Brujas En Los Árboles-Historia de Terror 2022

Brujas En Los Árboles-Historia de Terror 2022

Brujas en los árboles.

Esta es una Historia de Terror. Mi madre siempre decía: “Así como existe el bien, existe el mal”. Aquella frase yo la tomaba de una manera distinta, era objetivo, pues no creía en fantasmas, en el demonio y mucho menos en un Dios, hasta aquella noche que la vida me dio una bofetada y me enseñó que el mal definitivamente existe.

Historia de terror-Brujas en los árboles

Mis amigos, Emilio y Pepe habían planeado hacer una fiesta el fin de semana por el cumpleaños de Roberto. Éramos amigos desde la primaria y ya que estábamos en prepa todo era increíble.
Ofrecí mi casa para esa ocasión ya que mis padres y mi hermano irían a visitar a los abuelos y no estarían esa noche, todo era perfecto. Accedieron e invitamos a 5 compañeros más del salón para que hubiese más ambiente.
Cabe mencionar que en mi casa era un tanto común escuchar pasos por la noche o que las puertas se azotaran, incluso una vez mí mamá nos contó que había visto algo que parecía ser un niño corriendo en el patio. A pesar de eso, no creía que fuesen fantasmas o algo parecido, seguramente todo tenía una explicación lógica, así que no le tomaba ninguna importancia. Aunque sí recuerdo una vez que no encontraba mi cargador y entré al cuarto de mi hermano mayor para ver si estaba ahí y mientras buscaba descubrí que tenía una tabla ouija bajo su cama, reí para mis adentros y seguí buscando, sin saber que haber descubierto aquello, me regalaría la peor noche de mi vida.

Historia de terror - brujas en los árboles
Historia de terror-brujas en los árboles

El fin de semana llegó y estaba muy emocionado, pues una fiesta con mis amigos significaba música, baile, alcohol, largas pláticas y mucha diversión.
Mis padres comenzaron a subir lo necesario en la camioneta y me preguntaron qué si estaba seguro de no querer ir, les aseguré que sí asintiendo la cabeza, les recordé que era cumpleaños de uno de mis mejores amigos y que no podía faltar a aquella fiesta. No insistieron más, me dieron algo de dinero y un beso en la frente, me despedí de ellos y al escuchar como la camioneta se alejaba me aventé al sillón suspirando de alivio. sin pensar que esto se convertiría en una Historia de terror.


Mi tranquilidad fue interrumpida unos minutos más tarde al escuchar la respiración agitada de alguien en el cuarto de mi hermano, se escuchaba muy fuerte, definitivamente no era normal. Me sobresalté, pero traté de no pensar mucho en eso, seguro había escuchado mal, además era de día y por lo que decían ese tipo de cosas no pasan con la luz del sol, así que decidí olvidarlo y marcarle a Pepe para saber a qué hora llegarían y avisarle que ya se habían ido mis padres. Estaba a punto de tomar el teléfono cuando de repente escuché algo que fue imposible que no me helara la sangré. Alguien estaba diciendo mi nombre, se escuchaba claramente, “Javier, Javier”, era una voz que jamás había escuchado y que además cuando puse más atención parecía provenir del cuarto de mi hermano. No había nadie en casa, pero cada vez que pensaba en que no era real la voz, parecía escucharse más y más cerca

Historia de terror – Brujas en los árboles


Se me puso la piel chinita y cuando noté que lo que provocaba aquel sonido estaba ya atrás de mí, el timbre sonó y al parecer eso hizo que aquella voz se esfumara en ese momento.
Respiré profundamente y traté de calmarme, convencerme de que al estar solo ahí, mi mente me había hecho una mala jugada, pero no, mi historia de terror era real.
Abrí la puerta y eran mis amigos, traían todo lo necesario para preparar la carne y dos cajas de cerveza. Me puse muy contento y los invité a pasar, abracé a Roberto y lo felicité por su cumpleaños, le pedí que me esperara un minuto, fui corriendo a mi cuarto y le di en una bolsita su regalo, me había costado ahorrar, pero sabía que ver la playera de su equipo favorito lo pondría muy feliz y no me equivoqué.
El ambiente era cálido y empezamos a platicar, después decidimos empezar a preparar la carne en el patio, sacamos la bocina y todos ayudamos. Preparamos todo lo necesario, después de un par de horas todo quedó listo y llamamos a los demás para comenzar la fiesta.
Con todo eso olvidé lo que había pasado cuando estaba solo en casa, solo quería disfrutar el momento con mis amigos.
Llegaron todos y la música no paraba de sonar, comimos, cantamos nuestras canciones favoritas a todo pulmón, después bailamos música electrónica saltando mientras tomábamos cerveza de nuestros vasos rojos.
No recordaba haberme divertido tanto antes, estaba muy feliz.

A media noche, cuando todos ya estábamos lo suficientemente cansados tomamos la decisión de bajarle a la música e ir adentro pues se empezaba a sentir frío en el patio.
Comenzamos a platicar y a reír con los recuerdos que evocaban con el tiempo, después jugamos verdad o reto y al final Roberto sugirió que contáramos nuestra historia de terror más aterradoras con las luces apagadas y eso hicimos.
Aunque era escéptico era divertido ver como los demás se morían de miedo cuando escuchaban una historia de terror y como creían en esas cosas. Recordé lo que había visto aquel día en el cuarto de mi hermano y les conté, ellos muy emocionados me dijeron que fuera por esa tabla y que jugáramos un rato. Me daba igual sinceramente, aunque uno de ellos dijo que no era buena idea pues su madre le había dicho que eso era cosa del demonio, pero todos rieron y le aseguraron que era simplemente un juego.
Caminé hacia el cuarto de mi hermano y al querer abrir la puerta recordé lo que había escuchado en el día, y no lo voy a negar, me dio algo de miedo ¿qué puedo decir? soy humano, pero tomé el valor y abrí la puerta. Escuché las risas provenientes de la sala y sonreí. La sonrisa se borró de mis labios cuando abrí la puerta pues si mis ojos no me engañaban, en la cama bajo las sábanas parecía haber una figura y claramente se veía el movimiento de su respiración, “no puede ser” me dije a mí mismo, pude haber gritado, pero nada salía de mi boca. Cerré los ojos y al abrirlos lentamente, noté que ya no había nada. Seguro era otra broma de mal gusto de mi mente. Tomé la tabla que estaba en el piso y la llevé a la sala.
No les conté nada a mis amigos y abrimos aquel objeto, lo pusimos en la mesa, leímos las instrucciones y nos sentamos al rededor de ella.
Todos pusimos un dedo en la pequeña madera en forma de triángulo y comenzamos a hacer preguntas.
Emilio preguntó que si había alguien más en esa casa, pero no pasó nada, así que otro de los chicos preguntó lo mismo esta vez más fuerte y en ese momento pudimos sentir como el triángulo se movía hacia la opción que decía “sí”. Que tonterías, pensé, seguramente alguien lo movió a propósito, pero la voz de Roberto interrumpió mis pensamientos al pronunciar “¿quién eres?”. Esta vez la madera no se movió y todos nos miramos encogiendo los hombros.

Historia de terror – brujas en los árboles

Decidí preguntar algo a ver qué sucedía, recordé los últimos sucesos y dije “¿eras tú quien vi en la cama de mi hermano?” Y la respuesta solo fue el silencio, pero cuando alguien más iba a hacer otra pregunta las luces se apagaron súbitamente y se escuchó como se abría la puerta del cuarto de mi hermano y como lo que salía de ahí corría hacia donde estábamos nosotros. Mis amigos gritaron asustados y yo solo me quedé en shock, cerré los ojos y pedí que todo se acabara ya, pues en ese momento el miedo recorría mi ser aún sin querer o sin creer.
Cuando sentimos que estaba a punto de llagar hasta nosotros la luz se encendió y nos miramos los unos a los otros sorprendidos y algunos con la boca abierta. Uno de ellos tomó su mochila que estaba en el sillón y sin decir nada se fue.

comenzaba nuestra Historia de terror.
Los demás comenzamos a reír nerviosamente e hicimos bromas al respecto, empezaron a decir que seguramente yo había apagado las luces de alguna manera pues era mi casa, que les estaba haciendo una broma. Solo reí y no lo negué, porque en el fondo sabía que todo había sido real y no quería asustarlos más.
Sugerí que fuéramos al panteón para una nueva aterradora experiencia, porque sinceramente no quería seguir en mi casa, no quería quedarme solo en la madrugada ni seguir jugando la ouija, así que quise verme valiente dando esa sugerencia. Roberto muy emocionado dijo que sí, que él nos llevaría en su coche, pues le encantaban esas cosas. Los demás no parecían muy convencidos, por lo que había pasado unos minutos antes, pero cuando les dije que solo había sido una broma mía, lo pensaron mejor y aceptaron.
En el camino uno de ellos empezó a decir que había recordado que había escuchado que cuando se juega la ouija se debe cerrar la sesión con una serie de pasos, porque si no, queda abierto un portal y pueden suceder cosas malas. Nos quedamos en silencio hasta que Emilio dijo que no pasaba nada pues al regresar podíamos acabar el juego y todo estaría bien. Más tranquilos, aunque en silencio seguimos el viaje que duró aproximadamente 10 minutos.
El panteón de la ciudad era muy grande pues era el único ahí, estaba cercado y muchas de las personas que conocimos alguna vez estaban ahí enterradas.
Cuando llegamos nos dimos cuenta que había un guardia, pensamos que sería difícil que nos dejara pasar y pienso que en el fondo todos queríamos que no nos permitiera el acceso, pero se portó muy amable, le dijimos que íbamos por un proyecto de la escuela y nos dijo que no había problema, pero que al día siguiente le lleváramos algo de cenar y un refresco.
Entramos pensando en hacer un recorrido rápido mientras contábamos más experiencias paranormales para después ir a nuestras casas y descansar pues había sido un día bastante largo.
La vibra de aquel lugar era muy extraña, cada vez que nos adentrábamos más, todo parecía más oscuro, las luces de nuestros teléfonos no llegaban muy lejos, así que los árboles de repente parecían gigantes deformes o figuras humanoides.
Nuestras risitas nerviosas de repente resonaban por el lugar y al llegar a lo que parecía ser el medio del lugar todo se tornó muy raro.
Seguimos lentamente por los angostos caminos y hasta llegamos a pisar una que otra tumba sin querer. Nos sorprendió bastante ver a un gato negro ahí atravesándose entre nuestros pies al caminar y ronroneando. Quizá es la mascota del velador, pensamos, pero el corazón casi que se nos salía del pecho cuando nos dimos cuenta que el gato se paró en 2 patas y comenzó a caminar así y a decir maldiciones hacia nosotros. No podíamos creerlo, parecía una pesadilla, parecía imposible.
Uno de mis amigos empezó a tocarse el pecho y enseguida se desmayó. Tratamos de despertarlo, pero no funcionaba, necesitamos salir de ahí y no podíamos dejarlo. El gato se alejó aún caminando en dos patas y sin dejar de gritarnos, hasta que lo perdimos de vista.

Después de unos minutos mi amigo reaccionó y al abrir los ojos y notar donde estábamos se puso a llorar, tratamos de calmarlo y explicarle que debíamos salir de ahí, entendió y cuando lo ayudamos a pararse escuchamos algo que jamás podre olvidar.
Eran carcajadas de mujer y no de una, sino de gran multitud. Volteamos a ver en todas direcciones y no pudimos ver nada, pero al alumbrar hacia los árboles estaban ahí.
Mujeres con cabello largo, totalmente desnudas, flotando y con muecas queriendo imitar sonrisas en las que se podían notar que en lugar de dientes poseían colmillos gigantes.
Gritamos con todas nuestras fuerzas y comenzamos a correr. Cada que alumbrábamos veíamos a más y más de ellas, varias veces tropezamos con las tumbas pero no nos importó, solo queríamos llegar a la salida.
Después de llantos y gritos desesperados llegamos a la entrada donde nos encontró el vigilante. Nos preguntó qué si estábamos bien al ver nuestros rostros pálidos y notar nuestra respiración agitada.
No quisimos decir nada, le agradecimos y solo nos fuimos. Roberto manejó rápidamente y nadie dijo una sola palabra en el camino, pero tuve que romper el silencio al pedirle a Emilio que si podía quedarme en su casa pues la verdad no quería ir a la mía y estar solo después de todo eso. Me dijo que sí, que podía dormir en el cuarto de huéspedes y mañana regresar a casa.
Las pocas horas que sobraban de la noche no pude dormir porque escuchaba la misma respiración y a la misma persona decir mi nombre en distintas ocasiones. Lloré del miedo por un largo tiempo hasta quedarme dormido. ¿Cómo iba a ser escéptico a lo que me estaban mostrando todos mis sentidos?
Concluí que seguramente todos esos ruidos y fenómenos inexplicables que estaban pasando en mi casa eran obra de la ouija de mi hermano y me arrepentí muchísimo de yo también haber jugado y de haberle contado a mis amigos que la había visto.
Cuando regresaron mis padres les conté que habían pasado cosas raras, aunque omití lo de la tabla para no darle problemas a mi hermano y que no supiera que la tomé sin permiso, así que decidieron bendecir la casa y funcionó, aunque solo por pocos meses, ya que después los ruidos se escuchaban con más frecuencia y las pesadillas eran de todas las noches.
Hasta que me casé y me fui de casa de mis padres todo paró, 10 años de tranquilidad, pero cuento esto porque últimamente he soñado con aquellas mujeres y lo peor es que ayer vi a una de ellas en mi patio sonriendo de oreja a oreja. Espero y no sea una nueva Historia de terror

Autor: Liz Rayón.

Derechos Reservados

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror