El Espejo Historia De Terror 2023
El Espejo, Historia De Terror… La noche era oscura y silenciosa mientras me dirigía hacia la casa del hombre que había solicitado mi ayuda. El recuerdo de mi don especial, el poder de comunicarme con los muertos, me acompañaba desde una edad temprana. Había usado ese don para ayudar a muchas personas con problemas paranormales, pero había un caso en particular que nunca podría olvidar: el caso que yo misma llamé “Lo que vive en el espejo”.
Recordé claramente aquel día en el que fui contactada por aquellas personas. Antes de cada caso, solía tener sueños inquietantes, pero esta vez fue diferente. En lugar de recordar detalles, solo quedó una intensa sensación de miedo y un corte en mi mano. Mientras atendía la herida, recibí una llamada telefónica.
Al otro lado de la línea, un hombre angustiado y agotado me dijo que me había encontrado por recomendación de un amigo. Estaba desesperado y necesitaba mi ayuda.
El hombre me explicó a grandes rasgos que había comprado una casa muy antigua. Al principio, todo parecía normal, pero con el tiempo, comenzaron a ocurrir cosas extrañas en su casa.
Escuchaba susurros inquietantes y veía sombras moviéndose por el rabillo del ojo. Las luces se apagaban y encendían sin razón aparente, y una sensación de malestar se aferraba a cada rincón de la casa.
A pesar de su escepticismo inicial, no podía ignorar la desesperación en su voz. Prometí ayudarlo y quedamos en encontrarnos esa misma noche para investigar el problema.
Tomé los datos del hombre y acordamos encontrarnos esa misma tarde. Al llegar a su casa, me recibió una pequeña niña, demacrada y con ojeras. Tenía no más de siete años.
Entré en la casa y me encontré con el padre, quien me puso al tanto de la situación. Todo había comenzado desde el primer día en que se mudaron a esa casa, que habían adquirido a un precio excepcional. Estaba amueblada y tenía la peculiaridad de tener numerosos espejos.
La primera en percibir algo extraño fue la hermana menor, de entre los cinco hermanos. La niña nos contó en voz alta que, en la primera noche que pasaron allí, un sonido la despertó.
Sus ojos tardaron un poco en acostumbrarse a la oscuridad, pero finalmente distinguió la silueta de una persona agachada, como si estuviera escarbando en el suelo de concreto.
Trató de despertar a su hermano, que dormía en la misma habitación, pero no lo logró. En un intento por llamar su atención, hizo un ruido que alertó al ente, que se giró hacia ella y corrió hacia uno de los espejos, desapareciendo instantáneamente.
Deteniéndome en el recuerdo, pude sentir la opresión en el ambiente mientras escuchaba más detalles de la aterradora experiencia. La familia había experimentado fenómenos inexplicables desde entonces: ruidos extraños durante la noche, objetos que se movían solos, sombras que se deslizaban por las paredes.
Cada miembro de la familia había sido testigo de la presencia de aquella entidad, y el temor se había arraigado profundamente en sus corazones.
El padre había experimentado su propio encuentro terrorífico en aquella casa maldita. Una noche, mientras se encontraba solo en casa, ya que los niños estaban en la escuela, decidió tomar una siesta antes de iniciar su empleo nocturno.
A medida que se sumergía en el sueño, comenzó a escuchar risas infantiles. En un estado de semiinconsciencia, pensó que se trataba de sus propios hijos, por lo que simplemente pidió que guardaran silencio. Sin embargo, en un instante, la realidad lo golpeó con fuerza: ¡estaba solo en casa! El desconcierto y el miedo lo despertaron abruptamente.
Intentó calmarse y volver a dormir, convencido de que las risas provenían de fuera de la casa. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de sumirse nuevamente en el sueño, las risas infantiles volvieron a resonar. Esta vez, despertó por completo, seguro de que las risas provenían del interior de su hogar.
Se levantó de la cama y comenzó a recorrer la casa, con la creencia de que alguno de sus hijos se había saltado las clases y se ocultaba en algún rincón.
Después de un tiempo de buscar frenéticamente, sin encontrar rastro alguno de sus hijos, decidió regresar a la cama. Sin embargo, en su camino, se detuvo frente a uno de los espejos más grandes de la casa y su reflejo reveló la imagen clara de una niña.
La pequeña reía con desenfreno, justo detrás de el, sus ojos destellaban con malicia. Sin poder comprender cómo aquella niña había entrado a la casa, pero negándose a permitir que corriera descontrolada por su hogar, el padre la persiguió.
Los pasos resonaban tras él mientras corría tras el reflejo infantil. No podía entender cómo aquel reflejo podía moverse tan rápidamente, pero estaba decidido a capturar a la niña intrusa. Sin embargo, sin previo aviso, la figura se desvaneció ante sus ojos. La niña había desaparecido en el aire, como si nunca hubiera existido.
Confundido y atónito, el padre se encontró en medio de un pasillo vacío y en silencio. Luego, una idea repentina cruzó su mente: ¿y si la niña se había escondido en uno de los armarios? Sin dudarlo, abrió uno de ellos y, de la nada, la figura de la niña, que ahora parecía más una anciana con un cuerpo de niña, saltó hacia él, riendo maniáticamente. Sorprendido, el padre retrocedió, pero la figura desapareció nuevamente, desvaneciéndose en las sombras del pasillo.
Una sensación de escalofrío recorrió su espina dorsal. La presencia maligna y el aura de miedo llenaron el aire. El padre se encontraba atrapado en un juego perverso con una entidad sobrenatural que habitaba en los espejos de su propia casa. No sabía qué era o qué quería, pero sabía que debía encontrar una manera de liberarse de su influencia.
El miedo y la tensión se habían arraigado en sus corazones desde aquel incidente, el acontecimiento más impactante que había ocurrido hacía apenas unos meses.
Fue el hijo mayor, de tan solo doce años en ese momento, quien vivió esta aterradora experiencia. En medio de la noche, se levantó para tomar agua y, al pasar frente a un espejo, notó algo extraño en su propio reflejo. No podía precisar con certeza qué era, pero sabía que algo no estaba bien.
Aunque siempre había sido el más valiente de sus hermanos y se mostraba escéptico ante los eventos sobrenaturales hasta ese momento, aquel suceso no le hizo ni siquiera parpadear al principio. Estaba decidido a descubrir qué era lo que no encajaba.
Comenzó a moverse rápidamente frente al espejo, esperando que su reflejo copiara sus movimientos de forma normal. Y así fue, todo parecía normal hasta que un estruendo repentino lo hizo girar la cabeza. Cuando volvió su mirada hacia el espejo, su reflejo había cambiado.
Aunque seguía siendo su imagen, su rostro mostraba ahora una apariencia demoníaca, con una mirada cargada de un profundo odio. Antes de que pudiera reaccionar y salir corriendo, la mano del ente sobrenatural emergió del espejo y lo sujetó de la playera con una fuerza sobrehumana. Luego, lo arrojó violentamente contra el espejo, que se rompió en mil pedazos, provocándole una grave contusión.
El dolor se mezcló con el terror mientras el chico yacía en el suelo, tratando de recuperar el aliento. Su familia acudió rápidamente al escuchar el estruendo y lo encontraron en estado de shock, rodeado por los restos del espejo roto. A partir de ese momento, la presencia maligna que acechaba en los espejos se hizo más fuerte y más agresiva. Los eventos paranormales se intensificaron, sumiendo a la familia en un estado constante de temor y desesperación.
Aquella noche marcó un punto de inflexión para el hijo mayor. Su valentía y escepticismo habían sido desafiados de una manera traumática y brutal. Ahora, era testigo de primera mano de la maldad que se ocultaba detrás de los espejos y de la amenaza que representaba para su familia.
A medida que la historia se desarrollaba, los sucesos sobrenaturales aumentaban en frecuencia e intensidad. Las sombras se movían por la casa, las voces susurraban en la oscuridad y los espejos se convirtieron en portales hacia un mundo siniestro. Cada vez que alguien se acercaba a uno de ellos, sentían la presencia acechante del ente malévolo, como si estuviera esperando el momento adecuado para atacar.
La situación se volvió insostenible, y la familia decidió buscar ayuda externa, llegando así a encontrarme a mí, una persona con el don de comunicarse con los muertos. La gravedad de los eventos y las heridas físicas y emocionales que habían sufrido requerían una intervención decidida y experta.
La gravedad de la situación llevó a la familia a buscar mi ayuda, conscientes de mi habilidad para comunicarme con los muertos. Después de escuchar detalladamente las anécdotas y los horrores que habían vivido, decidí adentrarme en la casa para explorar y ver si podía percibir alguna presencia sobrenatural. A pesar de las experiencias descritas, aún no había sentido ninguna entidad en ese lugar.
Decidí comenzar mi investigación explorando la casa en busca de cualquier pista que pudiera ayudarme a entender la naturaleza de la presencia en el espejo. La atmósfera era pesada y cargada de energías oscuras. Cada paso que daba resonaba en el silencio de la casa, creando una sensación inquietante en el aire.
Mientras caminaba por los pasillos, sentí una corriente de aire helado que me hizo estremecer. Las paredes parecían susurrar secretos oscuros y las sombras bailaban en las esquinas de mis ojos. Finalmente, llegué a la habitación donde se encontraba el espejo central.
El espejo estaba colocado sobre una antigua cómoda de madera, rodeado de otros espejos más pequeños que reflejaban su imagen una y otra vez, creando un efecto laberíntico. Me acerqué lentamente, sintiendo cómo mis pulsaciones se aceleraban. Mi reflejo en el espejo parecía distorsionado, como si algo se moviera detrás de él.
Con cuidado, extendí mi mano hacia el espejo, pero antes de tocar su superficie, una imagen grotesca y retorcida se formó en su reflejo. Era una figura oscura y deformada, con ojos brillantes y una sonrisa siniestra. Una oleada de escalofríos recorrió mi cuerpo, pero me recordé a mí misma que no podía dejarme intimidar.
El Espejo Historia De Terror
Decidida a enfrentar lo que habitaba en el espejo, continué extendiendo mi mano hacia su superficie reflectante. Justo cuando estaba a punto de tocarlo, sentí una fuerza invisible que me empujaba hacia atrás con violencia. Caí al suelo, mi corazón latiendo frenéticamente mientras luchaba por recuperar el aliento. Parecía que la entidad en el espejo no estaba dispuesta a dejarme acercar demasiado.
Me levanté con determinación y me acerqué nuevamente al espejo. Esta vez, me preparé mentalmente y fortalecí mi escudo de protección. Mis manos temblaban ligeramente mientras trataba de controlar la ansiedad que se apoderaba de mí. Sabía que tenía que mantener la calma y concentrarme en mi objetivo.
Cerré los ojos y me sumergí en un estado de meditación profunda. Lentamente, comencé a canalizar mi energía hacia el espejo, tratando de establecer una conexión con la entidad que lo habitaba. En mi mente, visualicé una puerta entreabierta y me adentré en el oscuro pasillo que se extendía frente a mí.
A medida que avanzaba, podía sentir la presencia malévola acercándose. El pasillo estaba lleno de imágenes distorsionadas y aterradoras, cada una representando los miedos más profundos de aquellos que se habían cruzado con la entidad. Me encontré con recuerdos de traiciones, violencia y dolor, todos los aspectos oscuros de la humanidad que habían alimentado la presencia en el espejo.
Finalmente, llegué a una habitación al final del pasillo. La puerta estaba entreabierta y un débil resplandor emanaba desde su interior. Con cuidado, empujé la puerta y me adentré en la habitación. Lo que vi allí me heló la sangre.
La habitación estaba cubierta de espejos rotos, cada uno reflejando imágenes distorsionadas de sucesos terribles. En el centro de la habitación, se encontraba el espejo central, emanando una energía oscura y opresiva. La entidad se manifestaba frente a mí, adoptando una forma amorfa y aterradora.
De la nada, un intenso escalofrío recorrió mi cuerpo. Intenté recitar mis conjuros de protección; sin embargo, era casi como si aquella entidad hubiera borrado de mi mente aquellas palabras que conocía al derecho y al revés desde que tenía 11 años. Aquello me hizo sentir tan vulnerable e indefensa que, cuando quise reaccionar, aquel ente me tenía por el cuello, contra una de las paredes. Intentaba liberarme, pero cuando intentaba tocarlo, mis manos se abrían con cortes profundos.
De pronto, y para mi suerte, logré patear la linterna que había dejado caer con tanta suerte que esta estrelló el espejo en el cual el ente parecía estar reflejado. Aquello provocó que este se desvaneciera, dejándome en la oscuridad intentando recuperar el aliento y pensando en que sea lo que fuera aquella cosa, no se trataba de nada a lo que me hubiera enfrentado antes. Sin embargo, también sabía que no podía dejar a aquella familia a su suerte.
Al día siguiente, regresé a la casa decidida a abordar el problema de raíz. Ordené que todos los espejos fueran colocados en un círculo en el centro de la habitación principal. Preparé los elementos necesarios para llevar a cabo el ritual y realicé una limpieza espiritual a todos los miembros de la familia. El ambiente se volvió denso y cargado de energías sobrenaturales mientras los preparaba para el proceso.
Finalmente, llegó el momento de iniciar el ritual. Con cada paso y cada invocación, el poder oscuro que se ocultaba en los espejos parecía cobrar vida. La tensión en el aire era palpable, pero me mantuve firme y concentrada en mi objetivo de liberar a la familia de esta pesadilla.
Mientras pronunciaba las palabras de protección y purificación, pude sentir la respuesta de la entidad. Un viento helado sopló por la habitación, haciendo que las llamas de las velas se agitaran violentamente. Los espejos comenzaron a vibrar y emitir un sonido discordante y aterrador, como si estuvieran al borde de la ruptura.
A medida que continuaba con el ritual, una fuerza maligna comenzó a emerger de los espejos. La habitación se llenó de sombras retorcidas y susurros amenazantes. Los miembros de la familia se agarraban unos a otros, temerosos pero decididos a enfrentar lo que sea que estuviera acechando en los espejos.
De repente, una figura oscura comenzó a emerger lentamente de entre los espejos, deslizándose hacia mí con una furia incontrolable. Su rostro retorcido reflejaba una malicia profunda y su intención era clara: atacarme. Sin embargo, mis años de experiencia y mi conocimiento en la protección espiritual me permitieron reaccionar rápidamente. Un amuleto de protección que siempre llevaba colgando en mi cuello brilló intensamente, contrarrestando la embestida de la entidad maligna. El choque entre su energía oscura y la protección del amuleto generó una explosión sobrenatural, desvaneciendo la figura en un destello de luz.
El destello de luz se dispersó por toda la habitación, disipando las sombras y restaurando la calma en el ambiente. La presencia maligna había sido derrotada, al menos por el momento. Los espejos se volvieron opacos, perdiendo su aspecto amenazador y oscuro. La habitación parecía más brillante, como si la oscuridad se hubiera disipado por completo.
El ritual continuó durante casi toda la noche. La lucha entre el bien y el mal se manifestaba en cada momento, pero finalmente, logré atrapar al ente en uno de los espejos sagrados hechos de plata bendita. Con extremo cuidado, lo sellé bajo llave y lo resguardé en un lugar seguro. A pesar de la aparente calma, sabía que debía mantenerlo alejado de cualquier persona para evitar que su oscuridad se desatara nuevamente.
La familia, exhausta pero aliviada, se abrazó entre sí, sintiendo el peso del miedo y la opresión desvanecerse lentamente. Agradecidos por mi intervención, me miraron con gratitud y esperanza en sus ojos.
Sin embargo, sabía que este era solo el primer paso. La entidad maligna en el espejo había sido debilitada, pero no eliminada por completo. Había más trabajo por hacer para asegurar la protección continua de la familia y la purificación completa de la casa.
Me acerqué a los espejos, ahora tranquilos y en silencio, y comencé a recitar palabras de sellado y protección. Uno por uno, cubrí los espejos con símbolos sagrados y los bendije con agua bendita. Mientras realizaba el ritual, podía sentir una energía protectora y sanadora emanar de mí, envolviendo cada espejo en una barrera de luz.
Una vez que todos los espejos estuvieron sellados, me aseguré de que la familia comprendiera la importancia de mantener la protección y la vigilancia en su hogar. Les proporcioné amuletos de protección personalizados y les enseñé rituales diarios de purificación y fortalecimiento espiritual.
Con el paso de los días, la casa comenzó a recuperar su tranquilidad perdida. Los eventos paranormales disminuyeron gradualmente, y la familia pudo finalmente encontrar paz y seguridad en su hogar. Aunque siempre existiría la posibilidad de que la entidad regresara, la protección y los rituales continuos serían su salvaguardia contra futuras intrusiones.
Mi trabajo allí había terminado, al menos por el momento. Me despedí de la familia, sabiendo que habían superado una experiencia aterradora y que ahora estaban mejor preparados para enfrentar cualquier adversidad sobrenatural que se cruzara en su camino.
Mientras me alejaba de la casa, recordé la intensidad y la oscuridad de la entidad que habitaba en el espejo. Era una prueba más de que el mundo sobrenatural albergaba fuerzas más allá de nuestra comprensión, y que mi don especial me convocaba a enfrentar y proteger a aquellos que se veían amenazados por ellas.
La razón por la cual tengo aquella experiencia tan presente en mi mente es que aún conservo las cicatrices en mis manos del encuentro cara a cara con aquella entidad. Aún hoy en día, soy incapaz de dormir frente a un espejo o siquiera mirarme en uno debido a que, como dije antes, aquella entidad solo pareció debilitarse. Sin embargo, sé que continúa ahí, en aquel mundo del otro lado del espejo, esperando a recuperar sus fuerzas para entonces terminar lo que comenzó.
Autor: Aurora Escalante
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