El Duende Come Dulces 2022
El duende come dulces… Esta historia es una de las mas extrañas experiencias que me sucedieron en la casa que vivía hace algunos años, esta casa estaba ubicada en uno de los municipios mas habitados del Estado de Mexico, justamente en una casa de interés social, en donde antes de construir la unidad, solía ser un campo de siembra de maíz.
En 2015 mi esposa y yo decidimos hacer el trámite para la compra de una casa nueva de interés social, ese mismo año, después de un par de meses nos comunicaron que habíamos sido elegidos para adquirir una casa con la empresa.
Todo estaba sucediendo de la mejor manera pues teníamos la ilusión de adquirir nuestra propia casa, un par
de meses después nos marcaron por teléfono para asistir a una reunión y entregarnos las llaves de nuestra nueva casa, por su puesto, no dudamos ni un momento en asistir y se notaba en nosotros la felicidad que caracteriza a una persona cuando recibe una buena noticia o una gran sorpresa.
Una semana después decidimos mudarnos a la nueva casa, comenzamos con pocos muebles, pero poco a poco fuimos comprándolos y haciéndonos de nuestros aparatos electrónicos también.
Aproximadamente 3 meses después de haber llegado a dicha unidad ya nos habíamos adaptado y establecido por completo.
La casa que adquirimos tenía 4 recámaras, solo éramos mi esposa, yo y nuestra hija que apenas venía en camino, pues mi esposa tenía algunos meses de embarazo y por la misma situación a veces tenía algunos antojos, por eso mismo casi cada fin de semana compramos dulces, golosinas o helado, pues tanto a ella como a mí se nos antojaban.
un día regresando de hacer la despensa aproximadamente a mediodía y con el calor que caracteriza a la primavera, decidimos comer un poco de helado, pues es importante mencionar que este a mí en lo particular me provoca sueño si como en grandes cantidades, por lo cual decidimos solamente comer unos cuantos gramos.
Guardamos de nuevo el helado en el congelador para poder comer los días posteriores un poco más.
Llegó la hora de ir a dormir pues era domingo y el fin de semana había terminado, por lo cual al siguiente día comenzaba el horario laboral; nos levantamos muy temprano el día siguiente, nos preparamos para irnos a trabajar y aproximadamente a las 6:00 de la mañana salimos de nuestro domicilio con rumbo a nuestro trabajo, cabe mencionar que en ese tiempo pasaba a dejar a mi esposa a su trabajo, pues quedaba de paso por el camino que yo tomaba hacia el mío, ambos terminábamos nuestra jornada laboral a las 2:00 de la tarde, por lo tanto vuelvo a pasar por mi esposa al lugar en donde trabaja, para posteriormente comprar la comida e irnos a nuestra casa.
ese día llegamos a nuestra casa como todos los días y le pedí a mi esposa me sirviera un poco de helado para tranquilizar un poco el calor que sentía en el cuerpo, mi esposa alegremente dijo que sí, pues ella también tenía ganas de un poco, unos segundos después mi esposa me llamó fuertemente a la cocina y un poco alterada, por lo cual asistí rápidamente y le pregunté qué sucedía.
Un poco preocupada y confundida me dijo que ya no había ni una gota de helado, sin embargo el recipiente estaba bien tapado y en el congelador, pero por dentro estaba vacío, un poco incrédulo le dije que eso no era posible, abrí el congelador y a su vez el recipiente y efectivamente no había nada de lado.
Para eliminar un poco la tensión que existía por esta situación le dije en tono de broma que seguramente ella había venido y se lo había acabado, pero en lugar de reírse por mi broma me volteó a ver con cara de molestia y con una mirada asustada, diciéndome que no era posible que desapareciera solamente de la nada el helado pues sabía perfectamente que ninguno de los 2 pudo haber sido quien se lo comió, mucho menos nuestra mascota que era un perro de raza pequeña y que sabíamos que de ninguna forma podía tener acceso el congelador.
instantáneamente le dije a mi esposa lo más seguro es que tuviéramos duendes en la casa, en ese preciso momento, se escuchó que cayeron canicas del cuarto de estudio que estaba en la tercera planta, corriendo subía a ver qué pasaba pues pensé que se había metido algún gato o que había alguien en ese cuarto, unos segundos después llegué a él, lo abrí y me di cuenta que no había nada ni nadie absolutamente, todas las cosas estaban acomodadas como siempre lo estaba, nada estaba fuera de su lugar y mucho menos había canicas tiradas en el piso.
Automáticamente fui al otro cuarto revisar, pues pensé que si en ese no había sucedido nada probablemente en el otro sí, mi sorpresa fue que cuando entré al otro cuarto, todo estaba perfectamente acomodado y en silencio; entonces bajé rápidamente las escaleras y le dije a mi esposa que no había nada, que probablemente había pasado en las casas aledañas, en ese momento mi esposa me recordó que ninguna de las 2 casas que se encontraban a los lados no habitaba nadie.
Preparamos para comer dejando un poco de lado lo sucedido, para retomarlo después de la comida, mientras comíamos y veíamos la tele se escucharon unos pasos corriendo de un extremo del pasillo al otro en la tercera planta, pero los pasos no eran de un adulto si no eran más como de un niño o de una mascota grande.
Al escuchar eso mi perro se levantó del lugar donde estaba y se echó a mis pies, dejé de comer y subí rápidamente al pasillo para saber qué sucedía, unos escalones antes de llegar escuché que la puerta del cuarto de estudio se azotó bruscamente como si hubiera entrado un viento bastante fuerte, corrí para dirigirme al cuarto y observé que algunas cosas estaban fuera de su lugar.
Algunos libros desacomodados, los juguetes de mi colección no estaban en la forma que yo los había dejado acomodados y la puerta del closet estaba abierta, entonces comencé a sospechar que probablemente alguien se había metido ahí, lo abrir repentinamente y me di cuenta que no había nada ni nadie, sin embargo sentí un escalofrío bastante fuerte en toda mi espalda.
Bajé rápidamente en las escaleras y le dije a mi esposa que eso ya no era normal, pues había sentido un escalofrío y probablemente también había sentido la presencia de algo o alguien ahí que no podía visualizar.
Mi esposa un poco asustada pero también incrédula me dijo que no le jugar a bromas de ese tipo, pues no le gustaba sentirse asustada, yo le mencioné que no era ninguna broma, es lo que había sentido y que hiciéramos una prueba para saber si desaparecían objetos comida o dulces de la casa, ella me preguntó en qué prueba pensaba y le dije que dejáramos en un cajón de los muebles de la cocina un poco de comida algunos juguetes de mi colección y dulces para que el otro día al regresar de trabajar nos diéramos cuenta si habían desaparecido o seguían en donde los dejamos, procedimos a dejar en el cajón lo antes mencionado.
Al otro día nos fuimos a trabajar como normalmente lo hacíamos y regresamos aproximadamente a las 4:00 de la tarde, cuando entrábamos a la casa el perro siempre nos recibía moviendo la cola, ese día no fue la excepción por lo qué atribuimos que no había pasado en lo absoluto nada en el cajón donde habíamos dejado los objetos.
Ambos nos dirigimos directamente hasta allá pues tenemos la duda de lo que había sucedido, al abrir el cajón nos llevamos una gran sorpresa al ver que la comida y los juguetes estaban intactos, pero los dulces ya no estaban, lo más curioso es que sólo estaban las envolturas abiertas pero el contenido había desaparecido.
Le dije a mi esposa que efectivamente teníamos un duende o varios en la casa, pues no era posible que las cosas desaparecieron de la nada, ella me dijo que cómo podía creer en esas cosas sí eso no existía, aunque en algún momento ella me había contado de un caso de un duende que vivió con su amiga, pero supongo que por no demostrar miedo me dijo lo antes mencionado, le platiqué algunas anécdotas de duendes que viví en casa de mis abuelos en el estado de Guerrero, no lo hice con el objetivo de asustarla, sino justificando de alguna manera que los duendes realmente existía.
El Duende Come Dulces
Ella me dijo que ya no mencionara de nada de eso, me comentó que mejor buscáramos una solución pues no podía seguir pasando y además no podía estar tranquila si en algún momento ella debía quedarse sola sabiendo que algún duende habitaba la casa con nosotros.
Le dije que procederíamos a ver si podíamos correrlo algún día de la casa, pero si no se podía o no lo lograba en el primer intento, tendríamos que llamar a alguien para que pudiera ahuyentarlo, pues no quería conocer la ira del duende.
Recordé que mi abuela me había comentado que los duendes de temen ha la canela y a los tréboles de cuatro hojas, lo cual pensé que siempre era un mito en las historias de duendes, pero valía la pena intentarlo.
un año antes habíamos hecho un viaje a Morelos, exactamente a la ciudad de Tepoztlán, sin pensar que en algún momento me servirían, compré como recuerdo cuatro tréboles de cuatro hojas, pues me gustaban desde niño y para mí era de bastante suerte encontrar uno.
entonces procedí a colocar algunos trozos de canela en las esquinas del cuarto, en la entrada y el trébol lo coloqué justamente en el piso quedando en medio de la puerta, el resto de todo ese día transcurrió normal, comimos, vimos la tele, preparando nuestras cosas para el siguiente día y nos dispusimos a dormir.
Subimos al cuarto para dormir y justamente al acostarnos escuchamos un ruido bastante fuerte de un objeto que cayó en el piso arriba de nuestra recámara, que es donde se encuentra el cuarto de estudio, me levanté para ir a ver pero mi esposa me dijo que no fuera pues no sabía lo que me iba a encontrar.
Mi abuela en algún momento me había dicho que debíamos dejar la canela toda la noche para que esto surtiera efecto, entonces mi esposa me comentó que mejor nos pusiéramos a dormir.
Así lo hicimos, al otro día muy temprano y sin acordarnos de lo que habíamos dejado en el estudio nos fuimos a nuestro trabajo, en el transcurso del camino hacia mi trabajo, recordé lo que había puesto en la casa, pero en ese instante no podía regresar porque se me hacia tarde para llegar a este, pasaron las horas e hicimos la misma rutina de siempre, al llegar a nuestra casa y recordando que es lo que había dejado en esa recámara, decidí ir corriendo hacia ella y ver qué es lo que había sucedido con la canela que había dejado, al abrir de la puerta del estudio me di cuenta que los trozos de canela estaban completamente de color negro, el trébol de cuatro hojas que estaba encapsulado en un par de acrílicos transparentes estaba marchito, en el escritorio había una nota en un pedazo de hoja escrito con un tipo de letra bastante extraño y que después de estar observando mucho tiempo me di cuenta que lo que decía era un insulto.
Bajé con esta nota rápidamente hacia la cocina pues mi esposa estaba haciendo de comer y se lo mostré, le dije que esto es lo que había encontrado en el escritorio por supuesto no me creyó porque pensó que yo lo había escrito, sin embargo le dije que no era posible pues el tipo de letra que estaba ahí era muy diferente al mío y aunque yo tratara de cambiar mi tipo de letra no podría mantener el mismo estilo por más de una palabra pues como todos sabemos es difícil modificar nuestra letra y realizar un texto o escribir varias palabras con exactamente el mismo tamaño y el mismo tipo y más sí es la primera vez que lo realizas con letra nueva, mi esposa entendió la explicación y se dio cuenta que era cierto lo que yo le había dicho, me preguntó qué decía y le dije que era un insulto.
Si veía detenidamente podía ir leyendo cada una de las letras, pasó unos segundos viendo la frase escrita y se dio cuenta que efectivamente decía un insulto.
Apartir de ese día no nos volvió a pasar nada extraño durante algún tiempo, pero en el transcurso de algunos meses nos dimos cuenta que había otro duende en la casa, pues un día llegando de visitar a los papás de mi esposa y ya con mi hija en brazos, abrí la puerta de la casa, metí las maletas que traíamos en nuestro auto, al entrar a la sala y voltear hacia las escaleras, vi que alguien se asomó rápidamente.
Era una figura bastante pequeña, no pude ver su cuerpo ni su rostro solamente vi la silueta por que escapó muy rápido, me regresé a mi auto y le dije a mi esposa que espere un momento, pues había alguien en la casa, rápidamente se subió con mi hija al auto, yo saqué de la cajuela una llave de cruz con lo que se cambian las ruedas en caso de tener una pinchadura, me arme de valor y subí para buscar en cada cuarto si había alguien.
Busqué en cada uno de los cuartos sin encontrar a nadie, baje hacia el auto y le dije que ya podían entrar la casa estaba segura, mi esposa entró un poco desconfiada y me preguntó qué pasaba con mi perro pues no lo había visto.
Recordé que tampoco lo había visto cuando había realizado la inspección, entonces subí rápidamente a la recámara donde dormíamos, pues mi perro tenia su cama a un lado de la nuestra entre la cama y la ventana.
Mi perro estaba ahí, pero estaba echado en posición fetal y temblando de miedo, le llamé por su nombre me volteo a ver, movió un poquito su cola y fue hacia mí chillando, lo cargué lo acaricié perfectamente seguro de que no me contestaría le pregunté qué pasaba y que por qué estaba tan asustado, pareciera que el perro más hubiera entendido, pues con un chillido quiso bajarse de mis brazos y caminó hacia las escaleras que subían al tercer piso, me dirigí hacia allá y empezó a ladrar, cuando comenzó a subir las escaleras él se quedó en la parte de abajo y yo continué para revisar de nuevo los cuartos que estaban hasta ese piso.
Entré nuevamente al estudio y me di cuenta que en la ventana con la humedad se presentaba por el empañamiento de un lugar cerrado, sin ventilación y bastante caluroso, se marcaba un rostro en ella que parecía un anciano, con una sonrisa macabra y una mirada fija, a pesar de que la imagen era tan nítida, curiosamente se alcanzaban a distinguir los rasgos de sus ojos y de su boca, con miedo, tomé un trapo del escritorio y limpié la ventana, en el momento que lo hice y le di la espalda al clóset se escuchó que la puerta de este se azotó fuertemente, di un brinco bastante grande pues realmente me asustó y volteé a ver qué sucedía, dudosamente me acerqué a el closet y abrir poco a poco la puerta, nuevamente no me encontré nada, pero había un olor bastante fuerte y desagradable dentro de él, parecía un olor a carne podrida.
rápidamente cerré la puerta, bajé y le dije a mi esposa que nos fuéramos de ahí, para buscar algo de ayuda, acudimos a casa de mi mamá para encontrar a mi hermana, pues ella sabía de un señor que podía ayudarnos con nuestro caso.
le comentamos a mi hermana todo lo sucedido y no dudó en ayudarnos en ningún momento, fuimos a la casa del señor y justamente cuando entramos el nos confirmó que ya sabía lo que íbamos, que no nos preocupáramos pues él iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para que lo que habitara ahí se fuera y nos dejara en paz, en una breve entrevista le comenté al señor lo que había hecho anteriormente con la canela y con el trébol y me dijo que había sido correcto lo que había hecho, sin embargo me faltaban algunos ingredientes para que pudiera surtir un efecto fuerte y este ser ya no regresara, pues tenía que recordar qué era un ser de la naturaleza y era algo difícil deshacerse de él, sin embargo podía ser ahuyentado.
Al otro día el señor acudió a nuestro domicilio, vertió en el piso algunos líquidos, hizo algunas oraciones o rezos raros, prendió algo de incienso y fuertemente pidió que lo que existiera en esa casa se fuera de ahí, unos minutos después se escuchó un golpeteo en la ventana del cuarto de estudio y quise subir corriendo a ver qué pasaba , sin embargo el señor me dijo que no fuera, probablemente ese ser quería que pensáramos que ya se había ido para poder seguir aquí, pero que poco a poco se estaba debilitando por todo lo que había puesto en el cuarto de estudio.
Yo le pregunté si podía ser el mismo ser que hace algunos meses había orientado, él me dijo que sí era el mismo, pues que por lo que le conté, era un duende que le gustaban los dulces y que sabía perfectamente que en esa casa siempre había y además que como mi hija era muy pequeña y no estaba bautizada, el duende quería saber si de alguna forma podría llevársela con él, entonces me dio una medalla para colgarla en el cuello a mí hija.
aparte nos dio algunas indicaciones de que teníamos que hacer en los días posteriores para que este ser se fuera de la casa.
Hicimos todo al pie de la letra y sólo en un par de días nos dimos cuenta que ya nada raro pasaba , una de las cosas que nos dijo el señor que deberíamos de hacer fue que debíamos de dejarle una ofrenda de dulces a ese duende y pedirle de la manera más atenta y amable que se fuera de esa casa, pero que sí un día después aun experimentábamos cosas raras, fuéramos un poco más duros con él, así como alguna vez lo logre ahuyentar y debido a eso se va debilitando, esta vez iba a ser un poco más fuerte la forma de ahuyentarlo, el señor sólo nos indicó que dijéramos eso y no nos dijo el por qué sino que deberíamos hacerlo de esa forma.
Así lo hicimos y en 24 horas después nos dimos cuenta que seguían sucediendo cosas, aun repitiendo lo que el señor nos había comentado.
Después de unos días nunca más volvimos a experimentar cosas raras, mi perro se veía más tranquilo cuando llegábamos y volvió a recuperar la alegría que tenía antes de que todo esto sucediera.
Pocos meses después mi perro falleció, el veterinario que lo atendía nos dijo que su muerte había sido algo raro pues no había encontrado ninguna enfermedad o ningún padecimiento que fuera fatal, al contrario mi perro estaba muy sano, nosotros lo atribuimos a que mi perro de alguna forma nos ayudó a combatir a ese ser y que por consecuencia él absorbió toda esa energía maligna para que mi hija no la recibiera, en pocas palabras también mi perro nos ayudó a terminar de ahuyentar a esa cosa.
Autor: Hugo De Gante
Derechos Reservados.
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