El Funeral 2022
El funeral… Hace un par de años una prima de mi esposo falleció en un accidente automovilístico.
Fue un momento difícil porque él la quería como si fuera su hermana, se habían criado en la misma casa así que de niños se hacían bromas pesadas y la verdad es que aún de adultos.
Era evidente que tenían personalidades muy similares, él fue quien le enseñó a conducir y ella le enseñó a tocar la guitarra, el padre de ella murió cuando era niña así que siempre que tenía algún problema recurría a mi esposo.
Fue él quien la alentó a que estudiara para ser azafata y aunque con este trabajo la veíamos menos seguido ella siempre sacaba algún tiempo para pasar a visitarnos. Una noche mi esposo recibió una llamada, era su prima, acababa de llegar de un viaje y pensaba ir a nuestra casa, aunque se sentía cansada tenía algo urgente que contarle.
Mi esposo le preguntó si estaba bien o que si prefería que él fuera a recogerla al aeropuerto, pero ella le dijo que no era necesario, había dejado su auto guardado en un espacio que la aerolínea para la que trabajaba tenía en el aeropuerto, sin embargo él le dijo que si quería, fuera a descansar y nosotros podíamos invitarla a comer ese fin de semana.
Ella lo pensó y le dijo que luego le avisaría.
Esa noche no volvió a llamarlo ni escribirle así que pensamos que al fin había decidido ir a descansar, hasta la mañana siguiente cuando supimos del accidente.
En la sala de velación, noté que mi esposo no se había acercado al féretro, me acerqué a él para preguntarle si quería que lo acompañara a verla, pero me dijo que lo haría después, no se sentía preparado para verla así.
En ese momento mientras me estaba hablando enmudeció de repente, tenía la mirada puesta en la entrada de la sala de velación, le pregunte qué estaba mirando, me preguntó si no veía nada en el marco de la entrada, pero allí no había nada.
Dijo que creía haber visto algo, no me dijo qué, pero se sentía muy cansado así que decidimos irnos y regresar al otro día para la ceremonia y el entierro.
Esa noche soñé con el ataúd y cuando quería acercarme para ver a la prima de mi esposo, me daba cuenta que el féretro estaba vació, después miraba a mi alrededor y me daba cuenta que estaba completamente sola, intentaba gritar pero la voz no salía de mi garganta.
Entonces me desperté sobresaltada y noté que mi esposo no estaba en la cama, escuché algo, eran las cuerdas de una guitarra, pero sin afinar, el sonido era cortado, me levanté y fui hacia la sala, allí en uno de los sillones estaba sentado mi esposo con la guitarra en la mano.
Le pregunté qué hacía tocando a esa hora de la madrugada, pero cuando no me contestó nada me acerqué más y fue cuando noté que tenía los ojos a medio cerrar, no agarraba de todo el instrumento y más que sentado estaba como recostado, pasé mis manos en frente de su cara y entonces entendí que seguía dormido, ya en una ocasión se había levantado dormido de la cama, pero no había andado más de dos pasos antes de regresar a acostarse y cómo no había vuelto a pasar, no fue algo a lo que le pusimos mucha atención.
Ésta vez era diferente, no solamente había caminado, estaba allí tocando la guitarra de manera errática y aunque no abría la boca era como si estuviese tarareando una canción.
Me quedé allí sin saber que hacer, ya había escuchado alguna vez que a los sonámbulos no se les puede despertar, así que decidí esperar un poco y después de un par de minutos dejó de tocar, soltó la guitarra que yo alcancé a agarrar justo antes de que cayera al suelo, pensé en despertarlo en ese momento,
pero no fui capaz, lo cubrí con una cobija y decidí dejarlo descansar allí.
En la mañana al despertar me preguntó cómo había llegado a la sala, entonces lo conté lo que había pasado durante la noche, él se veía bastante sorprendido, me dijo que lo de su prima lo había afectado mucho, me contó que había soñado con ella.
Estaban en la sala tocando canciones viejas y en un momento ella lo había detenido para decirle que tenía que contarle algo muy importante, pero entonces cuando quería hablar, las palabras no salían de su boca y por más que él le insistía en que le hablara, ella no podía.
Después de contarme el sueño me confesó que el día anterior en la sala de velación se había quedado en silencio porque estaba seguro de que por un segundo su prima había pasado por en frente de la puerta, yo estaba muy preocupada por lo que él me estaba diciendo, pero intenté mantener la calma y le dije que era normal sentir que veíamos a nuestros seres queridos cuando fallecían, era porque los extrañábamos, él estuvo de acuerdo conmigo y me dijo que mejor nos arregláramos para salir al entierro.
Mientras terminaba de peinarme frente al espejo que estaba en nuestra habitación entró mi esposo, se había puesto su traje pero no lograba enderezar el nudo de la corbata, entonces me levanté para ayudarle.
En ese momento me dijo que no se sentía bien y que tal vez era mejor no ir, pero antes de que yo pudiera contestarle el espejo se rompió de la nada, ni un solo pedazo cayó al suelo, todos quedaron amontonados entre el marco, nos quedamos inmóviles por un instante, no había explicación alguna de lo que acababa de ocurrir, al fin mi esposo dijo algo sobre la vibración del metro que pasaba por allí y pensó que lo mejor era salir de una vez.
Estando en el velorio para despedirnos de la prima de mi esposo y verla una última vez, nos acercamos al ataúd de madera que tenía una puertita en la parte de arriba para que a través de un vidrió se pudiera ver el rostro del difunto.
El Funeral
En el momento en que mi esposo se acercó y empezó como a susurrar para despedirse de ella el cristal se reventó y todos los vidrios salieron hacía afuera.
Era como si hubiese sido quebrado desde adentro, recuerdo que después de cubrirme para que los trozos de vidrio no me lastimaran, mire inmediatamente el cuerpo de la prima de mi esposo, pero seguía intacto, quienes vieron lo que ocurrió no podían explicarlo, pero por cortesía nadie dijo nada hasta que pasó el funeral.
Después del funeral yo pensaba que esos sucesos extraños que nos habían ocurrido habían acabado, pero no fue así.
Una semana después del accidente mientras dormía, sentí que mi esposo se levantaba, cuando lo miré me di cuenta que se había puesto de pie junto a la cama pero viendo hacía la pared, encendí la luz de la lámpara de la mesa de noche, lo vi otra vez con sus ojos entrecerrados, dormido, pero estaba susurrando, al principio parecía que se estaba riendo, como si estuviera feliz, entonces de un momento a otro su respiración empezó a agitarse.
Hacía ruidos como si estuviese intentando gritar pero con la boca cerrada, yo intenté acercarme y de repente él se despertó, estaba asustado y desorientado, parecía haber tenido una pesadilla, pero me dijo que no lograba recordar qué estaba soñando, esa noche decidimos que era el momento de buscar algún tipo de ayuda.
Fuimos a un médico, primero a un neurólogo y luego a un psicólogo, empezó a ir a terapia porque le dijeron que a veces el sonambulismo puede ser una reacción a un estado emocional y por un tiempo todo pareció mejorar, aunque no podíamos explicar el episodio del espejo y la funeraria, empezamos a dormir mucho mejor.
Un día yo estaba sola en el departamento, mi esposo había salido a verse con unos amigos, ya había oscurecido y yo iba hacia la habitación, entonces cuando apagué la luz de la sala vi una silueta en el sillón, fueron un par de segundos pero estoy segura que vi a la prima de mi esposo sentada allí en la sala del departamento.
En un segundo sentí como se me bajó la tensión, encendí la luz de nuevo pero no había nada, estaba sola, busqué por toda la casa, estaba segura de que no había sido mi imaginación y en cuanto llegó mi esposo le conté lo que había sucedido.
La verdad era que yo no esperaba que me creyera porque en su lugar no sé si yo hubiese podido creer algo así, pero él no estaba sorprendido, me confesó que desde el día que la vio en la sala de velación, ya la había visto sentada en nuestra sala pero no me había contado porque no quería asustarme.
Para ese momento yo empecé a pensar que tal vez ella estaba tratando de decirnos algo, era evidente que había algo que la mantenía atada a este mundo con nosotros, no sabíamos que hacer, lo primero que pensé fue en contactar a un médium o a algún brujo, pero mi esposo no estaba convencido.
Al día siguiente mi esposo me llamó del trabajo para decirme que tenía una idea, había contactado a un viejo amigo de la escuela que ahora era sacerdote, me dijo que confiaba plenamente en él, así que le había contado lo que nos estaba ocurriendo y su amigo había aceptado ir esa misma noche.
El sacerdote cenó con nosotros ese día, después estuvo preguntándonos cosas sobre lo que habíamos visto, nos dijo que a veces es muy difícil para las almas irse al otro mundo y además cuando mueren seres queridos a veces somos nosotros mismos quienes no los dejamos irse.
Nos aconsejó que hiciéramos una oración y le pidió sobre todo a mi esposo que intentara aceptar la muerte de su prima, después nos pidió ir a la sala y tomarnos de las manos, dijo unas palabras y rezamos por unos minutos, antes de irse nos dijo que si necesitábamos que fuera otro día no dudáramos en contactarlo de nuevo.
Después de esa noche continuamos viendo cosas extrañas, pero cada vez con menos frecuencia y aunque siempre pensé que debía haber una razón por la que ella seguía con nosotros, he terminado por aceptar que algunas cosas no tienen explicación.
Autor: Luna
Derechos Reservados.
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