El Misterio De La Calandria 2023.
El Misterio De La Calandria… Por las festividades navideñas decidimos pasarla juntos, mis hermanos, mis padres y yo, en el departamento de mi hermano mayor, Danny; este se encuentra ubicado en el centro de Guadalajara, es un edificio que en la parte inferior está destinado para diversos locales de comercio, justo abajo del departamento de mi hermano se encuentra un restaurante-bar muy reconocido en esta ciudad.
El lugar es muy seguro, para poder ingresar a la construcción es necesario tener llave de la puerta principal, en caso de no tenerla hay un interfón, el cual, conecta a cada uno de los departamentos, cada habitante se comunica a través de él y decide si puede darle ingreso a la persona que toca, sólo desde el interior de cada departamento se puede dar acceso, por medio de un botón.
Como si no fuera suficiente, se puede subir a través de escaleras o de un elevador, pero por ambas vías tienen un cancel con llave, es la única manera de poder entrar a los pasillos de las diversas viviendas.
Danny me contó que anteriormente era más libre el acceso, pero después de que sucedieron varios robos, los dueños decidieron hacer el espacio más seguro, a través de cámaras, cerraduras y puertas con acceso sólo de los habitantes del lugar.
Esa noche previa a navidad, llegamos por la tarde con todos los insumos necesarios para la velada de nochebuena, como mis dos hermanos y yo ya no somos niños, la parte de dormirnos temprano para esperar los juguetes quedó en segundo término.
Danny nos dijo que pusiéramos todas las cosas en la terraza, en la parte más alta del edificio, él había preparado una mesa con bancos y el asador, también decoró con luces, lo que le proporcionaba al lugar un poco de luz, ya que el resto de la parte alta se encontraba en completa penumbra. Comenzamos la celebración poniendo la carne al asador, mi papá me dijo que bajara al departamento por unas pinzas y algunos recipientes para poner la carne.
Todos nos encontrábamos en la parte alta del lugar, al momento de bajar olvidé que necesitaba llaves para abrir la puerta, pasé ese hecho por alto, porque al girar la perilla la puerta se abrió de inmediato, los gatos de mi hermano me recibieron y se fueron detrás de mí, al encender la luz de la cocina noté como si alguien hubiera salido hacia el patio interior, me asomé en él, pero no vi nada anormal, no le di importancia a lo sucedido, busqué en la alacena todo lo requerido por mi papá, en eso escuché cómo se cerró la puerta de la habitación de Danny, me fui hacia el cuarto y vi que la ventana se encontraba abierta, la cerré para evitar otra corriente de aire.
Me disponía a subir de nuevo a la terraza, cuando me di cuenta de que había dejado encendida la luz de uno de los cuartos, me regresé a apagarla y subí con todos los enseres. Danny en cuanto me vio, me dio una disculpa por no haberme dado las llaves para abrir la puerta, le dije que no habían sido necesarias, ya que estaba abierta, él me cuestionó y me dijo que estaba seguro de haberle puesto llave, pero se encogió de hombros y continuó con su actividad.
Esa noche pasamos una velada agradable entre familia, nos quedamos por largo rato conviviendo, desde esa parte era posible ver las luces que iluminaban a la catedral, así que la vista también era hermosa, aunque oscura y desolada, ya que el centro se quedó vacío, no se veían personas deambulando, tampoco autos, mucho menos camiones. Nos encontrábamos a gusto festejando cuando escuché el trotar de un caballo, se me hizo extraño por la hora, ya era casi la una de la madrugada, aunque no me pareció descabellado escucharlo, porque algunas calandrias todavía son jaladas por caballos.
Me levanté por pura curiosidad para asomarme y ver el vehículo, en efecto, una de ellas pasaba por afuera del edificio con un paso lento, se detuvo enfrente de donde nos encontrábamos, me quedé expectante viendo qué era lo sucedido, pasaron unos minutos y vi que un joven con el cabello recogido en forma de coleta se subía al transporte, desde la ubicación en la que me encontraba, no alcancé a distinguir el rostro del cochero, ni al joven que se subió, lo único que pude ver fue que en cuanto abordó el pasajero, la calandria avanzó más rápido, el chofer jalaba de la cuerda.
Me encontraba abstraída en este hecho, en eso sentí el brazo de mi hermano que me abrazaba, me preguntó qué era tanto de mi interés que no me permitía estar conviviendo con ellos, le respondí que me parecía muy raro que, en ese día, y a esa hora estuviese en servicio una calandria, quizás él conocía al muchacho que se había subido, porque lo vi salir del edificio, al menos escuché el ruido que hace el portón principal al cerrarlo.
Mi hermano me respondió que quizás me había confundido, la mayor parte de los habitantes en ese edificio eran personas de la tercera edad, aunque eso no quitaba la posibilidad de que algún hijo o nieto haya ido a visitarlos, sobre todo por la fecha tan especial.
Lo que mi hermano me dijo me pareció comprensible, así que me dispuse a continuar con la celebración, me senté a jugar dominó cubano, aún continuamos con ganas de divertirnos, se hicieron casi las tres de la mañana, el frío de la madrugada comenzó a ser más fuerte, les dije a mi familia que si queríamos seguir festejando era mejor que nos bajáramos al departamento, ahí no sentiríamos tanto frío, todos estuvieron de acuerdo; comenzamos a juntar los platos y todo lo que habíamos subido para irnos a un lugar más cálido.
En el departamento de Danny seguimos con los juegos, en eso, mi mamá me dijo que había olvidado los frijoles en la terraza, me mandó por ellos, aunque sabíamos que no se echarían a perder por tanto frío, consideré conveniente subir por ellos, quizás algún gato podría andar en la azotea.
En la parte de arriba todo había quedado oscuro, Danny había apagado las luces que brindaban un poco de luz, encendí la lámpara de mi celular para buscar los frijoles, justo cuando alumbré hacia la mesa, vi que algo corría a esconderse, salté del miedo que me dio ver lo que se escurría entre la oscuridad, el celular se me cayó, afortunadamente no le pasó nada, la lámpara continuó encendida, con miedo comencé a alumbrar hacia todos los lados de la terraza, pero ya no vi nada.
Agarré los frijoles y rápido me dispuse a bajar, cerré el ingreso de la puerta con llave, cuando ya iba entrando a las escaleras escuché con claridad el ruido de uno de los bancos cuando los jalaron, volteé con cautela, pero todo se encontraba en penumbra, ya no quise detenerme a revisar qué era lo que lo originó, bajé rápido al departamento.
De nuevo me acerqué con mi hermano para decirle lo que había visto, o lo que creía haber notado, él me dijo que quizás me impacté de más, algún gato debió de andar por ahí, ellos aman la oscuridad, y como quedaron restos de comida, lo más seguro es que andaban husmeando para encontrar migajas, en ese momento comprendí que me encontraba muy susceptible, quizás porque era la primera vez que nos quedamos tanto tiempo en ese lugar.
Ya muy tarde comenzó a darme sueño, Danny me asignó una habitación pequeña, cuya ventana daba a la calle, me envolví en el cobertor porque estaba haciendo mucho frío, en pocos minutos me quedé dormida, un ruido extraño me despertó, un poco estremecedor porque se escuchaba como si estuvieran golpeando un objeto de metal, el cual hacía eco. Ya todos se habían ido a dormir, la casa se encontraba en silencio, así que pude escuchar ese sonido con claridad, en eso vi a una persona que se encontraba al exterior de la ventana, por lo oscuro no alcancé a ver su rostro, sólo una silueta oscura.
Traté de incorporarme con rapidez, pero como me encontraba envuelta en el cobertor, inevitablemente me caí, yo quería salir del cuarto, porque volví de nuevo mi vista a la ventana, y aún estaba la sombra ahí. Como me fue posible me incorporé y me salí de la habitación; al parecer, era la única que había escuchado ese sonido siniestro, porque nadie más se despertó, durante un rato me quedé sentada en el sofá de la sala, ya no quise entrar al cuarto, sentía que en cualquier momento alguien podría salir de él, todo el tiempo mi vista se encontraba fija en la puerta.
No ocurrió otro acontecimiento, sin embargo, el sueño se había ausentado, ya no me fue posible descansar. Por la mañana, Alan se levantó al baño, cuando pasó no alcanzó a darse cuenta de que yo me encontraba despierta, al salir se sorprendió de verme sentada envuelta en el cobertor, me preguntó qué me había sucedido, realmente agradecí que él se hubiese despertado no tan tarde.
Con premura le compartí el hecho sucedido, aunque mi hermano es unos años menor que yo, se comportó de forma muy racional, quizás por el tipo de estudios que realiza, trató de darle un sentido científico al hecho, él me dijo que quizás lo que había visto era producto de un sueño, del cual se sintió muy real, me explicó que pude haber confundido lo que vi con alguna imagen onírica, lo cual, lo sentí tan real que creí que había sido verdadero.
Le dije que probablemente tenía razón, pero la verdad no me gustó su comentario, tenía la certeza que lo visto había sido verdadero, ya no lo quise escuchar y me acomodé en el sofá, me sentía tan cansada que le dije que dormiría un rato, él se regresó a su habitación a descansar, todavía era muy temprano.
Pronto comencé a sentir el sopor del sueño, pero la puerta del baño no me permitió dormir por completo, escuché cómo rechinaba al abrirse, y es que todas las puertas de ese departamento son de madera, al abrir o cerrar una de ellas hacen ruido, así que pensé que mi hermano había olvidado algo, sin incorporarme le dije que ya se fuera a descansar, aún era muy temprano para estar despierto, además yo casi no había descansado, que ya no hiciera ruido, como respuesta escuché que cerraban la puerta de nuevo, pero el baño estaba sin encender la luz, no comprendí del todo, pero ya no quise averiguar más.
Me quedé dormida por un rato, los ruidos de los trastes en la cocina me indicaron que mi mamá estaba cocinando el desayuno, con ganas de continuar descansando me levanté del sofá, ya todos estaban despiertos, así que no tuve otra opción, ya no pude continuar durmiendo.
Más tarde todos coincidieron en que irían al parque metropolitano, yo me sentía desvelada, así que se me hizo una excelente idea quedarme a descansar, sin que nadie me molestara, mis padres y mis hermanos se fueron y me quedé solamente con los gatos, con Jericalla y Chalino, ellos en cuanto vieron que únicamente me encontraba yo, se unieron a dormir conmigo.
No sé cuánto tiempo pasó, me despertó el timbre del interfón, no tenía la menor intención de contestar, pero fue tanta la insistencia que entendí que ya no me podría dormir, apreté el botón y pregunté quién era, nadie respondió, pensé que se habían retirado, ya que demoré en responder, pero de nuevo comenzó a sonar, en esta ocasión en cuanto respondí alcancé a escuchar un ruido gutural, como si alguien quisiera emitir palabras sin conseguirlo, le siguió un interferencia que molestó mi oído, me separé un poco del aparato, en eso, otro ruido cavernoso me sorprendió, apagué el interfón.
En definitiva, ya no me dormí, me fui a la recámara que tiene balcón, me quedé un instante para ver quién era la persona que estaba tocando, no vi a nadie, sólo vi que una calandria comenzó a avanzar por la calle.
El Misterio De La Calandria
Cuando todos llegaron del parque, aparté a Danny, le dije que era necesario hablar de lo que sucedía en su departamento, él se sonrió y me dijo que no pasaba nada extraño, todo era producto de mi imaginación, le dije que en esta ocasión no le creía nada en absoluto, ya eran muchas las situaciones anormales que había vivido, para que me saliera con esa versión. Él comprendió que no iba a cambiar de parecer, me dijo que sí hablaría conmigo, pero en otro momento, cuando los demás no escucharan nada.
En esta ocasión me quedé más tranquila, porque fue cuando entendí todo, nada había sido producto de mi imaginación.
Por la noche, cuando tuvimos tiempo para conversar mi hermano y yo, nos subimos a la terraza, para evitar que alguien más escuchara la conversación, en ese lugar, mi hermano me dijo, que todo lo que le había comentado era verdad, después de varios meses de su llegada al departamento, comenzaron a suceder hechos inusuales, al principio, se resistía a creer en cosas paranormales, solía darle salida a todo con explicaciones racionales.
Una vez él se encontraba dormido en su habitación, cuando de repente, la ventana se abrió abruptamente, me dijo que el tipo de ventanal que tiene es corredizo, así que era complicado que sólo el aire la hubiese abierto; él continuó con los sucesos ocurridos, me explicó que ese era el motivo por el cual tenía gatos, ya que le habían dicho que era una manera de ahuyentar a los espíritus, desde que los obtuvo los hechos raros habían desaparecido.
Le dije que estaba equivocado, si él los evadía o ya no le pasaban, a mí sí me estaban ocurriendo, él se quedó callado. En ese instante que conversábamos escuché un ruido cerca del lavadero, como si algo se hubiera caído, me levanté para ver qué pasaba, no encontré nada, pero al estar cerca de la orilla de la terraza, pude ver a una calandria que se encontraba afuera del edificio, le hice una señal a mi hermano para que se asomara, él se acercó de inmediato, mi hermano se quedó pensativo y comenzó a platicar.
Él me dijo que durante cierto tiempo había tratado de no pensar en lo ocurrido, pero que cuando recién se fue a vivir a ese departamento, él tenía dos compañeros de cuarto, entre los tres se compartían los gastos del departamento, me explicó que fue la única forma de poder completar para todos los gastos.
El departamento lo compartían entre José, Sergio y él; José era de un pueblo que se encuentra a tres horas de Guadalajara, su otro compañero de cuarto era de San Luis Potosí, cada uno se había venido a la ciudad a estudiar, una forma de apoyarse fue viviendo juntos, desde los primeros días en que José llegó le llamaron la atención las calandrias, él le compartió a mi hermano que montaba un caballo en su pueblo, y que le parecía interesante poder hacerlo, pero ahora en la ciudad.
Al igual que a José le causaron interés las calandrias, también las motocicletas, fue peculiar que él trató de conseguir trabajo como chofer en una calandria, y lo consiguió, el semestre transcurrió tranquilo, vinieron las vacaciones y cada uno se fue a pasarlas a su lugar de origen.
Cuando llegó el tiempo de regresar a las aulas nuevamente se reunieron en el departamento, aunque José venía diferente, al menos eso fue lo que Danny notó, este se mostraba callado, apático y de no muy buen humor, Danny pensó que era transitorio, quizás le gustaba más estar en su pueblo que en la ciudad, era cosa de volver de nuevo a la rutina de la ciudad, sin embargo, conforme pasaron los días José siguió extraño, pero Danny y Sergio no le tomaron tanta atención, cada uno inmerso en sus responsabilidades.
Un día de asueto, llamaron al interfón, mi hermano atendió, era un hombre que buscaba a José, le dijo a Danny que era un compañero de trabajo de él, preguntó el por qué ya no había regresado a trabajar, mi hermano le dijo que José no se encontraba, que intentara en otro momento buscarlo. Fue cuando Danny se dio cuenta de que las cosas no estaban bien con su compañero, él salía muy poco de su habitación o simplemente se desaparecía durante todo el día, llegaba muy tarde y por la mañana ya no estaba.
Hubo una ocasión en que ni Danny, ni Sergio sabían qué estaba sucediendo con él, ya eran varios días que no lo veían, un tufo muy fuerte fue el que los alertó, la casa se llenó de ese fuerte olor, los dos compañeros de departamento forzaron la puerta hasta que consiguieron abrirla, el espectáculo fue macabro, ahí estaba José sin vida. Danny se detuvo por unos minutos de su relato, se le notaba que aún le dolía hablar del suceso, en ese momento comprendí que no debí de presionarlo a hablar.
Él se recuperó y continuó hablando, me dijo que buscaron a sus familiares para que hicieran los trámites pertinentes, él ya no quiso hablar, ni tampoco yo quería hacerlo, de todo el proceso burocrático de la SEMEFO, lo que sí me dijo que pasaron varias semanas para que ese olor desapareciera, utilizaron todo tipo de productos, hasta que un día se acostumbraron o de verdad el olor había desaparecido, aunque hay ocasiones en que de nuevo vuelve a percibirlo, sabe que es una cuestión psicológica, más que real, pero en ocasiones todavía huele mal.
Abracé a mi hermano sin emitir ninguna palabra, él me dijo que intentaron Sergio y él cambiarse de domicilio, sin embargo, es muy complicado conseguir un espacio dónde vivir que sea céntrico y a un precio no tan elevado. Danny se quedó callado por unos instantes, lo que me dijo ya no me sorprendió tanto, pero sí me pareció escalofriante, me compartió que a partir de su ausencia, porque me di cuenta que mi hermano no quiere utilizar la palabra muerte, fue cuando comenzaron los acontecimientos paranormales.
Uno de los hechos que suceden a menudo es que escuchan cosas que se caen o que se mueven, o que de repente se abre una puerta de una habitación sin ningún motivo, pero a lo que nunca se pudo acostumbrar fue a darse cuenta, que cuando el departamento se encuentra en completa penumbra, se ve como si una sombra se moviera entre las habitaciones, principalmente a la que le pertenecía a él, por miedo, comenzó a dejar encendida la luz de esa habitación.
En una ocasión alcanzó a ver a través del umbral de la puerta la sombra de alguien parado, a partir de ese día no volvió a dejar la luz encendida de ese cuarto, lo cerró con llave para evitar que algo pudiera salir de ahí. Le comenté si había pensado en algún momento llevar a un sacerdote o a hacer una “limpia” al lugar, para procurar que el alma de José descansé en paz, él me dijo que no, nunca lo había intentado, una amiga le comentó que se hiciera de gatos, ya que ellos son considerados guardianes espirituales, porque tienen la capacidad de tener un vínculo con seres de otro mundo.
Danny me dijo que fue cuando adoptó a Jericalla y a Chalino, me compartió que, al principio, los gatos se quedaban parados mirando hacia la nada, o hacia una pared en ocasiones, sobre todo por la madrugada, maullaban mientras caminaban de un lado hacia otro afuera de la que fue la habitación de José, poco a poco fueron modificando su conducta, hasta que ellos se naturalizaron con lo que sucedía, o el alma de José se había marchado.
Le pareció extraño que de nuevo ocurrieran sucesos, a partir de nuestra llegada, ya tenía poco más de un año que no habían pasado manifestaciones, o al menos eso creía él, pero que de nuevo continuaran, lo hacía pensar que el espíritu de José estaba presente, eso le generaba mucha tristeza.
Una cosa más me dijo mi hermano antes de bajarnos de la terraza, me comentó que aproximadamente cada mes, llega una calandria afuera del edificio, esto ocurre durante la noche, incluso a veces ya muy tarde, se instala durante unos minutos y después se marcha. Él no alcanza a comprender qué acontece, desconoce el motivo que origina que llegue el vehículo de forma repetitiva, teme que venga a buscar a su amigo.
Autor: Adriana Cuevas.
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