La Santa, Historia De Terror 2023

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La Santa, Historia De Terror 2023

La Santa, Historia De Terror… Yo cuento esta anécdota sin saber, ni entender mucho del tema, solo me voy a limitar a contar lo que vi, sentí y pude atestiguar.

Hace mucho tiempo cuando era mucho más joven, conocí a un hombre, él era mayor, no muy distinguido, pero, al menos sentí en ese momento que él era lo que yo necesitaba en mi vida, las cosas sucedieron con premura, y antes de que yo pudiera darme cuenta o si quiera meditar si era realmente mi camino me encontré viviendo con él y esperando a una bebé.

Aquello suponía ser el inicio de una nueva vida, en apariencia, no me iba tan mal, tenía marido, una casa, sin lujos, pero estable, lo único extraño era que de las habitaciones de la casa había una a la que yo no podía entrar, estaba cerrada con llave y ni para hacer los deberes podía yo entrar.

Él era el único que tenía acceso y usualmente lo hacía por la mañana antes de salir a trabajar y también entraba antes de dormir, supongo debió ser una señal de que algo raro sucedía, pero así es esto.

Al pasar del tiempo todo parecía ir bien, sin embargo, un día, tenía ya tres meses de embarazo, estaba haciendo los deberes de la casa cuando, mientras estaba en la cocina, sentí como una mano fría me tocaba el vientre firmemente.

De inmediato sentí dolor, mucho dolor, algo estaba mal con el bebé, le avisé a mi marido, pero dijo tener demasiado trabajo, que su gerente de zona estaba ahí y que le era imposible salir, así que, pedí un Uber y fui al doctor para revisar que mi hijo estuviera bien.

El medico estaba confundido ya que, hasta ahora mi embarazo había ido bien, y de un día a otro había entrado en la condición de alto riesgo. El doctor me recetó un suplemento alimenticio y me dejó en claro que debía tener mucho cuidado.

Aquello lo tomé muy mal, mientras iba de regreso iba pensando, no sabía qué podía haber hecho mal, pero, algo me sacó de mi transé.

Ya iba de nuevo en Uber, cuando, mientras estábamos en un semáforo en rojo, una mujer parada del otro lado de la calle no dejaba de mirarme, me estaba poniendo muy incómoda, no me animé a voltear del todo, pero con el rabillo del ojo alcancé a ver detalles de su rostro, todo menos una cosa, no pude ver sus ojos.

Cuando el semáforo cambió a verde y comenzamos a alejarnos decidí voltear para observar bien a la mujer, ahí me di cuenta de que las cuencas de sus ojos estaban vacías. Se percató que yo la veía, entonces abrió su boca y comenzaron a salirle gusanos.

Tuve un par de días fatales después de eso, sentía a veces esa misma mano fría acariciándome el vientre, veía siluetas deformes por el rabillo del ojo, realmente comenzaba a tener malos pensamientos.

Aquello llegó a tal punto que, sin saber qué más hacer para calmar las manifestaciones, y ante la minimización que mi esposo le daba a la situación, decidí ir con Adriana, una mujer que vivía en una colonia cercana cuya fama la sugería como una muy buena santera.

Era curioso porque ella tenía un trabajo formal, era contadora, pero por las tardes y en sus días de descanso se convertía en una mujer con habilidades poco ordinarias.

Obvio no le dije nada a mi esposo.

Cuando llegué todo me pareció menos místico de lo que me habían contado, me leyó las cartas, y nada me sorprendió, muchas generalidades, pero, pronto las cosas comenzaron a ponerse oscuras, me dijo que cortara la baraja e hiciera las preguntas pertinentes, yo por supuesto, pregunté, antes que nada, qué pasaba con mi bebé.

Ella entonces echó las cartas, cada vez más despacio, como si no quisiera leer lo que se le presentaba, sus manos comenzaron a temblar, incluso parecía morderse los labios, aquello me estaba poniendo mal así que le insistí a que me contara, y tras unos instantes de súplica me dijo que mi bebé estaba marcado, que sería el pago de una deuda, obviamente yo no entendía qué estaba diciendo la curandera, por lo cual ella, me explicó que alguien cercano a mí era devoto de Ella, de la Santa Muerte, y había pedido algo, pero no había cumplido su promesa con la santa y ahora, ella quería saldar con mi bebé.

La Santa, Historia De Terror

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Mi mundo se puso de cabeza, no sabía ni qué pensar, no sabía si debía creer en las locuras de una desconocida, me resistía, pero algo dentro de mí me gritaba que lo que ella me contaba era real, que la dama blanca me estaba siguiendo, pero, lo que no sabía, era quién podría ser el o la culpable, entonces, le pedí que me diera el nombre, yo necesitaba saber.

Pude ver en ese momento a la curandera le costaba echar las cartas, como si le pesaran, o, mejor dicho, como si alguien invisible le estuviera tomando la mano para que no procediera, algo estaba pasando, en ese momento creí ver una figura toda de blanco, de manos cadavéricas atrás de Adriana, quise gritar, pero ella instintivamente me ordenó guardar silencio.

Ella sabía lo que estaba pasando, pero tenía su propia convicción y logró arrojar la última carta, yo no pude verla por que esta se quemó al instante, sin embargo, Adriana me confirmó que quién estaba en tratos con La Santa Muerte era mi propio esposo.

Llegué a casa francamente confundida, pero, determinada a saber la verdad, algo definitivamente estaba ocurriendo, fui entonces a aquel cuarto, al que estaba prohibido para mí, pero, como era de esperarse, estaba cerrado con llave.

Así que fui a la cocina por un cuchillo para forzar la cerradura, pero en cuanto empecé a caminar me sentí observada, cada paso me costaba más trabajo, quizá la Santa Muerte estaba cerca.

Yo caminé sosteniendo mi vientre, me dolía, quería proteger a mi bebé.

Tomé el primer cuchillo que encontré y volví a la puerta para intentar abrirla, pero no lo lograba, ya desesperada comencé a forcejear con la chapa, de pronto empecé a sentir un aliento helado en mi nuca, unas cuencas vacías fijadas sobre lo que hacía.

Pero aun así logré abrir esa puerta, al hacerlo encontré una figura enorme de la Santa Muerte, incluso más alta que mi marido.

Entonces la puerta de la entrada se abrió, había llegado mi marido, me encontró en su habitación secreta, él se veía alterado y al mismo tiempo temeroso, lo cuestioné a cerca de todo, de esa figura, de sus oscuras creencias y de su deuda.

Inmediatamente se palideció, él no tenía idea de cómo podría yo saber todo aquello, me dijo que me respondería todo, pero que por favor saliéramos de la habitación, que a la niña blanca no le gustan los visitantes que no son creyentes, que hablaríamos en la sala.

Le hice caso, ya en la sala me contó algo que destrozó mi vida por completo, él me confesó que me había engañado y que sin querer embarazó a su amante, ella no quería deshacerse del bebé a pesar de que él le insistía.

Entonces, temiendo que yo me fuera a enterar de todo y que aquello causara la finalización de nuestro matrimonio, le pidió a la Santa Muerte que le cumpliera un milagro, que alejara a esa mujer de nuestras vidas, y ella le ayudó, su amante misteriosamente decidió ponerle fin a su vida.

Le pregunté exactamente qué era lo que él le había ofrecido a cambio a la Santa Muerte, me respondió que le había prometido que ella podía tomar lo que quisiera de nuestra casa, eso significaba que, en efecto, podía llevarse a mi bebé.

En ese momento perdí la razón, fui furiosa a la habitación del altar, él intentó detenerme, pero lo abofeteé con tanta fuerza que creo hasta me fracturé un hueso.

Ya dentro de esa habitación tomé uno de los floreros que tenía ahí, y golpeé aquella figura con todas mis fuerzas, el florero quedó hecho trizas, la figura quedó intacta, sin un solo rasguño.

Todo lo que restó del día no le dirigí la palabra a mi marido, me encerré en otra habitación.

Realmente no podía dormir, la ira y la tristeza me hacían tener pensamientos muy oscuros.

No sabía qué podía hacer, ni siquiera tenía idea si en verdad podría hacer algo para salvar a mi bebé.

Alrededor de la una de la mañana escuché como tocaron mi puerta, quise creer que era mi marido, pero al abrir la puerta, no encontré a nadie, en cambio al cuarto entró solamente un aire helado que me hizo recordar que en esa casa había una figura de la Santa Muerte.

Cerré la puerta y subí a la cama tratando de olvidar, tratando de recibir a la mañana lo más pronto posible, pero podía sentir perfectamente esos ojos vacíos sobre mí, esa mano huesuda estirándose para tocar mi vientre.

El silencio que invadía la casa era horrible, de pronto mi cama comenzó a sacudirse con violencia, por suerte no caí al suelo.

Me levanté y salí de la habitación, decidida a largarme de aquella casa, pero me sentía observada.

No pude llevarme a mi bebé.

La Santa Muerte se me apareció justo al frente, entré en pánico, y en mi intento por alejarme, mientras caminaba hacia atrás, resbalé con algo y caí golpeando mi vientre, en ese momento Ella se esfumó.

Sentí que me estaba desangrando, le grité a mi esposo pero no me respondió, con las pocas fuerzas que me quedaban me levanté y caminé hasta el cuarto donde él estaba, en cuanto abrí la puerta lo encontré colgado.

Fue una escena muy cruda y traumática, pero en ese momento no tenía tiempo, tomé su celular y llamé a una ambulancia.

Nunca perdí el conocimiento, llegué al hospital, me metieron al quirófano, los doctores hicieron todo lo posible por salvar la vida de mi bebé pero fue imposible.

Al final mi esposo saldó su deuda utilizando a mi bebé, creo que eso lo llenó de remordimiento y por eso se mató.

La Santa Muerte destrozó mi vida, no puedo hacer nada para cambiar las cosas, nadie puede.

Solo quiero darles un consejo, nunca se acerquen a nadie que crea que en esa cosa tan oscura.

Autor: Ramiro Contreras.

Derechos Reservados.

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