Apetito Diabólico Historia De Terror 2022

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Apetito Diabólico Historia De Terror 2022

Apetito diabólico, historia de terror… Apreciable suscriptor, el presente relato esta dividido en dos partes, las cuales son contadas por distintas personas que llegaron a vivir una experiencia paranormal en el mismo lugar. Se hace la cordial invitación a que, si llegase a identificar el salón que se hace mención, no lo busque o no intente acudir a él, debido a que no nos hacemos responsables por lo que llegase a ocurrirle…

La historia de Lizbeth

A veces quisiera saber cómo funciona el sexto sentido de los abuelos, sobre todo el de mi abuela pues gracias a ella y a esa extraña percepción que llega a tener sobre las cosas que van a pasar me ha dejado sorprendida. Lo que les voy a relatar le pasó a mi Mamá cuando yo apenas tenía unos meses de nacida. Ella me contó que hace años mi abuela le había advertido sobre lo que pasaría, pero ella no le hizo caso alguno y lo que sucedió esa noche, jamás lo ha olvidado y sigue perturbándola.

Se podría considerar que todo inició varias semanas antes de que se llevara a cabo una fiesta en la Barranca de Huentitán, en un salón de eventos muy cerca de allí del cual no diré su nombre para evitar problemas. Mi abuela se había despertado repentinamente una noche con un fuerte sobre salto, empezó a llorar tanto que no

podían consolarla, no dejaba de gritar. Pero al cabo de un par de horas, por fin había tranquilizado, pidió ver a mi Madre, la abrazó fuertemente y le dijo que se cuidara mucho pues había soñado con el mismo Diablo que la estaba buscando.

Mi Madre con el fin de tranquilizarla le dijo que no se preocupara que todo estaba bien.

Apenas ella se estaba estrenando como Madre soltera pues el que sería mi Padre había muerto en un accidente de motocicleta cuando mi madre apenas tenía cinco meses de embarazo, esto conllevó a que toda la familia se preocupara siempre por el bienestar de mi Madre y cuidarla de cualquier mal.

Mi abuela cada noche despertaba gritando, tranquilizarla ya se estaba volviendo parte de las actividades nocturnas, mi abuelo decía que quería llevarla con un loquero para que le ayudara, y allí mismo le diagnosticaron Terrores Nocturnos.

Lo curioso de esto es que se supone que los Terrores Nocturnos son pesadillas grotescas que el mismo inconsciente olvida y no puedes recordar apenas despierta la persona, sin embargo mi abuela contaba lo que veía en esas pesadillas al pie de la letra donde mencionaba que se encontraba en medio de un salón y frente a ella, se podía observar la espalda roja de un hombre corpulento el cual incrementaba de tamaño, su piel se

rompía de tanto estirarse, de su cabeza sobresalían dos protuberancias las cuales adaptaban una forma puntiaguda, a su alrededor el calor era tan insoportable que nadie se le acercaba y ella ya estaba sudando, mientras que de sus brazos podía ver que algo sostenía.

Mi abuela por más que intentaba ver que escondía no tenia éxito, era cuando ella se daba cuenta que se encontraba en el cuerpo de su hija y aquel ser con una mirada amenazante le decía: Sigues tu… para acto seguido mostrarle los dientes puntiagudos, era en ese momento que ella se despertaba.

Le consiguieron un medicamento a mi abuela el cual la hacía dormir

plácidamente, no solo a ella si no a los demás que se despertaban en la noche asustados preguntando como se encontraba.

Para en ese entonces mi madre había conocido a una persona a quien le gustaba mucho, no tenían ni un par de días de conocerse cuando él la invitó a salir aquel hombre.

De el solo me dijeron que se llamaba “Pilar”, le dijo a mi Madre que habría una fiesta clandestina en un salón de eventos muy cerca de la Barranca de Huentitán.

Ella inmediatamente y sin pensarlo bien y sin ser consciente le dijo que si quería ir, a mí solo me dejaba encargada con mis abuelos o tías y ella salía a divertirse.

A decir verdad, mi Madre se guardó el secreto todo ese tiempo sobre aquel hombre y sobre la fiesta a la que iría, ya que sería seguro que no la dejarían ir, por ello le comentó a una de sus amigas que me cuidara a mí y mi madre aprovechó el medicamento que le daban a mi abuela para dárselo más temprano de lo normal para que se quedara dormida y no le cuestionaran sobre donde estaría.

Aun así, ella comentó a los demás que se quedaría a dormir en casa de una de sus amigas llevándose a su hija pues decía que estaba cansada de tanto escuchar a mi abuela gritar en las noches así no sospecharían.

Después de dejarme en casa de su amiga, se encamino hacia la fiesta a la cual habían

sido invitados.

Me contó que aquel hombre que la estaba pretendiendo se encontraba en la entrada del salón, vestido de negro por completo, le tendió la mano para entrar y fue cuando pudo sentir una sensación de ansiedad terrible que le revolcó el estómago, aquel hombre le invitó a que bebiera algo, le acerco un vaso el cual parecía ser ponche rojo y se lo tomo, el malestar que sintió desapareció por completo y se sintió más alegre y en confianza por alguna extraña razón.

Todo parecía estar marchando en orden cuando algo le comenzó a llamar la atención, había tantos invitados en el salón de eventos que en específico una persona no le quitaba la mirada de encima, a mi madre le llamaba

tanto la atención pues se le hacía conocido de alguna manera y cada vez que aquel hombre quería acercársele, Pilar, su acompañante la alejaba de él.

Al cabo de un par de horas el Mariachi no tardó en tocar, y un hombre de tez oscura, corpulento y vestido con un traje de catrín estaba en medio de la pista, Pilar se acercó a mi madre para que se acercara aquel hombre de catrín.

Ella menciona que al mirarlo a los ojos no podía resistirse, la mirada de aquel hombre era roja y penetrante, y casi al momento de darle la mano alguien la jalo por detrás para llevarla a varios metros de allí, mi madre no sabía de quien se trataba pues entre tanta gente y los gritos del

hombre de catrín molesto por que le habían quitado a su pareja, apenas se había percatado de quien la había jalado.

Se trataba de mi padre, mi difunto padre quien le pedía y le rogaba que se fuera de allí pues ese lugar estaba por convertirse en un lugar maldito y que el Diablo estaba por cenar.

Mi madre atónita por ver a mi padre no tenía palabras y no se movía, ella solo lo oía hablar, pero no comprendía del todo lo que pasaba hasta que mi padre la empujó a la puerta para que saliera, fue en ese instante que varios gritos y llantos se escucharon, el catrín a mitad del salón habia mordido el hombro de una dama, y como si fuera una manzana le arranco el brazo.

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Aquello fue suficiente para mi madre y despertar de ese trance, miró por última vez a mi padre y se retiró inmediatamente de allí, la gente comenzó a salir despavorida y entre ellos se podía ver a los del Mariachi que se perdían entre la multitud. Como pudo, mi madre llego al Periférico y al primer taxi que vio le pidió que la llevara por mí a casa de su amiga.

Esa noche, no puedo aguantar mi madre que terminó contándolo a mis tías lo sucedido, y para no alterar a mi abuela decidieron guardar el secreto varios años.

Cuando yo pregunte varios años después sobre el paradero de mi padre, fue cuando mi madre me contó esta historia.

Aún conservo a mis abuelos, a ambos, su percepción de las cosas me sorprende y realmente me inquieta no saber cómo le hacen… mis tías siempre le han dicho a mi abuela que es una bruja, sé que esto es broma, pero mi abuela les dice… “Mi mente no está nublada por todo lo que les están llenando la cabeza” … quizás ella tenga razón.

La historia de Misael

Toda mi vida la he dedicado a tocar en eventos, formo parte de un grupo de Mariachi el cual lleva años en la Plaza de los Mariachis.

Una tarde justamente en Semana Santa nos llamaron por teléfono comentando que querían vernos muy cerca de la plaza, pues a quien contactaron mencionó que solamente aquel hombre se identificó como “Pilar”.

Algo desconcertados pero motivados por el precio que nos pagaría por tocar en una fecha de guardar como Semana Santa, nos dirigimos a la plaza.

Allí estaba aquel hombre que vestía de negro por completo, nos comentó que necesitaba que nos fuéramos rápidamente al salón de eventos ya que el invitado de honor quería cenar justo después de que tocáramos.

Además, nos mencionó que se encontraría con una persona más la cual sería la que le acompañaría al invitado. Sin hacerlo esperar nos subimos sobre nuestra vagoneta y guiados por sus indicaciones llegamos a la Barranca de Huentitán.

A decir verdad, yo nunca había notado ese Salón de Eventos, mucho menos que estuviera muy cerca de la Barranca, pude apreciar que mucha gente llegaba a montones, pero particularmente entre ellos comencé a notar a varios rostros familiares, de los cuales era algo imposible pues había visto a mi abuelo entre ellos, un hombre reconocido por ser mujeriego y que encontró la muerte por venganza de otro hombre por que le había robado a su esposa.

Curiosamente había visto que ese viejo que se parecía

a mi abuelo llevaba una acompañante mucho más joven que él.

Al instante que entramos al Salón de eventos tuvimos un malestar estomacal terrible, yo me arqueaba del dolor, e incluso pensé que había comido algo echado a perder, nuestro contratante se acercó con una bandeja de bebidas y nos invitó a tomar algo.

Inmediatamente sentí una satisfacción plena en el estómago.

Poco tiempo pasó para que nos dieran la indicación de que nos acomodáramos y comenzáramos a tocar. Justo en el centro del Salón de eventos un hombre vestido de catrín nos observaba con ambos brazos cruzados, su sonrisa no era algo común en alguien, yo podía sentir hasta cierto grado de terror, a tal magnitud que no aguantaba observarlo.

Solo tocamos dos piezas, este hombre se movió de donde estaba sentado y le pidió a nuestro contratante que le acercara a una persona del público, inmediatamente busco a una bella mujer que por muy extraño que pareciera se negó a bailar con él o alguien le había vuelto a regresar al público.

Aquel hombre de catrín se molestó tanto que con un derechazo tumbo a Pilar y lo dejo tirado en el piso.

Se acerco al público y agarro a la primera persona que vio, y juro por Dios que nunca había visto una boca abrirse tanto en mi vida, mordió a aquella chica en su hombro para después arrancarlo como si fuera una pieza de pollo.

La gente se volvió loca, nosotros inmediatamente tomamos nuestras cosas y salimos de allí para subirnos a la vagoneta y huir asustados.

Ya nos habían mencionado que al Diablo le gustaba divertirse en estos días y por algo teníamos que guardar respeto.

Todo esto ocurrió varios años atrás.

Hoy en día aquel Salón de eventos ya se encuentra cerrado, y a decir verdad no quisiera ni invitarlos a que lo buscaran pues se dicen que, para estas fechas de Semana Santa, aún hay fiesta en la noche y que cada año es un grupo diferente de Mariachi es el que toca allí.

Autor: Mario Franco Corrales Lengua de Brujo

Derechos reservados.

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