La novia Del Diablo Historia De Terror 2024
La novia Del Diablo Historia De Terror… Estaba emocionada de volver al rancho de mi familia, ahí había decidido que se realizaría mi boda con mi prometido, Juan. El cual había pertenecido a mi familia por generaciones, y me encantaba la idea de casarme en la misma tierra que habían pisado mis antepasados. Pero a medida que pasaban los días, comencé a experimentar cosas extrañas y aterradoras.
Al principio, eran cosas pequeñas, como objetos moviéndose solos y puertas que se abrían y cerraban sin explicación. Pero pronto, las cosas se intensificaron y comencé a presenciar eventos paranormales en la casa. Una noche, tuve un sueño vívido y aterrador en el que un ser demoníaco me perseguía por todo el rancho. El demonio parecía estar esperando por mí en cada esquina, y en un momento, logró agarrarme y arrastrarme hacia el infierno. Me desperté gritando y bañada en sudor.
Desperté con el corazón acelerado, intentando respirar profundamente para recuperar la calma. Pero algo seguía sintiéndose mal, como si algo me observara desde algún rincón oscuro del cuarto. Miré hacia la puerta y ahí estaba: una sombra, oscura como la noche, observándome con ojos fríos y vacíos.
Me quedé paralizada, incapaz de moverme. ¿Era real? ¿O era solo una manifestación más de los eventos paranormales que venía experimentando desde mi llegada al rancho? Intenté gritar, pero mi voz parecía haberse atascado en mi garganta.
La sombra se acercó lentamente a mi cama, como si flotara en el aire. Cada vez que se acercaba, la habitación parecía enfriarse un poco más, como si la presencia de la sombra drenara la energía vital del lugar. Estaba aterrorizada, pero no podía apartar los ojos de la sombra.
Entonces, como si hubiera oído mis pensamientos, la sombra se detuvo en seco. Me miró fijamente durante unos segundos más antes de desaparecer lentamente de la habitación. Cuando se fue, el aire pareció volver a la normalidad y pude respirar de nuevo.
Me quedé allí temblando durante un buen rato, tratando de entender lo que acababa de pasar. ¿Había sido una alucinación? ¿Un sueño vívido? ¿O algo más siniestro? No estaba segura, pero sabía que necesitaba hacer algo al respecto.
Todo aquello me recordó a la última vez que estuve en el rancho cuando solo era una niña, había suprimido aquellos recuerdos pero al estar ahí de nuevo me hizo revivirlos, aquel día en el que vi aquella sombra, me había escabullido muy entrada la madrugada a los establos ya que uno de los empleados me había dicho que seguramente una de las yeguas la cual estaba embarazada daría a luz esa misma noche.
Por lo que curiosa yo quería ser la primera en ver al potrillo, o al menos eso es lo poco que lograba recordar, lo único que tenía más presente era aquel horrible sonido, el cual podría compararse cómo una muy distorsionada cinta la cual se reproducía al revés, aquel sonido aún rondaba mi cabeza una y otra vez, no recuerdo mucho más de aquello solo que el miedo me quito el habla por días, aquel fue la última vez que había visitado el rancho hasta el momento de mi boda.
Al día siguiente decidí preguntarle más sobre aquel día a mi abuela, supuse que si alguien podría tener respuestas sobre aquello sin lugar a dudas sería ella, sin embargo, al cuestionarla me di cuenta de que ella estaba aterrorizada. Se negó a responder cualquier otra pregunta y me rogó que dejara el tema. Sabía que había algo más en la historia que no me estaba contando, pero no podía obligarla a hablar.
Unos días después, tuve la suerte de encontrarme con un viejo amigo de la infancia en una tienda local. El era el hijo de uno de los empleados y al ser el único niño en las cercanías era uno de los pocos amigos que había tenido en el rancho cuando era niña, por lo que nos pusimos al día rápidamente.
Una vez agotando todos los temas clichés de un reencuentro decidí preguntarle sobre si el podría tener una idea de todo lo sucedido en el rancho, después de todo el había vivido toda su vida en ese lugar por lo que sin duda debía saber algo, noté que se puso incómodo. Pero después de un rato de charla y persuasión, finalmente se abrió y me contó lo que sabía.
Según él, la leyenda decía que mi antepasado había hecho un trato con el diablo para obtener riquezas y poder. El diablo había prometido que la primera mujer en contraer matrimonio en la familia sería desposada por él como parte del trato. Desde entonces, se decía que una maldición había caído sobre la familia, y que la presencia del diablo todavía rondaba el rancho.
Mi amigo también me habló de los eventos extraños que habían ocurrido en el rancho a lo largo de los años. Había habido avistamientos de sombras oscuras, ruidos extraños en la noche y apariciones de una figura demoníaca. Muchos creían que la maldición estaba viva y que algo oscuro estaba acechando en los rincones del rancho.
Me quedé helada al escuchar todo esto. ¿Era posible que mi familia estuviera verdaderamente maldita? ¿Podría ser yo la próxima en ser desposada por el diablo?
Decidí investigar más y busqué información sobre tratos con el diablo en la biblioteca local. Aprendí que a menudo se hacían este tipo de tratos por riqueza y poder, pero que siempre había un precio que pagar. El diablo nunca otorgaba nada sin tomar algo a cambio.
Comencé a tomar medidas para protegerme y a mi familia de la maldición. Colocamos símbolos sagrados en todas las habitaciones del rancho y contratamos a un sacerdote local para que bendijera la casa. También comencé a llevar un diario en el que registraba todos los eventos paranormales que experimentaba.
Continué registrando los eventos paranormales en mi diario, y rápidamente noté que algo extraño estaba sucediendo conmigo. Empecé a experimentar episodios de sonambulismo, algo que nunca me había sucedido antes.
Lo peor de todo era que siempre terminaba en los establos, justo donde se habían presenciado la mayoría de los avistamientos del diablo. No podía explicar cómo había llegado allí, pero sabía que algo siniestro estaba sucediendo.
Los avistamientos del diablo también se hicieron más frecuentes y parecían estar cada vez más cerca de mí. Empecé a sentir su presencia en todas partes, en las sombras de las habitaciones, en los ruidos en la noche, en la brisa que soplaba a través de las ventanas.
No podía soportar más el miedo y la incertidumbre, así que decidí investigar más. Desenterré los viejos registros de mi familia y descubrí que mi antepasado había hecho el trato con el diablo justo en los establos donde yo estaba sonámbula. Parecía que mi cuerpo estaba siendo atraído a ese lugar por alguna razón.
Decidí pasar la noche en los establos para intentar entender lo que estaba sucediendo. Armada con mi diario y algunos símbolos sagrados, me preparé para una larga noche.
En cuanto se puso el sol, comencé a sentir una presencia siniestra a mi alrededor. Sabía que el diablo estaba cerca, y que debía tener cuidado. Pero también sentía una extraña atracción hacia él, como si algo en mi sangre me llevara a él.
Después de esa aterradora experiencia en los establos, los sucesos paranormales se intensificaron. Comencé a sentirme observada constantemente, incluso en los momentos en que estaba sola. Los objetos se movían sin explicación y los ruidos extraños eran cada vez más comunes. Incluso durante el día, sentía que algo estaba acechando detrás de mí.
Empecé a tener pesadillas todas las noches. En ellas, veía al diablo rodeado de llamas, con sus ojos rojos brillando intensamente y su risa malvada retumbando en mi cabeza. Me despertaba sudando y con el corazón latiendo rápidamente, pero no podía volver a dormir.
Además, los episodios de sonambulismo eran cada vez más frecuentes. Me levantaba de la cama y salía directamente a los establos, sin saber por qué. Mi prometido se preocupaba por mí y me seguía en secreto para asegurarse de que no me pasara nada, pero no podía despertarme. Cuando finalmente volvía a la cama, no recordaba nada de lo que había pasado.
Los eventos paranormales se hicieron cada vez más frecuentes e intensos. En varias ocasiones, mi prometido y yo vimos a una figura sombría moviéndose por la casa, pero cuando intentábamos acercarnos, desaparecía. Los muebles se movían solos y escuchábamos voces susurrando en la oscuridad.
Las voces susurrando en la oscuridad se volvieron mi compañía constante. Me decían cosas horribles, promesas de dolor y sufrimiento. Me hablaban en un lenguaje que no lograba entender, pero que me atemorizaba profundamente. Intenté contarle todo a mi prometido, pero cada vez que intentaba hablar del tema, las palabras se atoraban en mi garganta. Sentía como si algo me lo impidiera.
Mi salud se estaba viendo seriamente afectada. Me salían hematomas por todo el cuerpo y en un punto parecía casi muerta. Mi prometido estaba preocupado y se acercaba a mí con una mezcla de tristeza y temor. La boda se acercaba y yo no sabía cómo hacerle frente a todo lo que estaba sucediendo.
En una de las noches más oscuras, algo me empujó y caí de la cama. En el suelo, vi una sombra acercándose a mí. Sabía que era el diablo, pero esta vez no tenía miedo. Me levanté y le dije que no tenía nada que ofrecerle. Que no le daría lo que quería. El diablo se detuvo, como si hubiera sido sorprendido. Pero no me dejó en paz.
Las noches se volvieron interminables y los sucesos paranormales intensificaron mucho más. Las sombras y los susurros seguían persiguiéndome, y cada vez que intentaba escapar, se volvían más fuertes.
Con forme los días pasaban, los sucesos empeoraban, ya ni siquiera podía dormir por las noches, temerosa de lo que pudiera pasar. Pero lo peor estaba por venir.
Un par de días antes de la boda llegó mi vestido. Era hermoso, de un blanco radiante y con detalles en encaje. Al verlo, mi corazón se llenó de emoción y anticipación. Pero cuando me lo puse para probármelo, algo extraño comenzó a suceder. Noté que la tela comenzó a mancharse y a oscurecerse, como si estuviera mojada. Y luego, poco a poco, el blanco radiante se tornó en un rojo sangre.
Grité y me quité el vestido de inmediato, temblando de miedo y horror. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué estaba pasando esto? Todo era tan confuso y aterrador.
Esa misma noche, sucedió algo aún más inquietante. Mientras estaba acostada en mi cama, escuché un susurro en mi oído, una voz fría y siniestra que susurraba mi nombre. Me incorporé de golpe, mirando a mi alrededor, pero no había nadie allí. Solo la oscuridad y el silencio de la noche.
Comencé a sentir que la locura se apoderaba de mí, que estaba perdiendo la razón. Pero, aun así, sabía que no podía abandonar mi hogar y mi familia, que tenía que luchar y encontrar una manera de vencer esta maldición.
Volví a contactar con mi amigo ya que al parecer el era el único en todo el pueblo el cual me decía la verdad, este me contó que talvez podría existir una persona capaz de ayudarme, a este hombre no le gustaba ser molestado, pero se decía que él había logrado romper un pacto con el mismo demonio.
Al no tener más opciones decidí preguntarle en dónde podía encontrar a este hombre a lo que me dijo que nadie sabía con exactitud, pero que el había escuchado que se encontraba a las afueras del siguiente pueblo, justo a los pies del tan famoso cerro del diablo.
Agradecí la información que me dio mi amigo y decidí que tenía que hacer todo lo posible para encontrar a esa persona. Investigué un poco y descubrí que vivía en el pueblo vecino, así que, sin pensarlo dos veces, me dirigí allí en busca de ayuda.
Una vez en el pueblo, me tomó un tiempo encontrar al hombre que buscaba. Pero luego de perseverancia finalmente logré dar con el hombre, el cual era muy anciano y vivía de manera minimalista. Al principio, se mostró un poco reacio a ayudarme, pero después de contarle mi historia, accedió a hacer lo que pudiera para ayudarme.
El hombre me pidió que buscara algunos objetos específicos que pertenecieran a mi ancestro. Después de registrar la casa y el rancho, encontré algunas de las cosas que necesitaba, pero no todas. Le dije al hombre lo que había encontrado y él me dijo que eso era suficiente. Él había preparado todo lo demás y estaba listo para comenzar el ritual.
Me llevó a una pequeña cabaña en las afueras del pueblo y me hizo sentar en el centro. Comenzó a recitar una serie de palabras en un idioma que no entendía y encendió algunas velas. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y me pregunté si esto realmente funcionaría.
De repente, sentí una presencia detrás de mí. Me di la vuelta para mirar y vi al diablo allí, mirándome con sus ojos ardientes. Quise huir, pero el hombre me detuvo y me recordó que debía resistir la tentación y mantener mi voluntad fuerte.
El hombre se detuvo y suspiró con pesadez antes de hablar de nuevo. Este me dijo que no podía hacerlo, debido a que aquel pacto se había sellado con algo mucho más fuerte que la palabra, le cuestioné que era aquello con lo que se había cerrado el pacto.
El hombre pareció incómodo antes de responder. Este me dijo que lo más probable era que seguramente mí antepasado había tenido que dar la vida de un ser inocente a demás de su alma, me contó que aquellos pactos se hacían para que estos fuesen inquebrantables y así ni siquiera terceros pudieran intervenir.
Mis ojos se llenaron de terror, mi mente no podía siquiera concebir que alguien con el cual pudiera compartir sangre hubiera sido capaz de cometer tan horribles atrocidades a ningún ser humano, mucho menos a un ser inocente. Tome todo el valor que me quedaba en mi cuerpo y pregunté si es que yo podía hacer algo.
Me rehusaba a dejar las cosas así, sin lugar a dudas no deseaba pasar toda la eternidad desposada con el diablo y mucho menos estaba dispuesta a permitir que futuras generaciones tuvieran que pasar por lo mismo.
El hombre asintió, pareciendo comprender mis sentimientos. Pensó por un momento antes de decirme que tal vez había algo que podría intentar, sin embargo, esto no sería fácil y que podría morir en el intento, advirtiéndome que el diablo siempre cumple sus promesas.”
La Novia Del Diablo Historia De Terror
Me quedé en silencio, tratando de procesar toda la información que acababa de recibir. Sabía que no podía dar mi alma al diablo, pero tampoco podía permitir que mi familia siguiera sufriendo por una maldición que habían heredado de generaciones pasadas.
Finalmente, miré al hombre y dije con determinación que haría lo que fuera necesario, el anciano me indicó que debíamos volver al rancho y buscar algo que hubiera pertenecido a mi antepasado, algo que pudiera ser utilizado en el ritual.
Regresamos al rancho y buscamos en el viejo desván hasta que encontramos una caja con algunos objetos antiguos. Entre ellos, había un viejo cuchillo de caza que pertenecía a mi bisabuelo. El anciano examinó el cuchillo detenidamente y asintió con aprobación, aunque no me lo dijo yo sabía que aquel cuchillo seguramente se trataba del mismo con el que le había arrebatado la vida a aquel inocente.
Nos dirigimos de vuelta al lugar donde habíamos acordado hacer el ritual. El anciano me explicó lo que debía hacer y me dio instrucciones precisas sobre cómo utilizar el cuchillo en el ritual para romper el pacto con el diablo.
Con el cuchillo en mano, empecé a recitar las palabras del ritual. Era una mezcla de latín y español antiguo, y a medida que avanzaba, sentía una energía extraña que me recorría todo el cuerpo. Era una sensación indescriptible, como si una fuerza invisible estuviera luchando dentro de mí.
Mi mente se adormeció y entré en un tipo de estado de trance. Sentí como si alguien más estuviera dentro de mí, luchando por salir. Y de repente, todo se hizo claro. Fui testigo de cómo mi antepasado, un hombre egoísta y cruel, hizo el pacto con el diablo en aquel mismo lugar hace mucho tiempo.
Vi claramente cómo ofreció su alma y la de su descendencia a cambio de riqueza y poder, y cómo el diablo selló el trato con un apretón de manos y una sonrisa siniestra en su rostro.
Mi corazón latía fuertemente, y sabía que había algo que debía hacer. Debía romper este pacto, aunque fuera lo último que hiciera. En aquel trance pude ver de vuelta aquella figura demoníaca la cual parecía haberse dado cuenta de mi presencia, está se acerco directamente a mi, sabía que era hora de actuar por lo que sin más enterré el cuchillo en aquella criatura, justo en el corazón.
Después de mi lucha interna y de haber sido testigo de aquel pacto con el diablo, sentí como la presencia del maligno se debilitaba. Al mismo tiempo, yo misma sentía debilitarme, pero nada me hizo detenerme. Ya estaba determinada a romper aquel pacto. No me di cuenta, pero finalmente terminé desmayándome.
Desperté tres días después en el hospital, sin saber cómo había llegado allí. Mi amigo prometido estaba sentado a mi lado, y cuando me vio despertar, me sonrió, me contó que el anciano había llamado a emergencias.
A partir de ese día, no he vuelto a tener experiencias paranormales. Pero he decidido nunca tener hijos. Tengo miedo de condenar a mis futuras generaciones, de pasarles el legado de aquella maldición que mi antepasado selló con el diablo. A veces me pregunto qué habría pasado si no hubiera tenido la fuerza para romper aquel pacto. Pero prefiero no pensarlo. Ahora, simplemente vivo cada día agradeciendo haber salido viva de aquella experiencia.
Autor: Canek Hernández
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