico local salió una noticia en la que decía que habían encontrado a un par de niños abandonados en un Honda gris con una ventana rota. Fue hace mucho tiempo.
Nunca encontraron a sus padres, ni vivos, ni muertos, nadie sabe que pasó con ellos, yo tampoco lo sé y eso que estuve ahí.
Autor: RAMIRO CONTRERAS
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