Escalofriante, Historia De Terror 2023.

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Escalofriante, Historia De Terror 2023.

Escalofriante, Historia De Terror… Otra más de mis experiencias, fue en el Exconvento Franciscano, es un sitio enigmático y representativo del municipio, pues encabeza a la población desde lo alto, en la pendiente del ya casi cerro.

Actualmente el inmueble es usado para celebraciones religiosas del catolicismo. Se escuchan muchas historias sobre el sitio, hasta el punto en que, si lo visitas, no es por ir a misa o algo así, sino, porque te causa cierta intriga el cómo se ve por fuera y por dentro.

En las escuelas es muy común que se nos pidiera ir a visitar el lugar, ya que es el único paraje histórico con el que contamos o que nos es accesible. Se hacen muchas excursiones de investigación, pero estás no les dan guías o alguien que conozca, solamente eres tú y tus compañeros paseándose por la parte trasera.

He de confesar que desde que era niño le he tenido mucho miedo a las imágenes religiosas que se ven llenas de sufrimiento y de dolor.

Pues, la imagen principal de este convento es la imagen del santo “El señor del desmayo”, esta figura (hasta dónde se) representa el cansancio y es desmayo de Jesús en camino a su crucifixión.

La imagen se encuentra justo en medio del altar. Yo vengo de una familia católica, como muchas del municipio y lo más oportuno que se nos enseñaba era que si visitamos una iglesia, nos debíamos de ir lo más enfrente que se pudiera, persinarse e hincarse para rezar o dar gracias.

Sabiendo esto, en la escuela nos pidieron que fuéramos a hacer un vídeo sobre la historia y las pinturas que se encuentran pintadas en la bóveda principal de la edificación.

Como lo comenté en la historia anterior, mi pueblo era muy seguro y nuestros padres nos dejaban ir solos a muchos lugares, así fue como llegamos tres compañeros y yo.

Debo decir que ese día estaba muy nublado y con frío y no había personas a los alrededores a excepción del velador y el guardia. Entramos con un poco de miedo por todo lo que se contaba.

Como dije, cómo veníamos de familias católicas, nos fuimos hacia enfrente para poder rezar un poco y comenzar nuestro proyecto.

Desde ese momento, sabía que algo estaba muy raro, ya que, al estar hincado sobre la banca, me pude percatar que justo en frente de mí estaba la imagen de aquel santo que veneran.

La verdad a mí me estaba incomodando un poco, pues es muy fuerte verla por las heridas y la expresión de su rostro, pero, a la misma vez me provocaba seguir viéndola con detenimiento, hasta que vi con claridad que movió sus ojos y párpados. Yo muy asustado en lugar de gritar coloqué mis manos sobre la cara.

Empezamos a recorrer y logramos grabar algunas tomas de la entrada, por dentro de la iglesia y después nos dirigimos al patio trasero, el cual también es muy tenebroso por cómo luce y, sobre todo, su soledad.

En medio se encuentra una pequeña fuente y a sus alrededores varios pasillos con radiantes ruinas, además de que en ese entonces se encontraba una foto muy vieja de un fraile, puesta dentro de un marco de manera, igualmente antiguo, clavada en la pared con un clavo oxidado.

Recorríamos el lugar, siempre juntos, tratando de no separarnos y sentíamos por la vibra del lugar se tornaba pesada, era un ambiente muy difícil de describir, pero hasta la piel se te erizaba.

No decíamos nada al respecto, porque pensábamos que sólo era nuestra imaginación, que era producto del miedo por las historias que se lograban recolectar del colectivo de las personas.

Ya hasta el fondo, en la parte dónde topas y no se te permite el paso, nos dimos cuenta de que se encontraba abierta la reja de lo que parecía ser un túnel profundo, realmente no le llegaba ni un rayo de luz a ese lugar.

Mis compañeros y yo recordamos que posiblemente ese era uno de los túneles de las historias.

Se cuenta que en este exconvento existen tres túneles subterráneos que se conectan a otros conventos del estado de Puebla.

Uno de ellos, se conecta con el Convento ubicado en Quecholac, Puebla, el otro dice que pasa por pequeños poblados hasta llegar a una iglesia en Oaxaca, pero el más importante se conecta al palacio episcopal de la Catedral de la Ciudad de Puebla.

Como buenos curiosos, nos fijamos que ninguno de los encargados estuviera cerca para poder explorar con calma y sin que nos pudieran llamar la atención, o incluso corrernos. Así que quedamos en que, si alguien quisiera entrar, otros se debían quedar afuera a fijarse que nadie nos descubriría.

Pedro y yo decidimos que queríamos entrar, además porque la lámpara de nuestros de celulares eran las más fuertes para poder ver entre la oscuridad, mientras que, Paty y Jesús se quedarían afuera con la condición de que les platicaremos lo que había dentro.

Recuerdo, que metimos una mano para ver más o menos cómo estaba el ambiente y se sentía demasiado frío, mucho más de lo normal del clima que estaba afuera. Además, la pensábamos en si entrar en el o no.

Pedro tomó la iniciativa, prendió la linterna de su celular y empezó a caminar por el oscuro túnel, yo por miedo, lo alcancé corriendo porque me había dejado ya un buen tramo atrás. Empezamos a explorar (hasta dónde nuestra visión nos lo permitía) y se sentía muy extraño el sitio.

En todo el recorrido se iba percibiendo muy húmedo, como si se tratara de una gruta llena de agua, las paredes se encontraban viscosas, todas verdes y con un calor impresionante.

Conforme seguíamos caminando costaba un poco de trabajo respirar, se iba cortando la señal por obvias razones, pero lo que nos impresionó fue cuando las linternas no nos funcionaban o se desactivaron sin razón.

Ya en ese punto le pedí a Pedro que por favor paráramos, que ya no había forma de seguir por todas las circunstancias que anteriormente mencioné y que me costaba mucho respirar.

La verdad es que ya no sabíamos hacia dónde nos estábamos dirigiendo, y si íbamos a encontrar algo.

Así que decidimos ver a nuestro alrededor si podíamos recolectar alguna evidencia de que estuvimos ahí, buscamos y buscamos y un poco más adelante había un tipo señalética demasiado antigua e incluso sarrosa, la señal no era muy clara, pero era lo suficiente como para poder contar que estuvimos ahí, en dónde al menos ninguno de nuestra edad o escuela había estado.

Escalofriante, Historia De Terror

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Ya cuando regresábamos al mismo camino, juramos que nos hacía una eternidad, como si hubiéramos recorrido kilómetros, además que había tramos en los que sentíamos como si nos desviaramos hacia otro lado, como que era imposible porque siempre nos mantuvimos en línea recta y cuando teníamos las luces no vimos ningún otro camino.

Cuando salimos, se tornó mucho más escalofriante, pues ya se empezaba a oscurecer y mis amigos que se habían quedado afuera estaban muy preocupados. Les preguntamos por qué estaban tan angustiados, si solo fueron un par de minutos, Pedro y yo calculamos que solo fue como 30 minutos, no más.

Muy confundidos y creyendo que les estábamos tendiendo una broma, tartamudeando nos mencionaron que no, que habíamos tardado alrededor de dos horas.

No quisimos creer lo que decían, pero era evidente por la puesta de sol y cómo ya era muy tarde salimos lo más pronto posible de ahí para poder irnos a nuestras casas, claro está, en que Pedro se llevó la señal oxidada que se encontró.

Durante la noche, estuve muy inquieto y tenía fragmentos de momentos que viví dentro del túnel, pero había instantes en que recordaba cómo veía a Pedro a contraluz de la lámpara, pero que había una sombra detrás de él, me causó mucho miedo y recuerdo luchar para despertar, pero cual fue mi sorpresa que, al abrir los ojos de golpe, experimenté por primera vez la parálisis del sueño.

De solo volver a relatarlo se me enchina la piel, porque fueron muchas “coincidencias” (si se pueden llamar así). Recuerdo estar recostado y no tener la posibilidad de mover alguna de mis extremidades por mi cuenta, era un pánico inigualable.

Al lado de mi cama se encontraba un sillón para las personas que entraran se pudieran sentar, pues, cuanto intentaba moverme dentro de mi parálisis, veía como un bulto de sombra negra estaba ahí, no digo que me intentó hacer algo o que se me subió, no; simplemente su presencia no me hacía sentir que estuviera seguro.

Cuando cerraba mis ojos podía tener recuerdos rápidos de mis seres queridos, no sé por qué los pensaba en ese momento, comencé a llorar desesperadamente, no sabía si iba a poder despertar o si me iba a poder mover.

Lo raro es que cuando abrí los ojos nuevamente, veía como esa entidad que estaba sentada se paraba y se iba, sin más. Juro, que en ese momento fue cuando empezaba a recuperar mis movimientos.

No quise contarle nada a mi mamá sobre lo ocurrido en la noche, ni en el día anterior, así que con normalidad fui a la secundaria.

Me encontré en el salón de clases con mis amigos con los que había ido y se habían quedado afuera y me contaron que no habían podido dormir por pesadillas, cosa que ya en ese punto me costaba creerlo porque eran una suma de coincidencias, hasta que nos dimos cuenta de que Pedro no llegó a la escuela.

La verdad es que, si me entró un escalofrío, pero traté de no pensar en eso para no sugestionarme.

Como iba transcurriendo el día, la trabajadora social entró para entregar el justificante a los profesores de clase.

Pregunté al profesor en turno del motivo por el cual Pedro no había asistido a clases, a lo que me respondió que el permiso decía que, porque tenía una fuerte temperatura durante la madrugada, pero que no decía más.

Efectivamente, en ese momento ya estaba más que asustado, pero no quise hacer un alboroto ya que mis otros amigos parecían muy normales ante el tema.

Pasaron como tres días y Pedro aún no iba a la escuela, así que saliendo me fui a buscarlo a su casa para ver qué es lo que pasaba.

Toqué y su mamá me abrió, ella ya me conocía de años atrás, así que solita y sin preguntar de más me dijo que si iba por saber cómo se encontraba Pedro, le dije que sí.

Ella me dijo que estaba muy preocupada porque ya llevaba mucho tiempo con fiebre y que él se veía muy débil, que para lo que solo se paraba era para poder hacer sus necesidades y que por más que el doctor le inyectara su tratamiento no veía mejoría en él.

Pasé a su cuarto y en verdad es que lo vi muy enfermo, me senté a la orilla de su cama y abrió los ojos.

Platicamos un rato y él sacó el tema de cuando entramos al túnel del convento, me dijo que a partir de ese día había tenido muchas pesadillas y soñaba con ese lugar constantemente y que entre los delirios de la enfermedad sentía una presencia en su cuarto y que, hasta incluso, ya veía una sombra negra que estaba por su cuarto.

Mi boca la sentía seca por lo que me contaba y también le dije lo que a mí me había pasado esa misma noche. Solo vi su cara que estaba muy asustado.

Me fui a mi casa con mucho miedo, pero también muy desconcertado por lo que pasaba, no entendía nada y hasta incluso había momentos en que me sentía muy escéptico sobre el tema.

Sin más, llegué a mi casa y mi mamá me preguntó por qué había tardado en llegar, si mi hora de salida ya había pasado.

Cuando iba subiendo por las escaleras, no pude evitar bajarme para contarle lo que había sucedido y contarle lo que le estaba pasando a Pedro.

Mi mamá no es muy creyente de los temas, pero en ese momento me dijo que algo malo nos pudimos haber traído de ese sitio.

Regresé a la casa de Pedro acompañado de mi mamá para poder contarle lo que habíamos hecho.

La mamá de mi amigo reaccionó de la misma manera que mi mamá, así que decidieron llevarnos con una señora del pueblo que hacía limpias (y creo yo, otros trabajos).

Cuando entramos le explicamos a la curandera lo que había pasado y de los sucesos que pasaron después de entrar al túnel.

Nos dijo que mi amigo y yo traíamos una energía muy pesada, comenzó a hacerme la famosa limpia con huevo, ruda y un aceite, pero al romper el huevo veía mucha secreción negra, de hecho, el color del huevo ni siquiera alcanzaba a percibirse.

Pero cuando le tocó el turno a mi amigo, dijo que él no lo podía limpiar por toda la carga que había tenido, pero que de todas maneras lo iba a intentar.

Cuando terminó, rompió el huevo y no solo salió la misma secreción de color negro, sino que salían como insectos. Fue algo totalmente impactante.

La curandera les explicó a nuestras madres, que en el momento que nos metimos ahí nos cargamos de energía y que esa energía tal vez no provenía de una persona difunta, sino de varias, ya que no se sabía con exactitud si hubieron muertos entre los pasillos de ese túnel o las cosas que hacían ahí en la antigüedad.

El hecho era que había entidades oscuras que nos perseguían y que no eran del todo buenas porque a Pedro ya lo estaban logrando enfermar poco a poco.

También, nos explicó que las entidades no se nos pegan así cómo así, sino que se pueden transportar en cosas materiales, en cosas tangibles. En ese momento voltee a ver a Pedro y él a mí. Era evidente que fue por señalética que Pedro había recogido y llevado a su casa.

La señora nos recomendó que nadie más tocara esa cosa, solo Pedro ya que él fue quién se la llevó y quien se veía más afectado, para después llevársela y ver lo que se podía resolver. Y así fue, nuevamente regresamos con la señalética, que Pedro había escondido en el patio de su casa.

El devolverlo no era una opción porque las autoridades nos podían sancionar por meternos sin permiso, así que la curandera nos recomendó que lleváramos esa cosa y la enterramos en tierra santa, o sea, en un panteón de ser posible.

Así lo hicimos en compañía de la curandera para recomendarnos el mejor lugar para hacerlo y para no profanar un espacio de descanso de alguien más. Nosotros abrimos el espacio, pero Pedro tuvo que ser el indicado para acomodarla y echarle la tierra encima.

También tuvimos que regresar al lugar de la curandera para hacernos otras limpias y hacer un rito para el despegue de entidades, también nos dio unos tipos de esencias especiales que nos teníamos que echar como agua durante la ducha para desprender todo tipo de cosas negativas.

Nos decía que esas entidades se impregnan y se aferran a los niños y preadolescentes porque es una edad en la que somos muy ingenuos y no representamos mucha malicia.

Por muy impresionante que suene, al momento Pedro empezó a mejorar como si no tuviera nada y las pesadillas y apariciones se fueron repentinamente. Hasta la fecha me sigue causando mucha curiosidad esos temas, pero de lo que sí estoy seguro es que el cruce de energías entre las personas vivas y muertas existe.

Au tor: Daniel Flores.

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