La Cruz De Madera Historia De Terror 2023

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La Cruz De Madera Historia De Terror 2023

La Cruz De Madera Historia De Terror… Esto me pasó hace algunos años, en aquel entonces tenía dieciséis. Mis papás decidieron que nos fuéramos de vacaciones a la casa de mis tías, las hermanas de mi mamá.

Ellas vivían en Morelos, en un poblado muy cercano al volcán. Era ya como una tradición estar con ellas en las navidades y años nuevos. Me gustaba ir mucho, sobre todo la última semana que era cuando llegaba la feria.

El día que nos fuimos al pueblo, me subí feliz al autobús de saber que pronto vería a mis tías y primos. El camino en ese entonces era muy largo, no había autopista, fueron casi tres horas de carretera.

Mi mamá me despertó, el autobús ya se había estacionado en la terminal del pueblo. Nos apresuraron para que recogiéramos nuestras maletas.

Yo creo que desde que llegué presentí que algo muy malo iba a pasar. Fue una sensación muy extraña que no puedo explicar bien, pero apenas bajé del autobús, empecé a sentir mucha angustia en mi pecho como si me faltara el aire, y empecé a sentir muchas ganas de querer llorar, y de la nada empecé a temblar como si hiciera mucho frío, yo sentí que me estaba congelando, a pesar de que era una tarde con mucho sol.

Fue solo hasta que mi papá me gritó para que le ayudara con las demás maletas que me distraje.

Mis tías se pusieron muy contentas al vernos, no pararon de abrazarnos y besarnos a todos. Bajamos el resto del equipaje del carro de alquiler y nos metimos todos a la casa. Pero apenas entramos, sin ni siquiera haberme quitado la mochila de la espalda, que me subo corriendo como un loco las escaleras hacía el cuarto donde dormiríamos, para ser el primero en escoger la cama de arriba de la litera, que era la que más me gustaba, mi hermana también empezó a correr como loca detrás de mí, era nuestro juego.

Pero yo fui el primero en entrar a la recámara y me subí rápido en la litera, mi hermana entró unos segundos después de mí, me miró sobre la cama que también le gustaba a ella, y ya nomás hizo su gesto de enojada, dio media vuelta y salió de la habitación azotando la puerta.

Yo había ganado otra vez, me quité la mochila y empecé a sacar mis cosas para que ya nadie la ocupara, entonces me bajé de la cama y caminé hacía la puerta para regresar con mis papás y mis tías, pero justo en ese momento, la cruz de madera que estaba colgada a un costado de la litera en medio de la pared, empezó a moverse como si alguien lo estuviera sacudiendo con fuerza, me sorprendió, escuchaba claro como pegaba la madera contra el muro, como si alguien quisiera descolgarla y estuviera atorada del gancho.

Me quedé inmóvil sin saber qué hacer ahí parado en medio del cuarto, viendo como esa cruz brincaba sin cesar sobre la pared.

La Cruz De Madera Historia De Terror

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La verdad, si les soy sincero, no pensé en nada en ese momento, ni un solo pensamiento pasó por mi cabeza, tampoco sentí miedo, solo mucha curiosidad por saber qué o quién la estaba moviendo, pero de pronto, así como empezó a moverse dejó de golpearse contra la pared y se quedó quieta.

Yo no pude dejar de mirarla, había algo que me atrapaba y en eso intenté dar un paso para acercarme, para saber que la había sacudido todo ese tiempo, pero entonces, la cruz de madera salió volando por los aires, como si alguien la hubiera arrancado de la pared y me la hubiera aventado a mí con mucho enojo, con toda la intención de hacerme daño, iba tan rápido que apenas y alcancé a esquivarla, me pasó rozando la oreja, sentí como me cortó y siguió su camino hasta que se fue a estrellar contra la puerta de la habitación, haciéndose mil pedazos, el golpazo sonó seco y muy fuerte, yo salté del susto.

Me quedé paralizado de miedo por un momento, no me caí el veinte de lo que estaba pasando, me di la vuelta y camine hacía los restos de la cruz de madera al pie de la puerta, y entonces, en cuestión de segundos, empezó a bajar la temperatura en la habitación, y como en la estación de autobuses empecé a temblar del frío que hacía, aun así me acerqué con cierto temor a los restos de madera regados por el piso.

Me agaché dispuesto a recogerlos y agarré uno de aquellos pedazos, pero al ponerlo en mi mano, fue como si me hubieran puesto un pedazo de carbón ardiendo, escuché como se quemó mi piel al instante, por reflejo lo solté y al revisarme me di cuenta que tenía la palma de la mano roja y me ardía mucho, se me estaba empezando a formar una ampolla, me levanté rápido y empujé con el pie el resto de los pedazos de la cruz,  abrí la puerta y salí corriendo al baño, abrí una de las llaves y dejé ahí mi mano un rato bajo el chorro de agua fría, al poco tiempo empezó a bajar el ardor, busqué en el botiquín merthiolate y me puse un poco, me ardió hasta el alma.   

Regresé a la recámara y me agaché otra vez frente aquellos restos de madera, no parecían estar quemados o que estuvieran ardiendo, en ese momento no encontré una explicación lógica de lo que había sucedido.

Tan concentrado estaba mirándolos, que no me di cuenta cuando alguien se acercó detrás de mí, hasta que sentí una mano que me agarró del hombro, yo salté del susto y me volteé rápido para caer de sentón, en verdad sentí pánico, pero al girarme vi que era mi papá.

Se me quedó viendo y después miró los pedazos de madera regados en el piso y luego buscó la cruz de madera sobre el muro, hasta que finalmente me miró otra vez a mí y me preguntó extrañado: «¿qué hiciste?». Yo no supe que responderle, en verdad todavía trataba de explicarme a mí que es lo que había pasado hace un momento, pero yo creo que miró algo diferente en mi rostro, no sé si el espanto en mis ojos abiertos y sorprendidos, o la angustia en mi respiración agitada.

Ya solo movió la cabeza de lado a lado y murmuró casi para sí: «se van a enojar tus tías». Me ayudó a levantarme y se agachó para recoger los pedazos de la cruz, tomó uno y lo puso en una de sus manos, yo desesperado le lancé un manotazo para evitar que se quemara como yo, pero alcanzó a esquivarme y se me quedó mirando todavía más sorprendido, yo ya no supe que hacer, estaba tan confundido que preferí guardar silencio, porque mientras me miraba entre enojado y extrañado, con algunos pedazos de aquella madera entre sus manos, en ningún momento vi que se quejara, a él no le habían quemado la mano, no le había hecho nada, me fui para atrás y me senté en la cama de abajo de la litera.

Mi papá siguió recogiendo aquellos pedazos de madera tranquilamente como si nada, y yo por más que traté no entendía ni una pizca de lo que estaba pasando, me sentí más confundido.

Miré hacía hacia la pared, al lugar donde había estado la cruz de madera y descubrí que escurrían algunas gotas rojizas, me levanté y toqué una de aquellas con el dedo y la miré detenidamente, ¡era sangre! Fue en ese momento que caí en cuenta, que algo verdaderamente demoniaco me había querido hacer mucho daño en aquella habitación, cuando de pronto volví a brincar del susto cuando sentí la mano de mi papá que me agarraba del hombro, no opuse resistencia, me dejé guiar por él y salimos de aquella habitación, mientras bajábamos las escaleras empecé a temblar de miedo.

Al llegar a la sala, ya todos se habían acomodado en la mesa para merendar, yo estaba aterrado, pero no dije nada de lo que me había pasado hace un momento, me dirigí como autómata hacia la mesa y busqué un lugar junto a mis primos. Mi papá caminó discretamente hacia el patio trasero y sin que nadie lo viera, tiró los pedazos de la cruz de madera en el bote de la basura.

Hasta hoy en día me sigo preguntado por qué ese algo demoniaco me quería hacer daño en casa de mis tías. Mi papá nunca más me volvió a preguntar sobre lo que sucedió con aquella cruz de madera, y yo nunca le conté ni a él, ni a mí la familia, lo que pasó aquella vez.

Aún sigo visitando a mis tías, al menos una vez cada dos años, pero ya lo hago con mi esposa y mis dos hijos, es grato estar con la familia, y si por alguna razón nos tenemos que quedar para pasar la noche ahí, evitó a toda costa quedarnos en aquella habitación.

Autor: Luis Martínez Vásquez

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