El Diablo En La Morgue 2022

El Diablo En La Morgue 2022

El diablo en la morgue… Trabajo en una empresa dedicada a servicios funerarios. Soy administrativo, no trabajo directamente con cadáveres, al menos no de una manera física, sin embargo, en ciertas ocasiones me ha tocado hacer de todo, desde apoyar con el traslado, hasta trabajar con los maquillistas.

Siempre he creído, que un buen líder no es el que sabe mandar, sino el que apoya y sabe cómo son las condiciones de sus trabajadores.

La siguiente historia, les puedo asegurar que es real, pues no solo yo la presencié, sino el resto del equipo que se encontraba laborando por aquel entonces.

Sucedió durante un tiempo en que aumentaron los casos de muertes por un brote de una enfermedad, fue muy doloroso para muchas personas, mientras que para nosotros el trabajo nos llegó en oleadas y si a eso le añadimos que no contábamos con mucho personal, todos teníamos que colaborar para que el trabajo saliera en tiempo y forma.

Fue una temporada medio desesperante, siempre teníamos que realizar tiempos extras. Se dio el caso de que tuve que acompañar al chofer a recoger dos cuerpos a la morgue, en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses.

El Diablo En La Morgue

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Entregamos el papeleo y nos pusimos en marcha a la casa funeraria.

No me gusta ser supersticioso, pero durante todo el camino todo salió mal, chocamos un par de veces, si bien no fue nada grave, sí nos quitó tiempo.

También vimos varios accidentes graves durante el camino. Fueron tantas las cosas que ocurrieron de vuelta, que el chofer y yo comenzamos a hacer bromas, acerca de que los cuerpos que cargábamos estaban malditos.

Total que nos retrasamos mucho en llegar al edificio y cuando llegamos, nos encontramos con que la maquillista salió de urgencia, porque su esposo había enfermado, esto sumaba otra cosa que salía mal ese día.

Tuvimos que llamarle a una chica que tenía poco de trabajar con nosotros y aunque no tenía mucha experiencia, era talentosa en el arte de hacer menos espantosos los cadáveres.

La chica se llamaba Mayra, era muy trabajadora, así que cuando le llamamos, no se negó y en menos de quince minutos ya estaba en el edificio.

Ni habíamos visto los cadáveres, los metimos con todo y bolsa a los refrigeradores.
Llegó el momento de ver en qué estado se encontraban.

Uno no estaba tan deteriorado, mientras que otro, estaba ya en muy avanzada descomposición, por lo regular cuando los cuerpos están así, es preferible cremarlos, sin embargo, la familia que solicitó el servicio, nos dio una buena suma de dinero para que dejáramos el cuerpo presentable, eran muy religiosos y creían que los cuerpos cremados no alcanzarían la resurrección.

Mayra me hizo saber que sería muy difícil mejorar la apariencia del cuerpo, sobre todo de la cara.
Yo le dije que hiciera lo que pudiera y que al terminar habría un buen bono extra, aparte de lo que ya estaba ganando por horas extras.

Dejé a Mayra trabajando sola, mientras le pedí al chofer que fuéramos a comprar algo para cenar.

No tardamos ni media hora en llegar, cuando encontramos a Mayra en la entrada de la sala de velaciones, se veía muy nerviosa.

De inmediato le pregunté que era lo que ocurría, ella me miró y después negó con la cabeza, mientras decía que no pasaba nada, pero que no quería estar sola en la sala de embalsamamiento.

Nos ofrecimos a acompañarla, una secretaria, el chofer y yo. La sala de embalsamamiento se encuentra en una segunda planta.

No tardamos en darnos cuenta del porque, el estado nervioso de Mayra.

Había una especie de aura negativa que rodeaba a ese cuerpo, no podías arrimarte, sin que sintieras escalofríos.

Cuando suelo sentirme nervioso, tiendo a hablar demasiado rápido, como si intentara encubrir mi miedo. Y aunque intenté hacer esto para calmar a los demás, me resultó al contrario, todos se contagiaron de mi nerviosismo.

Al poco rato, todos comenzamos a escuchar ruidos en el edificio. Como si alguien estuviera bajando y subiendo las escaleras corriendo.
En repetidas ocasiones salimos de la sala, para ver qué pasaba, solo para comprobar que en los pasillos no había ni un alma, además esa noche no se encontraba gente en la capilla de velaciones.

Revisamos cada habitación en el edificio, sin encontrar nada.
Mayra continuaba su trabajo, mas, a causa de su enorme nerviosismo, iba mucho más lento de lo habitual.

Yo aún tenía trabajo que hacer, así que le pedí al chofer, que se quedara otro rato con Mayra, en cuanto terminara unas cuentas, les prometí volver.

Quería también dejar a la secretaria, sin embargo, no podía quedarse, la necesitaba para hacer el trabajo de contabilidad.

Pensé que en mi oficina estaría libre de espantos, pero estaba muy equivocado.

Comenzamos a escuchar sonidos en una trampilla que usamos para los desechos de papelería, al principio creímos que eran ratas, pero el sonido era aún más grande, como si hubiera un perro atorado, cosa que era imposible, pues el tamaño del conducto, es muy pequeño, un perro no cabría por allí, sin embargo, escuchábamos como arañaban y caminaban dentro.

Intentamos ignorar el sonido y seguir trabajando.
De pronto, escuchamos a Mayra gritar, rápidamente acudimos con ella.

Al llegar, ella no podía hablar, solo nos señalaba en dirección a una ventana.

Nos acercamos a ver, pero no vimos nada, estábamos en la segunda planta, y mirando hacia abajo, la calle estaba vacía, algo que también era extraño, pues nuestra ubicación es muy céntrica.

Noté que ya no estaba el chofer, le pregunte a Mayra que había pasado con él, pero seguía sin poder hablar.
Le llamé al celular, pero no me contesto. Entonces revise mi bandeja de WhatsApp, el número del chofer se encontraba en línea.

De pronto Mayra recupero el habla. Nos dijo que vio al diablo asomarse por la ventana.

La secretaria dijo de inmediato, que algo muy raro estaba ocurriendo, yo en cambio intenté tranquilizarlas, para esto les dije que se tomaran un descanso, quizás el trabajo nos estaba afectando, todavía no acababa de decir eso cuando algo apareció en la ventana, no afuera sino adentro, como adherido al cristal.

No sabría de qué manera describirlo correctamente, era como si de repente apareciera una pintura dentro del vidrio en la ventana, mostraba unos ojos horribles sin color, largos cuernos y una sonrisa que reflejaba pura perversidad.

En ese momento las cosas se empezaron a poner muy mal en la sala de embalsamamiento, para empezar, el cuerpo en el que estaba trabajando Mayra, adquirió la forma de una sonrisa, muy parecida a la de la aparición que estaba en la ventana.

El cristal de la ventana comenzó a chillar, parecía que se rompería en cualquier momento, en seguida comencé a escuchar, como si el cuerpo que estaba en la plancha producía una risa sorda, pensé que solo era mi imaginación, sin embargo, todos dijeron estar escuchando lo mismo que yo.

Lo único que se me ocurrió, fue comenzar a rezar en voz alta, enseguida se me unieron los demás sin que se los pidiera. Solamente así, pudimos detener esa aparición.
Nos quedamos con Mayra hasta que termino el trabajo, mientras ella continuaba, nosotros rezábamos.

Cuando terminamos, no lograba contactar al chofer, se me hacia rarísimo que se desapareciera así como así, llevaba muchos años trabajando con nosotros y en todo ese tiempo, jamás tuvimos un problema.

Como a la sexta llamada me contestó. Me dijo que lo sentía mucho, pero no podía seguir trabajando en la entrega de ese cuerpo, había visto el mismo demonio que nosotros en la ventana y de ninguna manera quería acercarse al cuerpo.

Tuve que llamarle a otro trabajador y ya entre los dos fuimos a entregar el cuerpo.

En el velorio había muy poca gente, eran muy extraños, no quisieron recibirnos los cirios, ni la cruz, solo se quedaron con las flores.

Afortunadamente, después de que se entregó el cuerpo, ya no volvimos a experimentar algo tan pesado, sí han ocurrido cosas raras, pero no tan intensas como aquella vez.

Platicando con varias personas de la empresa, me he dado cuenta, que la mayoría cree, que ese hombre tenía un pacto con el diablo y fue a causa de esto, que el demonio visitó la sala de embalsamamiento, pues se lo quería llevar.

Fue muy extraño todo, también la familia, quien sabe si practicaban alguna especie de culto satánico o algo así.

Autor: Mauricio Farfan

Derechos Reservados.

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