Laptop Historia De Terror 2022
Laptop, historia de terror… Adrián no era el hombre más feliz ni en su hogar ni en su trabajo. Se la pasaba casi diez horas diarias en su pequeño cubículo, tratando de escribir notas interesantes para una revista bastante aburrida y que poca gente conocía.
Su rutina era prácticamente de casa al trabajo, del trabajo a su casa, dormir y regresar a al siguiente día, siempre tan monótono.
Los fines de semana eran para descansar en casa, viendo la televisión o leyendo el periódico y a veces hasta estos días iba a trabajar; hacía mucho que su esposa ya ni siquiera le reclamaba porque no salían a pasear.
Pero esa noche de sábado el calor dentro de su casa era casi insoportable y su esposa había salido a visitar a su mamá, así que decidió salir a caminar para que le diera el aire en la cara.
Caminó hasta llegar al parque que estaba a unas calles de su domicilio, estaba parcialmente iluminado y aún no caía la noche por completo por lo que sintió confianza, se sentó en una banca, cerró los ojos y pensó en su trabajo, su esposa, su vida.
Abrió los ojos para ver la hora en su reloj cuando a lo lejos vio un movimiento que le llamó la atención, un hombre que parecía que lloraba o rezaba, no se distinguía bien pero estaba en otra banca del parque donde casi no daba luz.
El hombre hizo algunos movimientos extraños con los brazos y se fue de ahí caminando.
Desde donde estaba, Adrián alcanzó a ver algo en la banca, un bulto que el hombre había olvidado quizá y corrió para ver qué era, al acercarse vio que era una computadora tipo laptop, la tomó y caminó hacia el hombre para entregársela, pero en ese momento vio algo que se le quedaría grabado en la mente por mucho tiempo y no lo dejaría dormir en muchos días.
El hombre se dirigió hacia la avenida principal y como si lo hubiese planeado así, al momento que pasó un camión de carga, él avanzó hacia éste, sin titubear y frente a sus ojos fue arrollado por el camión.
Cuando Adrián llegó al lugar del accidente, con el corazón a punto de estallar, el chófer del camión ya había bajado a ver al hombre que yacía en la acera, sin vida y recostado en un charco de su propia sangre.
Ambos hombres estuvieron de acuerdo que fue la misma víctima quien se aventó a las ruedas del camión y en ese momento, un indigente que pasaba por ahí solo movió la cabeza diciendo algo como “uno más”, y siguió caminando.
Los hombres ignoraron al indigente, esperaron a que se llevaran el cuerpo y se fueron de ahí.
Adrián llegó a su casa aún pálido pero su esposa, que ya hacía rato que había llegado no notó esto porque él se metió a bañar en cuanto entró a su habitación.
Lo que sí vio su esposa en la mesa fue una laptop distinta a la que conocía, pero ya estaba tan alejada de su marido los últimos días que optó por no preguntar.
Después de la ducha, Adrian se acostó sin comentar nada a su esposa de lo que recién le había ocurrido, pero no pudo dormir, la imagen del hombre aventándose a las ruedas del camión le daban vueltas y vueltas en la cabeza, recordaba la sangre que le salía de la comisura de la boca y de la cabeza; poco a poco las imágenes se le iban apareciendo cada vez más grotescas, llegó un momento en el que incluso lo vió sin brazos o piernas.
Se despertó muy agitado, se echó agua en la cara y fue a la cocina por un vaso con agua. De regreso vio la laptop en el comedor, ya no la recordaba, la tomó con una mano y la guardó a uno de los cajones de su closet.
Se acostó de nuevo a intentar dormir; después de unos minutos logró conciliar el sueño.
Al otro día se fue a trabajar con la misma monotonía que siempre, cumplió su rutina y en la noche cuando volvió a casa, se sentó a cenar pero esta vez su mujer no tenía el mismo semblante de siempre, se le veía distinta, con un brillo en la mirada que él pocas veces le había visto.
Sin previo aviso ella le dio la noticia de su embarazo, tenía poco más de un mes y esto, a pesar de la distancia entre ellos, la emocionaba mucho.
Adrián sintió también una emoción muy grande, les habían dicho que no iban a poder tener hijos y ahora, no solo saber que sí podían, sino que ella ya estaba embarazada les inyectó una nueva esperanza.
La vida de ambos comenzó a cambiar y Adrián hizo un esfuerzo extra por mejorar en su trabajo, aunque en las siguientes noches continuaba teniendo esos sueños inquietantes pero ya no le quiso decir a su mujer, ahora para evitar espantarla.
Pero un día al volver de trabajar vio a su mujer pálida, al preguntarle qué tenía, esta le contó que mientras hacía limpieza en la casa escuchó una música muy extraña en la recámara, fue a ver qué era y al abrir la puerta se dejó de escuchar, pero ahora se sentía un olor muy extraño, como incienso; tuvo que abrir las ventanas para que el olor se fuera.
Al salir de nuevo escuchó la música durante unos minutos pero sintió tanto miedo que ya no se atrevió a revisar.
La música cesó pero al caer la noche, al entrar al sanitario lo que escuchó ya no fue música sino algo parecido a llantos, también adentro de la habitación.
Tenía tanto miedo que lo único que se le ocurrió fue pensar que todo era por su embarazo, que este la tenía muy sensible.
Lo primero que pasó por la mente de Adrián al enterarse por lo que había pasado su esposa fue que se hubiese metido alguien, tomó un cuchillo de la cocina y se metió a la recámara, revisó debajo de la cama, el clóset, el sanitario y no encontró nada.
Le pidió a su mujer que procurara no dejar las ventanas abiertas ya que también alguien se podía meter por ahí.
Esa noche volvió a tener esos sueños con el hombre del accidente, pero esta vez vio a mucha gente alrededor del cuerpo riéndose del cadáver y señalándolo, se vio así mismo también riendo y señalando al hombre muerto y ahora desmembrado.
El hombre en el piso abrió los ojos y lo volteó a ver, Adrián sintió mucho miedo ya que sabía que el hombre estaba muerto, no tenía por qué abrir los ojos y menos moverse.
Notó que trataba de decirle algo pero sus labios estaban cosidos; en ese momento y sin que Adrián lo esperara, el camión volvió a pasar sobre el cuerpo.
Adrián vio como lo volvía a destruir por dentro y escuchó algo que parecía un grito agudo que provenía del cuerpo también.
Se despertó aún más agitado que otras noches pero esta vez sentía una angustia en el pecho, como si supiera que lo que le quería decir aquel hombre era algo importante. Se durmió y a partir de ahí no volvió a tener ese sueño, sin embargo continuó sintiendo angustia durante mucho tiempo.
Varias noches después de su última pesadilla, mientras se encontraba acostado sin poderse dormir, tenía una idea dándole vueltas por la cabeza, la había tenido durante varios días, quería dejar la revista y trabajar en un periódico, ya sabía a cuál, incluso había hecho cita para el siguiente día que descansaba en su trabajo, pero no quería llegar con las manos vacías, quería presentarse a la entrevista con una buena nota o reportaje.
Se le ocurrían varias cosas a la vez, se levantó, prendió su computadora pero esta hizo un ruido extraño y se apagó, solo quedaba anotar la idea en un cuaderno, a la antigua y al siguiente día llevarla así.
Se levantó de la cama sin hacer ruido y buscó entre sus cosas una libreta y una pluma.
Mientras buscaba, algo le llamó la atención, una luz que provenía de uno de los cajones de su clóset; lo abrió y vio la laptop que había tomado del parque, estaba encendida; de inicio se sorprendió porque ya no se acordaba de ella y después su asombro fue porque aún estuviera prendida después de tantos días sin estar conectada.
La sacó, vio con gusto que no tenía contraseña y la llevó al comedor, se sentó y comenzó a escribir una historia, una historia que alguna vez leyó o creyó leer referente a la violencia doméstica, aunque no fuese una noticia real, quería mostrarles su manera de redactar.
Laptop Historia De Terror
Los recuerdos de esa historia llegaron solos, incluso recordaba las imágenes y los detalles con toda claridad, lo único que no recordaba era quién se la había contado o hace cuánto la había visto en las noticias.
Por un momento sintió que sus dedos se movían solos al escribir, lo cual le dio gusto porque se sintió verdaderamente inspirado por primera vez en mucho tiempo.
Terminó el artículo y se acostó a dormir, satisfecho con lo que había preparado, apagó la laptop para evitar que se fuera a descargar y la guardó en su portafolios.
Al otro día, se levantó temprano, desayunó y se fue a su cita.
Llegó temprano y tuvo que esperar en la sala de espera a que llegara el jefe de Recursos Humanos, mientras se entretuvo viendo la televisión que tenían en este lugar para visitas.
En ese momento estaban las noticias, política, deportes y algo que llamó su atención, un caso de violencia doméstica donde el padre de familia, que resultó ser un político importante en esa ciudad se había vuelto loco y había matado a su mujer y a su hijo de diez años y después se había dado un balazo.
Era el mismo caso que él creía haber recordado la noche anterior. Pero si esto lo tenía sorprendido, lo peor fue cuando dijeron la hora en la que había ocurrido el doble homicidio y el suicidio… Dos horas después de que él lo escribiera.
Pero en las noticias no dijeron mucho debido a que la familia completa había muerto, pero él tenía escrito, por una razón desconocida, los motivos que el hombre había tenido para hacer lo que hizo o por lo menos eso creía y aunque se esforzaba, seguía sin saber cómo llegó esa información a su cabeza.
Cuando entró a la entrevista dudó si entregar el reportaje pero decidió que si quería ser contratado, lo mejor era entregarlo.
Cuando el jefe de Recursos Humanos leyó la noticia, se levantó y trajo a la oficina a otras personas; uno de ellos le preguntó a Adrián que cómo había obtenido esa información, Adrián mintió, dijo que tenía contactos en la política y la policía y que su fuente era confiable pero quería estar en el anonimato.
Le pidieron autorización para publicar su reportaje y le aseguraron que el empleo ya era de él.
Esa tarde fue a la revista donde trabajaba a dar las gracias y a recoger sus cosas, de ahí fue a su casa y le contó muy emocionado a su esposa que había conseguido el trabajo en ese periódico tan importante, pero no le dió los detalles de cómo lo obtuvo porque él mismo no había entendido lo que ocurrió. Esa noche celebraron con un pequeño pastel que llevó él a la casa.
Al terminar de cenar, quiso escribir algo así que se puso en contacto con algunas amistades que tenía en la política y en algunos hospitales y estaciones de bomberos, comentando su nuevo trabajo y pidiendo que le avisaran de algún incidente para ir a cubrirlo.
Sacó la laptop que se encontró, rogó que le quedara el cable de su propia laptop pero no fue así, aunque lo que notó fue que con poca batería, aún seguía prendída.
Sintió el impulso de escribir, volvió a recordar una noticia en la cuál una chica despechada por haber encontrado a su novio besándose con su mejor amiga un día antes de su boda y no soportando la vergüenza, escribió una carta para su novio donde manifestaba que se quitaría la vida, la guardó en un libro que su novio le había obsequiado en su cumpleaños ya que todavía no estaba segura si lo haría.
Para esto (Adrián escribió lo que decía la carta, que por cierto sintió era demasiado triste), y se puso su vestido de novia; en ese momento llegó su novio y tuvieron otra discusión que ella ya no soportó y sin que su novio pudiera hacer nada, se aventó del décimo piso del edificio donde vivía, su novio la alcanzó a tomar del vestido, pero solo se quedó con un trozo de tela en las manos, ya no la pudo detener.
Su muerte había sido inmediata; Adrián sintió una angustia por esa pobre mujer y el dolor que debió haber sentido al ver a su novio con esta otra chica, en especial porque había sido la amiga la que los presentó, pero después descubrió que ellos ya tenían una relación escondida desde antes y aun así, el joven le pidió matrimonio.
Al terminar, Adrian tituló la nota como La Novia y la guardó; quizá no era una noticia real pero la guardaría como parte de una novela que se le ocurría podría escribir.
Al terminar de escribir, se bañó y salió a buscar un centro comercial para conseguir el cable para la laptop; después de mucho caminar, por fin lo consiguió, ya empezaba a oscurecer así que tomó un taxi de regreso.
Como era su costumbre, se puso a platicar con el taxista, intercambiaron números de teléfono, le dijo que era reportero y el taxista emocionado, le prometió que le comentaría si veía algo.
En ese momento se detuvieron en un alto, de repente se escuchó un ruido fuerte e inmediatamente gritos de la gente.
Frente a ellos acababa de caer del décimo piso una mujer vestida de novia y su novio salía aterrado del edificio con un trozo de tela del vestido en la mano, la gente se comenzaba a juntar y había quiénes lo señalaban como el culpable, tanto los vecinos que veían lo que tenía en la mano como los que también habían escuchado la discusión.
Adrián se bajó del taxi, sorprendido por lo que veía; en ese momento llegó la ambulancia y una patrulla y se llevaron al novio detenido por homicidio.
Si lo primero no era coincidencia, esto menos lo era y definitivamente esto tenía que ser obra de la laptop, no había otra explicación; lo que no sabía era si tomarlo como algo malo o como un tipo de regalo; después de todo, pensándolo fríamente no era él quien ocasionaba los accidentes.
Solo se quedó pensando en la carta póstuma, no se le ocurría nada que sirviera para explicar cómo sabía donde estaba guardada.
Llegó a su casa y sin comentarle nada a su esposa, prendió la lap, buscó la nota e intentó editar esta parte, pero no lo consiguió, lo de la carta no se borró, marcaba error cada que lo intentaba hacer.
Lo pensó mejor y llegó a la conclusión que tal vez era lo mejor ya que esa carta podría ayudar al chico a salir de la cárcel ya que si bien sí se había equivocado al engañar a su novia, tampoco era un asesino.
Al otro día su nota fue publicada desde temprano, Adrián dijo que él los conocía y que el novio le alcanzó a decir la ubicación de la carta antes de que se lo llevaran a la fuerza en la patrulla; pero para sustentar su versión, tenía que ir a donde estaba el chico detenido y lograr hablar con él para decirle que comentara lo de la nota que el novio, por supuesto desconocía.
El chico le preguntó que cómo sabía todo esto y Adrián le dijo que no indagara más ya que lo importante es que él saliera de la cárcel y así fue, la carta fue la prueba que lo ayudaría a quedar libre.
Conforme pasaba el tiempo, Adrián se quedaba más tiempo pegado a la laptop, se encerraba en una oficina del periódico y escribía historias que dos horas después, exactamente, se hacían realidad.
A veces le era difícil, emocionalmente hablando ya que en ocasiones podían ser niños o ancianos las víctimas; en otras ocasiones se trataba de autobuses de pasajeros llenos casi en su totalidad los que se veían implicados en aparatosos accidentes.
Pero en los ocho meses que llevaba en ese trabajo había recibido infinidad de reconocimientos por llevar la delantera en las primicias y en especial por conseguir detalles que casi nadie conocía de esos casos.
Ya casi había olvidado cómo había obtenido la laptop y sobretodo las pesadillas hasta que una noche al llegar a casa sintió el mismo olor que su mujer le había descrito meses antes.
No le dió importancia, cenó y se acostó a dormir, pero no tuvo una noche tranquila, volvió a soñar con aquel hombre quien antes de perder el sentido le alcanzó a decir que no la usara.
Adrián entendió que se refería a la laptop, pero prefirió irse de ese lugar.
Cuando se despertó recordó ese sueño que aún seguía muy vívido en su mente y no pudo evitar pensar en que nada en esta vida es gratis, pero por otro lado, se quiso convencer a sí mismo con la idea de que él no pidió nada, él solo se la encontró, la quiso devolver, pero no pudo y no le quedó otra que quedársela para su uso personal, no había nadie a quien entregársela.
Prefirió no continuar pensando en eso y esta vez se quedó profundamente dormido.
Una tarde como muchas en los últimos meses, comenzó a escribir, ya sin pensar, solo dejándose llevar, acerca de un hombre que un día decide ir a un súper mercado donde trabajaba su mujer de la que ya se había separado; llevaba pegados al cuerpo, bajo la ropa varios explosivos y había elegido justo ese día ya que sabía que era el aniversario de la tienda y habría música y mucha gente; quería matar a su mujer pero también quería que muriera el hombre con el que ahora ella salía, que trabaja ahí mismo o al menos era lo que él y sus celos creían.
No le importaba matar a más gente ya que sentía que toda la gente lo despreciaba y se burlaban de él, lo cual no era otra cosa que el reflejo de lo que ocasionaba con su mal carácter.
Cuando llegó al súper mercado, buscó a su mujer con la mirada y ya que la ubicó, se acercó a ella, en ese momento comenzó una canción romántica, la única romántica que pusieron en la celebración, pero esa canción él se la había dedicado hacía unos años, cuando recién se casaron.
La mujer no supo qué decir cuando lo vio, él la abrazó, le dijo que la amaba con lágrimas en los ojos, la soltó y en ese momento se hizo estallar matando a toda la gente que estaba dentro del lugar.
Al terminar de escribir Adrián quedó impresionado de esa historia, lo hizo pensar hasta dónde pueden los celos llevar a la desesperación y hasta la locura a una persona.
Definitivamente esa sería una noticia impactante, como todas las que había venido escribiendo; pero al igual que las anteriores, ya había aprendido a programar su correo para que se enviaran dos horas y media o tres horas después, para no levantar sospechas.
Tomó la laptop que ya no soltaba para nada y salió de la oficina con la angustia que a veces llegaba a sentir con noticias así; caminó durante un largo rato hasta llegar al parque que se encontraba cerca de su casa, se sentó para tomar aire y recuperarse de la impresión de lo que sabía que estaba por pasar.
El timbre de su celular lo sacó de sus pensamientos; era su mujer, debía estar preocupada porque no había avisado que llegaría más tarde de lo habitual, pero no era así, en realidad ella quería saber qué necesitaba aprovechando que estaba en el súper mercado, a lo lejos, Adrián logró escuchar una canción romántica cuyo título le parecía familiar, ya no le alcanzó a decir nada, un sonido ensordecedor cortó la comunicación de ambos.
Se quedó un rato sentado, llorando, pensando en su bebé que estaba por nacer y en su esposa, caminó dejando la laptop en la banca del parque y esperó el siguiente camión para solo dejarse arrollar por este.
Autor: Guadalupe Villagrán
Derechos Reservados.
Comment (1)
Esa historia ya existe se llama Death Note xD