La visita Historia De Terror 2023

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La visita Historia De Terror 2023

La visita Historia De Terror… Ese día llegó a la casa de mis padres mi tía, al menos eso me dijeron, porque yo no tengo recuerdos de ella en mi infancia.

Mi padre me comentó que cuando íbamos a su pueblo ella jugaba conmigo, y que yo me divertía mucho a su lado, sobre todo cuando acudimos al río.

Por más que trato de recordar no lo consigo, entiendo que hay etapas de nuestra vida que olvidamos, o que permanecen en nuestra memoria de forma vaga, sin embargo, respecto a ella mantengo mi mente en blanco.

La tía Sara se vino a pasar un tiempo con nosotros, para saber si lograba adaptarse a la ciudad, y quedarse a vivir en ella, lo que se me hizo muy extraño es que se refirió a la muerte de su mamá como algo muy reciente, no entendí el por qué no acudimos a su funeral, al menos, nunca escuché a mi papá hablar de ello, cuando comencé a recordar a su familia, me di cuenta de que hacía mucho tiempo que no íbamos para allá.

Mi tía era un tanto peculiar,  ella aún conservaba el acento pueblerino y se vestía de forma muy conservadora, mi tía se acercó conmigo y me dijo que nos llevaríamos muy bien, me dio unas palmadas en la espalda, sentí su mano pesada y fría, la volteé a ver con desagrado, a lo que ella me respondió que aguantaba muy poco.

Le ayudé a acomodar sus pertenencias en la habitación que se encontraba al lado de la mía, ella me pidió que la apoyara a sacar las cosas de la maleta, dentro de ella, traía un pequeño maletín que tenía un candado, le pregunté qué era, ella me respondió que sabía cuál iba a ser mi reacción, la curiosidad. Me dijo que el contenido era para mí, pero en otro momento me lo iba a dar, sólo era cosa de ser paciente, ella se quedó instalándose en el cuarto.

Por la noche, cada quién se preparó sus propios alimentos, por lo que me encontraba en la cocina cenando un sándwich, cuando ella se acercó y me dijo que siempre me ha considerado una persona especial, porque me parezco mucho a su mamá, me compartió que era la única nieta que tenía gran semejanza con ella, era por lo que mi tía creía que eso me hacía muy peculiar, en aquel momento fue que comprendí, que ese fue el atributo que ella me proporcionó, por lo que sintió cierta afinidad a mí.

Mi tía trató de continuar la charla, aunque fue amable conmigo, había algo que no me hizo sentir cómoda, me despedí de ella con rapidez, y me retiré a mi habitación, comencé a hacer mi tarea hasta muy tarde, ya todos se habían ido a descansar, fue cuando alcancé a percibir un ruido dentro de la casa, en efecto, sucedió en la alcoba de mi tía, por debajo de la puerta se alcanzaba a distinguir un poco de luz, era diferente porque emitía cierto destello rojizo, creí que se trataba de esos focos de colores que proporcionan una luz muy tenue.

Me dirigí hacia el baño, de pronto, comencé a escuchar un murmullo, como si estuviesen conversando dos personas, no le tomé el interés suficiente, me fui al inodoro, mientras permanecí dentro de él, escuché con más intensidad las voces, creí que mi padre se había despertado y estaba conversando con mi tía, se me hizo muy extraño porque él se duerme muy temprano, ya que madruga mucho para irse al trabajo, de igual forma mi madre también se va a trabajar, un poco más tarde, pero era común que se retiraran a su habitación muy pronto.

Al salir del baño me fui de inmediato hacia la habitación de mi tía, ya no había indicio de ninguna conversación, tampoco estaba la luz encendida, incluso, toqué con delicadeza la puerta, para cerciorarme de que mi tía ya estaba dormida, ella ya se había dormido, la casa se encontraba en completo silencio y oscuras, me retiré a mi cuarto con una sensación extraña por lo que había ocurrido.

Por la mañana, mis padres ya se habían ido a trabajar, así que pude platicar con mi tía sin que nadie nos interrumpiera, le dije que la había escuchado conversando con alguien, ella me miró con sorpresa, me preguntó que de dónde sacaba esa idea, quién podría haber entrado a su habitación sin que nadie se hubiese dado cuenta, hasta me dijo que quizás mi mente me estaba jugando una mala pasada. Mi tía se sirvió un vaso con leche, se dio la media vuelta, se disponía a retirarse cuando volteó y de reojo me hizo una señal de que estaba loca.

Me quedé pensando durante unos minutos, no encontré el motivo por el cual mi tía me negase lo que había visto y escuchado, ni siquiera le pregunté para hacerle un reclamo, sólo por simple curiosidad. No le tomé el interés suficiente, me preparé para irme a la escuela, antes de retirarme le dije que ya me iba, como no me respondió, le dije un adios sin obtener respuesta por parte de ella, me encogí de hombros creyendo que mi tía era bastante rara.

Cuando llegué por la tarde a mi casa, no había nadie, fue bastante extraño, porque hasta lo que sabía mi tía no sabía moverse en la ciudad, pero igual creí que había ido al parque o a un lugar muy cercano. Tomé un aperitivo y me fui a mi cuarto, sobre mi cama encontré una muñeca pequeña hecha de trapo, tenía el cabello largo de estambre negro, peinado con dos coletas y un moño rosa en cada una de ellas.

Levanté la muñeca, la revisé por todas partes, estaba confeccionada a mano, ya que se alcanzaban a distinguir el hilván de unas puntadas, en su cuello traía una pulsera con cuentas de color rojo y un dije que colgaba de ella, lo revisé pero no alcancé a distinguir de qué se trataba.

Estaba inmersa en revisar al objeto, cuando escuché las llaves de la puerta, era mi tía que volvía con una bolsa, tomé a la muñeca y le pregunté si ella la había realizado, me respondió que sí, me dijo que la había elaborado con mucho cariño para mí, que si me era posible la llevara a todos lados conmigo, para que me protegiera de cualquier peligro. Le agradecí el obsequio, aunque no me agradó del todo, consideré que ya no tenía la edad para andar cargando una muñeca en mi mochila.

En otra ocasión, por la noche, me quedé muy tarde leyendo un libro, como a eso de las tres de la madrugada escuché un sonido al interior de la casa, dejé de hacer mis actividades, con cautela me asomé fuera de mi habitación, de nuevo vi una luz rojiza que se alcanzaba a percibir a través del umbral de la puerta, en esta ocasión escuché con más claridad que dos personas estaban platicando, oí una voz ronca, como si fuese la de un hombre.

Con cautela me acerqué a la puerta del cuarto de mi tía, me agaché para poder ver a través de ella, casi no pude ver nada en absoluto, mi tía se encontraba de espaldas a la puerta, sólo pude ver sus pies que se movían de un lado hacia el otro, de pronto, vi otros pies descalzos, por el tamaño y lo grueso de ellos pude intuir que eran los de un hombre.

De repente, vi que mi tía se detuvo de su andar errático, los que se encontraban al interior del cuarto dejaron de platicar, la habitación se quedó en absoluto silencio, intuí que se habían dado cuenta de mi presencia, así que me incorporé con sumo cuidado y me fui de inmediato a mi habitación.

En cuanto entré me metí entre mi cobija y me tapé por completo, escuché con claridad cuando se abrió la puerta del cuarto de mi tía, incluso escuché la perilla de mi puerta cuando mi tía intentó abrirla, abrió un poco la puerta para cerciorarse de que me encontraba dormida, como no me moví, ella se retiró a su cuarto, ya no volví a escuchar nada, la casa quedó en silencio.

Al día siguiente me levanté más temprano que de costumbre para hablar con alguno de mis padres, mi mamá se encontraba apurada para irse a su trabajo, le dije que me diera unos minutos para platicar con ella, ella me miró con enfado, pero detuvo su prisa, me preguntó qué cosa era tan urgente como para que me levantara a esa hora.

A grandes rasgos le expliqué lo que había sucedido esas dos noches, ella me dijo que si no tenía la certeza de lo que sucedía, no inventara cosas, le respondí que alguien estuvo con mi tía las dos noches anteriores, y que me causaba un poco de temor saber que la persona que estaba con ella, era alguien muy extraño.

Mi madre tomó su bolsa y me dijo que en otro momento podíamos platicar, ya se le había hecho muy tarde con mi comentario sin sentido, así que, como no tenía la certidumbre de lo que ocurría,  preferí ya no hablar más del asunto.

Tomé mi mochila para irme a la universidad, cuando estaba en clase busqué entre mi bolso uno de mis libros, me sorprendí al encontrar dentro  la muñeca que me había regalado mi tía, en ese instante me molesté con ella, ya que pretendía que a toda costa la llevara para todos lados.

Con evidente disgusto la saqué de mi mochila y la puse debajo del mesabanco, así mi tía ya no me molestaría con ella. Ese día no tenía ganas de regresar temprano y encontrarla en la casa, así que decidí irme a la biblioteca a hacer mi tarea, trataría de llegar hasta que estuvieran mis padres.

Por la noche, me llevé una sorpresa al entrar a mi cuarto, la muñeca estaba posada sobre mi cama, tenía la seguridad de que la había dejado en el mueble del salón, fue cuando comenzó a darme temor no sólo la muñeca, sino también mi tía, desde su llegada había sentido una extraña vibra de su parte.

Después de que terminé mis actividades, apagué la luz y me dispuse a dormir, apenas comenzaba a dormirme, cuando escuché que la puerta de la habitación de mi tía se abría, decidí no hacer caso a lo sucedido, finalmente a nadie de mi casa les había interesado, a mí menos.

Escuché que tocaron a mi puerta, no me agradaba la sensación de salir de la cama, porque el sueño se me iba a espantar, así que no hice caso, de nuevo insistieron con los golpes en la puerta, por varias veces los hicieron  hasta que dejaron de tocar.

Por la mañana, le dije a mi tía por qué insistió en que le abriera la puerta, qué era tan urgente para que me despertara a esa hora, ella me miró extrañada, me dijo que ya imaginaba cosas, ya que nunca estuvo afuera de mi habitación, me quedé con la duda, así que por la noche les dije a mis padres si ellos habían ido a mi habitación, me respondieron que no lo hicieron.

Me quedé peor que al principio, pero dudé de que mi tía me hubiese dicho la verdad, ella me miraba con mucha atención, con una sonrisa un tanto irónica.

El siguiente fin de semana, mi tía tuvo que ir a su pueblo a realizar unos compromisos que tenía, cuando se fue me sentí liberada, aproveché la ocasión para entrar a su habitación y revisar sus cosas, no encontré nada de importancia, sólo ropa antigua y deslavada.

Me senté frente al ropero que tenía un espejo, me quedé por unos instantes observando, cuando de pronto vi una imagen que se reflejaba en el espejo y que se encontraba detrás de mí, era un ser oscuro, cuya sonrisa era muy grande, me volteé de inmediato, pero no logré ver nada, busqué en el closet y abrí las puertas del ropero, no había nada, me salí de inmediato de la habitación y cerré la puerta con llave.

No podía salir de mi sorpresa y de mi miedo, sabía que lo que había visto era real, pero no podía darle una explicación, busqué a mi padre, quizás él sí me creería.

Lo esperé a que llegara del trabajo, cuando lo vi llegar, de inmediato lo abordé, le dije que necesitaba hablarle sobre la tía Sara, por fortuna, él estuvo receptivo a lo que le platiqué, cuando terminé de decirle se limitó a mover la cabeza negativamente, su actitud me dio miedo, creí que no le daba crédito a mis palabras, yo traté de insistir en mi comentario, él me hizo una señal para que guardase silencio.

Mi padre me dijo que cuando era muy pequeña sucedió un incidente conmigo, quizás por eso no tengo recuerdos de mi infancia en el pueblo; él se quedó callado por unos instantes, después continuó la conversación, me comentó que toda la familia acostumbraba ir con cierta frecuencia al poblado.

En una ocasión mi tía Sara le pidió a mi papá llevarme con ella al río, mi padre no estaba del todo seguro de que yo la acompañara, ya que llevaba un cesto de ropa para lavar, creía que mi tía se podía distraer lavando la ropa, y que podría ocurrir un accidente, mi tía le argumentó que muchas mujeres van al río junto con sus hijos, y hasta ese momento nunca había ocurrido un contratiempo.

Con el argumento que le dijo mi tía mi padre accedió.

Mi papá continuó con la charla, cada vez él se ponía más serio y yo tenía mucha curiosidad, él me dijo que ese día yo estuve a punto de morir ahogada, no me dio los detalles porque no los sabía con certeza, pero que las personas que estaban en el río le aseguraron que no había sido un accidente, mi tía me llevó de la mano a una parte más caudalosa, y que después ella regresó conmigo en los brazos.

Según mi padre yo estuve inconsciente por varias horas hasta que recuperé la conciencia, en todo momento mi tía le dijo que no tuvo ninguna intención de hacerme daño, la gente que murmuraba en el pueblo sólo inventaba cosas que no eran ciertas.

Aunque mi padre nunca dudó de lo que le decía su hermana, algo en su interior hizo que ya no fuera más al pueblo, mi papá me dijo que ya no quiso exponerme a que me sucediera algo más.

En ese momento le pregunté que si tuvo temor de que algo me ocurriera, fue porque quizás había un poco de verdad en lo que la gente del pueblo decía, él me manifestó que se había dado cuenta que su madre realizaba ciertas prácticas de brujería, nunca relacionó aquel incidente conmigo, sin embargo, ahora creía que mi tía Sara estaba en la casa con otra intención, lo más seguro es que ella aprendió de su madre la brujería.

Todo lo que me dijo mi papá fue una gran sorpresa, era información desconocida para mí, le pedí de favor que cuando mi tía viniera de regreso, le dijera que se marchara, él estuvo de acuerdo en hacerlo, sólo era cuestión de verla y hablar con ella. Sentí un gran alivio cuando me di cuenta que lo que sucedía con mi tía no era algo grato, no fue un simple prejuicio hacia ella.

Esa noche estuve tranquila porque sabía que mi tía Sara estaba ausente, me dispuse a escuchar un poco de música mientras jugaba en mi consola de videojuegos, al día siguiente no tenía clases, así que me pude dormir hasta muy tarde.

Me encontraba con mis audifonos, cuando de repente oí como si alguien estuviese tocando en la ventana que da a la calle, bajé el volumen a los aparatos y de nuevo escuché con claridad como si lanzaran una piedra, me levanté para asomarme, cuando otro objeto casi rompe el cristal, escuché el impacto muy fuerte, ya no me quise asomar, pensé que en cualquier momento se podría romper en mil pedazos.

Después de unos minutos todo quedó en silencio, ahora sí me asomé con mucha cautela, descubrí con sigilo la cortina, a lo lejos vi una silueta, parecía la de una mujer, porque en algún momento vi cómo se le movía la cabellera por el viento, me retiré de la ventana, en verdad me causó miedo pensar qué podría ser, o también creer que me buscaba a mí.

Lo que restaba de la noche la pasé en vela, sentada sobre la cama, en espera de que algo más aconteciera al exterior, no fue así, sin embargo escuché un sonido al interior de la casa, como si abrieran la puerta de la habitación de mi tía Sara, ese ruido no me dio miedo, porque sabía que mi tía se encontraba ausente, así que me levanté para ver qué era.

Al abrir la puerta vi cómo una sombra se metía al cuarto y cerraba la puerta con un golpe fuerte, en ese instante no supe qué pensar, no comprendí lo que vi, ya no quise indagar más, me regresé a mi cama sin saber qué pensar, aún no salía de mi confusión, cuando escuché que alguien tocaba a la puerta de mi habitación, caminé hacia atrás, en la esquina del cuarto, me senté en el piso para evitar ser vista.

Me di cuenta que una sombra o algo parecido se asomó, vi cómo movía su cabeza en búsqueda de mí, después se retiró y dejó la puerta un poco abierta, ni siquiera me levanté del piso para cerrarla, tenía miedo de ser descubierta, me quedé por largo rato en ese lugar, hasta que el sueño me venció y me acosté sobre la cobija con la que estaba tapada.

Por la mañana me despertó la voz de mi tía Sara que acababa de llegar del pueblo, no tenía interés en salir, es más ni siquiera quise verla, después de la conversación que tuve con mi padre, presentía que todo lo que me había sucedido por la noche era culpa de ella, casi tenía la certeza de que el objetivo de su llegada a la casa era yo, así que preferí no salir durante el día para no tener que verla.

Escuché cuando mi tía llamó a mi puerta, no tuve la menor intención de abrirle.

Más tarde oí que ella salió a la calle, fue cuando me sentí con la libertad de estar afuera de mi cuarto, al abrir la puerta encontré en el piso una caja pequeña, que tenía al interior un guardapelo, cuando lo abrí vi que tenía una foto, supongo que era la de mi abuela, porque el medallón se veía que era bastante antiguo, observé con detenimiento esa foto, aunque era antigua y se encontraba un poco desgastada, no puede evitar darme cuenta de que yo tenía un gran parecido a mi abuela, o al menos eso creí.

No sé por qué motivo, quizás por la duda que me dio ver esa fotografía conservé el medallón, lo puse sobre mi buró y me salí a prepararse algún aperitivo, me encontraba comiendo cuando mi tía llegó de regreso, se demoró menos tiempo del que yo esperaba, en cuanto ella me vio, se abalanzó sobre mí y me dio un gran abrazo, me dijo que me había extrañado mucho, situación que me confundió, ya que teníamos muy pocos días de convivencia.

Mi tía se retiró de forma repentina, cuando regresó traía consigo el medallón, me dijo que era necesario que me lo pusiera, ese objeto era exclusivamente para mí, le respondí que lo haría en otro momento, ella no hizo caso de lo que le dije, al contrario, tomó la cadena y me la puso alrededor del cuello.

En cuanto sentí el artículo que rozaba mi piel, se vinieron varias imágenes a mi mente, como si estuviera reviviendo memorias de tiempo pasado, lo que no entendí es que yo nunca había tenido esas experiencias.

Lo más probable fue que mi tía se dio cuenta de mi confusión, porque se acercó a mí, y me susurró al oído, que no me preocupara, esa noche comprendería absolutamente todo lo que hasta ese momento me había ocurrido, quise quitarme el medallón, pero en eso entró mi padre, le pidió a mi tía hablar a solas, de inmediato imaginé lo que mi papá le iba a pedir a ella, lo que me dio tranquilidad.

En ese momento escuché un grito de mi tía, corrí hacia la sala, mi padre estaba inerte sobre el piso, no comprendí lo que había sucedido, volteé a verla, ella tenía en su cara una sonrisa maléfica, no le tomé el interés necesario, ya que era urgente atender a mi papá.

Mi madre llamó a urgencias médicas, en pocos minutos se lo llevaron al hospital, yo me quise ir con él en la ambulancia, sin embargo, no me lo permitieron, dijeron que sólo un acompañante era permitido, mi madre me dijo que estuviera tranquila, ella me informaría con prontitud la situación en que se encontraba mi padre.

Me sentía tan preocupada que no reparé en que me quedaría sola con mi tía Sara, entré de nuevo a la casa, al cerrar la puerta ella estaba parada con una planta con raíz en su mano derecha, detrás de ella había una sombra siniestra, era muy parecida a la que los últimos días estuve viendo, ella se abalanzó sobre mí, sentí cómo me asfixiaba, me dijo que era el momento de ceder mi cuerpo a su madre, ella viviría de nuevo.

La Visita Historia De Terror

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Creí que eran los últimos instantes de vida que tendría, cada vez me faltaba más el oxígeno, fueron unos segundos extraños en los que de pronto sentí como si algo me traspasara a través de mi cuerpo, fue en ese momento en que mi tía me soltó y cayó de espaldas en el suelo, quedé un poco aturdida, pero tuve el tiempo suficiente para salir de la casa.

No tenía mucho tiempo de andar vagando por la calle, cuando mi madre me llamó para decirme que mi padre había muerto. Fueron tantas las emociones que tuve en aquella época, que me llevó tiempo comprender, que lo más seguro fue que mi padre fue el que me salvó, su espíritu intervino para protegerme.

Autor: Adriana Cuevas

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