Las Arañas Historia De Terror 2024

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Las Arañas Historia De Terror 2024

Las Arañas Historia De Terror… La verdad es que desde niña le he tenido muchísimo miedo a las arañas, solo de imaginarme sus patas largas, delgadas y peludas se me eriza la piel, en serio me da pánico verlas, alguna vez una amiga psicóloga me dijo que ese horror que les tenía se llamaba aracnofobia y que con tratamiento podría llegar a superar mi miedo hacia ellas, yo la verdad no le creí mucho, es algo con lo que uno cree que vivirá toda su vida, pero después de haber pasado por esa experiencia traumática hace algunos meses, me decidí por tomar terapia y me recomendaron que hablara lo más que pudiera de ello, por eso te lo cuento, porque necesito hacerlo. 

Esa tarde me quedé sola en casa después de comer, nosotros vivimos en una unidad habitacional, en un tercer piso al oriente de ciudad, mis papás se fueron a ver a mis abuelos y el bruto de mi hermano se fue a ver a su novia, yo tenía que estudiar para mi examen de cálculo integral, andaba medio mal y debía repasar, por lo que no quise salir con mis amigas al cine esa tarde, entonces instalé todo mi mercadillo de libros y cuadernos sobre la mesa de centro de la sala, y me senté en el piso a ponerme estudiar.

Me concentré tanto en los ejercicios que estaba haciendo, que no me di cuenta que ya llevaba un buen rato repasando, ya pasaban de las seis de la tarde, cuando de pronto se escuchó un estruendo en el cielo que hasta me hizo saltar del susto, estaba tan metida en lo mío que no me di cuenta que estaba lloviendo muy fuerte desde quien sabe qué horas, me levanté a cerrar la ventana, se estaba cayendo el cielo, entonces quise prender la lámpara del buró junto al sillón y nada, traté con el apagador del foco de la sala y tampoco, se había ido la luz y yo ni en cuenta, entonces entreabrí la cortina de la ventana de la sala, para que entrara un poco de luz de lo que quedaba de la tarde, en ese momento escuché que algo se cayó en la cocina, la verdad si me asusté un poco y aunque si soy bastante miedosa me acerqué hacia la puerta, la abrí despacio y eché una mirada, no se veía nada extraño, así que me animé a entrar, mientras revisaba todo parecía que estaba en su lugar, de pronto me llamó la atención lo que parecía una bola de estambre, negra y peluda junto al bote de basura, la verdad si me dio cosa y en lo que volteé para agarrar un cucharon del escurridor, por si las dudas, desapareció, todavía me acerqué y moví el bote de basura con el pie, pero ahí no había nada, pensé que tal vez  lo había imaginado así  que dejé el cucharon en su lugar y me regresé a la sala.

Me senté otra vez en el piso y cuando traté de revisar el ejercicio que dejé pendiente, me di cuenta que la puerta de la cocina quedó entreabierta y en ese momento vi con pánico, como se asomaba una horrible araña del tamaño de mi mano entre ese hueco, yo me quedé paralizada del miedo, solo sentía un escalofrío espantoso que me recorría todo el cuerpo, y empecé a sentir como se me iba el aire.

Aquella espantosa araña parecía mirarme fijamente y de pronto, sin esperármelo, se deslizó rápidamente hacía el comedor, parecía que flotaba sobre el piso, al ver que se movía yo literalmente brinqué hacía el sillón, sentía todos mis músculos tensos y no pude dejar de mirarla hasta que se perdió debajo de la vitrina de los trastes, el solo pensar que estaba ahí escondida y que podía salir en cualquier momento, me empezó a provocar una ansiedad terrible, ya jalaba el aire con dificultad por la boca, así que traté de tranquilizarme y empecé a respirar profundamente por la nariz.

La ansiedad fue disminuyendo poco a poco, entonces me bajé del sillón con mucho cuidado y caminé muy despacio hacía la cocina, según yo para buscar algo con que matarla si se me acercaba, la escoba, un sartén, lo que fuera, empujé la puerta pero al entrar me quedé completamente helada, en medio del piso de la cocina había otra enorme araña negra, ni siquiera respiré, me quedé quieta para no llamar su atención, sentía que mi corazón se me iba a salir del pecho de lo fuerte que latía, entonces la araña empezó a subir y bajar unas de sus patas delanteras, yo apenas podía controlar el temblor de mis brazos, apreté los dientes y di un paso muy lentamente hacia atrás y fui cerrando poco a poco la puerta, cuando entonces vi que se deslizó rápidamente hacia mí, apenas y pude cerrar la puerta.

Me quedé un momento ahí, aturdida, frente a la puerta de la cocina, la verdad no podía acomodar mis ideas, no podía pensar bien, sentía un miedo insoportable, como si me estuvieran presionando el estómago y el pecho al mismo tiempo, te juro que se escuchaba sus patas sobre la puerta, di otro paso hacia atrás y entonces me di media vuelta hacia la mesa de centro de la sala, ¡esto era imposible!, me llevé las manos a la cabeza desesperada tratando de entender que estaba pasando, ahí estaban, frente a mí, tres espantosas arañas enormes paseándose sobre mis libros y mis cuadernos, ya no pude controlarme más, solo quería salir huyendo de ahí lo más pronto posible.

Apenas di el paso se me dobló el tobillo y me fui de frente sobre la mesa de centro, alcancé a sostenerme por un momento de uno de los sillones, pero mis brazos ya no tenía fuerza y me fui desvaneciendo poco a poco, caí primero sobre la mesa y después sobre el piso boca abajo, sentí lo frío de la losa en mi cara, desgraciadamente no perdí la consciencia de inmediato, y entonces alcancé a ver con pavor como aquellas arañas que estaban sobre la mesa cayeron sobre mí, fue aterrador sentir sus patas caminando sobre mi espalda y mis piernas, me faltaba el aire y sentía que mi corazón se iba a reventar en cualquier momento de tan rápido que latía, en verdad sentí que moriría ahí, pero lo peor estaba por venir.

Las Arañas Historia De Terror

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A pesar de que la vista se me había nublado, alcancé a ver como salía de su escondite la que se había ocultado debajo de la vitrina del comedor, y entonces se empezó a desplazar hacia mí, lo hacía tan lentamente que me pareció que se burlaba, hasta que se detuvo a unos centímetro de mi cara, se acercó tanto que podía verle su horrible cara, y clavó las dos bolas negras que tenía como ojos en mí, mientras abría y cerraba su boca dispuesta atacarme, se me hicieron eternos esos segundos, hasta que finalmente sucedió, se abalanzó sobre mi rostro, por instinto cerré los ojos y entonces sentí como me mordió la mejilla, el  ardor fue insoportable, como si me hubieran quemado, y después sentí como me mordía mis labios, en ese momento ya no pude resistir más y perdí la consciencia. 

Cuando abrí los ojos seguía en el piso, me levanté con mucho trabajo deteniéndome de la mesa y de los sillones, ya había oscurecido por completo, la lámpara de la sala estaba prendida y ya había dejado de llover, logré sentarme en el sillón por un momento, no sentía la mitad de mi rostro, pensé que tenía que irme al hospital lo más pronto posible para que me checaran y saber qué tipo de araña me mordió, y lo más importante, saber si tenían el antídoto, así que me levanté un poco más repuesta del sillón, pero al estar de pie me sentí un poco mareada, una vez que se me pasó caminé hacia al baño para prepararme, cual sería mi sorpresa que al mirarme en el espejo no encontré ni una sola mordedura o picadura en mi mejilla ni en mi boca, ni siquiera tenía hinchado, solo tenía muy fría la mitad de mi cara y supuse que fue la parte que se quedó pegada al piso,  no pude entender qué es lo que había pasado entonces, te puedo jurar que fueron reales aquellas arañas, yo las vi, yo las sentí encima de mí, lo que viví aquella tarde  no lo pude haber inventado o imaginado, entonces a pesar del pánico que me causan, me puse a buscarlas en toda la casa, hasta debajo de los muebles y la azotea, no era posible que hubieran desaparecido así como así.

Nunca las encontré y nunca le comenté a mi familia la pesadilla que pasé aquella tarde que me quedé en casa, no sé cómo lo hubieran tomado. En las siguientes semanas inicié mi terapia para controlar mi fobia hacía las arañas. 

Autor: Luis Martínez Vázquez

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