Gruñidos En El Teatro, Historia De Terror 2023.
Gruñidos En El Teatro, Historia De Terror… No soy originaria de Canadá, pero llevo aproximadamente siete años viviendo aquí. Nací en México, me mudé a Calgary, porque mi padre obtuvo la ciudadanía después de trabajar varios años.
Mi padre migró para allá, más que nada, por presión de mi madre, quien venía de una familia acomodada y no se acostumbraba a la vida modesta que nos daba mi padre.
Siempre tuvieron problemas y con el tiempo mi madre se regresó a México, pero ni mi hermano, ni yo, deseamos volver, preferimos quedarnos con nuestro padre, pues él siempre nos ha hecho sentir más seguros, y no me refiero al ingreso de dinero, sino a que mi padre siempre ha reflejado una gran estabilidad emocional.
Hace mucho, durante unas vacaciones, tuvimos la oportunidad de viajar a Nogales, Sonora, allí tenemos familia por parte de mi madre, nosotros no conocíamos esa ciudad.
Mi padre no encontró inconveniente en que viajáramos en avión solos, ya teníamos la mayoría de edad y él no podía acompañarnos, pues la empresa en la que estaba trabajando no le autorizo vacaciones para esas fechas.
Mi madre nos recibió en el aeropuerto. Nos recibió acompañada de alguien. Era su nueva pareja, un tipo que nos cayo mal desde el principio, es de esas personas que quieren parecer graciosas, con chistes forzados que en lugar de ganar simpatía, demuestran que es una persona tonta y vaciá.
No pudimos disimular que el tipo nos cayó mal desde un principio y mi madre lo noto.
Mi madre quería que nos quedáramos en la casa del tipo, pero nosotros, le llamamos a una tía que vive allí, como teníamos pensado desde un principio.
A mí madre no le pareció y nos quiso dar una sermoneada que escuchamos callados, pero no logró hacer cambiar de opinión.
Mi tía nos recibió con mucha alegría, pues hacía mucho tiempo que no nos veíamos, de hecho, solo la vimos un par de veces en Hermosillo, cuando éramos niños.
En la casa conocimos a unos primos que les gustaba visitar lugares abandonados. Realizaban exploración urbana.
Nos invitaron a ir hasta una ciudad abandonada. Soy muy mala para recordar ubicaciones, por eso no puedo decir exactamente en qué lugar se encontraba, solo me acuerdo de que estaba pegada a la frontera con Estados Unidos.
Conocía pueblos fantasmas, en Canadá existen varios, pero casi siempre, termino decepcionada, pues los pueblos, son solo un par de cuadras de casas derrumbadas por el paso del tiempo, así que me intrigaba conocer, como seria recorrer toda una ciudad abandonada.
Llegamos y el lugar no se me hizo tan grande, aunque si más que los pueblos que vi anteriormente.
El sitio tenía un hospital, casi totalmente derrumbado, un edificio de varios pisos y la cereza del pastel era un teatro que también funcionó como cine, ese era el lugar que mis primos querían venir a ver.
Muy poco del edificio seguía en pie, casi todos los muros ya estaban derribados, las butacas, eran meras placas de metal oxidado y por doquier la naturaleza estaba reclamando lo suyo.
En el fondo del teatro, aun se encontraba la pantalla, un poco rasgada, pero la mayor parte seguía allí, esperando la proyección de una película que nunca llego.
Los pocos muros que quedaban de pie eran hermosos, muy ornamentadas y la mayoría terminaban en forma de arco, hoy en día este tipo de arquitectura se ha perdido.
El lugar apestaba a animales, muy parecido a como huele la jaula de los leones en los zoológicos.
Les pregunté a mis primos, si no era posible que en el lugar hubiera un gato montés o un puma, pero ellos me dijeron que no, que en esa zona no era posible que rondaran pumas, que quizás algún lobo o coyote, pero no era muy probable.
De pronto vi a alguien asomarse detrás del escenario. Rápidamente les dije a mis primos que se miraran y cuando todos voltearon a ver, la persona escondió la cabeza detrás de un muro y lanzo un extraño sonido parecido a un bufido, como el que hacen los toros cuando están molestos.
Tuvimos la estúpida idea, de asomarnos a ver quién estaba detrás del escenario. Por fortuna no estaba nadie, pero si encontramos algunas cosas extrañas, había un mural en una pared, tenía un dibujo mal hecho, con la forma de una persona con rasgos de animal.
En ese lugar el olor aún más intenso, me costó trabajo evitar vomitar.
Mi hermano, mencionó que debajo del muro, se veía algo a través de un agujero. Todos nos asomamos, pero no vimos nada, aunque en ese momento supe, que de allí venia el horrible olor.
Uno de mis primos, dijo que el dibujo en la pared parecía el retrato de un nahual.
Recordé las historias que me contaba mi padre acerca de estos seres, según él, eran personas que perdieron su humanidad por medio de hechizos.
Salimos de nuevo en dirección a las bancas, cuando uno de mis primos gritó que había visto algo saltar de uno de los palcos que aún quedaban en pie.
Poco a poco escuchamos sus pasos hasta que se paró frente a nosotros, era un ser abominable y grotesco, parecía un oso con pelo, pero con forma humana, sus ojos eran completamente negros, no existen palabras para describir a aquel ser tan aterrador.
Gruñidos En El Teatro, Historia De Terror
Todos corrimos hacia atrás, de nuevo en dirección al escenario, pues recordábamos que también existía una salida por allí.
Salimos inmediatamente del cine. Estábamos totalmente confundidos acerca de lo que acabábamos de presenciar, no tenía razón de ser, no existía una explicación lógica.
Nos alejamos de ese lugar y a petición de la mayoría, nos fuimos de vuelta a casa. Dos de mis primos aun querían explorar otros lugares, mi hermano y yo les dijimos que estaban locos.
De regreso a la casa de mi tía, nos encontramos con mi madre y su pareja. Decidimos ignorarlos, sentí un poco de pena por mi madre, pero no podía creer, que no fuera capaz de separase ni un segundo de ese hombre.
Mis primos, mi hermano y yo, nos subimos a una terraza y comenzamos a platicar acerca de lo que vimos.
Mis primos decían que quizás lo que vimos fue solo cualquier animal y que a causa de nuestro miedo vimos cosas que no eran.
Nos comentaron que volverían para intentar tomar fotos del animal, ya que estuvieran más tranquilos, me preguntaron si queríamos ir de nuevo, les dije que no.
Bajamos con mi madre a cenar. Durante la cena, nos comentó que ya tenía planes para hacer mañana, su pareja nos llevaría a un centro comercial y después a comer.
Mi hermano y yo nos quedamos viendo, después miré a mis primos y le dije a mi madre, que ya teníamos planes para mañana, que queríamos volver al cine abandonado para tomar fotos.
Se que suena extraño, pero prefería volverme a enfrentar a esa extraña criatura, antes que tener que pasar el día con el novio de mi mamá.
Regresamos a la ciudad abandonada, yo en verdad no creía que mis primos quisieran volver a meterse en el cine, aun cuando esa criatura no fuera un nahual, por su tamaño seguía siendo peligrosa.
Al principio recorrimos otros lugares, una iglesia pequeña, que aún estaba totalmente en pie, creo que mis primos nos disuadieron para terminar metidos de nuevo en el teatro.
Algo curioso era que en ningún otro edificio olía igual que allí.
En esta ocasión descubrimos un charco de sangre en el pasillo central donde estaban las bancas, desde un principio esto me olía mal, y no me refiero al olor a zoológico.
Le pedí a mis primos que no siguiéramos, pues ver sangre tan fresca era mala señal, pero ellos seguían enfrascados en seguir, mi hermano y yo nos quedamos en la entrada, mientras que ellos siguieron caminando en dirección a la pantalla.
Entonces comenzamos a escuchar unos quejidos horribles, parecidos a los de una bestia herida.
Después de unos segundos, mis primos nos hablaron para que les siguiéramos, decían que no había peligro y que querían que viéramos algo.
Cuando pasamos detrás de la pantalla, vimos a un hombre desnudo con unas tijeras de jardinería enterradas en el abdomen.
El sujeto nos miraba y lanzaba estos horribles quejidos que no podían ser emitidos por un ser humano.
Sus ojos eran completamente negros. Comenzó a arrastrarse hasta nosotros, mientras nos hacíamos hacia atrás, el hombre lanzó un último alarido y se quedó tirado con los ojos cerrados.
Lo dejé de ver unos segundos y les juro, que cuando volví a fijar mi mirada en él, sobre el piso, estaba tirado el mismo animal que vimos la tarde anterior, el que parecía un oso pelado.
En eso escuchamos un gruñido proveniente de unos camerinos.
Regresamos de inmediato, convencidos de que ese ser era un nahual y que no estaba solo.
Hablamos con mi madre, que al final entendió y paso varios días con nosotros. Le contamos lo que vimos en ese teatro abandonado, ella nos dijo que, si era común, ver ese tipo de seres rondando en lugares abandonados.
Regresamos a Canadá sin ningún inconveniente.
Hasta hoy en día no puedo entender lo que vi, sé que hay cosas más allá de nuestra comprensión, que habitan todo el mundo, sobre todo en los lugares alejados de la civilización.
A veces siento miedo de encontrarme con otro ser parecido, sobre todo cuando voy a los bosques cercanos a donde vivo, pues les juro que, en más de una ocasión, he escuchado esos sonidos que hacia el nahual en el teatro.
Autor: Mauricio Farfan.
Dereechos Reservados.
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