Intercambio Historia De terror 2023

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Intercambio Historia De terror 2023

Intercambio, Historia De terror… Visitar al abuelo era una de mis cosas preferidas pues él nos solía contar aquellas historias de su juventud, una de mis anécdotas preferidas era escuchar el trabajo que tuvo el longevo cuya trama nos contaba acerca de la construcción de las vías en en el estado de Veracruz, mismas que reclutaban a varios hombres para trabajar en ellas.

Claramente era una labor muy pesada y riesgosa, pues se debían cargar materiales en grandes cantidades que muchos no soportaban pues era una zona montañosa y alta, lo cual dificultaba cada vez más el trabajo de estos obreros que en su mayoría eran campesinos en búsqueda de un sustento económico.

Mario era mejor amigo de mi abuelo, se conocían desde la infancia y habían compartido muchos momentos juntos, pues literalmente ya eran de la familia y aunque mi abuelo dudaba en ir a algo tan riesgoso, su amigo lo convenció para partir pues el trabajo de campo era mal pagado y habían vivido momentos duros económicamente, así que los dos decidieron ir a trabajar a la construcción de vías para volver juntos a casa y sentirse más en confianza en el ambiente laboral.

El abuelo nos contaba que a pesar de ir en camino algo no le parecía, pues cuando él tiene una mala corazonada siempre suceden cosas, sin embargo, partieron al viaje directo a la construcción.

Llegando al lugar se pudieron percatar que eran muchos trabajadores lo cual era bueno pues entre más personas sería menos pesado poder avanzar y así poder ir pronto a casa.

El abuelo nos decía cómo Mario fue separado del el y enviado a otra área, así que no era posible verse mucho en el día, no obstante, todo marchaba bien hasta que el ingeniero Carlos dio la orden de evacuar el área a exención del grupo de Mario el cual se conformada de aproximadamente quince hombres, todos provenientes de distintos lugares, edades y condición social.

Nadie comprendía realmente lo que sucedía, pero hicieron caso a las instrucciones, así que minutos después se escuchó a lo lejos una fuerte explosión la cual a pesar de la altura se pudieron percatar cómo alguien había colocado una bomba y asimismo esta había derrumbado parte del área de construcción.

Aquel joven que había marchado junto con su mejor amigo no lo podía creer, pues Mario se encontraba en ese lugar, así que todos los trabajadores se dirigieron a ofrecer ayuda y evacuar a los lesionados, sin embargo había sido demasiado tarde, pues estos ya habían sido aplastados cruelmente por los materiales montañosos.

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Mario había muerto, Mario y muchas personas lo habían hecho, habían perdido la vida en un terrible accidente.

¿Cómo daría la noticia a su familia el abuelo? ¿Ya nunca volvería a ver a su fiel amigo?

Lo único que podía percibirse en aquel lugar era la desgracia y la sangre por doquier, así que algunas personas sin dudarlo dos veces tomaron sus pertenencias y huyeron de aquel lugar, sin embargo, aquel suceso tenia una explicación.

Se dice en las grandes leyendas que el diablo pide al encargado de cualquier construcción varias almas a cambio del permiso de construir en algún lugar, es por ello que el personal e ingenieros tenían el acuerdo de contratar a personas del campo para que no tuvieran problemas legales por la vida de los familiares y aunque claramente se tenía contemplado un ingreso para las familias que habían perdido a su familiar en aquel “accidente” no se comparaba con la desgracia que había sucedido.

El abuelo no tenía cara para volver al pueblo así de repente, tenía que pensar en algo para que no le doliera a la familia de Mario, así que decidió quedarse más días en aquel lugar, esperando tener respuesta o al menos una idea de lo que haría volviendo al pueblo.

En cambio, desde la primera noche de aquel accidente ya se escuchaban los lamentos de los difuntos, tema lo cual inquietaba a los trabajadores, pues ellos sabían que se trataba de aquellas almas perdidas enterradas en búsqueda de la salvación.

Aquellos quejidos eran indescriptibles, algo que incluso se sentía en la propia piel, en el ser y principalmente sentimiento, pues no había nada que hacer, todos sabían que en aquella gran e innovadora construcción se encontraba la vida de muchos hombres que fueron asesinados injustamente.

Fue ahí donde el abuelo trató de acercarse aquella noche al lugar de los hechos, pero nos cuenta cómo era imposible mantenerse mucho tiempo ahí pues el olor a descomposición era tan fuerte que causaba unas inmensas ganas de volver el estómago, al igual que la vibra en ese momento ya se sentía pesada, era como si alguien ingresara a un cementerio con años de historias atrás.

Quizá esa velada fue una de las más largas de su vida, llena de arrepentimiento del porqué aceptaron aquel empleo, del porque fue Mario y no el o quizá alguien mas.

Comenzó a salir el sol y aquel joven partió solo hacia su pueblo, fueron largas horas de camino hasta que llegó a su hogar, cuyo resultado era su familia ansiosa esperándolo pues estaba muy preocupada, pero él aún no comprendía el motivo, pues mi abuela lo recibió con los brazos abiertos preguntando porque no se había regresado la noche anterior con Mario.

Todo empezó a tornarse confuso, pues era evidente que Mario nunca llegaría, pero fue ahí donde la abuela le explicó que su buen amigo los visitó una noche anterior, diciéndoles que el abuelo se había perdido en el camino pero que no se preocuparan que se regresaría a buscarlo para que este llegara con bien.

Al momento de contar lo sucedido, todos pensaban que era una broma pues habían visto y escuchado con sus propios ojos a Mario la noche anterior, sin embargo lo único que el abuelo pudo rescatar de él, fue una cadenita que portaba a todos lados, fue así que creyeron en aquella desgracia que había sucedido, pero aquel acontecimiento les seguía pareciendo extraño y difícil de creer pues todos se cuestionaban si era posible la idea de que una persona que ya ha fallecido pueda volver a despedirse o dejar un mensaje.

Quizá Mario volvió a su tierra y a su familia por última vez, ya que no quería pasar sus últimos momentos en aquel espantoso lugar, quizá solo fue imaginación de su familia o quizá las dos opciones son certeras, nunca lo supimos pero sabíamos que el alma de Mario había vuelto al pueblo y no sabíamos si era para quedarse o descansar.

Su familia claramente quedó destrozada, pues la noticia seguía sin cuadrarles, sin embargo buscaron hacer justicia metiendo demandas a la compañía de construcción de lo cual solo obtuvieron muy poco dinero.

Han pasado ya 40 años desde aquel suceso, pero el abuelo lo cuenta como si hubiera sido ayer y aunque él ya está viejo y suele olvidarse de muchas cosas, nos cuenta cómo en las madrugadas continúa escuchando a su fiel amigo quejándose por aquel terrible accidente, el nunca supo si es producto de su imaginación pero jura y perjura que es algo real, que su amigo decidió andar en pena en el pueblo a quedarse en aquel lugar donde sucedió su muerte.

No obstante, no solo el suele escucharlo, si no también sus hijos y familiares que aún después de tantos años no logran superar su muerte.

Así que cada verano que visitamos al abuelo fijo mi mirada en aquella zona montañosa llena de vías donde pasa el tren y me recuerda que aún existen varias almas en pena en búsqueda del descanso eterno, pues estas quedaron enterradas bajo las piedras y escombros de esa gran construcción.

Este tipo de historias son muy comunes, pues existen múltiples casos donde los sujetos encargados de construcciones grandes e importantes buscan a personas para intercambiar sus almas por los permisos de trabajo, quizá muchas personas a lo largo de los años han perdido la vida así, muchas familias han quedado desamparadas, sin embargo aquellas almas continúan sueltas buscando una salida o al menos inmensas en qué siguen existiendo y formando parte de nosotros los vivos.

El abuelo es muy viejo, pero este tipo de historias hace que marque un nuevo comienzo a las generaciones que dudan en que las almas de las personas rondan por doquier, principalmente en aquellos pueblos llenos de misterio, anécdotas y relatos reales que la gente puede contar.

Los maquinistas ferroviarios que pasan por aquella ruta, aseguran que suelen ver a cualquier hora del día varías sombras de trabajadores cargando materiales y cosas de construcción o inclusive se escucha como escarban, martillan y trabajan en esa vía, sin embargo eso ya suele ser algo normal para ellos pues desde la construcción de este y aunque nunca ha vuelto a pasar algún accidente en aquel lugar las locomotoras al pasar por esa área suelen fallar y causar ruidos un poco alarmantes para quien maneja el tren en ese momento.

Quizá aquella frase de “un arquitecto o ingeniero  debe bautizar con sangre una construcción” cada vez es más real pues resta práctica de enterrar vivos a los trabajadores se ha hecho presente en muchas partes del país, y aunque Mario no pudo salvar ni su vida ni su alma, algunos otros son buscados entre los más profundos escombros para ser enterrados en un lugar digno y así ofrecerles el descanso eterno.

El abuelo explica que al parecer esa es la única forma de salvar su alma, así que sin más el cada que relata esa frase se arrepiente de no haber llevado el cuerpo de su buen amigo a su pueblo y así poder enterrarlo junto a sus familiares o al menos poder visitarlo y llorarle en el panteón del rancho.

Finalmente, el abuelo ya no volvió más a dedicarse a construcciones, prefirió quedarse en el pueblo a trabajar en el campo y aunque el sueldo era muy poco y la producción muy escasa, sabía que él estaría a salvo en su hogar y lugar de origen y no siendo engañado por aquellas personas que cambiaron el alma de su amigo al diablo…

Autor: Andrea Lezama

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