Muñecos Bailarines Historia De Terror 2023
Muñecos Bailarines, Historia De Terror… Por el año 1975 mi hermana y yo, nos mudamos de Veracruz a la ciudad de México por cuestiones de trabajo.
Al principio nos costó un poco adaptarnos, pero después ya sentíamos la ciudad como nuestra. Salíamos todos los viernes a bailar a las discos de esos tiempos, nos divertíamos mucho, y poco a poco fuimos conociendo más gente y haciendo más amigos.
Nuestra educación concluyó en la secundaria, así que a pesar de tener 20 y 18 años, solo nos dedicábamos a trabajar.
Mi hermana Mercedes siempre tuvo muchos pretendientes a cualquier lugar que iba, todos la volteaban a ver.
Tuvo uno en particular, llamado Luis, que estaba casi obsesionado con ella, siempre le enviaba regalos, flores, chocolates, tarjetas e incluso vestidos muy caros.
Ella siempre decía que no le interesaba ese chico, le parecía prepotente y muy presumido, además que era mucho más grande que ella.
Salimos un par de veces con él y sus amigos a bailar, pero siempre terminaba enojado o triste, porque Mercedes siempre le decía que lo único que quería de él era su amistad, es por ello que dejamos de frecuentarlo.
Tiempo después, mi hermana conoció a otro chico, un nuevo empleado del restaurante donde trabajamos, quien le parecía encantador y muy atento.
Le daba detalles a sus posibilidades, una rosa que había cortado de algún jardín, un chocolate o cartas que él mismo escribía.
Ella estaba muy feliz, salían casi todos los días después del trabajo, por café o helado.
El chico se llamaba Alberto, estaba trabajando para poder pagar la universidad a la que se quería ir.
Seguíamos saliendo los viernes a divertirnos, ya no habíamos visto a Luis, pero le seguía mandando regalos a Mercedes.
Había ocasiones en donde me regalaba los chocolates o los vestidos, porque no quería saber nada de él, simplemente no era su tipo.
Pero en una de esas salidas encontramos a su obsesionado pretendiente.
Hablaron y ella volvió a repetirle que no quería nada con él, y hasta le platicó que ya estaba saliendo con alguien más. No sabría el error que había cometido hasta unas semanas después.
Esa noche Luis estaba que echaba chispas, estaba furioso, le dijo que no podía estar con nadie más, porque era de su propiedad.
Mi hermana se burló en su cara, y me dijo que nos fuéramos de ahí.
Llegamos a casa y me contó todo con detalles.
Una semana después tuvimos un inconveniente en el trabajo, porque Mercedes se había equivocado en una orden y el jefe la había despedido de la noche a la mañana.
Después de ya casi un año ahí se deprimió, le gustaba muchísimo su trabajo y más porque estábamos juntas.
Los días siguientes, ella se quedaba en la casa mientras que yo iba a trabajar.
Varias veces a la semana me esperaba cerca del parque para ir a comer.
Uno de esos días me tocó presenciar una escena muy desagradable.
Luis había encontrado con Alberto a Mercedes y este muy enojado lo golpeó y le dijo a mi hermana que se arrepentiría por no haberle hecho caso.
Nos quedamos muy espantadas y llevamos a Alberto al hospital.
No pasó nada grave con él, ese mismo día pudo irse a descansar.
Mercedes estaba muy apenada, y le pidió una disculpa que él aceptó sin problema.
Pero esa noche todo cambiaría para mal.
Vivíamos en un pequeño cuarto en Tacubaya, teníamos una litera, yo dormía abajo y ella arriba.
Éramos muy unidas e inseparables, pues solo nos teníamos la una a la otra en esa enorme ciudad.
Teníamos muchos peluches al rededor de la litera, de los que nos habían regalado en el pasado, y el cuarto aunque fuera de día se veía muy oscuro, porque no había ventana que diera hacia la calle.
En esa ocasión después de llevar a Luis a su casa regresamos exhaustas por todo lo que había pasado, así que nos bañamos y nos acostamos a dormir.
Ya estábamos dormidas cuando más o menos a las 12 de la noche escuchamos que alguien tocaba la puerta.
Se nos hizo raro, porque la dueña de la casa no estaba y los otros inquilinos no se llevaban con nosotros.
Pensamos que tal vez era una emergencia, fui a abrir, pero no había nadie.
No podía haber sido obra de mi imaginación, porque Mercedes también lo había escuchado.
Me volví a acostar, pero volvieron a tocar la puerta unos segundos después, esta vez más fuerte.
Salí enojada, y vi para todos lados buscando a quien estuviera haciendo sus bromitas. No había sido un buen día, y ese tipo de cosas era lo que menos necesitábamos.
No ví a nadie por ningún lado, y le dije a mi hermana, ella me recomendó que me acostara, e intentara dormir, que no hiciera caso a eso.
Tenía razón, era la mejor opción. me relajé y cuando estaba a punto de dormir algo pasó.
Uno de los peluches que funcionaban con pila comenzó a cantar.
Era un osito cariñosito que le habían regalado a Mercedes un año antes, y ya tenía mucho que no escuchaba su fastidiosa voz.
Ella se levantó de la cama, y bajó a ver al oso, lo revisó y se dio cuenta de que ni siquiera tenía pilas. ¿Cómo era que estaba cantando?
Algo asustada me pidió dormir conmigo, yo acepté sin problemas y ya no pasó nada más.
Al día siguiente se levantó sintiéndose muy mal, y con muchos granitos en los brazos, como si algún bicho la hubiera picado. Me dijo que tenía dolor de cabeza y de cuerpo, como si hubiera corrido un maratón. Le dije que podía quedarme a cuidarla si era necesario, pero no quiso para no molestar.
Le di una pastilla para el dolor, y me fui preocupada al trabajo.
La jornada pasó rápido y cuando llegué a casa, vi a Mercedes en un rincón del cuarto, hecha bolita, como si hubiera visto un fantasma, estaba pálida y las gotas de sudor rodaban por su cara, aunque hacía mucho frío.
Le pregunté que si estaba bien, y me dijo que no, que algo la estaba persiguiendo, le pedí que me contara a que se refería, y me dijo que era una mujer, que la había visto en el cuarto, que tenía el cabello despeinado, estaba en bata y que se reía de ella. Me contó que toda la mañana desde que me fui, esa mujer estaba en una esquina, y que no se había ido hasta ese momento que llegué.
Muñecos Bailarines Historia De Terror
Tenía que creerle, ella jamás me mentiría sobre algo así, pero en un momento pensé que a lo mejor solo estaba delirando porque tenía mucha calentura.
La abracé y le prometí que todo estaría bien, que al siguiente día me quedaría a cuidarla, y que en ese momento iríamos al doctor, aunque no quisiera.
Estaba como ida, pero la ayudé a cambiarse de ropa y nos fuimos al doctor, donde le hicieron varios estudios. aparecía que no tenía nada, que estaba perfecta de salud. pero era imposible.
Luis fue a verla a la casa y le llevó todo lo que pudo para que se mejorara. Platicaron un rato mientras yo iba por algo de comer, y cuando regresé, mi hermana se había desmayado.
Al día siguiente me quedé cuidándola, pero se fue a la esquina de nuevo llorando porque según ella había algo ahí.
Le pregunté qué era lo que veía, y me dijo que veía a un monstruo.
Yo no veía nada, pero estaba muy preocupada por ella y por su salud. Le conté a la dueña de la casa, y me dijo que lo mejor sería llevarla con un brujo o curandero para que le quitara todos sus males. Me recomendó uno, y al día siguiente la llevé a primera hora.
Cada vez se veía y sentía peor, su salud había empeorado muchísimo.
Cuando llegamos nos encontramos con un señor de edad avanzada que nos recibió muy formalmente.
Nos pidió que le contáramos todo lo que había pasado, y posteriormente sacó su tarot, y comenzó a interpretarlo.
Dijo que quien le estaba haciendo brujería, era alguien que conocía muy bien y que tenía mucho rencor hacia ella.
La habían enterrado en el Panteón, y por eso se sentía tan mal, porque la querían muerta.
Le dijo que él podía ayudarla, pero que sería complicado.
Tendría que ir todos los días a que la limpiara, y a qué intentaran saber en qué panteón era que la tenían, para que la fueran a desenterrar.
Los días siguientes fueron muy pesados, porque yo tenía que ir a trabajar porque ya había faltado mucho, entonces mi hermana tenía que quedarse en casa sola.
La vez que todo se salió de control, fue cuando llegué, y encontré todos los peluches tirados en el piso, le pregunté qué había pasado, y me dijo que los muñecos se habían bajado de la cama y que habían estado caminando y bailando, que también habían hablado y la había maldecido.
No podía creer aquello, pero hice que sí le creía. no quería molestarla. Así que acomodé todo de nuevo y no dije nada más.
Cuando llegó la noche, volví a escuchar que alguien tocaba la puerta, y no había nadie.
Me volví a acostar hasta que me quedé dormida, pero algo me despertó unos minutos después.
Abrí los ojos, y vi a uno de los muñecos acostado en mi pecho, cuando estaba a punto de quitarlo, el peluche se movió, y se paró sobre mi. y cuando vi todos los muñecos yacían en el piso, caminando como si fuera lo más normal del mundo. En el momento en que notaron que los había visto empezaron a gritarme. No aguanté más y me desmayé de la impresión.
Mi hermana estaba dormida, así que no presenció eso ni se dio cuenta de que me desmayé.
A la mañana siguiente acomodé todo de nuevo y fui a buscar personalmente a los panteones a ver si de casualidad encontraba algo. Sabía que quien había hecho eso había sido Luis, por sus celos enfermizos, era el único capaz. Así que les pregunté a los cuidadores de varios panteones que si habían visto a aquel tipo, hasta que uno me dijo que sí.
Le conté todo y muy amable me llevó a donde dijo que lo había visto remover la tierra, y efectivamente ahí estaba un muñeco con la foto de mi hermana, y sustancias extrañas.
La llevé con el curandero y quitó todo lo malo de Mercedes.
Nos dijo que quien había hecho ese trabajo era una bruja muy poderosa, y que aunque ya estuviera deshecho, teníamos que tener cuidado.
Gracias a aquel señor, todo marchó bien, después de eso, mi hermana se recuperó y pudo trabajar de nuevo.
Autor: Desconocido
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