Solo En Casa Historia De Terror 2024

solo-en-casa-historia-de-terror

Solo En Casa Historia De Terror 2024

Solo En Casa Historia De Terror… Esto que te cuento me pasó hace algunos años, precisamente un día de muertos, ese día solo estábamos en casa mi hermana y yo, porque mis papás se habían ido a ver a mis abuelitos y otros parientes a un pueblito de San Luis Potosí que se llama a Mexquitic.

Desde el miércoles pasado, habían aprovechado el puente de estas fechas, ya que el primero y el dos habían caído en jueves y viernes, así que estarían todo el fin semana allá con ellos y se regresarían hasta el domingo por la tarde, en realidad era como una tradición irnos cada año al pueblo de mis abuelos, pero en esta ocasión mi hermana tenía un compromiso con su novio y su familia, y yo había quedado de verme con algunos amigos de la preparatoria para irnos a una fiesta, así que en esa ocasión no quedamos en casa, mi hermana pasó gran parte de la tarde arreglándose y Eduardo, su novio llegó por ella a las seis, estuvo un rato conmigo en la sala mirando una película en la televisión mientras la esperaba, después de un poco más de media hora finalmente salió de su cuarto toda apresurada, jaló a Eduardo del sillón y se fueron, yo le eché un vistazo al reloj en la pared, apenas iban a dar las siete, yo había quedado de verme con mis amigos hasta las nueve, la idea era que le cayéramos a la casa de Daniel, uno de mis mejores amigos, quien también tenía la casa sola como yo, pero habíamos planeado la fiesta ahí porque estaba mucho más grande que el departamento de mis papás, además de que era una vivienda individual y no estaba en un cuarto piso como aquí.

Las pocas veces que intenté hacer una reunión aquí con mis amigos, los vecinos siempre terminaban quejándose por el ruido, incluso una vez hasta nos echaron a la policía, lo bueno es que mis papás se alivianaron, así que como faltaban todavía algunas horas para ver a mis amigos me acomodé en el sillón y seguí viendo la televisión, estaba tan entretenido que no me di cuenta en que momento me quedé dormido, cuando abrí los ojos todo estaba muy oscuro, si me espanté un poco, me sentí confundido, busqué mi celular sobre el brazo del sillón, eran las ocho, me levanté, me dirigí a la ventana y abrí la cortina, al parecer toda la colonia se había quedado sin luz, se veía algo tétrico ver desde aquí a todos los niños disfrazados por la calle con sus papás pidiendo dulces en los pocos negocios que seguían abiertos alumbrados por velas, en ese momento empecé a sentir mucho frío, el día había sido bastante  caluroso y solo tenía puesta una playera, me fui atientas a mi cuarto, al llegar a la puerta recordé que había dejado prendidas todas las veladoras de la ofrenda, que estaba en el pasillo junto a mi cuarto, eso me extrañó mucho porque todas estaban apagadas, tenía las ventanas cerradas y a pesar del frío que hacía no se sentía ninguna corriente de aire, antes de entrar al cuarto busqué la caja de cerillos sobre la orilla de la mesa, al pasar mis dedos sobre el mantel sentí algo viscoso y pegajoso, pensé que podían haber sido los dulces de amaranto o de azúcar que se habían deshecho, al momento no le di importancia, seguí pasando la mano sobre el mantel hasta que encontré la caja, prendí uno pero se apagó casi al instante, saqué otro y se apagó, y así estuve sacando varios que como prendían se apagaban, pensé que estaban defectuosos o húmedos, finalmente solo me quedó uno, lo saqué y lo prendí con mucho cuidado, fue entonces que al hacerle casita con mi mano para cubrirlo y prendiera, sentí como si alguien hubiera soplado sobre mi mano como intentando apagarlo.

Solo En Casa Historia De Terror

solo-en-casa-historia-de-terror
solo-en-casa-historia-de-terror

En ese momento sentí un escalofrió que me erizó hasta los cabellos, volteé a todos lados pero estaba muy oscuro, la débil luz del cerillo no alumbraba mucho, me apresuré a prender un par de veladoras antes de volver a sentir aquella sensación de que alguien le soplaba a mi mano, al alumbrarse la ofrenda me di cuenta que parte del mantel de la orilla estaba empapado con un líquido de color rojizo, pasé mis dedos nuevamente y me los acerqué a la cara, el olor me revolvió el estómago, aquello era sangre, me hice hacía atrás espantando, quién le había echado sangre a nuestra ofrenda? sacudí un poco la cabeza como para aclarar mis ideas, trataba de asimilar que estaba pasando, llegué a pensar que tal vez era una broma de mi hermana y su novio que me habían dejado antes de irse, pero casi al momento tuve que desechar esa idea, nunca en toda nuestra vida nos habíamos llevado así de pesado, incluso pensé que había sido alguno de mis amigos que tengo en el edificio, pero la pregunta era cómo se habían metido, caminé unos pasos sobre el mismo pasillo hacia el lavabo, abrí la llave y dejé corre el agua un momento, metí las manos y empecé a enjabonarme y tallarme fuerte para que se quitara la sangre, en ese momento escuché que tocaban la puerta de la sala, me apresuré a secarme y caminé hacía allá, con la luz de las veladoras se iluminaba parte de la sala y del pasillo del departamento, así que ya no tuve que irme a tientas, al fijarme por la mirilla de la puerta no pude ver nada, me esperé todavía un segundo y volví a escuchar aquellos toquidos, fueron tres, pausados, abrí lentamente la puerta pero no había nadie afuera, asomé la cabeza a ambos lados del pasillo, todo estaba muy oscuro, cerré y al darme la vuelta para regresarme a la sala, volví a escuchar aquellos tres toquidos, me molesté y me giré para abrir lo más rápido que pude la puerta y así agarrar al bromista, pero no había nadie, en ese momento sentí una brisa helada y me pareció escuchar una risa a los lejos, hasta el fondo del pasillo que no me agradó mucho, esto se estaba poniendo feo, cerré muy despacio y caminé hacia la sala, en ese momento sonó mi teléfono, era Daniel, apenas y lo escuchaba, medio entendí que la fiesta se había cancelado porque también se había quedado sin luz y había regresado antes de tiempo su familia, todavía alcancé a decirle que se viniera para acá para tomarnos una cerveza, la verdad no quería estar solo, cuando empezó a parpadear la pantalla de mi celular indicándome pila baja y se apagó por completo, pero eso no podía ser porque unas horas antes lo había cargado pensando en que estaría toda la noche afuera, molesto lo aventé sobre el sillón, y entonces volví a escuchar los tres toquidos, corrí a la puerta abrí de golpe pero ahí no había nadie, me salí al pasillo y grité que ya no estuvieran jodiéndome, pero en ese momento volví a escuchar los tres golpes, volteé a todos lados, seguía escuchándolos, fue entonces que me percaté que parecían venir de adentro del departamento, caminé despacio hacía la sala tratando de ubicar de donde provenían, al principio me pareció que era por donde estaba la ofrenda, me acerqué a unos pasos de la mesa y la contemplé con detalle, entonces me di cuenta que a cada golpe que se escuchaba la luz de la velas parecían parpadear al mismo tiempo, me asusté mucho, sentía que se me salía el corazón por la boca, sin pensarlo empecé a caminar hacia atrás alejándome de la ofrenda, y fue cuando escuché claramente los golpes detrás de mí, en la ventana de la sala, eso era imposible, estábamos en un cuarto piso, me giré y caminé hacia allá, las piernas se me doblaban del miedo, alcancé con una mano la cortina y de un tirón la abrí, fue algo aterrador, tras del vidrio había a una mujer con el rostro pálido y desfigurado, sin ojos, solo tenía unos huecos negros en la cara, del susto me hice para atrás y me tropecé con la mesita de la lámpara, me fui de espaldas sobre el piso, al caer mi cabeza se pegó muy fuerte con la esquina del sillón, todo se me oscureció y sentí que perdía la consciencia, la verdad no sé cuánto tiempo pasó, hasta que sentí que alguien me sacudían por el hombro, me costó abrir los ojos, el primer rostro que vi fue el de Daniel, traté de enderezarme, ahí estaban también Jorge y Oscar, también viejos amigos de la colonia, entre los tres me ayudaron a levantarme y a sentarme en el sillón, ya había llegado la luz, Daniel empezó a bromear sobre lo que me había tomado para estar así, al momento no les conté lo que había visto, y solo les dije que me había tropezado con la mesa de la lámpara, y que al caer me había golpeado la cabeza, entonces les pregunté cómo habían entrado, Daniel me dijo que cuando llegaron la puerta estaba toda abierta, que no se les hizo extraño y se metieron a buscarme, y fue cuando me vieron tumbado en el piso, que habían estado a punto de llamar a una ambulancia y a la policía pero que fue cuando desperté, en ese momento me sentí más repuesto y les dije a Daniel que trajera unas cervezas del refrigerador, con el pretexto de ponerme una chamarra me fui al cuarto, antes de regresarme a la sala le eché un vistazo a la ofrenda, la orilla del mantel no estaba empapado en sangre y todas las veladoras seguían prendidas, en ese momento llegué a pensar que como me había quedado dormido viendo una película de terror, había tenido esa pesadilla y que al final, del susto en mis sueños, me había caído del sillón pegándome en la cabeza, me pareció razonable la explicación y estaba a punto de darme la vuelta para regresarme con mis amigos, cuando me di cuenta que bajo la mesa de la ofrenda había regados muchos cerillos quemados por todo el piso.

Autor: Luis Martínez Vázquez

Derechos Reservados

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror