La Condena Historia De Terror 2023

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La Condena Historia De Terror 2023

La Condena, Historia De Terror… Cuando somos jóvenes solemos pensar que la vida tiene una deuda con nosotros. Cuando somos niños la mayoría de las veces la conciencia de nuestra propia existencia suele esconderse detrás del velo de la inocencia.

Algunos infantes son más afortunados que otros y suelen tener gratos recuerdos sobre esa etapa. Muchos niños crecen sin conocer la carencia ya que sus padres, abuelos o hermanos se encargan de brindarles todo lo que necesiten para que vivan cómodamente.

Las generaciones anteriores suelen dejarse la vida para mejorar las condiciones de vida de las nuevas almas que recorrerán este vasto mundo. Por supuesto que no es una regla universal hay personas que nacen en la miseria y mueren en ella…este tipo de personas lamentablemente representan a la mayoría aquí en las malditas y benditas tierras latinoamericanas.

Millones de personas han visto y seguirán viendo como sus sueños se desvanecen ante sus ojos por la falta de oportunidades o fortuna la cual difícilmente tocará a sus puertas.

Tuve la mala suerte de haber nacido primero que mi hermano y digo que esto es algo infortunado debido a que si hubiese sido varón probablemente habría tenido una mejor infancia y posiblemente una mejor vida en general.

Las mujeres en mi familia, solía decir mi abuelo que solo sirven para dos cosas: servir al hombre y engendrar vida. No estoy segura desde cuando estas ideas comenzaron a hacerme ruido y a volverse antagónicas para mí.

Pero, en cierto modo me negaba a pensar que mi vida se reduciría a solo esas dos actividades. ¿pero que podía hacer en una familia y entorno tan fuertemente apegado a sus tradiciones?

Mi madre solía lamentarse de mi nacimiento ya que a pesar de compartir el mismo género conmigo tiene muy marcadas las ideas de mi abuelo, aunque tampoco puedo ser tan dura con ella. Su pensamiento se formó de acuerdo al entorno en el que fue criada y quizá alguna vez quiso desafiar el estatus, pero, nunca tuvo el valor para hacerlo.

El matrimonio con mi padre fue arreglado por mis abuelos maternos y paternos algo que a muchos les hará ruido escuchar en estos tiempos, pero, completamente normal para la gente que creció bajo estas ideas. Cuando mi padre cumplió los dieciocho años, la edad suficiente según, mi abuelo para que un niño se convierta en un hombre comenzaban la búsqueda de una pareja para él antes de que “lo dejara el tren”.

La cuestión es que existía un problema…mi madre aún no era completamente “una mujer”, cuando mi padre era considerado todo un adulto su futura esposa tenía alrededor de ocho años.

Este inconveniente llevó a que se pactara el matrimonio entre ellos cuando mi madre cumpliera los quince años y como símbolo de garantía y respeto entre ambas familias mi abuelo prometió una yunta de bueyes a cambio de la mano de mi madre que en ese entonces apenas era una niña cuya vida había sido planeada por sus padres, es decir en un futuro a lo más que podría aspirar sería a ser una madre, una esposa y una ama de casa.

Mis abuelos maternos se comprometieron a proteger la castidad de mi madre hasta el momento en que esta fuese matrimoniada con mi padre. Algo curioso ya que en ningún momento se exigió lo mismo para mi futuro papá, pero, supongo que el valor de una yunta equivalía al precio de una mujer.

No tengo mucha idea sobre lo que hizo mi padre durante esos siete años que esperó a que su pareja fuese toda una “mujer”. Solo sé que comenzó a trabajar con el abarrotero del pueblo y se convirtió en su mano derecha.

En el cumpleaños número quince ambas familias se reunieron ya para ese entonces mi padre tenía veinticinco años. Con ayuda de mis abuelos había puesto un negocio que vendía fertilizantes, abonos, granos, semillas y otros productos para el hogar y el campo el cual estaba marchando realmente bien ya que era el único de la zona que ofrecía ese tipo de insumos.

La familia de mi madre estaba encantada con lo mucho que había prosperado su yerno y mis abuelos paternos no dejaban de chulear a la quinceañera, estaban más que conformes con lo servicial, educada y bella que se había vuelto la joven.

Sin retrasos planificaron la boda para fin de año. Sería precisamente unos días antes de navidad. Se pusieron manos a la obra, consiguieron los animales a sacrificar, planificaron el menú, reservaron la misa en la iglesia del pueblo e invitaron a todos los integrantes de ambas familias.

Hay unas cuantas fotos de aquel evento el cual mis padres atesoraron. Cuando éramos niños solíamos contemplarlas y mis padres solían contarnos alguna anécdota y nos platicaban acerca de las personas que los acompañaban.

Mi padre que se había vuelto un exitoso comerciante estaba emocionado cuando su joven esposa le contó que muy posiblemente estaba embarazada y que haría todo lo posible porque fuese un varón.

Por su parte mi padre no toleraría una falla, estaba preocupado porque la adivina del pueblo le había dicho que una maldición caería sobre su familia, motivo por el cual todos los domingos cuando iban a misa le pedía a Dios que su primer hijo fuese varón ya que si le sucedía algo podría dejar a un digno sucesor.

Durante todo el embarazo mi madre sufrió por la constante duda que azotaba a mi padre por la simple idea de que no naciera el hombre que tanto estaba esperando. Mi mamá intentaba calmarlo poniendo como ejemplo los nacimientos de sus hermanos mayores, los cuales todos hasta ella habían sido hombres por lo que todo parecía indicar que ella seguiría esta misma línea…pero, hay algunas cosas que los humanos no podemos controlar: el sexo de los bebés y la voluntad de deidades que desafían toda lógica.

Después de nueve meses nací. Antes de que me vieran por primera vez todos estaban festejando y celebrando la llegada del primogénito, pero, todo ese ambiente termino cuando la partera llamó a mi padre y en voz baja le dijo que entrara a conocer a su hijo él entró rápidamente, entusiasmado se acercó a mi madre quién me sostenía en brazos cuyo semblante pasó de amor al temor y vergüenza.

Cuando él me cargó y me vio bien, dicen, que su expresión de júbilo pasó a una de decepción y desprecio. Mi madre le pidió que la perdonara, pero, que seguía siendo su hija y su sangre corría por mis venas a lo que mi padre cuestionó a la partera cuanto tiempo le tomaría a mi madre recuperarse ya que tenían que “enmendar” el error.

Y así fue al poco tiempo que mi madre se repuso del parto y quedó nuevamente embarazada. Todos los días que podía mi padre le exigía su tan ansiado hijo. Como si fuese un reloj suizo después de los nueve meses de gestación nació mi hermano menor. Por fin el varón que tanto anhelaban mis padres.

Mi padre se volvió loco cuando él nació, invitó a todos sus amigos y conocidos los tragos en la cantina del pueblo. Alardeaba del gran hombre en que se convertiría y presumía de las maravillosas cosas que llegaría hacer cuando grande.

El amor tan enfermizo que mi padre comenzó a desarrollar por mi hermano llevó a que mi madre quedara al margen de la educación de su propio hijo.

Mi padre alegaba que si el niño se quedaba con nosotras no aprendería nada y adquiriría hábitos y modos femeninos de modo que mi madre se limitaba a alimentarlo y atenderlo como si de un noble se tratará. La comida siempre se servía en primer lugar a ellos dos, su ropa siempre tenía que estar limpia cuando la necesitaran y se le tenía prohibido ingresar a la cocina o lavar alguna prenda.

El resto del tiempo que no estaba en la escuela se lo pasaba en el negocio con mi padre ya que desde muy joven debía aprender el negocio familiar el cual heredaría cuando creciera un poco más y no solo eso, la casa y otros bienes de valor que con el tiempo mis padres habían adquirido también estaban prometidos para mi hermano.

Conforme mi hermano fue creciendo se volvió sumamente insoportable con mi madre y conmigo. No toleraba que le respondiésemos ni dijéramos algo al respecto, mi padre parecía enorgullecerse del megalómano que estaba criando.

Siempre procuro darle lo mejor, zapatos, ropa, comida él siempre gozó de un gran privilegio respecto a mí. Cuando yo tenía que ingresar a la secundaria mi padre se opuso argumentando que una mujer debe limitarse a aprender a escribir y leer con solo eso sería suficiente para encontrar un buen hombre y que este se hiciese cargo de mí y las propuestas de la gente del pueblo no faltaban debido a lo bien posicionado social y económicamente que mi padre se encontraba gracias a su negocio.

Pero, mi madre respondía que por lo menos me dejase terminar la secundaria en lo que llegaba el indicado por supuesto que mi hermano y mi padre se le echaron encima y a mi simplemente me excluyeron de la discusión como si fuese un objeto inerte y sin voluntad a expensas de lo que los patriarcas decidieran mejor para mí.

A mi hermano nunca le impusieron nada ni le exigieron tanto como a mí. No tenia que demostrar nada porque al ser el heredero y varón era suficiente para mi padre. A pesar de que solía acompañar a mi padre al negocio este no demostraba interés por el mismo, se la pasaba holgazaneando por ahí y cuando yo me daba cuenta me amenazaba para que no le dijera nada a mi padre.

Que no ayudará en casa ni en el trabajo era lo de menos tiempo después cuando comenzó a juntarse con algunos amigos que conoció en la calle comenzó a robar dinero del negocio para impresionar a sus lacayos.

Primero comenzó tomando poco dinero, pero, conforme fue creciendo la cantidad también fue aumentando. Obviamente que esas diferencias no iban a pasar por alto ante los ojos de mi padre, pero, nunca le dijo ni hizo nada. Simplemente parecía que ignoraba estas actitudes.

El día a día de mi hermano era levantarse pasado del meridiano, exigir que el almuerzo estuviera servido para esa hora, que el agua del baño estuviese caliente y su ropa bien limpia y organizada esperando que él saliera de la ducha para después irse al negocio donde solía llegar a la hora que quería y solo a saquear la caja registradora e irse a las peleas de gallos con sus amigos o algunos bares de mala muerte a veces en este pueblo y otras en las ciudades vecinas donde en ocasiones pasaba la noche y volvía de mañana a casa para dormir y repetir la rutina.

La Condena Historia De Terror

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No destacaba particularmente en nada. Era malo para los deportes, pésimo estudiante y no le gustaba trabajar con mi padre, por más que era el hijo del propietario y su responsabilidad consistía en estar detrás de un escritorio firmando algunos papeles. Lo único en lo que destacaba era en silbar.

Se le daba particularmente bien, lo hacía fuerte y melódico, aunque también podía ser bastante irritante cuando me molestaba. Sabíamos que estaba cerca porque había tomado la costumbre de hacerlo mientras andaba por ahí. Al parecer había aprendido a silbar gracias a sus amigos, quienes incluso tenían una especie de código para comunicarse entre sí.

El hecho es que los continuos robos de mi hermano hacia el negocio de mi padre llevaron a que este comenzara a marchar mal. Ya no le alcanzaba para cubrir los pagos a los proveedores y los créditos que comenzó a adquirir se empezaron a volver difíciles de pagar.

Ante esta situación a mi hermano parecía no importarle, mi padre seguía “prestándole” dinero para sus andadas, aunque las cosas no estuvieran marchando bien. Toda esta situación llevó a que pusiese de garantía nuestra casa como medida desesperada y sin siquiera notificarle a mi madre ya que muy probablemente ante tremenda decisión se hubiese opuesto.

Nos enteramos de que la casa se había ofrecido como pago de garantía una tarde en la que mi padre había salido junto con mi hermano a visitar a uno de sus proveedores para negociar, aunque tiempo después nos enteramos de que en realidad habían ido a pedir dinero prestado a mi abuelo paterno.

El hecho es que llegaron un par de hombres; llamaron a la puerta, se presentaron y pidieron hablar con el hombre de la casa. En ese momento no se encontraba nadie más que mi madre y yo.

Así que pedimos que cualquier asunto lo tratasen con mi madre o dejaran algún mensaje para mi padre. Su reacción no fue la más idónea, nos respondieron que no tenían nada que tratar con un par de mujeres a lo que mi madre respondió que si querían entonces esperasen a que mi padre volviese.

Respondieron que tenían un par de asuntos más en el pueblo y que volverían en un par de horas.

Y así fue, a la hora de la cena llegó mi padre a casa mi hermano no estaba con él y nos comentó que este se encontraba realizando un encargo para él.

Le comentamos que un par de hombres habían ido a buscarlo mientras él no estaba en casa, nos preguntó por sus nombres y cuando le respondimos mostró un poco de nerviosismo. Nos respondió que no nos preocupásemos que él se encargaría de atenderlos la próxima vez.

Mientras el cenaba llamaron a la puerta, me enviaron a abrirla y recibir a las visitas. Eran los mismos hombres que habían ido a buscarlo esa misma tarde. Preguntaron por mi padre y yo ingenuamente respondí que ya se encontraba en casa, los invité a pasar y notifiqué a mi padre de su llegada.

Mi padre se conmocionó un poco, se puso de pie y los invitó a acomodarse en la mesa. Nos pidió a mi madre y a mí que les atendiésemos y que después de eso nos retirásemos a la cocina.

Ambos hombres pidieron solo café, en cuanto servimos las tres tazas nos retiramos a la cocina, pero, la duda respecto a lo que buscaban estas personas nos hizo mantenernos al pendiente detrás de la puerta que conectaba la cocina con el comedor.

Escuchamos que le decían que el plazo se había terminado y los intereses no se habían cubierto por lo que su visita se debía a reclamar la posesión de la casa. Mi padre respondió que les pagaría esa misma noche ya que había reunido el dinero y que en cualquier momento su amado hijo llegaría del banco con un cheque listo para entregárselo y zanjar la deuda.

Los hombres mencionaron que no tenían mucho tiempo, pero, que si hablaba en serio no les quedaba más que esperar al dichoso cheque.

Pasaron un par de horas y la noche comenzó a cubrir al sol y hacer brillar a la luna cuando mi hermano llegó un poco agitado.

Cruzó la puerta sin silbar y cuidando de hacer el menor ruido posible velozmente se dirigía a su habitación cuando mi padre lo llamó y le dijo que había llegado en un excelente momento ya que no sería necesario hacer otro viaje hasta el negocio de aquellos hombres que le entregara el cheque y terminasen con aquel pendiente. Mi hermano nervioso y temeroso se acercó al comedor donde se posaban las tres figuras impacientes.

Le pidió hablar con mi padre a lo que este respondió que lo harían después ya que no era un buen momento, mi hermano insistió y mi padre pidió permiso, se puso de pie y se acercó con mi hermano con una actitud desesperada.

Solo escuchamos como mi padre soltó un fuerte ¡¿Qué?! La charla entre padre e hijo que hasta hace poco se celebraba en voz baja ahora pasaba a retumbar por toda la casa.

Mi hermano había perdido el dinero. Al parecer unos hombres lo habían estado siguiendo desde que salieron de casa del abuelo y cuando este se encontraba solo lo interceptaron, lo amenazaron y le quitaron todo el dinero que llevaba encima.

Mi padre entre rabia, desesperación y decepción con la cara roja mirando al piso y encogido les dijo al par de caballeros que no tenía forma de pagarles. Les ofreció quedarse con el negocio, pero, estos respondieron que durante la tarde lo habían visitado y su valor apenas cubría los intereses del dinero que le habían prestado por lo que incluso aparte de nuestra casa también se quedarían con aquel negocio.

Mi madre quedó en shock, salió de la cocina y entre lágrimas le preguntó a mi padre como era eso posible. Mi padre no pudo levantar la cara, simplemente quedó inmóvil mientras mi madre abofeteaba su ya de por si colorada cara producto de la bochornosa escena que estaba viviendo.

Supongo que las emociones acumuladas llevaron al colapso a mi padre. Quién cayó de rodillas y luego golpeó su cabeza con una pequeña mesa que decoraba la sala.

El par de hombres apenas se inmutaron, se acercaron a mi madre y a mí mientras atendíamos a mi padre y nos dijeron que teníamos hasta el día de mañana en la noche para desalojar el lugar.

Se despidieron de mi hermano con un apretón de manos y le indicaron que a primera hora los buscara en una posada del pueblo para entregar documentos en caso de que mi padre aún no estuviera en condiciones, cruzaron la puerta y se marcharon.

Mi hermano reaccionó violentamente, gritó y los maldijo diciendo que los mataría si se atrevían a quitarle su casa y su negocio. Nosotras nos encontrábamos tratando de reanimar a mi padre, mientras él hacía su berrinche. No nos ayudó en absoluto, simplemente se salió a beber con sus amigos. Fui a buscar al médico del pueblo quién atendió de inmediato.

Fue a nuestra casa, revisó a mi padre quién ya había reaccionado para ese entonces y después de valorarlo nos informó que había sufrido un paro cardiaco y que muy posiblemente seguiría sufriendo más si se tomaba las cosas con calma ya que al parecer tenía un soplo en el corazón pero que necesitaba hacer más pruebas.

Como pudimos pasamos la noche. A primera hora mi padre nos pidió empacar. Buscó a mi hermano, pero no apareció por ningún lado hasta alrededor del mediodía aun ebrio y hablando de que mataría a aquellos hombres si se atrevían a sacarlo.

Mi padre nos dijo que terminásemos de hacer las maletas mientras él iba a tratar de negociar nuevamente con aquellos prestamistas. Se marchó y no volvió hasta la tarde acompañado de ambos hombres y solo fue para decirnos que teníamos que irnos que había hablado con mi abuelo y nos acogería mientras pasaba toda esa situación.

La moral estaba por los suelos en aquellos años. Mi padre enfermo, mi madre cuidaba de él lo más que podía y mi abuelo se hacía cargo de la mayoría de los gastos.

Mi hermano continuaba en sus andadas y parecía no importarle en absoluto. No sabíamos de donde sacaba dinero para continuar con sus fiestas y apuestas. Cuando estaba en casa se la pasaba maltratando física y verbalmente a mi padre, le solía decir que no valía nada, que era un viejo estúpido y que no podía esperar la hora en que se muriese ya que le daba vergüenza y apenaba ser parte de semejante familia llena de pobres pueblerinos.

Su actitud le comenzó a parecer nefasta a mi abuelo, en ocasiones le reprochaba la crianza del nieto estrella a mi padre.

Pero, las cosas no volvieron a ser las mismas hasta que en una noche como muchas otras donde mi hermano se iba de parranda este volviendo temprano con la cabeza ensangrentada porque al parecer había tenido una riña en el bar mientras bebía como un imbécil. Llegó silbando, pidiendo que le atendiésemos y cuando vimos el estado en el que se encontraba nos pusimos manos a la obra, pero, durante todo ese momento no dejó de insultarnos y burlarse de nosotros.

La lengua comenzó a resbalar y nos confesó que el dinero que originalmente era para cubrir las deudas de mi padre él había apostado la mitad y por ese motivo inventó lo del asalto. El resto del dinero era el que seguía derrochando mientras nosotros perdíamos la casa y el negocio de mi padre.

Mi padre escuchó aquellas palabras, lo golpeó mientras este simplemente se reía de él hasta que respondió también. Ambos lucharon hasta que mi abuelo intervino.

Nos dijo que lo hablaríamos en la mañana con más calma mientras le recriminaba el robo y la mezquindad a mi hermano. Mi padre se quedó en la sala y mi hermano se fue de la casa. Sin embargo, durante la madrugada este entró adonde se encontraba descansando mi padre y lo apuñaló reiteradas veces hasta que este murió desangrado.

Fue una noche lluviosa, el sonido de los truenos y la rabia de los cielos no nos despertaron para presenciar semejante carnicería.

A la mañana siguiente mi abuelo quién solía madrugar nos llamó muy alterado y entre lagrimas para notificarnos lo que había ocurrido con mi padre. Todos sospechábamos que había sido mi hermano, pero, el temor nos reprendió de acudir a la policía. Durante el funeral mi hermano no dejó de mostrar una sonrisa maligna e inquietante. Cuando cubrieron con tierra el lugar de descanso de mi padre y todos los asistentes se habían retirado escupió sobre su tumba lo que causó la cólera de mi abuelo.

Mandó a llamar a un par de hombres quienes habían trabajado con él en su granja. Les indicó que azotasen a su nieto para que este aprendiese la lección, los hombres accedieron y el castigó comenzó a írseles de las manos su cuerpo estaba completamente herido por los latigazos y golpes que le habían propinado ese par de hombres y mi abuelo quién estaba dispuesto a acabar con su vida de un disparo en el momento en que debía accionar el gatillo no pudo. Posiblemente recordó los momentos que había compartido con él cuando era un infante y no tuvo el corazón para fusilarlo.

Lleno de culpa por lo que había ordenado hacerle a su nieto por quién corría su propia sangre y cuyas manos habían sido manchadas por la sangre de su hijo apuntó el arma contra su cabeza y antes de disparar maldijo a mi hermano con la pena de cargar por la eternidad los huesos de su padre y finalmente mi abuelo se disparó. Mi hermano quién permaneció atado a aquella estaca de madera presenció aquel último acto de misericordia y odio.

Desde entonces se dice que el espíritu maldito de mi hermano vaga por los campos, vestido como un campesino más con calzón de manta, huaraches, un sombrero de palma y un saco donde carga los huesos de su padre quién asesinó y donde guarda las partes descuartizadas de sus víctimas.

Se dice que podemos identificarlo porque silba durante las más oscuras noches donde ni la luna quiere ser testigo de su barbarie. Si se escucha lejos es porque muy probablemente este respirando detrás de tu nuca y si le escuchas cerca siéntete afortunado porque muy probablemente tengas oportunidad de escapar.

Autor: Lyz Rayón

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