Juntos Hasta La Eternidad Historia De Terror 2022

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Juntos Hasta La Eternidad Historia De Terror 2022

Juntos hasta la eternidad, historia de terror… Este acontecimiento extraño que me sucedió hace tiempo había preferido olvidarlo, sin embargo, el regresar de nuevo a ese lugar hizo que mi memoria reviviera esos momentos.

Todo inició con una leyenda, que se creó a través del paso de los años en esta parte de la ciudad.
Anteriormente, cuando Guadalajara era una ciudad pequeña, el pueblo del que les cuento estaba separado de ella, con el paso del tiempo, esta creció y mi pueblo constituyó una “colonia” pegada a la ciudad, pero las tradiciones y las costumbres continuaron, aunque la cotidianidad de lo citadino ha intentado terminar con esa forma de vida.

Mi padre fue el primero que me contó esta historia, cuando yo era una adolescente, en ese momento, no le tomé la importancia necesaria al relato que él me hacía, recuerdo un poco que me platicaba con entusiasmo, así como con miedo, el hecho de que hubieran cambiado el panteón a las afueras del pueblo.

Por lo general, he escuchado que en diversos lugares, cuando las ciudades o los pueblos eran pequeños, el panteón se encontraba ubicado a un lado de la iglesia, en la parte del centro, posteriormente, con el crecimiento de las poblaciones las autoridades deciden trasladar los panteones a otro lugar.

En lo particular, me parecía un hecho de lo más normal que movieran un cementerio a otro lugar, incluso, en Guadalajara.

En la ciudad que actualmente vivo, el panteón de Mezquitán lo dividieron en dos partes para poder crear una avenida importante; nunca me había puesto a pensar, que el remover cada uno de los restos de los fallecidos constituye un trabajo complejo, y si de paso, no hay un familiar que se responsabilice de los restos, todo se vuelve más difícil.

Les comparto esta parte porque eso fue precisamente lo que ocurrió en mi pueblo, cuando comenzó a crecer y este se confundía con la ciudad, el presidente municipal dijo que era necesario cambiar de lugar el cementerio, ya que no era pertinente que estuviera en un lugar tan céntrico, al principio, las personas no estuvieron de acuerdo con esta determinación, pero lo terminaron aceptando.

Hubo un arduo trabajo en abrir cada una de las sepulturas, exhumar los cadáveres y trasladarlos a otro lugar.
Un hecho que sorprendió a los pobladores de ese lugar, fue que al momento de exhumar los restos, en dos de las tumbas, los cadáveres se encontraban inmaculados, sin ningún rastro de putrefacción y deterioro de los mismos.

La sorpresa fue enorme, ya que de todos los cuerpos, a los que se había realizado el cambio del espacio, su estado era deplorable, como es común en un cadáver.

Juntos Hasta La Eternidad Historia De Terror

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Al principio, se recurrió al sacerdote de la comunidad, para que él expresara su punto de vista respecto a los dos cuerpos, se creyó que se podían considerar como santos, por su estado permanente de conservación.

El sacerdote acudió al lugar para examinarlos con detenimiento, pero él dio la negativa para realizar las acciones pertinentes para considerarlos santos; en realidad, mi padre no me pudo decir cuál fue el motivo principal, por el cual, el presbítero del lugar no consideró necesario realizar los trámites para su canonización.

Pero comenzaron a suceder hechos extraños alrededor de los dos cadáveres, después de que los cambiaron al otro extremo del pueblo, en el nuevo lugar del panteón, las tumbas se encontraron removidas, parecía como si alguien hubiera escarbado para sacar los cuerpos.

Cuando los trabajadores del panteón se dieron cuenta de lo sucedido, de inmediato acudieron a las autoridades para establecer los hechos, en un inicio, se creyó que algunas personas del poblado, al darse cuenta que los cuerpos de los cadáveres se encontraban en su estado original, habían decidido conservarlos en otro lugar.

Este hecho me pareció por demás escalofriante, ¿quién se atreve a remover unos cadáveres por la noche?
Se comenzó a indagar con todos los pobladores del lugar, para saber que había acontecido con este hecho.

Estaban reunidos alrededor de la iglesia la mayor parte de los lugareños, cuando, de pronto, alguien gritó y dijo que ya los habían encontrado; los cadáveres estaban en sus sepulturas originales, al parecer, alguien los había regresado a su primera tumba.

Las autoridades comenzaron con las indagaciones pertinentes para encontrar a los

culpables, así como los motivos que los llevaron a realizar dichas acciones; de nuevo se trasladaron los restos a sus tumbas removidas y se olvidaron del asunto, sin embargo, con el paso de los días otra vez continuó el mismo suceso.

En dicho acontecimiento hubo un cambio, las dos tumbas se encontraban removidas, pero sus cuerpos permanecían en el mismo lugar.

Una persona del pueblo comentó que al menos ya los cuerpos no los habían cambiado de lugar, sólo se encontraron indicios de que habían hurgado en las tumbas.

Una vez más se acudió con el párroco del lugar, para que él fuera a bendecir las tumbas y diera los avisos pertinentes al final de la misa, a fin de que ya nadie abriera esas dos tumbas, y esas almas pudieran descansar en paz.

Esa vez que el sacerdote expuso los motivos por los cuales no se dejaba descansar a las almas, insistió a los feligreses que ya no tuvieran esa curiosidad de ver los cuerpos incorruptos que, al parecer, eran el de una mujer y un niño.

Al final de la misa, una anciana de aspecto amable se acercó al sacerdote, le dijo que quizás lo que estaba ocurriendo no era producto de acciones humanas, sino de algo inexplicable.

El párroco le pidió que le contara un poco más al respecto, ya que la anciana, sabía algo de esos dos cuerpos.

En efecto, ella comenzó a decirle que ella había conocido a la mujer fallecida, su nombre era Remedios, la anciana le dijo al sacerdote que quizás lo ocurrido se podía deber a que había una relación entre la mujer difunta y el niño.

El sacerdote le dijo que más tarde él iría a su casa, para que le contara con detalles todo lo sucedido a esa mujer.
En cuanto tuvo oportunidad el sacerdote fue a la casa de la anciana, ésta le dijo que Remedios había sido una mujer muy sola, ella fue la mayor de una familia numerosa y se casó cuando ya no era muy joven, porque le dedicó tiempo a la crianza de sus hermanos, pero también le comentó que por ser una persona tan introvertida, le llevó mucho tiempo encontrar un esposo.

Después de casarse ella quiso ser madre, sin embargo, no lo consiguió, quizás porque ya no tenía la edad, o también porque tenía algún problema físico que se lo impidió, pero para la época sólo se acudía a la partera, para que ella le diera remedios para que quedara encinta.

Remedios probó de todo lo que le decía la partera, después de varios tratamientos logró quedar embarazada, a ella se le veía que no cabía de la emoción, conforme fue creciendo su vientre, se preparó para la llegada del nuevo ser, pero antes de llegar a término, el embarazo tuvo complicaciones, ella comenzó a sangrar y se le rompió la fuente antes de tiempo.

La partera hizo todo lo que estuvo a su alcance para salvar a la criatura, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, quizás con el equipo y los medicamentos necesarios, se hubiera podido salvar al bebé, pero en el pueblo y en esa época fue prácticamente imposible.

Remedios estuvo muy grave porque ella le pidió a la partera que mejor salvara a su hijo, pero la mujer prefirió darle prioridad a Remedios.

Después de que quedó fuera de peligro, a ella se le veía muy poco, sólo para hacer los mandados indispensables, se volvió taciturna y callada.

Remedios sabía que tenía el tiempo en su contra, no podía esperar más para volver a embarazarse, de nuevo lo intentó y quedó encinta por segunda vez, en esta ocasión, ni siquiera se le alcanzó a abultar el vientre, cuando de nuevo perdió a su bebé.

Cada día ella se sumía en un mar de tristeza que se le notaba desde lejos.

Así lo intentó por varias ocasiones, hasta que la misma partera le dijo que no podía exponer su cuerpo de esa manera, ya que cada aborto espontáneo que tenía, la hacían perder mucha sangre y su cuerpo se debilitaba, además ni siquiera esperaba mucho tiempo para poder embarazarse de nuevo.

La partera le dijo que lo ideal era que se resignara a no tener más hijos, ya que su cuerpo se había acostumbrado a expulsar el producto, y sería muy difícil que a estas alturas pudiera retenerlo.

Remedios hizo lo que la partera le dijo, pero su rostro cambió con esa noticia, se le veía más triste de lo normal, ya no intentó quedar embarazada de nuevo.

Con el paso del tiempo se le veía más resignada y más normal; en una ocasión, llegó al pueblo un matrimonio joven con varios hijos, estos se fueron a vivir enfrente de la casa de Remedios, los niños eran varios y el salario insuficiente para sostener a esa familia numerosa recién llegada, con frecuencia, uno de sus hijos menores, Chuy, se enfermaba y sus padres no tenían los recursos necesarios para atenderlo médicamente.

Remedios al ver la situación tan complicada que tenía esa familia comenzó a apoyarlos, primero, con despensa y después con un poco de dinero; ella le ayudaba mucho a la crianza y el cuidado de Chuy, ya que era el que más cuidados necesitaba, y su madre no tenía el tiempo para atenderlo.

Con el transcurso de los días se le veía a Remedios y al pequeño Chuy casi siempre juntos, se estableció entre ellos un vínculo que muy pronto se dio cuenta su madre, a ella no le gustó ver que era reemplazada por otra mujer; fue así como el matrimonio decidió mudarse a otro lugar, no se fueron del pueblo, pero sí del otro lado del mismo, para evitar que Remedios siguiera criando a Chuy.

Al principio, ella iba a verlo hasta el otro lado del pueblo, después, quiso mudarse a vivir cerca de ellos.

Todos le decían que ese niño no era de ella, que era mejor dejarlo ir, sin embargo, Remedios argumentaba que Chuyito necesitaba muchos cuidados, debido a su enfermedad, y si ella no lo atendía era muy posible que él pudiera morir, esa era la razón principal por la que Remedios se preocupaba tanto por Chuy, además, de que le había tomado tanto cariño, como si ese pequeño fuera su hijo de verdad.

No pasó mucho tiempo en que Chuyito comenzó a agravarse por su enfermedad, como era de esperarse, Remedios le pidió encarecidamente a su mamá que le permitiera cuidarlo, de mala gana su madre la dejó entrar y cuidar del niño.

Chuy no logró mejorar, de manera paulatina se le fue extinguiendo su vida, hasta que un día amaneció muerto; un día antes Remedios había estado con él, le había dado sus medicamentos y los cuidados necesarios, pero la enfermedad de Chuy le devoró el cuerpo y terminó con su vida.

En el pueblo se hablaba de ella como la segunda madre de Chuy, cuando se realizó el acto funeral no se sabía quién sufría más por la pérdida.

Después de que se terminó el funeral, por varios días no se le volvió a ver a Remedios, parecía como si ya no viviera en esa casa; un día salió y se le veía diferente, más delgada, con una extrema palidez y vestida completamente de negro.

Según dicen las personas del pueblo, que la vieron meterse en la casa del curandero, el que hace curaciones malignas; desde la muerte de Chuyito ella ya no volvió a ser la misma, se volvió retraída, ausente y poco amigable, hablaba muy poco con la gente del pueblo, y sólo salía para hacer sus compras más esenciales.

En el pueblo comenzó el rumor de que Remedios andaba metida en cosas malignas, porque todos los días iba a la tumba de Chuy y recogía tierra, para después ponerla en una bolsa y llevársela, las malas lenguas dicen que ella quería establecer un encuentro con el niño, en el que la única manera era haciéndolo con brujería.

Con el paso de los días, sin lograr su cometido, Remedios se frustró mucho, porque no conseguía mantener un contacto con el pequeño Chuy y el más allá, muchos dicen que ella perdió la razón desde el momento en que ya no pudo estar cerca del niño, otros creen que Remedios se suicidó para conseguir estar cerca de Chuy, lo que sí es cierto, es que a partir de que ella murió, comenzaron a suceder sucesos inexplicables.

Durante el proceso de su funeral poca gente acudió a él, ya que en la última etapa de la vida de Remedios, ella se convirtió en una persona huraña y apartada.

A ella le molestaba cualquier interacción posible con las personas, eso originó que poca gente asistiera a su entierro, pero los pocos que fueron comenzaron a decir que, quizás Remedios sí había conseguido a través de la brujería conseguir contactar a Chuyito, porque ella dejó muy claro antes de su muerte, que no quería que nadie hiciera ningún rezo alrededor de su cadáver y mucho menos que la llevaran a misa de cuerpo presente.

El pueblo siempre se caracterizó por sus tradiciones y costumbres de muchos años, el hecho de que Remedios se rehusara a recibir la última bendición, antes de ser sepultada, dio mucho que pensar, pero se respetó su última voluntad, se hicieron todos los trámites pertinentes para sepultarla lo más pronto posible.

Los pocos que fueron al cementerio, cuentan que mientras depositaban el ataúd dentro de la fosa, comenzó un aire muy fuerte, el cual, arrebató los sombreros a los hombres y a las mujeres el velo negro con el que cubrían su cabeza.

Algunos dicen que fue en ese instante en que ella logró cristalizar el conjuro que había hecho en vida, con la finalidad de estar por siempre cerca de Chuy, de cierta manera se convirtió en una bruja que consagró su alma a la magia negra.

Lo extraño de este acontecimiento, es que, al menos se cree, que cuando un cadáver no se corrompe es porque tuvo una vida digna, tanto, como para considerarse santo; quizás por el niño sí, pero por Remedios pues no lo sé, la cuestión es que después de que ella murió comenzaron a suceder acontecimientos que antes no pasaban.

El primero, fue el de las tumbas removidas, después empezaron a escucharse voces en el cementerio, en el momento en que el sol se ocultaba y las sombras comenzaban a penetrar en el panteón, si uno pasaba por afuera de él, se alcanzaban a escuchar murmullos, como si alguien estuviera conversando, incluso, una vez en que yo pasé cerca de la entrada, porque había ido a buscar a la costurera, y como se había cambiado de donde vivía, no me quedó más remedio que pasar por ahí, con claridad escuché las risas de un niño, de un pequeño que estaba jugando y se divertía mucho.

Esa vez, volteé para todos lados para saber si el sonido venía del otro lado de la calle, pero esta se encontraba solitaria, no había ningún pequeño por ningún lado, ya no me quedé a averiguar de dónde provenían esos murmullos.

Como era de esperarse, la verdadera madre de Chuyito, no sólo cargaba con la pena de la muerte del pequeño, sino que también, cuando comenzó a correrse el rumor de que el alma de Chuyito no estaba descansando, ella se sobrepuso a su dolor, mandó que sellaran la tumba con una lápida de cemento, la cual, quedó más que reforzada, también puso un cristo grande con la oración del ángel de la guarda.

La pobre mujer pensó que al realizar esta acción podría mantener cautivo el espíritu de su hijo, así como el descanso eterno.

No se sabe con certeza qué fue lo que sucedió, lo que es cierto, es que llovió muy fuerte, como hacía mucho tiempo no pasaba, incluso, se desbordó el río que pasa por atrás del poblado.

Durante la mayor parte de la noche hubo tormenta eléctrica con un fuerte aguacero, por la madrugada, hubo un relámpago del lado donde se encuentra el cementerio, que iluminó por unos instantes esa parte del pueblo, después se escuchó el estruendo de un rayo que cayó muy cerca.

Hay quienes dicen que cuando llueve de esta manera, es porque se encuentran desatadas las fuerzas malignas, que si volteas a ver al cielo, se alcanza a distinguir una serpiente que se forma con la misma agua de la lluvia, es el significado de que lo maligno está suelto.

Cuando eso sucede, es necesario hincarse a rezar para que esas energías se disuelvan, con un cuchillo hacer la señal de la cruz, según mi padre, eso fue lo que hicieron y poco a poco la tormenta comenzó a tomar calma, hasta que se convirtió en una suave llovizna.

Lo extraño de este suceso es que la tumba de Chuyito sufrió un resquebrajamiento, casi justo a la mitad de la lápida se fracturó, quedando una grieta que atravesaba de lado a lado la tumba, además, el cristo que tenía quedó tirado en el piso, junto con la inscripción del ángel de la guarda.

Al día siguiente, al amanecer, los pobladores salieron para ver los daños ocasionados por tan fuerte tormenta, hubo casas que se inundaron, por lo caudaloso del río, pero no se registró ningún acontecimiento mayor, lo extraño, fue cómo quedó la tumba de Chuyito, incluso, un árbol que se encontraba cerca se cayó; la mayoría de los pobladores coincidieron en que ese fue el lugar en el que cayó el rayo más fuerte, por lo que alcanzó a dañar la tumba.

Hay quienes comenzaron a decir que todo lo sucedido fue hecho por Remedios, al no poder penetrar en la tumba de Chuyito, hizo todo lo posible por encontrar un pequeño lugar por el cual poder ingresar.

Quizás cierto o quizás no, dicen que la grieta que se formó en la lápida sirvió para que a través de ella se pudiera meter o salir Remedios, la cosa fue que después de esa tormenta no se volvió a tener otra igual, y es que la madre de Chuyito ya no hizo nada por arreglar la tumba, ella prefirió dejarla así.

Un día, mi madre me mandó que fuera a la casa de doña Leonor, la curandera, por unas hierbas para la gripe, siempre mi mamá acudía con esa señora porque le gustaba quedarse a platicar con ella, pero en esa ocasión no se sentía bien, así que me pidió de favor que lo hiciera yo, no me agradó la idea de que me pidiera eso y, no porque no quisiera ayudarla, sino porque la casa de esa mujer se encontraba del otro lado del pueblo, para llegar a ella, era necesario pasar por el cementerio.

Pasé de largo por el panteón sin detenerme, este se encontraba desolado porque ya estaban a punto de cerrarlo,

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A mi regreso vi que la reja de la entrada ya estaba cerrada con una cadena y un candado, me detuve por un instante para recordar la historia que me contó mi padre, me disponía a retirarme cuando escuché la voz de una mujer, no pude entender lo que decía, volteé para todos lados y no vi a nadie, decidí alejarme del lugar, en eso vi que una sombra corría entre las tumbas, me quedé paralizada sin saber qué hacer o qué pensar, me apresuré a irme, pero antes sentí una fuerza que me empujó hacia la reja de la entrada, por unos segundos no me pude mover, enseguida quedé libre y me alejé a toda prisa.

No sé qué fue ese extraño acontecimiento que me pasó, pero desde aquella vez dejé de pasar por el panteón, y de decir que no creía en la historia de Remedios y Chuyito, no me volvió a pasar nada después de esa ocasión, sin embargo, todavía algunos habitantes dicen que en cuanto cierran el cementerio se empieza a escuchar las risas de un pequeño.

Autor: Ana Bécquer

Derechos Reservados.

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Historias de Terror