Mi Diario Historia De Terror 2024

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Mi Diario Historia De Terror 2024

Mi Diario, Historia De Terror… Mi nombre es Marcos, y durante gran parte de mi vida, mi infancia fue un enigma que se me escapaba entre los dedos, me cuestionaba cómo es que todos a mi alrededor podían rememorar aquellos años de inocencia y travesuras, mientras yo solo sentía un dolor punzante en la cabeza y una abrumadora angustia al intentar recordar, opté por evitar ese tormentoso viaje al pasado, centrándome en construir mi vida en la ciudad.

Sin embargo, el destino siempre tiene formas extrañas de recordarnos nuestro pasado. Una llamada inesperada de uno de mis tíos me sacudió de mi complacencia diaria, mi padre había fallecido, la noticia no me afectó profundamente; sabía que el alcoholismo lo había llevado a su inevitable fin, mi madre murió cuando yo tenía solo 9 años, y mi padre, incapaz de cuidarme, me envió a vivir con mis abuelos en un remoto pueblo, no sentía ninguna conexión con él, y su muerte no hizo más que confirmar mi decisión de alejarme de ese capítulo oscuro de mi vida.

Los preparativos funerarios transcurrieron como una sombra fugaz, y pronto me encontré heredando la casa de mi padre junto con todas sus posesiones, vi la oportunidad de convertir la propiedad en una fuente adicional de ingresos, así que decidí alquilarla, sin embargo, al llegar, me encontré con una escena caótica, la casa parecía haber sido azotada por un huracán de negligencia, desorden, basura acumulada y botellas vacías de cerveza creaban una atmósfera desoladora.

Dediqué días a limpiar, arrojando toneladas de objetos innecesarios al basurero, en el proceso, me topé con una habitación cerrada con llave, al verla, una extraña sensación de familiaridad me invadió. Recordé que ese había sido mi cuarto por un tiempo, no tardé mucho en forzar la cerradura y abrir la puerta, solo para encontrarme con que, a pesar de las gruesas capas de polvo, la habitación permanecía inalterada desde el día en que la abandoné.

Entre los objetos polvorientos, hallé una vieja libreta, una que recordaba haber utilizado como diario en mi infancia, a medida que mis recuerdos antes difusos comenzaron a cobrar vida, empecé a hojear las páginas amarillentas, sin embargo, nada podría haberme preparado para lo que estaba a punto de descubrir.

Comencé a hojear las páginas de la vieja libreta. La primera hoja, marcada por la fecha, detallaba cómo había pasado mi día con mi madre, las siguientes tres hojas eran sorprendentemente similares, con una gran brecha de tiempo entre cada entrada, mis días con ella parecían seguir un patrón rutinario, pero nada de eso se alineaba con mi memoria borrosa.

Luego, llegué al escrito que marcó el fatídico día en que mi madre falleció, la tristeza emanaba de las palabras escritas, describiendo el dolor y la pérdida que sentí en ese momento, mi corazón latía con fuerza al recordar ese día, aunque la sensación era tan vívida como un sueño lejano.

Continué leyendo, buscando respuestas en las páginas amarillentas, al llegar al momento en que llegué a vivir con mis abuelos, un velo de amnesia oscureció mi mente, no podía recordar absolutamente nada de ese período de mi vida. Las palabras en la libreta se volvieron borrosas, como si intentaran ocultar algo que mi mente rechazaba recordar.

Fue entonces cuando vi un nombre que se destacó entre las palabras escritas: Tizoc, aquel nombre resonó en mi memoria, como si fuera un eco distante de un tiempo olvidado, Tizoc era un amigo que había hecho durante mi estadía con mis abuelos, sus recuerdos trajeron consigo una sensación de alegría y camaradería, pero pronto me encontré con un pasaje que hizo que mi sonrisa desapareciera.

En el diario, encontré un dibujo de un gato extraño, con un rostro que parecía haber sido arrancado de la fantasía, intrigado, leí las palabras escritas en un estilo infantil de nueve años: “Hoy un gato nos habló, Tizoc y yo jugábamos en el baldío cuando vimos un gato caminar hacia nosotros, su rostro era extraño y me dio mucho miedo, el gato llamó por su nombre a Tizoc y, al verme, también supo mi nombre. Ambos corrimos a casa, pero nadie nos creyó”.

Mis manos temblaban mientras absorbía la extraña narrativa, la imagen del gato con rostro humanizado me desconcertó. ¿Cómo podía un niño de nueve años concebir una criatura tan surrealista? ¿Era simplemente la imaginación desbordante de un niño, o había algo más siniestro detrás de aquel dibujo?

A pesar de mi instinto de rechazar la idea, una sensación de inquietud se apoderó de mí, ¿Era posible que aquel gato fuera real? Mi cerebro comenzó a traer recuerdos de sombras y figuras extrañas de mi infancia, las cuales ahora tomaban una forma más tangible en mi mente, la conexión entre Tizoc, el gato misterioso y los eventos inexplicables de mi pasado comenzaba a emerger como piezas de un rompecabezas macabro.

Mis manos temblaban mientras sostenía el diario, ¿Cómo podía reconciliar la aparente fantasía de un gato hablante con la realidad de mi infancia? Traté de convencerme de que eran solo invenciones de un niño, pero el miedo se arraigó en mi corazón, la historia del gato parecía ser solo el comienzo de una serie de eventos extraños y oscuros que mi mente había bloqueado.

A pesar de la incomodidad que se apoderaba de mí, decidí seguir leyendo el diario, convenciéndome de que las historias anteriores eran simplemente fruto de una imaginación infantil, las siguientes páginas no eran más que escritos de como los adultos del pueblo solían rezar mucho y como sus abuelos le tenían prohibido ir a la iglesia al igual que a Tizoc,  sin embargo, un nuevo relato atrajo mi atención y renovó mi inquietud.

“Tizoc estaba seguro de que la vieja señora Alma es una bruja, así que fuimos a investigar, ella estaba rezando a una figura extraña, mientras espiábamos volvimos a ver al gato, el cual entraba a la casa de la señora Alma, ambos estábamos seguros de que es de ella.”

El relato sobre la vieja señora Alma y el gato misterioso me sumió en un estado de confusión y temor. Las palabras escritas por mi yo infantil resonaban en mi mente como un eco distorsionado del pasado. Intenté recordar esos eventos, pero cada esfuerzo era en vano, mi cabeza dolía, como si algo en mi interior resistiera el acceso a esos recuerdos.

La vieja señora Alma se revelaba como un nuevo personaje en esta extraña saga de mi infancia, la descripción de Tizoc sobre ella como una bruja provocó escalofríos en mi columna vertebral, ¿Cómo un niño de nueve años podría concebir tales ideas? Dudé de la veracidad de sus afirmaciones, pero la conexión con el gato volvía a sembrar la semilla de la inquietud en mi mente.

Mis ojos se movían por las páginas, tratando de encontrar pistas adicionales que arrojaran luz sobre esta oscura historia, las palabras escritas por mi yo infantil describían encuentros más frecuentes con la vieja señora Alma y el gato, cada uno más inquietante que el anterior, la figura extraña a la que rezaba se volvía más prominente en mis relatos, y la sensación de que algo sobrenatural estaba ocurriendo en aquel remoto pueblo se volvía ineludible.

Intenté revivir esos momentos a través de la lectura, pero mi mente se resistía, cada intento de recordar solo generaba un dolor punzante en mi cabeza, a pesar de las sombras que envolvían mi pasado, continué leyendo, decidido a enfrentar la verdad, por más aterradora que pudiera ser.

Las páginas del diario se convirtieron en un testimonio de la creciente paranoia de mi yo infantil, historias de noches en las que espiábamos a la vieja señora Alma, convencidos de sus prácticas oscuras y vínculos con el misterioso gato, llenaban las entradas, en un momento, Tizoc y yo decidimos confrontar a la anciana, llevados por el miedo y la incertidumbre.

“Hoy fuimos a hablar con la vieja señora Alma, le preguntamos sobre el gato y la figura extraña, ella nos miró con ojos fríos y nos dijo que no nos metiéramos en asuntos que no comprendíamos, el gato estaba a sus pies, como si obedeciera sus órdenes, salimos corriendo de su casa, pero sentimos que sus ojos nos seguían.”

La historia se volvía más oscura con cada palabra escrita, la vieja señora Alma, la figura extraña, el gato que parecía ser su cómplice; todos se entrelazaban en una narrativa aterradora, mi mente adulta luchaba por aceptar la realidad de esos eventos, pero la escritura infantil en el diario pintaba un cuadro que desafiaba la lógica y la razón.

A medida que avanzaba en la lectura, una sensación de opresión se apoderaba de la habitación, el pasado, en forma de palabras manchadas de tinta, cobraba vida en mi mente, la oscura historia de la vieja señora Alma y el gato resonaba con una verdad que mi conciencia luchaba por aceptar.

Detuve mi lectura por un momento, sintiendo que el aire estaba cargado de una energía indescriptible, el remoto pueblo donde viví con mis abuelos, todo adquiría un significado más profundo y oscuro, la verdad se escondía detrás de cada palabra escrita en ese diario, y yo, como un intruso en mi propia historia, estaba destinado a enfrentar los horrores que mi mente había tratado de enterrar durante tanto tiempo.

Mi corazón latía con fuerza mientras volvía las páginas del diario, cada palabra escrita intensificando mi ansiedad, en la siguiente entrada, una verdad desgarradora emergió de la tinta, revelando una parte oscura de mi pasado que había permanecido oculta.

“Mi abuela me golpeó hoy por molestar a la señora Alma, no entiendo por qué está tan enojada, solo le preguntábamos cosas, me duele mucho, pero no le diré a nadie, no quiero meterme en más problemas.”

La confesión de recibir un castigo físico a manos de mi propia abuela resonó en mi interior como un eco de dolor, las páginas del diario eran ahora un espejo que reflejaba una infancia marcada por el miedo y el desconcierto, ¿Qué había sucedido para desencadenar tal reacción? Las respuestas parecían esquivas, y mi mente se resistía a revelar más de aquel oscuro capítulo.

Continué leyendo, con la esperanza de encontrar alguna explicación o consuelo en las páginas amarillentas, la siguiente entrada describía una escapada nocturna con Tizoc, una búsqueda de emociones y diversión, pero la alegría se desvaneció rápidamente cuando las palabras revelaron un giro inesperado y siniestro.

Mi Diario Historia De Terror

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“Hoy escapamos con Tizoc para lanzar fuegos artificiales, estábamos muy emocionados, pero cuando volvíamos, vimos un perro tirado a medio camino, nos acercamos y vimos que no solo estaba muerto, sino que sus tripas estaban fuera, Tizoc lo picó un poco con una vara, pero cuando quisimos irnos, un viento frío inundó el lugar y un ruido nos alertó, giramos para ver al perro, que se había levantado y empezó a perseguirnos, no ladraba, parecía gritar como humano, logramos perderlo trepando a un árbol.”

El relato de aquella noche horripilante se extendía como una sombra sobre mis pensamientos, la imagen del perro mutilado y la inexplicable resurrección provocaron escalofríos en mi espina dorsal, Las palabras de mi yo infantil, expresando el terror vivido junto a Tizoc, se clavaron en mi conciencia como dagas afiladas.

Intenté recordar esa noche, pero mi mente adulta luchaba por asimilar la realidad de lo escrito, el viento helado, el aterrador grito humano del perro resucitado, todo parecía más un fragmento de pesadilla que una experiencia vivida. ¿Cómo podía reconciliar esos eventos con la lógica y la razón?

La entrada del diario era un recuerdo oscuro que me negaba a aceptar por completo, la escena del perro y la sensación de persecución resonaban en mis pensamientos como fantasmas de un pasado que preferiría olvidar, las páginas seguían siendo testigos mudos de una infancia plagada de misterios y terrores inexplicables.

Mientras mis ojos se movían por las palabras escritas, el viento afuera parecía susurrar fragmentos de aquellos recuerdos enterrados, el diario, con su relato inquietante, se convirtió en un vínculo inquebrantable entre mi presente y un pasado sombrío.

El tiempo se estiraba mientras continuaba leyendo, cada palabra me adentraba más en la espiral de misterios que envolvían mi infancia, la revelación de aquella noche del horror era solo el comienzo de una verdad que se retorcía y se contorsionaba, como las sombras que danzaban en las paredes de la casa de mi padre.

Las siguientes páginas del diario desentrañaron una narrativa que revelaba el giro sombrío que tomó mi vida después del incidente con el perro resucitado, las palabras escritas por mi yo infantil se convertían en la crónica de una estigmatización implacable que sufriría junto a Tizoc.

“Después del incidente del perro, todos en el pueblo nos ven feo, algunos nos gritan cosas malas y nos evitan, no entiendo por qué, solo estábamos jugando, además nadie nos vio y no hicimos nada malo, nadie nos escucha, la señora Alma siempre nos mira con ojos fríos y sonríe como si supiera algo.”

Las palabras escritas en la tinta infantil resonaban con la angustia y la confusión que mi yo más joven había experimentado, la estigmatización, el peso de la desaprobación colectiva, se cernía sobre nosotros como una sombra que no podíamos evadir, mi mente adulta sentía el dolor y la impotencia de aquellos momentos, aunque las memorias seguían siendo fragmentarias.

La reacción hostil de los habitantes del pueblo, sus miradas acusadoras y palabras hirientes, eran una carga que mi yo infantil no podía entender completamente, la sensación de ser excluido, de ser señalado como diferentes, eclipsaba cualquier intento de justificación, Tizoc y yo éramos parias en nuestra propia comunidad, marcados por un evento que nos dejó atónitos y solos.

El diario detallaba los intentos desesperados de Tizoc y yo por explicar lo sucedido, de persuadir a los demás de que éramos víctimas de circunstancias inexplicables, pero nuestras palabras caían en oídos sordos.

La soledad y la tristeza se reflejaban en las páginas del diario, como sombras melancólicas que se deslizaban por la narrativa de nuestra infancia. Intentábamos integrarnos, buscar consuelo entre nuestros pares, pero éramos rechazados y marginados, los niños del pueblo nos veían como aberraciones, monstruos que debían ser evitados.

Cada día se volvía una lucha contra el desprecio y el aislamiento, la entrada del diario, marcada por lágrimas infantiles, pintaba un cuadro desolador de la niñez que ambos compartíamos, la búsqueda de la felicidad se desvanecía en un pueblo que nos miraba con desconfianza y desprecio.

La anciana señora Alma, con su sonrisa maliciosa, parecía ser la única que entendía el verdadero significado de lo ocurrido, sus miradas frías se clavaban en nosotros, como si disfrutara del tormento que se había desencadenado, la conexión entre ella, el gato misterioso y los eventos sobrenaturales que nos rodeaban se consolidaba en mi mente como una verdad inmutable.

A medida que las páginas del diario avanzaban, la hostilidad del pueblo persistía y se intensificaba, los intentos de Tizoc y yo por encontrar aceptación y comprensión se volvían cada vez más desesperados. La angustia y el dolor se convertían en compañeros constantes, tejiendo una trama de sufrimiento que amenazaba con devorarnos por completo.

La búsqueda de respuestas en las páginas del diario continuó, sumergiéndome más en los abismos de mi propia historia, cada palabra escrita era un eco lejano de mi yo infantil, revelando secretos que habían permanecido ocultos durante demasiado tiempo.

“Tengo días soñando con un horrible monstruo de ojos rojos, he hablado con Tizoc y él también está teniendo las mismas pesadillas, no entiendo por qué, pero siento que algo malo va a pasar.”

La confesión de las pesadillas envolvió mi mente en un velo de inquietud, la conexión entre Tizoc y yo, era una señal ominosa de que algo más oscuro estaba en juego, la imagen del monstruo de ojos rojos se grabó en mi mente, susurrando presagios de desgracias futuras.

Continué leyendo, desentrañando más fragmentos de las vidas entrelazadas de Tizoc y yo, en otra entrada, las palabras de mi amigo añadían una capa más de tragedia a nuestra historia compartida.

“Tizoc me contó que su padre lo golpeó y llamó mala semilla, todos en el pueblo, incluyendo mis abuelos y los padres de Tizoc, parecen odiarnos, no sé qué hemos hecho para merecer esto, solo queremos ser felices, pero el mundo parece estar en nuestra contra.”

Las lágrimas de mi yo infantil parecían impregnar las páginas mientras describía la brutalidad de la vida en el pueblo, la carga de ser repudiados por todos, incluso por nuestros propios familiares, se volvía más abrumadora con cada palabra escrita, Tizoc y yo éramos marginados, víctimas de un odio irracional que amenazaba con romper nuestros espíritus.

La entrada siguiente reveló un intento desesperado de escapar de la asfixiante atmósfera del pueblo remoto.

“Hemos hecho un plan con Tizoc para escapar del pueblo, nos iremos en la noche, cuando todos estén dormidos, no podemos soportar más el odio y la mirada de la gente, no sé a dónde iremos, pero cualquier lugar es mejor que este.”

El plan de fuga trazado en el diario era un grito silencioso de desesperación, la sensación de ser atrapados en un ciclo de odio y hostilidad había llevado a Tizoc y a mí a buscar refugio en la oscuridad de la noche, la incertidumbre del destino después de la fuga se perdía en la nebulosa de nuestras mentes infantiles, pero la necesidad de escapar eclipsaba cualquier otra consideración.

Cada palabra escrita reflejaba el peso de nuestras experiencias compartidas, la carga que llevábamos en nuestros corazones infantiles, la casa que alguna vez fue el hogar de mi padre se volvía un testigo silencioso de nuestras luchas, un testamento de los tormentos que habíamos enfrentado en nuestra corta vida.

Los planes de escape, aunque llenos de determinación, también exudaban un sentido de resignación. ¿Huiríamos hacia un futuro incierto solo para encontrarnos con nuevos desafíos y tormentos? La respuesta estaba envuelta en la incertidumbre, pero la necesidad de liberarnos del yugo del odio era imperativa, para mí sorpresa, la siguiente y última entrada en el diario no fue hasta dos meses después.

“El plan ha fallado. Nos descubrieron cuando intentábamos escapar, en la huida, me separé de Tizoc. Caí por una barranca y perdí el conocimiento, desperté en un hospital con la noticia de que volvería con mi padre. No he vuelto a ver a Tizoc desde entonces.”

La historia del diario se volvía más compleja y dolorosa con cada revelación, la sensación de fracaso y la separación de Tizoc se convirtieron en los hilos que tejían una narrativa de desdicha, la barranca, testigo mudo de mi caída, se erigía como un punto de inflexión en mi vida.

La ausencia de más escritos después de aquel suceso añadió un manto de misterio al relato, ¿Por qué se detuvo el flujo de palabras en el diario? ¿Fue la desesperación, la incapacidad de enfrentar la realidad o la simple falta de fuerzas para plasmar en tinta los tormentos vividos?

El silencio del diario dejó espacio para las especulaciones y la introspección, las emociones que siguieron a la separación de Tizoc, la caída por la barranca y la noticia del retorno con mi padre se convirtieron en sombras insondables que acechaban en mi memoria, las cicatrices emocionales, aunque invisibles, pesaban en mi ser.

La falta de más registros después de aquellos eventos dejaba la puerta abierta a las preguntas no formuladas, ¿Qué ocurrió con Tizoc después de nuestra separación forzada? ¿Encontró su propio camino o se perdió en los recovecos oscuros de la vida? La respuesta se perdía en el misterio, una melodía inacabada en la sinfonía de mi historia.

Decidí investigar un poco del pueblo en internet y para mí desgracia encontré más de lo que esperaba, aquel pueblo ahora era conocido como un pueblo fantasma, al parecer el pueblo entero había cometido un suicidio masivo debido a las promesas de una mujer de nombre Alma, buscando más encontré que se decía que todo aquel pueblo era parte de una secta la cual realizaba algunos sacrificios, pues habían encontrado cuerpos de niños en una fosa común, según informes policiacos algunos niños nunca habían sido reclamados y entre ellos pude ver a mi amigo Tizoc.

Aún hoy en día los recuerdos son nubosos pero realmente creo que es lo mejor, ya que lo poco que recordé termino por destruir mi vida y desearía jamás haberlo descubierto.

Autor: Aurora Escalante

Derechos Reservados

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