El Chillido De Los Muertos 2023

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El Chillido De Los Muertos 2023

El Chillido De Los Muertos… Esta es una de esas historias que contamos reunidos en familia y nos sorprendió a todos por todo lo que mi Madre se aguantó todo el tiempo.

Cabe mencionar que procuraré no mencionar sus nombres para resguardar su seguridad, el lugar donde se lleva a cabo los eventos es el mismo por si alguien desea investigar, solo se cambiaron algunos detalles.

En épocas decembrinas, nos reunimos solamente los miembros de nuestra familia a platicar de cualquier tema, mientras cenábamos comenzamos a platicar historias de terror y suspenso y cuando llegó el turno de mi Madre no creíamos lo que nos contó y lo que más nos convenció fue que mi abuelo quien estaba allí nos comentó que el también paso por esto acompañado de mi Madre y que le tocó vivir parte de esto, por ello aseguraba que todo era verdad.

Mi Madre creció en un poblado cercano a un área de conservación natural llamado Río Frio, muy seguido la gente buscaba un lugar donde pudiera ir a descansar y acampar en medio de la naturaleza y como se trataba de un lugar muy apartado de la civilización llegaba mucha gente el fin de semana, pero todo cambió cuando un día se perdieron un par de jóvenes y no los volvieron a ver más.

Se dice que se internaron en el monte y se perdieron, existen rumores de que algún animal se los pudo haber comido pero ya tiene bastante que no se veían animales salvajes cerca de allí.

Pero lo que mi Madre nos llegó a contar es que en el poblado en el que ella vivía había una casa antigua y abandonada, en la cual se llegó a ver que alguien con el rostro desfigurado por las noches metía bultos allí, se decía que dos de esos bultos se trataba de los jóvenes perdidos, pero nadie en el pueblo se atrevía a investigar por miedo de que les pasara algo y al final de cuentas solo se trataban de cuentos de terror que usaba nuestra abuela para dormir a los niños con los cuales amenazaban a los más traviesos diciéndoles que el señor del bulto los recogería y los dejaría allí.

Cierto día cuando mi Madre comenzó a regresarse sola desde la escuela a la casa tomó un atajo para llegar más rápido a casa, hacia un poco de aire, ella se sentía tranquila caminando por ese lugar cuando a un lado de ella alguien le dijo “Hola”, claramente se escuchó como si una persona estuviera parada a su costado y le hablara al oído, mi Madre se desconcertó y miró a su alrededor, respondió el saludo, pero no vio a nadie.

No quiso quedarse por mucho rato a averiguar de quien se trataba pues ya le habían dicho que no estuviera sola por los senderos del monte debido a que alguna persona con malas intenciones podía hacerle algún daño.

Los días pasaron y a mi Madre se le olvidó por lo que paso antes y nuevamente tomó el mismo atajo de antes y escuchó que ahora le decían “Ayúdame”.

Ella se detuvo, estaba muy segura de lo que escuchó así que buscó alrededor y preguntó en voz alta en que podía ayudarles pensando en que se encontraba alguien cerca pero nuevamente la voz ahora de otra persona le dijo “Luz”. Mi Madre se desconcertó pues ahora se trataba de una mujer quien le hablaba y logró identificar de donde provenía, se apartó del sendero y se adentró un poco a la maleza del monte y detrás los árboles se dio cuenta de que se encontraba muy cerca de la casa abandonada de la que su Madre les contaba por las noches.

Mi madre tuvo una extraña sensación de que estaba escuchando a los muertitos hablarle, así que se retiró de allí rápidamente y se fue corriendo hacia la casa para contarle a su Padres.

Le prohibieron tomar nuevamente el atajo y menos que se estuviera desviando del camino, aun así, su Padre le comentó que la acompañaría para cerciorarse de que no hubiera algo de qué preocuparse, decidieron que saldrían a la mañana siguiente a inspeccionar el lugar.

Esa noche mientras mi Madre dormía su cama se movió, esto provocó que despertara pensando que su Padre se había sentado en la orilla para despertarla y cuando abrió los ojos se encontró con alguien sentado en la esquina de la cama, parecía ser que algo le dolía pues estaba encorvado, mi Madre en su inocencia preguntó si se encontraba bien pero aquel bulto respondió con un Abrupto NO, aquel sujeto se desapareció, ella se tapó con las cobijas hasta la cabeza y comenzó a orar pero aún tenía la sensación de que alguien estaba allí.

Escuchaba una respiración muy fuerte sobre ella a través de las cobijas, se destapó un poco y se dio cuenta de que no había nadie sentado a la orilla, así que un poco más tranquila se quitó todo de encima pero justo frente a ella había una persona flotando de manera horizontal observándola, era un anciano el cual abrió la boca y le pidió Luz.

Mi Madre se volvió a cubrir, pero algo le jalo sus cobijas desde los pies dejándola sin nada que usara para esconderse, así que se puso la almohada sobre la cabeza y rezo más fuerte.

Cuando menos lo pensó ya se había quedado dormida.

A la madrugada siguiente la cobija la tenía nuevamente sobre ella, todo aparentó ser que se trató de una pesadilla debido a estar pensando tanto en ese tema.

Se dio cuenta de que eran las seis de la mañana en punto así que decidió prepararle algo a su Padre para el desayuno, pero al salir de su recamara sintió un escalofrió que recorrió todo su cuerpo, tardo uno segundos en recuperar el aliento, la energía de su cuerpo disminuyó en un parpadeo en cuanto salió de su habitación, aun así, tenía que bajar a la cocina para preparar el café y un par de emparedados para ellos.

Mientras que lo estaba preparando tenía una sensación inquietante en su espalda, podía sentir la presencia de que alguien estaba parado detrás de ella, se dio cuenta de ello debido a que su sombra se veía más grande, no quería voltear hacia atrás y ver algo allí de lo cual se arrepentiría.

Quiso hablarle a su Padre, pero las palabras no le salían, incluso sentía que se estaba ahogando y el aire le faltaba.

Y cuando estuvo a punto de llorar se escucharon los pasos de alguien que bajaba las escaleras, se trataba de su Padre quien al entrar saludó a mi Madre y la liberó de ese trance, fue una sensación repentina la que sintió que volvió a respirar de forma normal.

Su Padre le preguntó si se encontraba bien y ella muy asustada le comentó lo que le acababa de suceder, él le comentó que esas cosas se generaban por que todo era provocación por el cansancio en nuestros cuerpos, si ella había pasado una mala noche era muy seguro que este tipo de cosas le pasarían.

Salieron de la casa antes de las siete y cuando atravesaron la cochera mi Madre volvió a sentir ese escalofrió de la cocina, miró a su alrededor pues comenzó a escuchar que alguien se quejaba, fue un sonido fuerte y triste a la vez. Sonó igual a un chillido, corrió hasta con su Padre y lo abrazo.

Cuando llegaron al atajo que tomaba mi Madre, el sol apenas estaba calentando el monte, se quedaron un rato en silencio esperando escuchar algo, mi Madre aún tenía los nervios destrozados por lo que había pasado en la mañana y cuando parecía ser que no pasaría nada los dos escucharon la palabra “Ayuda”.

El Chillido De Los Muertos

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Mi Madre le señalo a su Padre el lugar de donde había encontrado la casa así que se adentraron a la maleza para llegar a la casa. Un olor putrefacto se percibía alrededor, su Padre le comentó que le esperara apartado de la casa y el investigaría el lugar.

Mi Madre comenzó a escuchar con más intensidad las voces de más personas que le pedían ayuda, repetían nombres e incluso algunos gritaban insultos, ella mantenía los ojos cerrados con mucha fuerza e intentaba repasar sus oraciones en la cabeza y en eso sintió una fuerte sacudida en sus hombros, abrió los ojos y su Padre la observaba.

Le preguntó si se encontraba bien y ella le dijo que si pero que ahora escuchaba las voces con mucha más fuerza. Él le dijo que era necesario que buscaran ayuda pues había algo muy malo dentro de esa casa.

Esa tarde decenas de patullas policiacas y personal del ejército arribaron al poblado, descubrieron a varias personas desaparecidas sin vida en el lugar, muchos de ellos tenían meses y otros poco que recién los habían agregado a la pila de gente. A mi Madre, sus Padres le prohibieron pasar por ese lugar nuevamente y que mejor se regresara junto con compañeros de la escuela o esperar a que pasara su Madre por ella.

Pasó un tiempo para que las cosas se tranquilizaran, pero para mi Madre no fue así, por las noches y desde que fueron encontrados todos los cuerpos, ella recibía la visita de alguien, le pedían ayuda y no sabía cómo brindárselas además no tenían idea de cómo decirles a sus Padres o si era necesario buscar quien le apoyara, esto ya la estaba superando.

Llegó el fin de semana y el Sacerdote que acudía a la comunidad a celebrar misa regresaría después de un periodo de ausencia. Cuando concluyó la ceremonia fue el sacerdote el que se acercó a mi Madre y le pidió hablar con ella. Él le comentó que desde que llegó al pueblo se dio cuenta de que había algo diferente en el ambiente, ahora él podía escuchar a más gente hablar por el viento y le platicaban de mi Madre.

El sacerdote le comentó que se llevara todas las veladoras que pudiera de la capilla, él se las regalaba para que fuera a prenderlas al sendero donde escuchó las voces por primera vez. Un poco más animada mi Madre y sabiendo que podía hacer algo se llevó todas las veladoras para realizar lo que le comentó el Sacerdote.

Ya por la tarde,un día mi Madre llegó al sendero y se sentó a la sombra de un árbol y comenzó a encender cada una de las veladoras, de pronto escuchó las voces de siempre, el nombre de un tal Alex se repetía en sus oídos, no sabía porque y entonces le llegó una sensación similar a la que vivió la ocasión pasada en la cochera, alguien estaba parado detrás suyo y le dijo con una dulce voz…”Yo soy Alex”, de pronto esa presión espiritual que cargaba se esfumo y mi Madre tuvo un gran alivio, parecía ser que fue él quien la contactó.

Una a una de las veladoras fue encendida hasta que terminó con las treinta que traía.

El aire en varias ocasiones las apagaba y ella las volvía a encender, pero se dio cuenta que no era aire sino más bien las animas que se acercaban por su luz. Llegó a oscurecer y lejos de sentir miedo ella se sintió libre y satisfecha.

Desde en ese entonces mi madre dice que, si cree que existe otra vida distinta a la que llevamos nosotros, que hay otras dimensiones y que tal vez nosotros somos la fuente para ayudarles a vivir en ese espacio y que ellos necesitan de nuestra presencia.

Autor: Mario Franco Corrales                    Lengua de Brujo

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