Pesadilla O Realidad Historia De Terror 2023

pesadilla-o-realidad-historia-de-terror

Pesadilla O Realidad Historia De Terror 2023

Pesadilla O Realidad, Historia De Terror… Les voy a contar cómo todo inició con un sueño, o más bien dicho, una pesadilla que tuve hace un mes, en ella, me vi al lado de una mujer que me encontré en un tianguis que se hacía por la noche.

Me encontraba caminando para comprar los insumos necesarios para la semana, una mujer que venía en sentido contrario chocó conmigo, me pidió una disculpa y trató de dialogar, la señora me dijo que me podía acompañar a mi casa, acepté sin conocerla y nos fuimos juntas a mi vivienda.

En ella se encontraban dos pequeños, que supongo eran mis hijos, a ellos no se les hizo raro que yo llevase a una extraña a mi hogar; desde el instante en que ella entró a la casa, comencé a sentir un miedo que me causó escalofríos, la mujer inició a dar manifestaciones malignas, así como comentarios fuera de lugar.

Con engaños la llevé a una habitación y la encerré con llave, cuando ella se dio cuenta de lo acontecido, comenzó a proferir gritos que yo no comprendía, mis hijos se asustaron y comenzaron a preguntar.

Más tarde llegó mi esposo, cuando los niños le contaron lo ocurrido, él me cuestionó por qué había hecho eso, le expliqué lo que me motivó a hacerlo, le dije que bajo ninguna razón la dejara salir del cuarto, yo acudiría con un sacerdote para que me ayudase a deshacerme de ella, nosotros no éramos capaces de hacerlo.

Él sin comprenderlo me dijo que sí, luego salí a buscar al padre, antes de hacerlo, le hice hincapié en lo que habíamos hablado, le remarqué que no la fuera a dejar salir; no tardé mucho tiempo en regresar, cuando entré a la casa, la mujer se encontraba sentada en la mesa del comedor bebiendo agua, miré a mi esposo con ojos de reclamo, él se encogió de hombros, me dijo que no era necesario hacerle eso a esa pobre mujer, además ella tenía mucha sed.

En efecto, ella se encontraba bebiendo agua, al mismo tiempo su mirada era burlesca e hizo una mueca tétrica, por supuesto, mi esposo ni siquiera se dio cuenta de ello, de ahí nos fuimos a una reunión ella iba con nosotros, en ese lugar comenzó a proferir amenazas, principalmente hacia mí, me dijo que jamás me iba a deshacer de ella, que venía por mi alma y la de mi familia.

No podía salir de esa pesadilla, lo sentía real, mi esposo se dio cuenta que algo me sucedía y comenzó a moverme para que me despertara, él me dijo que no podía salir del sueño, cuando desperté aún me sentía asustada, lo abracé, él me preguntó qué estaba soñando, me limité a decirle que con el diablo, esto me había dado mucho miedo.

Pesadilla O Realidad Historia De Terror

pesadilla-o-realidad-historia-de-terror
pesadilla-o-realidad-historia-de-terror

Al día siguiente continué con mi cotidianidad, la pesadilla se fue disipando, pronto me olvidé de ella, pasados varios días de nuevo volví a tener el mismo sueño, la respuesta fue la misma: el miedo.

Mi esposo de nuevo me despertó, no le quise decir que había sido el mismo sueño, sin embargo, él se dio cuenta que no había soñado algo agradable, me cuestionó si estaba tomando mi medicación para dormir, le respondí que sí, lo cual era bastante extraño, porque a partir que comencé a tomar la medicina dormía profundamente, sin soñar.

Aproximadamente como en el transcurso de dos meses, tuve esa pesadilla como en cuatro ocasiones, después ya no volví a tenerla.

Un día me habló por teléfono mi hermano que vive en Querétaro, me dijo que había tenido un accidente, no era muy grave, sin embargo, este le impedía la movilidad, me pidió mi ayuda, me fui a su departamento por unos días, afortunadamente mi trabajo es remoto, así que pude trabajar desde allá.

Al llegar con mi hermano, este se encontraba carente de lo indispensable para comer, le dije que iba ir al super para poder comprar lo necesario, él me dijo que no fuera hasta allá, cerca de ahí se instalaba un tianguis, en el que él adquiere todo lo indispensable, le respondí que estaba bien, pero sería para la siguiente vez, ya que era de noche y el tianguis ya no estaría, mi hermano me respondió que ese tianguis se pone sólo por las noches.

Me pareció peculiar, porque en la ciudad que vivo, no se acostumbran los tianguis por la noche, a menos que se trate del tianguis navideño.

No fue necesario utilizar el auto, me llevé el carrito del mandado y fui a comprar los insumos, mi hermano tenía razón, me llevó un rato encontrar lo que buscaba, finalmente pude encontrar de todo, además me entretuve viendo otras cosas que llamaron mi atención, me encontré con un puesto que sólo puso una sábana en el piso, en él había velas aromáticas, de diversos colores, santas muertes de distintos tamaños, ángeles, atrapasueños, y más artículos que comúnmente encuentras en las tiendas esotéricas, pero no en el tianguis.

Me detuve para preguntar por una pulsera que era para proteger de las malas energías, no me había fijado que la persona que estaba a cargo, era una mujer madura, ella me miraba fijamente, le pregunté el precio de la mercancía, ella me sonrió y me dijo que si me interesaba, me podía dar un buen precio, le dije que sólo preguntaba por curiosidad, quizás ya no me quedaba el dinero suficiente, pero la siguiente vez sí la compraría.

Ella la tomó, se acercó a mí y me la puso, me dijo que era el objeto ideal para cuidarme, en el momento en que ella estuvo cerca de mí, sentí una sensación extraña, como un poco de miedo a no sé qué, le agradecí a la mujer y me retiré con prontitud.

Cuando llegué con mi hermano, le conté mi sorpresa al ver ese tipo de venta en el tianguis, él me dijo que no se había fijado en la existencia de esos productos, no era tan común, aunque también se había llevado cierto asombro ante las diferencias de un estado al otro. 

Conforme vi que mi hermano poco a poco adquirió un poco de autonomía, al poder moverse un poco más, con la ayuda de muletas, le dije que tenía ganas de conocer el centro de Querétaro, al pasar en el taxi pudo ver lo bonito que era, pero quería caminar un rato, él asintió, me dijo que no me preocupara, me podía quedar durante toda la tarde allá.

Así lo hice, tomé un camión que me dejó justo a un lado de la catedral de la ciudad, de ahí caminé hacia el centro, después de un rato, me senté en una banca para poder admirar la arquitectura del lugar, llamó mi atención que Querétaro es una ciudad pequeña, pero que conserva la mayor parte de sus construcciones antiguas.

Me encontraba ensimismada en este tipo de pensamientos, cuando una mujer se sentó en la misma banca, ella me saludó, por cortesía le respondí, de inmediato trató de conversar conmigo, al notar un poco mi desinterés me lanzó una pregunta que de inmediato me hizo voltear a verla, me preguntó por qué ya no había regresado por la pulsera de protección.

Le respondí con evasivas, aunque ella me dijo que no me preocupara, en otro momento me volvería a ver, y se retiró, me quedé confundida por lo que me dijo, en realidad, yo no la conocía, no comprendía por qué se refería a mí de esa manera.

Me retiré del lugar, decidí regresarme caminando hasta el departamento de mi hermano, no quedaba tan cerca, pero me permitía seguir conociendo a esa bonita ciudad, en algún momento pasé por unas calles vacías, en las que se ausentaba el murmullo de la ciudad.

Pesadilla O Realidad Historia De Terror

Fue en ese instante en que percibí el sonido de unos pasos, que se escuchaban detrás de mí, conforme aumentaba mi andar, también la persona que venía atrás, recordé la inseguridad que hay en Guadalajara, y traté de buscar un lugar público, en el cual resguardarme, a lo lejos vi una calle transitada con muchos autos, pensé que sería una avenida en la que podría protegerme, aumenté la velocidad de mi caminar, casi estaba corriendo, los pasos aumentaron igual, doblé en la esquina, por fortuna había una tienda de conveniencia, de inmediato me metí en ella, me quedé parada mirando a través del cristal quién era la persona que me estaba siguiendo.

Durante unos minutos estuve observando, pero no logré ver a nadie, comprendí que seguramente quien me estaba persiguiendo desistió al verme entrar a la tienda y se regresó.

Cuando llegué con mi hermano, le conté de lo sucedido, él me miró extrañado, me dijo que durante más de un año que lleva viviendo en ese lugar, nunca le ha sucedido algo parecido, que por lo general la ciudad es muy segura, pero quizás me tocó la mala suerte de encontrarme con un individuo malintencionado, en eso terminó la conversación.

Me di cuenta que me había tardado más de lo pensado en el centro, ya era de noche y estaba cansada, le preparé a mi hermano su cena, y me retiré a descansar.

Después de pasados varios días, volví a tener la misma pesadilla que les conté en un inicio, pero en esta ocasión no tenía a ninguna persona a mi lado para que me despertase, comencé a sentir angustia porque por primera vez llegaba hasta el final de la ensoñación, en ella, la mujer que decía que se iba a robar mi alma lo conseguía, yo caía en una especie de agujero negro del que no podía salir, después mi espirítu se salía de mi cuerpo y podía ver con claridad la forma en que recuperaba el aliento mi cuerpo, pero a mí nadie me veía.

Con el desasosiego hasta la garganta me desperté, en realidad me sentía muy asustada, la vivienda se encontraba en silencio y en completa oscuridad, fue cuando escuché un ruido al interior de mi habitación, pero no podía ver nada, todo estaba en penumbra, cuando de repente vi cómo comenzaba a recorrer la cortina, empezó a entrar un poco de luz del exterior, la luna se encontraba llena, así que era posible tener más claridad, aunque no comprendía cómo era qué estaba sucediendo ese hecho.

Mi miedo aumentó, cuando en la ventana vi una silueta oscura, completamente negra, sólo salía un brillo de sus ojos, unos ojos fulgurantes de color rojo me miraron, grité muy fuerte, que mi hermano se despertó y corrió a mi cuarto, encendió la luz, le dije lo que había visto, él buscó por todas partes para que me cerciorase de que no había nada, sin embargo, la cortina se había quedado abierta, le expliqué que estaba cerrada y que alguien la había abierto.

Mi hermano trató de tranquilizarme, me dijo que el coto era muy seguro, había vigilancia en la entrada las 24 horas, además, si alguna persona no se identifica, no es posible que ingrese.

Traté de explicarle que lo que había visto no era de este mundo, “algo” más había en ese lugar, él me dijo que durante todo el tiempo en que ha vivido ahí, nunca ha visto nada extraño, quizás estaba muy nerviosa y todo lo había confundido.

Comprendí que él no me creía, ya no quise decirle nada más, sin embargo, sabía que algo estaba sucediendo, todo había sido muy extraño desde mi encuentro con aquella mujer en el centro. Mi hermano se quedó a dormir en la habitación, fue la única forma en la que me sentí segura y pude descansar un poco.

Al día siguiente continué con mi trabajo, pasé todo el día en la computadora, hasta que mi hermano me dijo que era día de tianguis, que no me olvidara de ello.

Agradecí que hubiera ese tipo de compras por la noche, esto me permitía trabajar durante el día, y continuar con las labores del hogar por la noche, me fui a realizar las compras, en esta ocasión iba con la firme idea de buscar a la mujer del puesto esotérico.

Recorrí el tianguis hasta dos veces, pero no logré encontrar el puesto, en un principio creí que no me había fijado bien, así que de nuevo caminé, sin lograr mi cometido, me regresé con los insumos necesarios, pero con la desazón de no haber encontrado a esa mujer.

Durante mi regreso me sentí extraña, quizás recordé el otro día en el que alguien me estaba siguiendo, en esta ocasión volteaba a cada instante hacia atrás, sin ver a nadie sospechoso, en ese momento comenzó a hacer un aire inesperado, abruptamente comenzó a soplar, sentí como si el aire se hubiera concentrado en mí y me atrapara en un remolino, fue cuando escuché un susurro, unas palabras que no alcancé a comprender, de repente, todo se convirtió en calma, el aire repentino se fue.

Me quedé parada volteando hacia todos lados, con la intención de ver si las demás personas que transitaban la calle también se encontraban asombradas igual que yo, sin embargo, todo continuó normal, al parecer sólo me había sucedido a mí, fue cuando pensé que quizás me había confundido con lo que creí escuchar, ya me sentía algo asustada por lo que pasó el otro día.

Al llegar a la casa de mi hermano, este me preguntó si todo estaba bien, si en esta ocasión no me había pasado algo extraño, le comenté lo ocurrido, él me dijo que ya estaba muy susceptible, lo mejor era tomar un tranquilizante, me preparó un té, antes de irnos a dormir me dio una pastilla para que me relajara de los nervios, me dijo que era de origen natural, así que no tendría problema con ella, así lo hice y me retiré a descansar.

Mi hermano tocó en la puerta de mi habitación para preguntarme si todo estaba bien, le respondí que sí, pero la verdad tenía temor a no sé qué, me dio pena decirle eso, por lo tanto, no le dije lo que realmente sentía.

Con todo y los tranquilizantes que mi hermano me dio, sentía una desazón extraña, no sé explicar qué me pasaba, lo único que puedo decir, es que tenía miedo, un miedo inexplicable.

En esta ocasión dejé las cortinas abiertas, no quería quedarme en la completa oscuridad, conforme avanzó la noche el sueño me fue venciendo, hasta que caí en un sopor profundo, aquella pesadilla que comencé contándoles regresó, con un cambio.

Esta vez logré ponerle atención a la mujer del sueño, era muy parecida a la que había visto en el puesto del tianguis, ella me miraba con una sonrisa macabra, se acercaba a mí y me jalaba del brazo, trataba de zafarme sin conseguirlo, conforme me arrastraba hacia ella, fuimos transitando por un lugar oscuro y sin fondo.

A lo lejos comencé a escuchar un sonido tenebroso, eran unos golpes secos que retumbaban por todas partes, de una forma tan fuerte que logré salir de la pesadilla, pero no me podía mover, sentía como si algo se encontrara sobre de mí, que me asfixiaba.

Quise incorporarme, mover los brazos para quitarme de encima eso que sentía, sin lograr conseguirlo, me esforcé tanto que me quedé cansada durante unos instantes.

Pesadilla O Realidad Historia De Terror

De pronto, en la esquina de la habitación vi unos ojos que brillaban entre la penumbra, sólo alcancé a distinguir los ojos porque el resto era completamente oscuro, lo que hacía que se confundiera con la oscuridad de la habitación, por un momento quise pensar que se trataba de la pesadilla, pero afuera de la casa había una lámpara que ya tenía varios días que estaba fallando, cuando llegaba la noche titilaba, eso fue lo que hizo darme cuenta de que no me encontraba dentro de la ensoñación, ahora era mi realidad.

Aún sentía sobre mí un peso que impedía moverme, por más que trataba de incorporarme no lo conseguía, con la poca luz que entraba por la ventana pude ver el rostro siniestro de la mujer muy cerca del mío, no cesaba de sonreír de una forma macabra, sólo lo hizo para decirme que ya era mi hora, con todas las fuerzas posibles intenté levantar mi brazo para jalarla de los cabellos y retirarla de mi cara, pero sin conseguirlo.

Poco a poco ella fue ganando mi voluntad, ya no tenía ganas de luchar, ni de forcejear, comencé a soltar mi cuerpo, al mismo tiempo que sentí caer en un vacío oscuro, de pronto, escuché una voz lejana que me hablaba por mi nombre, era una especie de eco que retumbaba en mi mente, me decía que regresara, que no me rindiera, ella estaba ahí para ayudarme.

Fue como una forma de fuerza renovada porque de nuevo regresé a mi realidad, la mujer mantenía su aliento muy cerca del mío, como si quisiera absorber mi espíritu, con más vigor continué con esa lucha constante, hasta que de repente se abrió la puerta de mi habitación de manera abrupta, pude ver la luz de la sala que penetraba en mi cuarto, era mi hermano que me preguntaba si me encontraba bien, en ese instante pude recuperar mi movilidad.

Me incorporé volteando hacia todos lados, él me cuestionó y me dijo qué estaba sucediendo, no le respondí sólo lo abracé con fuerza, sin responderle le pregunté cómo fue qué decidió entrar a mi habitación, justo en ese momento, él me dijo que no alcanzaba a comprender del todo.

Se encontraba dormido cuando escuchó entre sueños mi nombre, alguien lo susurraba, eso fue lo que lo despertó, se quedó pensando un momento, por eso decidió entrar al cuarto.

Le conté todo lo que había pasado, casi estaba segura de que no me iba a creer, pero sucedió todo lo contrario, me dijo que algo andaba mal conmigo desde mi llegada, si acaso todo lo que le dije era cierto, “alguien” quería dañarme, lo mejor era buscar una persona que nos pudiese orientar.

Esa noche ya no pude dormir, le dije a mi hermano si era posible que se quedara de nuevo conmigo, a lo que él accedió, nos quedamos charlando durante un rato de lo que había ocurrido, con la diferencia de que ahora mi hermano sí me creía.

No soy creyente de cuestiones esotéricas, ni tampoco profeso ninguna religión, sin embargo, no sé por qué motivo decidí acercarme al sacerdote de una parroquia que vi durante mi exploración en el centro; ese templo llamó mi atención porque su arquitectura era muy bonita, además tenía gran afluencia de personas.

Cuando llegué a la iglesia, entré por la puerta principal, durante un rato me quedé sentada en una de las bancas, el silencio me permitió tener un poco de tranquilidad, en eso escuché unos pasos, era el sacristán que se acercó a mí para decirme que era hora de cerrar la parroquia, me sentí angustiada porque fue en el único lugar que había obtenido paz, le dije que no tenía a dónde ir, era importante hablar con el sacerdote, él me dijo los horarios en los que me podía atender, pero le repliqué, le dije que no podía esperar hasta la tarde.

Fue tanta mi insistencia o mi desesperación que me llevó a la casa del sacerdote, esta se encontraba a un lado del templo, el sacristán tenía llave del cancel y de la puerta, así que entramos a la vivienda, me dijo que me esperara en el pasillo.

Un hombre anciano de rostro amable salió a recibirme, con una sonrisa me invitó a pasar, me preguntó cuál era mi urgencia.

A grandes rasgos le comenté lo sucedido, desde la primera vez que tuve el sueño, hasta la última noche, me encontraba en el momento de mi narración cuando comencé a sentirme muy mal, un fuerte zumbido en mi cabeza originó que me tapara los oídos con las manos, cada vez era más intenso, comencé a moverme por toda la habitación de una manera errática.

Me sentía tan mal que no pude darme cuenta de la reacción del padre, de pronto creo que perdí el conocimiento, porque me desperté en una habitación desconocida, un olor agradable invadía el lugar, después supe que era el aroma de nardo.

El sonido de los pasos en el piso de madera, hicieron que me incorporara y quedara sentada en la cama, era el sacerdote vestido con su sotana, se acercó a mí y me dijo que tenía mucha razón en querer hablar con él de forma urgente, no recuerdo con precisión el resto de su discurso, hasta que llegó a la parte en la que me dijo que el ángel expulsado del cielo por Dios buscaba otro cuerpo que habitar, el propósito era el mío.

Me explicó que de alguna manera había hecho lo necesario para traerme a este lugar, el por qué lo desconocía, me dijo que aún el demonio no terminaba conmigo, pero lo más seguro era que iba a regresar en cualquier momento.

Me explicó que era necesario realizarme un exorcismo, sería en otro tiempo porque tenía un compromiso con sus feligreses, si quería me podía quedar durante más rato, sacó de su bolsa un cristo que besó antes de entregármelo, me dijo que estaba bendito y que serviría de protección en mi vida.

Sin embargo, no era suficiente, tendría que regresar con él, o en su defecto el iría a mi casa, me pidió que dejase mis datos en la oficina de la notaría, y que él pronto se pondría en contacto conmigo, además, me dio un frasco pequeño de cristal con agua bendita, me extendió su mano y se retiró.

No sabía qué pensar respecto a lo que me dijo el sacerdote, vi el crucifijo que había depositado en mi mano, lo colgué alrededor de mi cuello, en ese instante sentí una sensación de dolor, comencé a escuchar una vorágine de voces incomprensibles que venían a mi mente, sin comprender el significado de ello, sólo alcancé a distinguir un nombre: Astaroth.

Una gran oscuridad me atrapó, pensé que me había quedado ciega, pero pronto me di cuenta de que no era así, ahí estaba de nuevo ese ser con una sonrisa que me generaba miedo, lo que me había dicho el padre era cierto.

Autor: Adriana Cuevas    

Derechos Reservados                                                       

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror