Los Vecinos, Historia De Terror 2023

Los-Vecinos-Historia-De-Terror

Los Vecinos, Historia De Terror 2023

Los Vecinos, Historia De Terror… Hace poco tiempo que comencé a vivir en el centro de Guadalajara, desde que nací había vivido en la misma colonia, no tenía el menor problema en habitar en este lugar, hasta que entré a la universidad y comencé a tener dificultades con el traslado, era complicado tomar camiones desde esta parte, por lo regular ya venían muy llenos, así que no se detenían a levantar más pasaje, me harté de esta situación, hasta que me fue posible cambiarme de residencia.

Recién egresada conseguí un trabajo que estaba del otro lado de la ciudad, por lo que era muy difícil trasladarme, además de que le invertía mucho tiempo y dinero en los camiones, en ocasiones llegaba tarde.

Un día, una compañera del trabajo me comentó que ella era de Bellavista, no tuvo otra opción que rentar un lugar dónde vivir, me dijo que para ayudarse con los gastos de la renta de la casa, subarrendaba las habitaciones, me compartió que uno de sus roomies se acababa de ir, por lo que tenía un cuarto disponible, le dije que apenas comenzaba a trabajar, no sabía si estaba a mi alcance realizar esos gastos, ella se mostró flexible y accedió a bajarme un poco la renta para que fuese más accesible.

cual les contaré mi historia. El cuarto que me asignaron fue uno que estaba en la azotea, este contaba con un baño al exterior de la habitación, el resto era una explanada que permitía ver las demás casas, la parte alta de la catedral, y el santuario, este último estaba muy cerca.

Comencé a invertir menos tiempo y dinero en traslado, y es que desde esta parte del centro era posible moverse a cualquier lugar, además obtuve la credencial de Mi bici, lo que me permitió moverme con más agilidad.

Después de llegar del trabajo, me gustaba sentarme en la azotea y ver los espectáculos que se hacían en la plaza del templo, esa vez, estaba sentada en el piso, recargada en la barda, cuando escuché el rechinido de una puerta, volteé a varios lados para ver de dónde provenía el sonido, no pude distinguir con precisión, pero intuí que venía de una casa que se encontraba enfrente de donde yo vivía.

Era una casa antigua, como lo son la mayoría del centro, se notaba que no le habían hecho ningún tipo de arreglo, aún conservaba su puerta y las ventanas de madera, pero descuidada, lo que hacía que rechinara a cualquier movimiento.

Durante un instante me quedé mirando hacia la ventana, desde la posición en la que yo me encontraba era difícil que me pudiesen ver, ya que la azotea no contaba con ningún tipo de iluminación, en eso vi que una niña como de ocho o diez años se asomó, vestía un vestido de color pastel, ella se quedó en el pequeño balcón de la ventana, mientras veía a los transeúntes en la calle, después de unos minutos, se metió y dejó la ventana entreabierta.

Lo que se me hizo extraño fue notar que no encendió la luz, la habitación quedó en absoluta oscuridad, me quedé otro rato ahí disfrutando del lugar, la niña ya no volvió a salir, sólo escuché de nuevo el rechinar de una de las puertas de la ventana, sin poder ver a nadie, intuí que el aire la había movido, porque comenzó a hacer un viento fuerte, con el anuncio de una tormenta.

Pronto las gotas de lluvia comenzaron a ser más constantes, así que me metí a toda prisa a mi cuarto, el cual tenía un techo en la parte de la entrada, lo que permitía dejar la puerta abierta sin que el agua se metiera, sin pensarlo, miré de nuevo hacia la casa, esta vez las dos puertas de la ventana se encontraban abiertas de par en par, me di cuenta de que la lluvia comenzó a meterse en la vivienda.

No podía hacer nada al respecto, en eso alcancé a distinguir al fondo a alguien que se encontraba parado viendo hacia afuera, parecía que su mirada se dirigía a mí, cómo saberlo desde esa distancia y con la lluvia tan fuerte, se me hizo extraño que no corriera a cerrar la ventana, al darse cuenta de lo fuerte de la tormenta.

Al día siguiente, me levanté más temprano de lo usual para ir a trabajar, quería optimizar el tiempo, todavía estaba oscuro, sentí la mirada de alguien, en efecto, era la niña que se encontraba de nuevo en el balcón, pensé que me quería decir algo, sólo se quedó atenta a mí, me dijo adiós con su mano, le respondí con una señal igual y me marché sonriendo, se me hacía tierno y peculiar que la pequeña se despertase tan temprano para ver a la gente pasar.

Por la noche, le comenté a Laura, mi roomie, lo de la pequeña, ella me miró extrañada, me preguntó de nuevo a quién me refería, le dije que, a la vecina de enfrente, una niña de cabello largo y oscuro, ella se encogió de hombros, me respondió que desde que ella llegó a vivir a la colonia, nadie había habitado ese lugar, por eso se encontraba la casa tan descuidada, pero qué bueno que alguien estuviese viviendo en ella, sería una manera de que la mejoraran.

Subí a mi habitación y me asomé a la azotea con la intención de ver a mi nueva vecina, no se asomó, así que me senté a fumar mi cigarro y disfrutar del ocaso, no percibí a qué hora la niña salió al balcón, de repente la vi con su mirada fija en mí, pero muy seria.

Comencé a hacerle muecas con mi cara para sacarle una sonrisa, pero no lo conseguí, ella se metió con rapidez y ya no volvió a salir, me dispuse a descansar, de inmediato me quedé dormida, hasta que un ruido al exterior me despertó, con lo somnolienta que me encontraba y lo oscuro del cuarto no alcanzaba a distinguir qué era lo que ocurría.

Le pregunté a Alexa la hora, me dijo que eran las 2:35 de la mañana, de pronto, escuché con claridad cómo arrastraban algo metálico, la verdad, me dio miedo, no sabía si asomarme o esperar que el sonido se fuera, no lo hice, me quedé en la cama y me cubrí por completo con la cobija.

Al día siguiente le dije a Laura lo ocurrido, le externé que tenía miedo de que alguien se pudiera meter a mi cuarto, aunque la puerta sólo abre por dentro, pensé que podrían golpearla con un objeto metálico, ya que se escuchaba que traían un objeto pesado, ella se sorprendió mucho con lo que le dije, me comentó que en los dos años que lleva viviendo en esa casa, no le había pasado nada similar.

Ella nunca ha dormido en el cuarto de arriba, pero la anterior compañera nunca le comentó nada, además, si se toma en cuenta que de un lado hay un banco y del otro una panadería, cuyas bardas son muy altas, sólo un gato podría andar afuera.

Estuve de acuerdo con lo que me dijo, sin embargo, estaba segura de lo que había escuchado, incluso le dije que por debajo de la puerta alcancé a distinguir cómo se movía algo.

Laura me abrazó y me dijo que estuviera tranquila, más tarde ella se encargaría de revisar qué pudo haber sucedido, que cualquier cosa ella me apoyaría, me sentí segura con su comentario, en realidad ella es una persona empática, así que confié en ella.

Ese día estuve tan ocupada en el trabajo, que ya no tuve oportunidad de pensar en lo ocurrido la noche anterior, una de mis compañeras me invitó a tomar una cerveza después de salir, por lo que llegué a casa pasada la medianoche.

Subí a mi cuarto, sólo salí a la azotea para entrar al baño, cuando llamó mi atención un sonido muy parecido al de un lamento, no entendí de dónde provenía, me acerqué a la orilla, de nuevo escuché el mismo grito, de repente, comenzó a abrirse la puerta de la casa de enfrente, el rechinido era muy fuerte, esperaba que la niña se asomara, pero no fue así.

Una mujer de cabello largo apareció, no le podía ver la cara porque su cara estaba agachada, y su cabello la cubría, en eso levantó el rostro, este se encontraba pálido, ella abrió la boca desmesuradamente y de ella salió el lamento que había escuchado, ya no pude quedarme por más tiempo, de inmediato me metí a mi cuarto, cerré con llave la puerta, incluso puse mi silla de escritorio como tranca, todavía en varias ocasiones escuché el lamento, hasta que se perdió en la noche.

No alcanzaba a comprender lo que sucedía en esa vivienda, pero me había quedado claro que era algo anormal.

Al día siguiente me levanté más temprano con la intención de ver a mis dos roomies, estaban a punto de irse a trabajar, los abordé y a grandes rasgos les expliqué lo sucedido, Ximena me dijo que ella no se había dado cuenta de nada, Laura me respondió de la misma manera, pero que preguntaría a algún vecino sobre quién se había ido a vivir ahí, ellas se despidieron y se retiraron con premura.

Su respuesta no me dejó tranquila, casi estaba segura de que me habían tomado por loca, vi el reloj y me di cuenta de que contaba con algo de tiempo, así que fui directamente a la casa, toqué a la puerta, pero nadie me abría, con las llaves insistí con más fuerza, una señora que pasaba por ahí me dijo que perdía mi tiempo, en esa casa no vivía nadie, desde hacía un largo periodo que estaba sola, quizás me habían dado mal la dirección.

Le dije que, a lo mejor, hace poco tiempo se vinieron a vivir personas a esta casa sin que ella lo supiera, la señora me respondió que eso era poco probable, no sabía a quién le pertenecía la casa, pero las personas que habitaron en ella ya habían muerto, ella se despidió y se fue, me quedé parada tratando de comprender lo que la mujer me dijo, vi cuando se metió a una casa muy cerca de la mía, comprendí que era una vecina y que conocía la historia de las personas que vivieron ahí.

Tuve el impulso de seguirla para que me platicara un poco más de ellas, pero vi mi reloj, me di cuenta de que si no me apresuraba llegaría tarde al trabajo. Por la carga laboral ese día salí más tarde de lo usual, me sentía sumamente cansada, ni siquiera quise cenar, me fui directo a mi habitación con el propósito de descansar lo antes posible, sólo me salí a la azotea por un momento para fumar un cigarro.

Ya me causaba un poco de temor voltear hacia la casa, sin embargo, la niña estaba ahí, con su mirada fija hacia mí, de pronto, se abrió la puerta, la niña corrió y se metió de inmediato, me quedé durante un rato más para ver si sucedía algo más, no pasó nada, todo quedó en completo silencio, me fui a dormir con la idea de buscar a la señora que sabía algo respecto a los habitantes de esa casa.

Los Vecinos, Historia De Terror

Los-Vecinos-Historia-De-Terror
Los-Vecinos-Historia-De-Terror

Fue necesario esperar hasta el fin de semana, por la mañana salí a comprar algo para desayunar, la señora venía del mercado, sin pensarlo la abordé, le dije que necesitaba platicar con ella, le expliqué que hacía poco tiempo acababa de mudarme cerca de su casa, era su vecina, ella me miró de soslayo con una mirada de desconfianza, le supliqué que me ayudara.

A grandes rasgos le dije lo que me estaba sucediendo, fue lo que la hizo decirme que sí, me dijo que la siguiera, si estaba a su alcance, quitaría mis dudas, me fui a un lado de ella, no era precisamente la mujer más amable, pero no tenía otra opción.

Al llegar a su casa, me invitó a sentarme, me dijo qué era lo que precisaba con tanta urgencia, sin ningún preámbulo le dije que me contara acerca de las personas que viven o vivieron en esa casa, ella me respondió que no vive nadie en ella, quizás estuve imaginando todo, de inmediato le dije que no era así, estaba convencida de lo que había visto.

Entonces sí entré en detalles y le platiqué todo lo acontecido, creo que eso era lo que ella esperaba saber, porque a partir de ese instante cambió por completo su postura, me invitó a beber un té, se sentó a un lado de mí, me dijo que me contaría lo sucedido sólo porque yo era la persona indicada, no comprendí por qué me decía eso, lo importante es que la cara adusta y la mala actitud de ella se había ido, y estaba dispuesta a quitarme mis dudas.

Comenzó a contarme que en esa casa vivía un matrimonio con una hija, era una pareja reservada, o más bien, no era muy común hacer amistad con los vecinos, porque la mayoría es gente que renta, permanece un tiempo y después se marchan.

Estuvieron por largo periodo, se veían como una pareja normal, después de cierto tiempo comenzó a ver que el vientre de ella crecía, como síntoma de un embarazo, hasta ese momento todo transcurría bien.

Después de un tiempo, el hombre comenzó a realizar ciertas reuniones en su casa, porque ya entrada la noche hacía mucho alboroto, lo que comenzó a llamar la atención de los vecinos, incluso el señor de al lado les dijo que se habían convertido en personas molestas, que debían respetar a los demás, reclamó al cual no le dieron la menor importancia, porque las reuniones continuaron.

Pasado ciertos meses, y con el embarazo algo avanzado de la mujer, una noche se escucharon gritos, fue necesario hablar a las autoridades, cuando llegaron encontraron una masacre en ese lugar, la mujer y la niña estaban muertas, del esposo no se supo nada, lo buscaron, pero jamás lo encontraron, comenzaron a correr los rumores en el mercado, los cuales no me los quiso decir, pero creo que no eran del todo agradables, porque vi que hizo una mueca de repudio.

Interrumpí a la señora, diciéndole que entonces eran las almas de ellas las que se estaban apareciendo, ella asintió, le dije que en un inicio creí que se trataba de personas normales que vivían en esa casa, ella me respondió diciéndome que desde que ocurrió ese acontecimiento, la casa no la ha habitado nadie más.

Ha habido personas que preguntan por ella para su compra o renta, pero se desconoce quién es el dueño de la vivienda, se cree que es el esposo fugitivo, porque después de pasado cierto tiempo, se le vio que entró a la casa, mas ya no se le ha vuelto a ver, ella me dijo que en lo personal cree que se trató de un acto diabólico, ya que los vecinos que vivieron al lado llegaron a escuchar cosas extrañas.

Le pregunté a qué se refería con ese comentario, pero ya no quiso continuar con la charla, creo que sabía un poco más de lo que me dijo. Le agradecí su tiempo y me retiré, me quedé pensativa el por qué esas dos mujeres aún estaban en este plano, cuando llegué, mis roomies estaban en la casa, les comenté lo que había charlado con la vecina, ellas se quedaron sorprendidas por lo que les dije.

Estaba pensando seriamente en cambiarme de vivienda, sin embargo, una renta como esa era difícil conseguirla.

Cuando llegó la noche, no puedo negarlo, tuve temor, esta vez no me salí a la azotea, me quedé al interior de mi habitación con la puerta entreabierta y la luz apagada, pasadas las once los sucesos comenzaron, no sé si fue una especie de coincidencia, que justo cuando me enteré de lo ocurrido, se develaron más acontecimientos, porque la niña estuvo durante largo rato en el balcón, como si estuviese esperando verme.

Cerré la puerta para no observar nada más, me quedé dormida con una lámpara tenue encendida al interior de mi habitación, un lamento me despertó, al mismo tiempo que el sonido de unas castañuelas o de un tambor se escuchó de forma siniestra, me quedé atenta durante unos minutos, de nuevo se escuchó ese lamento, pero más largo y profundo.No tuve la menor intención de abrir la puerta.

Comenzó a escucharse un aleteo en la azotea, al mismo tiempo que el sonido de las castañuelas, no sabía qué hacer, si bajar y despertar a mis compañeras o esconderme debajo de mi cobija, porque no pretendía ni siquiera asomarme, sin embargo, se escucharon varios golpes fuertes en la puerta, insistieron por tres veces, sin que me atreviera a salir de la cama, finalmente unos pasos furtivos se escucharon, después reinó el silencio.

Por un momento tuve la inquietud de asomarme a la casa, sin atreverme a hacerlo, pasó largo tiempo en silencio, hasta que me levanté a hurtadillas, ya que sentía como si alguien todavía se encontraba afuera de mi cuarto, con cautela abrí el cerrojo para hacer el menor ruido posible, sólo abrí muy poco la puerta, pero desde ahí alcanzaba a ver la casa.

Todo se veía en apariencia normal, de pronto se escuchó el rechinido de la ventana que se abría, quedó abierta de par en par, desde mi cuarto no alcanzaba a distinguir nada, porque al interior de la casa todo era oscuridad.

Según yo estaba atenta a cualquier cosa, sin darme cuenta en qué momento aparecieron la mujer y la niña, paradas, inertes con su rostro fijo hacia mi cuarto, de pronto, se escuchó el lamento y la ventana se cerró de forma abrupta. Me incorporé a mi cama sin poder dormirme, con la inquietud latente de lo acontecido.

Al día siguiente me sentía intranquila por lo que había visto la noche anterior, venía del trabajo en bicicleta, cuando pasé por una calle en la que había varios locales con cosas esotéricas, sin saber cómo preguntar me acerqué a la persona que estaba en el mostrador, la verdad me daba pena preguntar, porque creí que me considerarían loca.

A grandes rasgos le expliqué mi situación, contrario a lo esperado, la mujer se quedó pensativa, me dijo sin tener la certidumbre, porque desconocía el contexto completo, que esas almas las habían ofrecido en sacrificio, en un acto del demonio, me quedé sorprendida de lo que escuché, la mujer entendió todo de forma tan natural, al parecer esto es más común de lo que yo pensaba.

Me preguntó si a alguien más de la casa le había sucedido lo mismo que a mí, le respondí que no, cuando les comentaba a mis compañeras de casa, me decían que ellas jamás habían visto ni escuchado nada, ellas tomaban el asunto muy a la ligera, hacían caso omiso de mi preocupación y de mi miedo.

La mujer me dijo que no todas las personas tienen la facultad de ver y escuchar a los muertos, si me habían elegido era por una razón que hasta el momento desconozco. Con preocupación le dije que, aunque yo no vivo en esa casa, mi cuarto queda justo enfrente de ella, y los sucesos se trasladan hasta mi habitación.

Ella me explicó que podría darme un poco de protección, con algunos amuletos y ciertos rituales que pudiese realizar, si quería ayudar a esos espíritus era necesario ir al lugar en el que se encuentran y hacer cierto trabajo en ello. Le respondí que no tenía acceso a la casa, ni tampoco el dinero para pagarle, así que me limité a comprar los amuletos.

Por la noche me dispuse a hacer todo lo que la mujer del local esotérico me dijo, acomodé en los puntos cardinales cada una de las veladoras, prendí los inciensos y demás rituales que me dijo.

Durante la madrugada me despertó el sonido siniestro de las castañuelas, pensé que no había dado resultado todo lo que me hizo comprar la mujer, sin embargo, noté algo distinto, el sonido se escuchaba más lejano, afuera de mi casa dejé de oír los pasos, los golpes a la puerta cesaron.

Entrada la madrugada me asomé para ver la casa, las ventanas se encontraban abiertas, el fondo como siempre oscuro, con dificultad alcancé a distinguir dos figuras vestidas de blanco, la de la mujer y la niña, pero ya no salieron de la casa, se quedaron dentro de ella.

Les mentiría si les dijera que lo que hice funcionó, sólo a medias, porque los sonidos siniestros y las apariciones siguen, aunque no hasta mi azotea, en cuanto me sea posible, me voy a mudar de casa.

Autor: Adriana Cuevas.

Derechos Reservados.

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror