La Petición Historia De Terror 2023

la-peticion-historia-de-terror

La Petición Historia De Terror 2023

La Petición, Historia De Terror… La historia que voy a relatar no es nada alegre, trata de mi matrimonio, específicamente sobre esa frase que se dice: “Hasta que la muerte los separe”.

Yo me casé muy joven, recuerdo que cuando en ese entonces mi novio me lo propuso yo tenía 19 años, vivía en una familia muy tradicional, así que eso no le sentó nada bien a mi padre.

Hasta antes de ese punto nuestra relación había fluido bastante bien, él me escribía cartas, dibujos, y me regalaba cosas, nada muy caro ni llamativo para que mi padre no lo notara.

De hecho mi padre ni siquiera sabía que yo tenía novio, siempre fuimos discretos, lo mantuvimos en secreto por 5 años, así que cuando lo llevé a casa a hablar con mi padre las cosas explotaron.

Mi padre lo golpeó brutalmente y lo corrió de la casa apuntándole con un arma, hasta ese momento había sido la cosa más terrible que jamás había visto.

Esa noche escapé de casa, mi padre me tenía encerrada en la habitación así que tuve que romper la ventana, no me llevé nada mas lo que traía puesto.

Para cuando mi padre llegó a mi cuarto yo ya estaba del otro lado de la calle, corrí hasta la casa de mi novio, él vivía con sus padres.

Los señores me recibieron muy bien, no me culpaban de nada. De hecho nos llevaron a la central de camiones y nos pagaron los boletos para irnos a otra ciudad, lejos de mi padre.

Al llegar a la otra ciudad lo primero que hicimos, antes incluso de buscar donde pasar la noche, fue ir al registro civil a casarnos.

La gente de las oficinas pensaron que él iba obligado por tantos golpes que traía, nos miraban raro.

Salimos casados, veníamos platicando de cómo le íbamos a hacer para sobrevivir, habíamos caminado un par de cuadras cuando pasamos por un car wash, tenían un letrero que decía que requerían un hombre para trabajar.

Mi esposo entró a preguntar y le dijeron que sí, que se presentara al día siguiente, a eso de las 10 de la mañana.

Él aprovechó para preguntar si alguien de casualidad sabía de un cuarto para rentar y le dieron una dirección, tuvimos que caminar como una hora para llegar.

Era la casa de una viejita, estaba rentando un cuarto que tenía en el patio trasero de su casa.

Nosotros le contamos todo lo que habíamos pasado y le aclaramos que no teníamos ni un solo peso pero que mi marido ya tenía trabajo así que sí podríamos pagarle, aceptó rentarnos el cuarto, la señora en verdad fue muy amable.

Estuvimos viviendo ahí durante un año, al car wash le fue muy bien, tanto que pasó de lavar cualquier tipo de auto a solo lavar autos deportivos.

Triplicaron sus precios y aún así siempre tenían fila. Mi marido ganaba muy buen sueldo más propinas, fue por eso que pudimos movernos a una casa, rentada igual, pero al menos ya teníamos más espacio.

Vivíamos cómodamente, siempre tratábamos de gastar lo menos posible porque estábamos ahorrando para nuestra boda por la iglesia.

Luego de 4 años finalmente pudimos realizar la ceremonia religiosa, mi padre no asistió.

Todo hubiera sido perfecto, pero después de que el padre dijera la frase: “Hasta que la muerte los separe”, mi marido cayó muerto, le dio un infarto fulminante.

Yo quedé destrozada, aún así no volví con mis padres, fui a vivir con los padres de mi difunto esposo, ni siquiera tuve que pedirlo, ellos mismos me llevaron sin preguntar.

Sin mi esposo mi vida se sumergió en un luto perpetuo, solo abrazando sus cenizas.

Yo me hundía cada vez más, cuando toqué fondo, luego de algunos años, me dije que ya no podía más, que necesitaba ver a mi esposo al menos una vez más.

Y lo único que se me ocurrió fue empezar a hablarle al relicario de sus cenizas, por supuesto que no hubo respuesta.

Cerré los ojos y empecé a rezarle al de arriba, le supliqué que por favor me devolviera a mi amado al menos por una última noche.

No ocurría nada así que decidí hacerle la misma petición al de abajo. No pasaron ni 10 segundos cuando la ornamenta de las cenizas de mi esposo reventó en mil pedazos y sus restos quedaron regados por toda la habitación.

Salí corriendo directo al baño porque algunos pedazos de metal me habían hecho cortadas, apenas iba a llegar cuando la madre de mi marido gritó y me preguntó qué era lo que había pasado, le dije que se me había caído un plato de vidrio, que todo estaba bien.

Luego entré al baño, me puse jabón en las heridas y empecé a limpiarme despacio, cuidando de no lastimarme más.

En ese momento empecé a escuchar ligeros susurros: “Termina con tu vida” “Hazlo para que puedas acompañarme” “Estaremos juntos”.

Eso me causó un tremendo escalofrío, mi esposo jamás me pediría una cosa tan terrible, salí del baño y empecé a caminar por la casa intentando averiguar de dónde provenían aquellos susurros.

No encontré nada, así que volví a la habitación para pensar en qué iba a hacer con las cenizas de mi esposo, pero en cuanto entré al cuarto me di cuenta que de las cenizas estaba emanando humo, de hecho en el cuarto se sentía un calor extraño.

Intenté levantar un pedazo del relicario pero tuve que soltarlo inmediatamente porque estaba ardiendo, como si hubiera estado expuesto al sol durante horas.

Eso era rarísimo, creo que era evidente que algo muy malo había pasado luego de la petición que le había hecho al de abajo.

Volví a escuchar los susurros que me pedían que me matara, yo tapé mis oídos pero aún así los escuchaba, y sonaban cerca, de hecho creo que estaban justo detrás de mí.

Me giré pero no vi a nadie. Salí de la habitación, afuera ya no se escuchaban los susurros.

Empecé a alterarme porque me daba pánico tener que explicarle a mi suegra lo que estaba pasando.

Yo estaba en la cocina, temblando, cuando sentí que algo me abrazó por detrás, pero no de forma agradable, sino que era como si una presión me rodeara el cuerpo y lo presionara prohibiéndome el movimiento.

Me sentí amenazada, yo intentaba zafarme de aquella fuerza invisible pero no lo conseguía, estaba intentando manotear o soltar patadas pero no podía, por más que intentaba no lograba recuperar el control de mi cuerpo, esa extraña fuerza invisible me tenía sometida.

Un sonido de algo rompiéndose me puso todavía más nerviosa, mis suegros gritaron asustados, luego un jarrón de vidrio que tenía agua salió volando desde la cocina hasta la sala y se rompió al golpear contra la pared.

El calor que sentí en el cuarto ahora empezaba a sentirlo en la cocina, era como si lo que sea que se hubiera manifestado ahora se estuviera apoderando de todo el lugar.

Escuché que mis suegros venían corriendo por las escaleras mientras gritaban, entonces uno tropezó empujando al otro y ambos cayeron al suelo.

Yo quise ir a ayudarlos pero por más que intentaba no lograba liberarme de esa fuerza invisible que me estaba apretando.

Algo empezó a oler a quemado, humo negro empezó a salir del cuarto.

Vi como una silueta se estaba asomando por la puerta, como si nos estuviera observando, por momentos la silueta se deformaba entre las llamas de fuego y el humo.

La casa se estaba quemando. Mi suegro en cuanto se percató de eso se apuró para ponerse de pie y ayudó a su esposa a levantarse.

El fuego se estaba esparciendo hacia donde estaba yo, empecé a llorar de miedo, no quería morir, yo solamente había pedido ver a mi esposo por última vez.

La Petición Historia De Terror

la-peticion-historia-de-terror
la-peticion-historia-de-terror

Mis suegros me gritaban que fuera con ellos para salir de la casa pero yo llorando les respondía que no me podía mover.

Mi suegro quiso ir a ayudarme pero su esposa no lo dejo, el fuego estaba demasiado cerca de mí, él corría demasiado peligro si se acercaba.

Ambos salieron de la casa, pude escuchar como gritaban por ayuda.

Volví a escuchar la misma voz, pero ya no eran susurros, eran gritos y me estaban diciendo que si yo no me quería ir con él, me llevaría a la fuerza.

En ese momento el fuego alcanzó el mueble de madera donde yo estaba recargada, y empecé a sentir como mi brazo se cocinaba.

Quizá fue por el terrible dolor que pude liberarme, corrí directo a la salida mientras mi brazo seguía quemándose.

Antes de llegar a la puerta pude escuchar un grito rasgado lleno de odio.

Cuando logré salir ya había gente reunida afuera y como pudieron me ayudaron a apagar mi brazo, me dolía horrible, no quería ni verlo porque ya me imaginaba lo mal que había quedado.

La ambulancia llegó primero que los bomberos, nos atendieron, por suerte ninguno de los 3 teníamos nada grave, mis quemaduras solo dejarían una fea cicatriz pero nada más que eso.

Aún así nos llevaron al hospital para revisarnos bien.

Luego de un par de horas me pude reunir con mis suegros, salimos del hospital y fuimos a sentarnos en una banca en la plaza que estaba al frente.

Me preguntaron qué había pasado, les dije que no tenía idea, ellos me dijeron que en su cuarto se les apareció una sombra gigantesca con cuernos, que por eso habían gritado y habían bajado corriendo las escaleras.

Dejamos el tema de lado y fuimos a ver cómo había quedado la casa. Cenizas, todo quedó reducido a cenizas, lo único que se había salvado fue un cristo que estaba colgado en la sala.

Mis suegros se fueron a vivir con otro de sus hijos y yo, muy a mi pesar, tuve que volver a casa de mis padres.

Hace un par de años murieron mis suegros y nunca les dije que todo aquello que ocurrió fue culpa mía.

Autor: Ramiro Contreras

Derechos Reservados

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror