La Muñeca Nancy Historia De Terror 2024

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La Muñeca Nancy Historia De Terror 2024

La Muñeca Nancy, Historia De Terror… Lo que voy a contar me sucedió cuando era una niña, tenía ocho años, fueron sucesos que en aquel momento me causaron mucha confusión, con el paso del tiempo me di cuenta que nada fue producto de mi imaginación, ni de mis fantasías de niña.

En aquella época mis abuelos vivían muy cerca de nuestra casa, en la misma cuadra, ellos se vinieron de un pueblo a radicar a la ciudad, cuando mi madre llegó junto con su familia ella tenía 16 años, en alguna ocasión le pregunté cómo fue que compraron la casa, porque era muy antigua, mi mamá me respondió que la encontraron en buen precio a causa de que estaba en condiciones de abandono y sumamente deteriorada, el presupuesto que tenían mis abuelos para la compra de una casa no era mucho, por lo que corrieron con suerte de encontrar una vivienda que se ajustara al dinero que tenían.

Recuerdo que en una ocasión le pregunté a mi mamá si sabía a quién le perteneció la casa, ella me dijo que nunca se había hecho esa pregunta, así que no me supo responder, tuve esa duda, porque cuando mis abuelos llegaron, junto con sus hijos, la casa tenía muebles muy viejos, y pertenencias que fueron de los primeros dueños.

Cuando mi mamá se casó, se fue a vivir lejos, más adelante surgió la oportunidad de comprar una casa muy cerca de con mis abuelos, y mis padres la compraron con un crédito, la colonia también era de las más antiguas en Guadalajara, por lo que la casa que compraron mis padres no era precisamente nueva, aunque no era tan vieja como la de mis abuelos.

La mayor parte de mi infancia la pasé en casa de mis abuelitos, me gustaba estar ahí porque su casa era muy grande, tenía muchas habitaciones, un patio central y otro trasero, en la parte de atrás mi abuelita puso muchas plantas y pasto, por lo que era agradable pasar el rato jugando en ese lugar, además, también a mis primos les gustaba estar ahí, por lo que con frecuencia alguna de mis primas llegaba y nos poníamos a jugar.

Era la que más estaba en la casa de los abuelos por vivir más cerca, a mis hermanos no les gustaba mucho estar en la casa jugando, a ellos les interesaba jugar en la calle fútbol, juntar botellas de vidrio para ir a la fábrica de vidrio y que se las cambiaran por canicas, como a mi mamá no le gustaba que anduviera haciendo esas cosas, me dejaba ir a jugar en la casa vieja, como ella le decía.

            Entre las habitaciones que tenía, había una que mis abuelos no usaban, decían que no era necesaria, por lo que metían en ese cuarto, cualquier mueble o cosa que no necesitaran, ese era el lugar en el que más me gustaba estar, porque tenía varios juguetes antiguos, que seguramente le pertenecieron a una niña que murió muchos años atrás, la mayor parte de los juguetes estaban hechos de madera, había un trompo, un yo-yo, un valero, carritos, trenes, y muchos objetos más.

Mis abuelos me dijeron que les daba pesar tirar tantos juguetes, pensaron que les podrían gustar a uno de sus nietos, por eso no se deshicieron de ellos, aunque eran bastante viejos, la mayor parte de ellos se encontraba en muy buenas condiciones, entre todos los que había en ese cuarto, hubo uno en especial que me llamó la atención, era una muñeca que aún conservaba su estuche, lo que permitió que la muñeca estuviera en mejor estado, la caja estaba deteriorada y llena de polvo, detrás de un mueble de madera, como que se cayó y se quedó en la parte de atrás, entre el mueble y la pared.

Traté de sacarla sin poder hacerlo, fui por la escoba y la pude jalar, cuando la vi, creí que se trataba de otro juguete viejo y feo, pero era todo lo contrario, en el empaque de la muñeca decía su nombre, Nancy, apenas estaba legible, cuando saqué a la muñeca se encontraba en muy buenas condiciones, el paso del tiempo no le había ocasionado estragos, la muñeca estaba muy bonita, desde el primer momento me cautivó, tenía su cabello largo hasta la cintura, de color negro, con una trenza que servía como diadema, su vestido era de flores de colores, tenía aretes, y unos zapatos de color negro, me dio tanto gusto encontrarla que la abracé, cuando la apreté, escuché un sonido en su espalda, le desabroché el vestido y vi que tenía un mecanismo para ponerle pilas, creí que podría hablar o cantar, incluso caminar, me emocioné tanto que salí con la muñeca en brazos, medía alrededor de 40 centímetros.

Fui a la cocina con mi abuelita, para mostrarle mi hallazgo, cuando ella me la vio, me dijo que era una muñeca muy bonita, incluso, pensó que era nueva, porque me preguntó cuándo me la habían comprado, le respondí que la acababa de encontrar en el cuarto viejo.

Mi abuelita se extrañó mucho, me pidió que se la mostrara, la revisó cuidadosamente, me dijo que era muy extraño que estuviera en tan buenas condiciones, porque la muñeca era vieja, le dije que quizás no lo era tanto, lo pensé por el estado en que se encontraba, mi abuelita le encontró el mecanismo en la espalda, me dijo que le pusiera pilas para saber si aún funcionaba, me dio dinero para que fuera a la tienda a comprar unas pilas, me fui emocionada a comprarlas.

Cuando regresé mi abuelita también estaba interesada en saber si servía la muñeca, le puso las pilas en la espalda, pero la muñeca no funcionó, por más que mi abuelita limpió el mecanismo no dio resultado, las dos nos sentimos un poco decepcionadas, aunque fue por poco tiempo, porque lo demás estaba en muy buenas condiciones.

            Mi abuelita se sentó en una silla del comedor, me dijo que la muñeca se llamaba Nancy, fue muy popular en los años 70, en el pueblo en el que vivió,  no era fácil que llegaran tantos juguetes, pero una de esas muñecas sí llegó, ella quiso tener una, pero era muy costosa y sus padres no se la pudieron comprar, por eso la conocía, cada vez que iba a la calle principal, se quedaba en el aparador de la tienda de juguetes y ropa viendo a Nancy, por tres años estuvo esperando que en navidad se la regalaran, pero no sucedió, se hizo a la idea de que no la iba a tener, por lo que le dio mucho gusto que me la encontrara.

Me dijo que la muñeca me pertenecía porque la había encontrado, mi abuelita me preguntó cómo fue que la descubrí, porque ella era la encargada de ordenar ese cuarto, y nunca la había visto, le conté la dificultad con la que la pude sacar, ella se echó a reír porque hasta ese momento me di cuenta que mi vestido estaba completamente sucio de polvo, me dijo que me fuera a bañar para que estuviera limpia, mi abuelita me dijo que me podía poner alguno de sus vestidos que aún conservaban, le dije que no era necesario, mi casa se encontraba muy cerca.

Ya me iba cuando mi abuelita me habló para decirme que olvidaba mi muñeca, le dije que no, iba a ser de las dos, por lo que se quedaría en su casa, noté que a mi abuelita le dio mucho gusto, sin embargo, me dijo que para que fuera justo para las dos, una semana la iba a pasar conmigo, y otra semana con ella.

            Me fui a asear a mi casa, le conté a mi mamá lo que había encontrado en el cuarto viejo, pero a ella no le importó mucho, estaba inmersa en tejer suéteres escolares que vendía, así que sólo asintió, no me importó mucho porque a mi abuelita sí le había interesado.

Aún era temprano, por lo que pensé en bañarme y regresar de nuevo a la casa de mi abuelita, en cuanto estuve lista me fui a su casa, mi abuelita estaba sentada frente al televisor tejiendo un vestido, me dijo que se lo estaba haciendo a Nancy, me dio tanto gusto que fui por la muñeca, para que mi abuelita le pudiera tomar medidas y le quedara muy bien, sin embargo, no la encontré en el cuarto viejo, pensé que mi abuelita la había cambiado de lugar, salí a preguntarle dónde la había puesto, ella me respondió que no la había movido porque estuvo preparando la comida, que en el lugar en el que la dejé debería de estar, sin decirle nada más, me regresé de nuevo a buscarla, me sorprendí que la encontré sentada en el sillón en el que la había dejado, estaba segura que había revisado en ese lugar sin haberla encontrado, me quedé por unos segundos mirándola, le dije que no se estuviera escondiendo porque nuestra abuelita le estaba tejiendo un vestido nuevo, si lo seguía haciendo entonces empezaríamos a tener problemas.

En el momento en que le dije esas palabras la tomé de la cintura y la puse enfrente de mi rostro, no sé si fue mi imaginación, pero tuve la impresión de que Nancy dejaba de sonreír y se ponía seria, a modo de broma le dije que no se sintiera sólo estaba bromeando, la quería mucho y la abracé. Cuando de nuevo puse su rostro enfrente del mío, vi que de nuevo sonreía, me quedé por más tiempo mirándola, sin notar ningún cambio.

            Le llevé la muñeca a mi abuelita, no le quise decir nada, porque ni siquiera tenía la seguridad de lo que había visto, pensé que sólo se trataba de mi gran imaginación, aquella tarde me quedé hasta en la noche en casa de mi abuelita, de cierta manera había hecho un vínculo con ella, así que estuve hasta tarde, hasta que llegó mi madre a buscarme, me preguntó por qué no me había ido a la casa, al día siguiente tenía escuela, además, no sabía si había terminado la tarea, le dije que me quería quedar a dormir en casa de mi abuelita, sin embargo, no me lo permitió, me dijo que hasta el fin de semana.

Ya nos íbamos de la casa de mi abuelita, cuando mi mamá vio a Nancy, la agarró y preguntó dónde la había encontrado, le conté cómo fue difícil sacarla porque estaba detrás de un mueble, pero ella ni siquiera me escuchó, se alteró tanto, que agarró a la muñeca, le dijo a mi abuelita que se deshiciera de ella, no sabía cómo había llegado a mis manos, pero que no me permitiera jugar con esa muñeca.

Me agarró de la mano y me llevó casi a rastras hacia mi casa, quise preguntarle muchas cosas a mi mamá, pero ella no me ponía atención, estaba tan alterada que ya no le quise decir nada. Aquella noche me quedé molesta por la actitud que tomó mi mamá, ni siquiera se involucraba en mis juegos, y se permitía decidir con qué juguete podía jugar, pensé que ya no le diría nada del trato que tenía con mi abuelita, tan sólo de verla cómo se puso, me orilló a que le ocultara que seguiría jugando con Nancy.

Al día siguiente, después de salir de la escuela, me apresuré a terminar mi tarea e irme a la casa de mi abuelita, estaba a punto de salir cuando mi mamá me preguntó si ya me iba a la casa de su mamá, le respondí que sí, pensé que de nuevo me iba a regañar por jugar con Nancy, pero parecía que ya se le había olvidado su molestia con la muñeca.

En cuanto llegué con mi abuelita, ella me mostró el vestido color rosa que le tejió a Nancy, de inmediato fui por ella y la comencé a cambiar, mientras le quitaba su ropa, noté que tenía una mancha negra en la parte del estómago, se la mostré a mi abuela, ella me dijo que podían ser hongos, me dijo que fuera por un trapo y alcohol para desinfectar a la muñeca y quitarle la mancha.

Tallé muchas veces la parte sucia sin conseguir que se le quitara, se lo mostré a mi abuelita, ella también lo intentó, me dijo que quizás era un defecto de la muñeca, o que quizás por el paso del tiempo se le había hecho, vestí a Nancy y me puse a jugar con ella mientras mi abuela seguía tejiendo frente al aparato de televisión.

En la televisión salió un programa que llamó mi atención, me senté al lado de mi abuelita a verlo, dejé a Nancy sentada en el sillón, estuvimos viendo la tele por un rato, cuando busqué a Nancy en el lugar en el que la había dejado, ya no estaba ahí, le pregunté a mi abuelita por la muñeca, aunque fue una pregunta sin sentido porque en todo momento estuvimos juntas, ella me respondió que era muy extraño, que fuera a buscarla a su habitación.

Cuando entré al cuarto de mi abuelita, me llevé una gran sorpresa al ver a Nancy recostada en la cama de mi abuelita, estaba reposando en medio de las dos almohadas, era la segunda vez que tenía un evento raro con Nancy, aunque creo que debido a la edad que tenía no le di la importancia necesaria, ni tampoco mi abuelita lo hizo, porque en cuanto ella me vio con la muñeca, ni siquiera me preguntó cómo había sucedido que se hubiera cambiado de lugar.

Los días siguientes continué yendo a la casa de mi abuelita a jugar con mi muñeca, sin que sucediera nada extraño, llegué a pensar que todo había sido una confusión de mi parte, la siguiente semana me tocaba llevarme a Nancy, le dije a mi abuelita que me la iba a llevar esa semana, y si mi mamá se molestaba la dejaría todo el tiempo en su casa.

La Muñeca Nancy Historia De Terror

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Cuando llegué a mi casa mi mamá seguía tejiendo en su máquina, era temporada de inicio de clases, y todavía tenía muchos suéteres por terminar, así que no tuve problema con entrar con Nancy, la acomodé sobre mi cama, pero pensé que le podría hacer su propia cama, busqué una caja que se ajustara a su tamaño y comencé a hacerla, me gustó el resultado, después de jugar un rato con ella, la acosté en su cama y me fui a buscar algo para cenar, mi mamá seguía tejiendo, me serví un poco de cereal con leche y me fui a acostar.

Antes de dormirme le di un beso a Nancy, le dije que soñara con los angelitos, me sorprendí porque tuve la sensación de que ella me entendía, me pareció que giraba su cabeza hacia donde me encontraba, incluso, le hice una pregunta, ¿Nancy, acaso me entiendes? Obviamente no obtuve respuesta alguna, pero ya eran muchas coincidencias las que me habían pasado, pensé en estar atenta durante la noche, aunque creo que eso no iba a ser posible, porque pronto me quedé profundamente dormida, y me olvidé que iba a vigilar la muñeca.

No supe a qué hora de la noche comencé a escuchar una melodía, tardé unos segundos en tratar de despertar, el ruido apenas era audible, pero el silencio de la noche permitió que fuera posible escuchar la canción, me quedé por unos segundos acostada, tratando de encontrar el origen del sonido, después se quedó todo en silencio, me costó un poco de trabajo poder conciliar de nuevo el sueño, por un rato estuve despierta acostada en mi cama, comenzaba a quedarme dormida, cuando de nuevo escuché la misma canción, en esta ocasión, me di cuenta que el ruido venía de mi habitación, no hice ningún movimiento, me quedé acostada cubierta con mi cobija.

De pronto, oí unos ruidos, como si anduviera una rata o una cucaracha dentro de mi cuarto, me dio temor porque le tenía fobia a las cucarachas, tan sólo de pensar que hubiera una de ellas dentro de mi habitación, me daban escalofríos, estaba a punto de encender la lámpara, cuando vi una pequeña silueta que se movía hacia la ventana, no era mucha la luz que se filtraba a través del cristal, porque no había luna llena sólo alcanzaba a entrar un poco del alumbrado público, fue lo suficiente para ver a mi muñeca parada en el borde de la ventana, como si se estuviera asomando hacia la calle, se encontraba de espaldas, fue por lo que no se dio cuenta que me tapé la boca para no gritar.

Nancy estuvo por unos minutos parada en la ventana, después se deslizó a través de la cortina y se fue hacia mi cama, comencé a sentir cuando ella caminó sobre mi cuerpo, después se quedó viéndome dormir, fueron los segundos más largos que tuve, enseguida, Nancy se bajó y se acomodó de nuevo en la cama que le hice.

El resto de la noche ya no me pude dormir, me urgía que amaneciera y poder decirle a mi mamá lo que había sucedido, cualquier sonido que escuchaba pensaba que se trataba de la muñeca, pero eran ruidos que provenían del exterior, en cuanto vi que el alba comenzaba a dar muestras de su presencia, suspiré aliviada, empecé a escuchar el ruido de los trastes cuando mi mamá los lavaba, me levanté con rapidez, evitando ver a Nancy.

Era mi mamá la que estaba lavando los trastes, cuando me vio me preguntó si me encontraba bien, ya que siempre le costaba mucho trabajo levantarme, no sabía cómo decirle lo de la muñeca, porque ya me había advertido que no jugara con ella, mi mamá me hizo muchas preguntas, qué me había sucedido, si me caí de la cama, y comentarios de ese tipo, estaba a punto de decirle cuando entró mi hermano, le dijo que se sentía muy mal, que le dolía la cabeza, mi mamá le tocó la frente, le dijo que tenía fiebre, y se fue con él a su habitación a ponerle el termómetro.

No supe si fueron mis nervios los que me traicionaron, pero alcancé a ver de reojo como si alguien corriera por el pasillo, iba ir revisar de qué se trataba, aunque el miedo no me permitió hacerlo, escuché más ruidos, de repente brinqué porque sentí que tocaron mi hombro, era mi mamá que venía de atender a mi hermano, me dijo que no iría a la escuela porque estaba con temperatura y vómito, lo más seguro era que traía una infección en el estómago, me preguntó por qué me había asustado tanto, le dije todo lo que ocurrió con la muñeca.

Cuando terminé de decirle los detalles mi madre se enojó mucho, me comentó que ya me había advertido que no jugara con Nancy, pero no le hice caso, le pregunté si también a ella le había ocurrido lo mismo, mi mamá se me acercó, puso su rostro muy cerca del mío, lo único que me respondió fue que esa muñeca tenía que desaparecer, ya lo había intentado hacer cuando era niña, y ahora se me aparecía a mí.

Tenía tantas preguntas que hacerle a mi mamá, aunque sólo le pude hacer una, ¿cómo había llegado Nancy a sus manos? Por lo que sabía, mi abuelita desconocía su existencia, mi mamá no respondió, se limitó a decirme que Nancy tenía que irse de la casa, fue en búsqueda de la muñeca, se encontraba en la cama que le había hecho, la puso dentro de una bolsa negra de plástico, me dijo que la acompañara, pensé que la llevaría a la casa de mi abuelita, pero pasamos de largo su casa, nos fuimos al templo de la colonia, que se encontraba a dos cuadras de nuestra vivienda, el padre se preparaba para dar la misa de siete de la mañana.

Mi madre tocó en la sacristía, se escuchó una voz que nos permitía el paso, mi mamá le explicó al padre lo que ocurría con la muñeca, él lo tomó muy a la ligera, porque sonrió y nos dijo que si podíamos esperarlo a que terminara la misa, con gusto podía bendecir la muñeca.

Nos quedamos hasta que terminó la misa, era la primera vez que le ponía atención a lo que el sacerdote decía, mi único interés era que Dios nos ayudara, cuando el padre terminó la misa, nos llamó para que fuéramos de nuevo a la sacristía, tenía el acetre con agua bendita, le pidió a mi mamá que sacara la muñeca, con el hisopo comenzó a mojarla con el agua, mientras decía unas oraciones, era como si tratara de expulsar el demonio de la muñeca.

Nancy no tuvo ninguna reacción, sólo escuché de nuevo la misma melodía que oí en la madrugada, cuando mi mamá le revisó la espalda y abrió el mecanismo que traía, se encontraba vacío, no tenía pilas, mi mamá se lo mostró al padre, él asintió, después le dijo algo a mi mamá de manera muy discreta, porque no alcancé a escuchar lo que le decía.

Después que salimos de la iglesia, mi mamá me dijo que ya no jugaría con Nancy, la tiraría a la basura, me dolió mucho hacerlo, aunque en esta ocasión, mi mamá tenía razón, fuimos a un contenedor que estaba enfrente de la iglesia, amarró la bolsa con un nudo y la aventó dentro del bote.

Me fui decepcionada de lo que había sucedido, mi mamá me dijo que tampoco iría a la escuela, ya era tarde y no alcanzaría a llegar, así que aquel día no asistí a clases, le dije a mi mamá que quería estar con mi abuelita, ella no tuvo objeción, me dejó afuera de su casa.

Cuando llegué con mi abuelita no me pude contener, me puse a llorar, le conté todo lo sucedido, mi abuelita me dijo que no estuviera triste, ella me compraría otra muñeca, quizás no igual a Nancy, porque lo más seguro era que ya no las fabricaban, pero me buscaría una muy parecida.

Aquel día me quedé en casa de la abuela hasta en la noche, me fui a mi casa para dormir, me sentía muy cansada, ni siquiera quise cenar, me fui directo a mi habitación, me quedé dormida enseguida, hasta que de nuevo la misma melodía me despertó, esta vez salté de inmediato en la cama, sabía que se trataba de Nancy, encendí la luz, aunque no la pude ver por ningún lado, sólo seguía escuchando la canción, iba a decirle a mi mamá lo que sucedía, pero ella ya la había escuchado, me comentó que no era tan fácil deshacerse de Nancy, me dijo que me fuera a dormir a su cuarto, me acomodé en su cama, mientras seguíamos escuchando el sonido.

Era como si Nancy estuviera caminando por toda la casa, porque distinguía que el sonido de la melodía venía de distintos lados de la casa, luego comenzamos a escuchar más ruidos, comenzó a escucharse que encendieron la televisión, mi mamá despertó a mi padre, le dijo que Nancy había regresado, mi papá se levantó somnoliento y comenzó a buscarla por todas partes de la casa, me pareció que él sabía de qué se trataba.

Por más que mi padre buscó por toda la casa, no la pudo encontrar, pero a la noche siguiente, cuando todo estaba en completo silencio y bajo la oscuridad, de nuevo comenzábamos a escuchar la misma melodía, era una melodía con pocas notas, pero era un sonido muy perturbador.

Ya no iba a dormir a mi cuarto, mi papá metió un sofá a su habitación, y me quedaba a dormir en el mismo cuarto de ellos, mi mamá fue a preguntarle a mi abuelita si a ella no le había ocurrido nada extraño con la muñeca, mi abuelita se sorprendió mucho cuando mi mamá le hizo esa pregunta, le dijo que yo la había llevado a su casa, de inmediato le comenté a mi abuelita que yo no lo había hecho, ella nos pidió que la siguiéramos, nos mostró a Nancy recostada sobre su cama, ahora con un vestido azul que le había tejido.

Mi mamá de inmediato le dijo que esa muñeca no podía estar ahí, cuando le explicó todo lo sucedido, mi abuelita se cubrió su boca, tratando de evitar un comentario, en ese momento nos dijo que ella había escuchado ruidos en la noche, pero nunca pensó que se tratara de Nancy.

Mi mamá le dijo a mi abuelita que no sabía qué hacer con Nancy, ya había intentado hacer todo lo que estaba a su alcance, sin conseguir nada, incluso, esa muñeca me había encontrado, mi abuelita le preguntó a mi mamá cómo fue que la obtuvo, porque ella nunca le compró una, mi mamá le respondió que fue un regalo que le hizo una amiga, ahora se daba cuenta que lo único que hizo aquella amiga, fue heredar la maldición de la muñeca, porque cuando se la regaló le dijo que no le comentara a nadie, fue por lo que nunca se lo dijo a mi abuelita.

Desde un principio que la tuvo comenzaron a suceder hechos raros con la muñeca, por lo que la metió en su empaque y trató de deshacerse de ella, aunque se daba cuenta que nada sirvió, la única manera de hacerlo era obsequiarla a otra niña, sin embargo, ella no haría lo mismo que le hicieron, tenía que buscar otra forma de deshacerse de ella.

Mi abuelita le sugirió a mi mamá ir con una amiga de ella, esa persona sabía de remedios y curaciones con medicina tradicional, quizás las podía ayudar, de inmediato tomamos a Nancy y fuimos con la amiga de mi abuelita, mi mamá pidió un taxi, no se encontraba tan lejos, pero era importante hacerlo lo más rápido posible. Mientras estábamos en el auto de alquiler, agarré a Nancy para verla con detenimiento, parecía tan inofensiva, aunque de repente vi cómo se extendió su boca para sonreír, la aventé al piso del auto, mi mamá me preguntó qué sucedía, le dije casi llorando que la muñeca me había sonreído, vi cómo se burlaba el chofer, aunque no me importó, mi mamá y mi abuelita sí sabían la verdad.

La amiga de mi abuelita ya nos estaba esperando, porque previamente ella le había hablado por teléfono, en cuanto ingresamos a la casa de la señora, ella nos dijo que habíamos hecho lo correcto, se había transferido una maldición a través de la muñeca, se hizo todo un ritual para conseguir algo a cambio, la maldición pasaría a cada dueño que la tuviera, ella iba intentar romper el conjuro, aunque no sabía si podía lograrlo, porque desde que entramos a su casa, sintió toda la energía negativa que tenía la muñeca.

La amiga de mi abuelita le preguntó por qué me habían llevado, era muy chica, por mi edad podía poner en riesgo mi espíritu, mi abuelita le dijo que fui yo quien encontró la muñeca, ella dijo que estaba bien, pero que me mantuviera alejada del ritual, sólo necesitaba un objeto personal, mi madre me dijo que le diera mi cadena con la medalla de la virgen de Guadalupe.

Las tres entraron a un cuarto que estaba hasta el fondo, me quedé en la sala de espera, había varias sillas para que las personas pudieran permanecer sentadas, me puse a observar cada uno de los objetos que servían para protección, y para muchas cosas más, era temprano y no habían más personas en el lugar, por lo que pude caminar por todos lados, sin que nadie me dijera nada.

Hubo un instante en que me quedé viendo un espejo muy antiguo, me hizo recordar el espejo de Blancanieves, mientras miraba cada uno de sus detalles, no percibí que había alguien en mi espalda, hasta que escuché el susurro de unas palabras que no entendí, pero la melodía era la misma que cada noche escuché, al ver a través del espejo, pude ver a Nancy, que se encontraba detrás de mí, grité asustada, enseguida salieron mi abuelita, su amiga y mi madre, les dije que acababa de ver a la muñeca, les apunté con mi mano el espejo, la amiga de mi abuelita dijo que era parte del ritual, ya que nuevamente se había transferido la maldición, así que no se iba a dar por vencida tan fácil.

La señora dijo que lo mejor era que dejáramos a Nancy en su poder, ella se encargaría de hacer un ritual a diario para mantenerla sin que ocasionara un daño, nos dio un amuleto a cada una, nos fuimos de la casa de la señora con la idea de que todo iba a estar bien, aunque tenía duda de que realmente pudiera funcionar lo que nos dijo, porque Nancy se me había aparecido. Las siguientes noches seguí durmiendo en el cuarto de mis padres, hasta que fui adquiriendo confianza, después de unas semanas me pude ir a dormir a mi habitación, no me volvieron a pasar situaciones extrañas, a excepción que en sueños escuchaba aquella melodía que me daba tanto miedo.

Autor: Adriana Cuevas

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