Experiencias Cercanas A La Muerte 2023

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Experiencias Cercanas A La Muerte 2023


Experiencias cercanas a la muerte… La muerte, es sin duda el más grande de los misterios, pero por años, cientos de personas dan por cierto, que sí hay vida después de la muerte, aunque esto se cuestionó por décadas.E

Pero recientemente se comprobó científicamente por medio de estudios, que las personas al morir, pueden ver pasar todos sus recuerdos o mirar imágenes, tal como lo aseguran quienes han vivido un encuentro cercano a la muerte.

Aunque la mayoría afirma que han visto ángeles de luz, a Jesucristo y a Dios, no siempre es así, porque otros aseguran a ver visitado el Infierno.

REGRESANDO DE LA MUERTE

Me llamo Bernardo, soy nacido en Torreón Coahuila, en 1975. Era estudiante de la Universidad en la Ciudad de México, vivía con 3 compañeros en un departamento, que rentábamos a unos 5 kilómetros de la casa de estudios, aún así, hacíamos unos cuantos minutos para llegar, ya que nos trasladábamos en el auto de mi amigo Roberto.

Nuestra rutina de todos los días era así, nos levantábamos a las 5; 45 de la mañana a ganar el baño, arreglarnos, desayunar algo ligero y salir corriendo para la escuela.

Ya en la tarde nos buscábamos para regresar al departamento, llegar a comer, hacer la tarea, convivir un poco, nos dormíamos temprano, al otro día, otra vez lo mismo.

Recuerdo que era un miércoles, un poco antes de las 7 de la mañana cuando salimos de prisa, nos subimos al auto para dirigirnos a clases, porque teníamos el examen de la materia más difícil con el maestro más exigente, no podíamos llegar tarde.

Mi amigo Roberto meses mayor que yo, era quien conducía, aunque se caracterizaba por ser muy tranquilo además de precavido, ese día amaneció muy ansioso, manejaba más rápido que de costumbre.

Como sabíamos que teníamos que llegar a tiempo, no dijimos nada, yo en lo particular iba distraído repasando los apuntes de mis cuadernos, preocupado solamente por él examen.

Al entrar a un boulevard, Roberto ni siquiera hizo alto, al contrario, le aceleró un poco más, aunque se escucharon algunos claxon, gracias a Dios no pasó a mayores, y todo quedo en un simple susto.

Pero en una curva, mi amigo aceleró de más, perdiendo el control del auto, éste se salió del carril a gran velocidad.

El auto derrapó unos metros, el sonido del rechinar de las llantas encendió mi instinto de conservación, al escucharlo me quise abrochar el cinturón de seguridad que no me había puesto, pero ya era muy tarde.

Cuando tocó la tierra el automóvil, nos estrujó violentamente, golpeándonos contra el techo, las puertas, también entre nosotros mismos, mientras el carro giraba sobre sí mismo, los vidrios estallaron mientras escuchaba los gritos de mis amigos, luego el sonido de los golpes cuando dábamos volteretas, retumbaron en mis oídos.

Al interior del auto entraron piedras, y un montón de tierra, los rasguños, los fuertes golpes, continuaron hasta que el auto se detuvo, quedando con las llantas hacia arriba, en medio de una nube de polvo.

Por unos segundos, todo quedo en calma, después se empezaron a escuchar los quejidos de mis amigos, me sentía muy golpeado, aturdido, cuando empezaba el dolor, todos los sonidos empezaron a disminuir, quedando un zumbido constante que apenas podía escuchar.

Al mirar mis manos llenas de sangre, un fuerte dolor en todo el cuerpo me hizo cerrar los ojos, me fui sintiendo cada vez más débil, hasta casi perder el conocimiento.

Aún con mi poca conciencia, era presa de mi desesperación, e invadido por mis temores, gritaba en mis adentros que no quería morir, que aún tenía muchas cosas por hacer en esta vida.

Perdí la noción del tiempo, cuando desperté no veía claramente, algo como un velo o una tela estaba sobre mi cabeza, a través de ella miraba a unas personas de blanco, mientras escuchaba un sonido que no paraba.

Hablaron algunas cosas mientras salían de mi vista, yo me quedé quieto por la incertidumbre de encontrarme en un lugar extraño.

Intentaba levantarme, pero no podía hacerlo, era como si estuviera pegado a algo, después de unos segundos logré sentarme, extrañado ví que lo que hacia ese sonido constante era un aparato, aun confundido volteaba para todos lados, hasta que me di cuenta que estaba en la cama de un hospital, sin saber que me había pasado.

Pero luego pasó algo espantoso, cuando me levanté y di unos pasos, me sentí muy liviano, al voltear para atrás, miré un cuerpo tendido en la cama de donde yo me había levantado, estaba cubierto con una sábana blanca con manchas de sangre.

Entraron de nuevo las personas que había visto de blanco, era un joven doctor acompañado de una enfermera, ella iba a desconectar el aparato, pero el doctor le dijo que lo dejara otros minutos más, luego preguntó por la hora de muerte, la enfermera respondió 8 con 5 de la mañana.

Mientras apuntaban en una libreta, voltee a ver el reloj que estaba en la pared, marcaba las 8 con 7, el que fuera que estaba en aquella cama tenía 2 minutos de muerto.

Pero algo raro pasaba, ellos hablaban mientras hacían su trabajo como si yo no estuviera ahí mirándolos, el doctor le preguntó la causa de la muerte, escuché que le dijo que por contusiones severas en todo el cuerpo sobre todo en la cabeza.

También le dijo la enfermera que tenía las costillas rotas y durante el traslado había sufrido 1 paro cardiaco, que los paramédicos lo reanimaron con el desfibrilador, pero minutos después de arribar al hospital había fallecido.

Yo estaba confundido, les dije que si me podían ayudar, que sabía que estaba en un hospital, pero no recordaba porque, ni siquiera voltearon a verme, como no me respondieron les volví a preguntar, pero el resultado fue el mismo, parecía que no me escuchaban.

Cuando miré mis manos, me extrañó al darme cuenta que no traía un anillo que nunca me quitaba ni para bañarme, además estaba desnudo, me quedé inmóvil mirando mi cuerpo, sin saber que estaba pasando o porque estaba así.

Miré a la enfermera caminar rumbo al cuerpo de aquel muerto, que estaba a lo mucho unos 2 metros de mí, el doctor le preguntó por el nombre del difunto, al responderle que se llamaba Bernardo le quitó la sábana, con horror miré que era mi cuerpo el que estaba ahí, inerte y lleno de sangre, el muerto era yo.

Al instante enmudecí, di unos pasos para atrás, aterrado me agarré la cabeza con las 2 manos, mientras miraba fijamente mi cuerpo sin vida, conectado al monitór que no dejaba de hacer ese sonido, seguía sin comprender, sin aceptar lo que estaba pasando.

Quería gritar, correr hacia donde fuera, pero me atrapó un miedo paralizante, una sofocación, una angustia de no saber qué hacer.

Voltee de nuevo para hablar con el doctor o la enfermera, pero ya no estaban, tuve la intención de regresar, meterme a mi cuerpo de nuevo para seguir viviendo, pero de pronto todo desapareció, quedándome solo, en medio de una densa neblina.

De estar confundido pasé a estar invadido por el miedo y la incertidumbre, todavía no asimilaba que estaba muerto, porque yo me sentía normal, me parecía estar bien, me podía mover, podía pensar.

Cuando el miedo fue inaguantable, les grité a mis padres, a mis amigos, a Dios, mientras

volteaba para todos lados, pero un aterrador silencio invadía aquel tenebroso lugar, me di cuenta de una cosa, ya no sentía ningún dolor.

Empecé a caminar sin sentido hacia la nada, me repetía constantemente que qué era eso, no sentía que estuviera haciendo contacto con el suelo al avanzar, no sabía a qué, pero tenía el peor miedo que en mi vida había experimentado.

Solamente avancé unos segundos, pero estaba perdido, en medio de una soledad total, tal vez por los nervios de no saber para donde iba, me detuve un momento, empecé analizar la situación, necesitaba ubicarme, quizá estaba en el cielo, pero no veía a ningún ángel.

No había pasado ni 1 minuto cuando empezaron a pasar más personas por mis lados, me sorprendí al verlas tan de repente, no hablaban ni volteaban para ningún lado, solo avanzaban con los ojos muy abiertos, como si estuvieran hipnotizados.

Me quedé quieto, lleno de dudas, me daba miedo caminar entre la cerrada neblina y seguir a todas esas personas, que no sabía para donde iban, pero tampoco podía quedarme ahí para siempre.

Para saber lo que estaba pasando, les pregunté algunos que donde estábamos, pero nadie me respondió, solo me ignoraban por completo, pareciera que no me miraban, así que decidí caminar un poco más.

La neblina ya no era tan densa, más adelante empecé a distinguir a un ser escalofriante, medía como 3 metros, traía una túnica blanca con capucha, hacía señas a las personas que avanzaban, para que lo hicieran más rápido.

Alcancé a ver sus largas manos, eran huesudas y tenía unas uñas impresionantes, al darse cuenta que me detuve, me lanzó una mirada intimidante mientras abría unas enormes alas completamente blancas.

Avanzando hacia mí, se abrió paso entre las personas, empujándolas como si no tuvieran ningún valor, cuando lo miré más cerca, me di cuenta que su rostro era el de la muerte.

Experiencias Cercanas A La Muerte

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Mi instinto me ordenaba correr, pero por el miedo no podía hacerlo, impidiéndome siquiera retroceder un poco, así en cuestión de unos segundos ya tenía aquella espantosa figura frente a mí.

Aunque no tenía ninguna expresión en su rostro descarnado, sentí que me miraba extrañada, agachó un poco su cuerpo hasta estar su cabeza a la altura de la mía, me empezó a ver fijamente, me di cuenta que no tenía nariz pero se escuchaba cómo me olía.

Realmente no puedo describir lo que se siente el estar parado solo, indefenso frente a la muerte, sin tener a quien recurrir por ayuda, no había para donde correr, ni tenía donde esconderme.

Deseaba con todas mis fuerzas que todo lo que estaba pasando fuera tan solo la peor de mis pesadillas, o que aquel ser espantoso que parecía a ver salido de lo más profundo del infierno, me lo estuviera imaginando.

Pero por más miedo que sentía, no iba a dejar que me pasara lo peor, sin al menos intentar hacer algo, por eso sacando fuerzas no sé de donde, la miré dándole entender que no estaba de acuerdo con estar muerto.

Escuché que me dijo que no pertenecía a ese lugar, dio la vuelta y se retiró, caminó al lugar donde estaba, se puso otra vez a dirigir a todas las personas que seguían caminando hacia un lugar incierto.

Yo estaba muerto, y por las alas de la muerte, asumí que ese era el camino para llegar al cielo y si no podía entrar, solo quedaba una opción a donde ir, el infierno.

Al instante me invadió un terrible miedo, al imaginar que pronto vendrían unos demonios por mí, para llevarme al lugar de los tormentos.

Con la idea de no ir al infierno, decidí meterme al Cielo por la fuerza, o quizá confundiéndome entre los demás para que aquella muerte alada no me detuviera y así liberarme de caer en el averno para toda la eternidad.

Me mezclé entre la gente tratando de burlar a la muerte alada, comencé a caminar, decidido a entrar a donde iban todas esas personas, en un instante la muerte desplegó sus alas y voló aterrizando practicamente frente a mí cara, esta vez más amenazante.

Podía ver un brillo en sus ojos como si fueran llamaradas, comprendí que no me iba a dejar pasar por más intentos que hiciera.

Pero la muerte al notar mi insistencia, se hizo a un lado, entonces, cuando creí que por fin podría entrar al cielo, el horizonte se despejó, la niebla se disipó y todo quedó iluminado, fue ahí que pude darme cuenta que estaba caminando en un río de cadáveres y la neblina no era neblina, sino que eran los cuerpos derritiéndose en el agua hirviendo.

Ya con todo iluminado noté que los ojos de las personas estaban muy abiertos porque les habían arrancados los parpados, entonces volví mi mirada al horizonte, mirando con horror un panorama dantesco, había un gran árbol negro en cuyas ramas que parecían filosas espinas, había personas empaladas retorciéndose y la sangre que escurría de sus cuerpos servía como aperitivo para los perros.

Entonces entendí que estaba caminando hacia el infierno y no al cielo como yo creía.

Sorprendido, comencé a caminar en sentido contrario, pensando que por lógica era la dirección para regresar.

En mi desesperación por alejarme del infierno, corrí abriéndome paso entre los condenados.

Lo hice hasta quedarme sin fuerzas, voltee y ya no se miraba aquel terrible infierno, creí que ya estaba en un lugar seguro.

Luego en medio de aquel silencio escuché que dijeron mi nombre, lo escuché bastante claro, aunque ya estaba cansado caminé hacia allá, sonreí al conocer esa voz, era de uno de mis amigos.

Después algo me empezó a succionar con fuerza, al instante Salí de aquella neblina, mirándome en el hospital otra vez.

Miré mi cuerpo, en un lado de él, uno de mis amigos me pedía que regresara, yo me encontraba suspendido en el aire, aunque le gritaba, él no podía oírme.

Desesperado quería regresar a mi cuerpo, me sorprendí cuando miré el reloj, marcaba las 8 con 8, solamente había pasado un minuto desde que entre a la neblina, aunque a mí me pareció una eternidad.

Luego algo, como una fuerza me arrastró hasta entrar de nuevo a mi cuerpo, fue una sensación extraña, después de sentirme tan liviano, ahora me asfixiaba estar dentro de él.

Haciendo un gran esfuerzo desperté, jalando bocanadas de aire, todos los sonidos regresaron así como un intenso dolor que hizo que me quejara, además tenía dificultad para respirar, y la luz de las lámparas, segaban mis ojos.

Mi amigo se levantó asustado, sorprendido por mi reacción, porque me creía muerto, en lugar de alegrarse, temblaba del miedo, estaba tan pálido como un fantasma, el sonido del monitór empezó a funcionar normal, una enfermera se acercó rápidamente atenderme mientras le hablaba al doctor, quien también llego rápido.

No sé cuantos minutos pasaron pero cuando reaccione otra vez, 3 o 4 personas entre médicos y enfermeras, me atendían rápidamente, según ellos para que no me volviera a ir.

Cuando escuché eso, me ganaron los nervios, porque no quería volver a ese lugar, ni encontrarme frente a ese inmenso infierno, porque tal vez ya no lo soportaría.

En ese momento acepté que mi alma, por unos minutos había salido de mi cuerpo y por eso había vivido toda esa situación, pero ya estaba de regreso.

Mis 3 amigos salieron muy golpeados de aquel horrible accidente, pero pronto se restablecieron, yo por mi parte tube que sufrir una recuperación de más de 3 meses.

A la fecha aún no logro asimilar al 100 por ciento que morí por unos minutos, que estuve a punto de quedarme en el Infierno por mi propia cuenta, también cabe la posibilidad de que no estaba del todo muerto, por eso la muerte no me dejaba entrar a ese espantoso lugar.

Lo que sí les puedo asegurar es que esta ha sido la peor experiencia de mi vida, siempre la contaré como el día que regresé de la muerte.

Autor: Gato Negro.

Derechos Reservados.

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