La Bruja Del Dúplex, Historia De Terror 2023.

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La Bruja Del Dúplex, Historia De Terror 2023.

La Bruja Del Dúplex, Historia De Terror… Mi nombre es Jazmín y durante mi infancia fui atormentada por una mujer que vivió en la planta alta de nuestra casa. En la época de mi niñez vivimos como familia en una casa grande en el municipio de la Venta del astillero.

Yo recuerdo que las cosas iban muy bien, hasta que llegó la crisis del 96, y muchos comenzaron a perder su trabajo. Mi padre no fue la excepción y pasamos por problemas económicos muy fuertes en la familia. Nos llegó a pegar tanto que la casa tuvimos que acondicionarla para convertirla en un Dúplex y rentar la parte de arriba.

Mis hermanos y yo nos quedamos sin habitaciones propias, mis Padres decían que sería momentáneo pero difícil adaptarnos al cambio. Y un día, al regresar de clases mis Padres me comentaron que ya habían logrado rentar la planta alta.

Se trataba de una anciana, quien no era muy amigable pues la primera vez que la vi no me dio mucha confianza, debido a que pude sentir que con su mirada podía escudriñar hasta mi alma.

Yo soy la mayor de tres, por lo tanto, me tocó compartir habitación con mi hermana pequeña llamada Beatriz, mientras que mi hermano Josué dormía en la sala, y mis Padres en otra habitación que antes era el estudio.

Éramos cinco viviendo en la planta baja, todos apretados mientras que la anciana tenía una segunda planta con varias habitaciones tan solo para ella.

Por las noches, no se podía conciliar el sueño con tanta facilidad, debido a que aquella mujer, parecía caminar por todos lados con un palo, sobre todo porque parecía que golpeaba el piso con toda la intención en el piso de la que era mi habitación.

En ocasiones nos daban las dos de la madrugada y aun no lográbamos conciliar el sueño. Les comentábamos a nuestros Padres lo molesto que era aquella anciana, decidieron ir a hablar con la anciana.

Ella no los recibió muy amablemente, de hecho, corrió a mis Padres de la planta alta argumentando que se trataba de su casa y no podían decirle lo que podía hacer o no.

Esto le molestó bastante a mi padre que tomó la decisión de correrla, a final de cuentas el verdadero dueño era mi Papá. Pero todo parecía ser que el destino tenía otro camino, pues antes de que se cumpliera el primer mes de aquella anciana y que pagara, ella murió.

El olor a animal muerto es muy fuerte, pero el olor a humano muerto es mucho peor, de este modo nos dimos cuenta de que aquella mujer llevaba varios días de muerta. Mi padre tuvo que derribar la puerta acompañado de un par de policías, mi hermano Josué y yo los acompañamos.

Encontraron a la anciana con el rostro hundido y más arrugas que cuando la vi por última vez, estaba casi en los huesos y olía terrible. Uno de los policías se acercó y le movió el brazo, pero sus manos estaban entrelazadas sobre su pecho y parecían estar fuertemente agarradas. El otro policía dijo una frase que jamás se me olvidará “Lo que los muertos agarran jamás lo sueltan”.

Por mientras que examinaban el cuerpo y tomaban notas, mi hermano y yo inspeccionamos las habitaciones, nos dimos cuenta de que aquella anciana no llevaba una vida muy ordinaria y correspondiente a una mujer de la tercera edad, encontramos frascos con hierbas y por dentro, pude notar que tenía alacranes y arañas nadando en alcohol, tenía velas negras derretidas casi por completo en la mesa de madera, que mi padre le prestó al principio de haberle rentado el lugar.

Mi hermano encontró gises de color blanco y sobre el piso se encontraban varios pentagramas dibujados. No obstante, lo que más me inquietó fue que vi pegado en la pared una fotografía de nuestra familia, los cinco aparecíamos en ella sonriendo, pero los ojos de todos estaban rayados con excepción de los míos.

Jamás supe como esa mujer logró hacerse de esa foto, pero si se la mostré a mi Padre, el comenzó a decir que eso se trataba de brujería y era necesario deshacerse de todo. Esto fue la gota que derramó el vaso pues desde allí mi Padre se empeñó en tirar todo a la basura sin importarle si era importante, o si tenía algo maldito o poseído.

Pasaron los días y hasta que quedó todó limpio nuevamente mi Padre volvió a anunciar nuevamente el Dúplex. Recuerdo que los días pasaban mientras que la planta alta estaba vacían nos pasábamos el tiempo jugando arriba.

Teníamos una segunda planta sin muebles y cosas que nos estorbaran así que unas ocasiones me ponía a jugar con una pelota de goma, yo estaba sentada recargada sobre mi espalda en una pared y arrojaba la pelota con fuerza para agarrarla, no sabía que estaban haciendo mis hermanos, lo que si sabía es que cada uno estaba en una habitación solos.

En eso Josué comentó que bajaría por otros juguetes, yo solo le respondí que sí, mientras que Beatriz no le dijo nada. Pasaron si acaso dos minutos cuando escuché a mi hermana que me pedía que fuera rápidamente, me levanté del piso y corrí hacia el cuarto, ella se encontraba acurrucada en una esquina con el rostro entre las rodillas.

Le pregunté qué pasaba y ella me aseguraba que vio a alguien pasar en el pasillo y meterse al cuarto donde estaba Josué, le comenté que quizás se trataba de nuestro hermano, pero ella me juraba que vio a una persona mucho más alta y grande.

A mí se me ocurrió gritarle a Josué, pero no contestó, no tuve otra opción más que ir a revisar, pero mi hermana me alcanzó a tomar del brazo, rogándome que no lo hiciera.

Entonces de reojo logré ver que alguien se metía a la habitación donde yo estaba antes y comenzaba a jugar con la pelota. Respiré aliviada un poco imaginándome que se trataba de Josué, así que le dije a mi hermana que me siguiera y salimos para adentrarnos a esa habitación, pero no sé qué pasó que una sensación familiar de escalofríos recorrió mi piel, pude escuchar dentro de mi interior que algo me decía ¡PARA!

Pude ver como una mano esquelética muy similar a la de la anciana rebotaba la pelota pared, y antes de que diera un paso más, las puertas de todos los cuartos se cerraron al mismo tiempo y una horrible voz se escuchó estremeciendo hasta las ventanas que nos decía “¡Lárguense de mi casa!”.

Salimos corriendo por la entrada principal y al llegar al primer piso, nos encontramos con Josué quien ya traía una bolsa llena de juguetes. Nos preguntó qué fue lo que pasó, pues parecía ser que habíamos visto un fantasma, le señalé la planta alta, Josué no quiso creernos, pero en cuanto puso un pie en la escalera de metal, que lo conducía hasta la puerta principal, esta se cerró fuertemente por sí sola.

No dudamos en contarle a Papá lo que nos sucedió y por fortuna teníamos un Padre que nos creía en todo lo que dijéramos. Él pensó que con pedirle a un cura que echara agua bendita funcionaría y la pesadilla terminaría, así que nos comentó que el fin de semana iríamos todos a misa y le contaríamos lo sucedido al señor cura. El problema es que aún era un jueves y faltaban varios días en lo que bendecían la casa y algo nos pudiera pasar.

Una tarde cuando me quedé sola con mi Mamá mirando la televisión me pasó algo que se quedó por siempre en mi memoria, mi Papá llevó a Josué y Beatriz al jardín, a mí me gustaba quedarme acostada sobre el regazo de mi madre mientras que ella me comenzaba a acariciarme la cabeza, era algo que me encantaba que me hiciera, eso me ayudaba a conciliar el sueño.

Me estaba quedando dormida cuando sentí que me comenzó a jalar el cabello, yo me moví un poco para hacerle saber que me lastimaba, pero su mano se volvió áspera y rugosa y me jaló aún más y cuando abrí los ojos para decirle que me estaba dañando, vi el rostro de aquella anciana frente a mí, la tenía a unos cuantos centímetros, puedo recordar el olor de su aliento todavía y su rostro endemoniado que me observaba.

Me hice a un lado rápidamente y corrí hasta la puerta, y antes de que saliera me agarró del hombro y me jaló hacia ella, cerré los ojos y me sacudío varias veces, pero ella me contuvo y me decía que todo estaba bien, allí pude escuchar la voz de mi madre quien me lo decía, se trataba de ella y no de la Bruja.

Todo el día estuve muy nerviosa al lado de mamá, le pedí que saliéramos de la casa y que no nos metiéramos hasta que llegara mi papá con mis hermanos. Ella me tenía abrazada a su pecho, pero yo no me sentía muy tranquila a lo que constántemente volteaba a verla pensando que cambiaría de forma. Esa tarde fue lo único que nos pasó, pero en la noche de ese mismo día, algo me despertó.

Pude escuchar que en la planta alta alguien caminaba con un palo, era un sonido muy similar al que hacía antes la anciana. Recuerdo que voltee a ver a mi Hermana para asegurarme si estaba dormida, pero ella se encontraba mirando al techo aterrada.

Traté de tranquilizarla diciéndole que eran las tuberías viejas, pero ella me decía que le daba más miedo el rostro que se asomaba por el techo, decía que apenas cerraba los ojos y los volvía a abrir una anciana atravesaba el techo y la veía casi de frente. Le dije que se durmiera un lado mío y cuando se metió a la cama me mencionó que podía escuchar los golpes que hacía antes la anciana con el palo.

Esa noche fue muy extraña no sabíamos que era lo que estaba ocurriendo, pero lo que menos nos esperamos fue un horrible grito que hizo mi hermano. Salimos corriendo de la habitación y pude ver que mi hermano estaba flotando en el aire, algo parecía que lo tenía amarrado del cuello y lo levantaba hacia el techo, corrí para jalarlo de los pies, pero seguía subiendo hasta que de la nada lo soltaron y cayó nuevamente en el sillón.

Él estaba muy asustado y llorando, mis Padres llegaron a los pocos segundos. El intentaba contarles lo que pasó, pero le faltaba el aire, yo les platiqué lo que vimos y como habíamos encontrado a Josué flotando en el aire. Mi Madre le insistió a mi padre que era mejor que se apresurara con la bendición de la casa o nosotros nos iríamos a otro lado a vivir. Josué amaneció con una marca horrible en el cuello que duró varias semanas en borrarse.

Para el viernes ya todos dormíamos dentro de una sola habitación, la cual era la de nuestros Padres. Es horrible la sensación de que algo que no vez, te acorrale en un solo lugar que es tu casa y no puedas hacer algo. Por fortuna aquella bruja nos dejó descansar hasta que llegó el día domingo en que fuimos por el Cura.

Después de misa mi Padre se acercó al señor cura para platicarle todo lo que nos sucedía, le rogó para que fuera a bendecir la casa, la verdad a mí me pareció muy extraño, que una persona al servicio de la comunidad se comportara tan tajante de ayudar, nos costó algo de trabajo lograr hacer que fuera a la casa y aun no se veía del todo convencido, terminó por echarnos una mano.

Al llegar a la casa el señor cura nos mencionó que podía sentir una fuertísima energía negativa, que hasta los hombros le dolían por que podía sentir que le dejaron caer algo muy pesado sobre su espalda.

El padre preparó un incienso el cual provocó un fuerte aroma dentro de la casa, él nos comentó que era necesario para que evocara una sensación de vida en el cielo, pidió que nos tomáramos de las manos y rezáramos un Padre nuestro, seguido de un Ave María, y cuando terminámos las oraciones se escuchaba que en la planta alta azotaban una y otra vez las puertas.

El cura le pidió a mi padre que a la planta alta solo fueran ellos dos, no quería arriesgar nuestra seguridad. Recuerdo que tardaron bastante en bajar, y mientras que hacían el ritual de bendecir en la planta baja donde nos encontrábamos, comenzaron a tronar varias cosas, se podía escuchar como los trastes se movían entre sí, las puertas hacían un ruido extraño, igual que si tuvieran algo por dentro.

La Bruja Del Dúplex, Historia De Terror

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Los Focos de la sala y de las habitaciones parpadearon e incluso el de la cochera se reventó. Mi madre solo nos decía que nos mantuviéramos unidos y que no nos despegáramos de ella. Para cuando bajó el Cura y mi Padre nos encontraron a oscuras a mitad de la sala.

Por último el señor Cura nos bendijo a cada uno de nosotros, rogándole a Dios por nuestra seguridad. De alguna manera eso me hizo sentir más tranquila, pero el comentario del Señor Cura a mi Padre me dejó mucho que pensar.

Él le mencionó que, si aquella entidad no desistía, tendríamos que ceder por el bien de todos. Hace unos meses se escuchó el rumor de que una vieja Bruja regresó a donde vivía antes, pero no supo donde quedó y que era muy seguro que se tratara de ella.

Los siguientes días y semanas fueron muy tranquilos, incluso pensamos que todo se solucionó, mi Padre tuvo tiempo de investigar un poco más de la propiedad y resultaba que anteriormente toda la zona fue derrumbada para construir nuevas casas, pero había casas que parecían haber sido abandonadas por muchos años, eran terrenos que nadie reclamó y de esa manera se tomaron la libertad de reconstruir el lugar.

Todo parecía haber quedado atrás, fue un mal capítulo en nuestra familia que quizás se quedaría en el pasado, la familia se recuperó un poco más económicamente por lo que mi padre decidió ya no rentar en la planta alta y nos indicó que ya podíamos regresar a nuestras habitaciones. Y esa noche fue de las últimas que pasé en ese hogar.

Me encontraba dormida y algo comenzó a molestarme en los pies, tenía la sensación de que algo me picaba la planta de los pies, pero cada vez era más intenso y molesto. Abrí los ojos para ver de qué se trataba, pero no se encontraba nada allí, pensé que quizás eran astillas de la base de mi cama, me bajé de ella y sacudí con fuerza el colchón y me volví a acostar.

Pero volvía sentir esa extraña sensación, recogí mis piernas para no mantenerlas estiradas y en eso sentí que algo me tomó de los pies y me jaló hasta tumbarme de la cama, para después llevarme debajo de la cama, intenté dar patadas, pero no me soltaba entonces sentí que algo me mordía el tobillo, era igual a la mordida de un perro, pero un poco más pequeña.

Mi hermano apareció y al verme en el piso corrió hacia mí para jalarme con fuerza logrando rescatarme de lo que se pudiera encontrar debajo de mi cama, salimos corriendo, mi hermano me ayudó a caminar pues me dolía mucho mi pie, por suerte mi hermana pequeña se encontraba dormida con mis padres pues nos hubiera resultado difícil salir los tres juntos en mi condición.

Al día siguiente le mostré a mis padres lo que me pasó, y él nos comentó algo que por varios días se guardó en secreto que comentó el Señor Cura.

En una de las habitaciones se encontraron con un bulto que parecía esconderse en uno de los closet, le echaban agua bendita pero no lograban deshacerse de él, hasta que el closet se abrió por sí solo mostrando que ya no se encontraba nada, el señor cura le comentó a mi padre que, si esa bruja ya muerta lograba tocarnos o hacernos daño físicamente, era hora de huir pues ya se trataba de una entidad maligna muy poderosa.

Él pensó que no pasaría a mayores y por eso no mencionó nada, pero ahora estaba más convencido de que algo pasaba en esa casa y que no podía contra ello.

rminamos vendiendo la casa como un Dúplex, no le mencionamos nada a los nuevos dueños de lo que nos pasó, más aún que regresé muchos años después de haberme casado me encontré con que está abandonada la casa. Quien sabe que otras cosas hayan pasado a los nuevos inquilinos.

Autor: Mario Franco Corrales.             Lengua de Brujo.

Derechos Reservados.

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