EL Pájaro Del Demonio 2023.

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EL Pájaro Del Demonio 2023.

El Pájaro Del Demonio… La siguiente historia que voy a contar es un hecho tan real como escalofriante, la joven protagonista de esta historia aún se estremece al recordar los hechos acontecidos en aquella noche de principios de noviembre, está joven de nombre Abigaíl, podía pasar días enteros repitiendo una y otra vez “el hombre pájaro” el cual según Abigaíl se trataba de un ser de pesadilla que seguía visitándola para vigilarla, camuflándose en los árboles solo que este más que un hombre era una creatura.

La cual esperaba pacientemente a que está cometiera un error para llevársela al igual que a su amiga Carolina, “él vive en los árboles” señalaba la joven una y otra vez a los especialistas los cuales aseguraban que todo aquello no era más que una forma que tenía su cerebro de afrontar lo que realmente le había sucedido aquella horrible noche de noviembre.

Para todos era muy claro lo que a Abigaíl le pasaba por lo que tanto doctores como pacientes preferían evitarla lo más posible, los ojos tristes de la joven hacían parecer aquello muy cruel, pero ya habían intentado de todo con ella inclusive su familia y amigos poco a poco habían desistido de visitarla.

Abigaíl aún recordaba cada día lo que había sucedido y por más que intenta olvidarlo, los gritos de horror de su mejor amiga continúan grabados en lo más profundo de su mente, recuerda perfectamente, el frío intenso que calaba hasta los huesos mientras ambas caminaban por aquel desértico camino de tierra, habían tenido que dejar su auto un poco retirado de dónde había sido la fiesta, ya que de lo contrario sabían que jamás hubieran encontrado algún sitio para estacionarse, era una noche sin luna y en extremo silenciosa, había algo que sin duda hacía sentir a las chicas intranquilas, eran cerca de las tres de la madrugada, en todo aquel camino no se veía alma alguna.

La mayoría de los chicos aún continuaban en la fiesta, la cual se había llevado a cabo en una de las zonas más alejadas y rurales del pueblo, por lo que las casas eran prácticamente inexistentes y la escasa luz pública de los faroles no ayudaba mucho a su incomodidad, aunque todo aquello no les parecía del todo extraño, después de todo era de esperarse que en una zona tan rural como aquella.

Prevaleciera el silencio inclusive pensaron que sería aún más extraño encontrarse con algún automóvil, lo único que se podía escuchar era como algunos perros que ladraban a lo lejos, aún con todo aquello ambas amigas continuaban su camino a su auto debían llegar a casa lo antes posible, debido a que ninguna había tenido el permiso de sus padres para salir esa noche.

Sin embargo, los padres de Abigaíl no se encontraban en casa, ya que estaban cumpliendo un turno nocturno y por su parte Carolina era la clase de chica que prefería pedir perdón a pedir permiso, aun así está sabía que de enterarse sus padres estaría en muy graves problemas, pero aún con todo aquello ambas chicas no podían evitar sentirse contentas por todo lo vivido esa noche de fiesta, inclusive Carolina contaba a su amiga una divertida leyenda que un chico de la fiesta le había mencionado.

Está se hallaba un poco alcoholizada cómo para recordar cada detalle, pero si recordaba el nombre que los habitantes de la zona le habían puesto a aquel ser “el hombre pájaro” una rara creatura, mitad hombre y mitad pájaro, la cual sobrevolaba todas las noches aquella zona, buscando víctimas y que más de una persona la había visto y daban certeza de su existencia, ambas chicas se hallaban inmersas en la conversación, recordaban todo lo divertido de la noche.

Todo pasó tan rápido que Abigaíl no se percató del momento exacto en el que todo comenzó a retorcerse, la razón bien pudo haber sido qué está, se encontraba un poco ebria, pero sin duda estaba mucho mejor que Carolina, ya que después de que está casi tropezara culpó directamente a los árboles los cuales obstruían la luz y le dificultaban ver el camino, mientras está aún se quejaba sobre los árboles ambas pudieron sentir como si alguien o algo las observara.

Pero ninguna era capaz de ver de quién se trataba, por un instante ambas pensaron en ladrones los cuales seguramente habían encontrado unas presas fáciles, sin decirse nada ambas decidieron apresurar el paso, ya no faltaba mucho para llegar a su auto por lo que ninguna vio necesidad de caer en pánico, siguieron caminando hasta que Carolina sintió cómo si alguien le levantara un mechón de su cabello suavemente, aquello vino acompañado de una muy extraña y escalofriante risa la cual emergía de uno de los árboles por el que pasaban.

Ambas chicas gritaron al unísono cuando levantaron la mirada, viendo así una silueta la cual era casi imperceptible en el follaje, aun así, Abigaíl casi podría jurar que está sonreía al verlas, entrando completamente en pánico, empezaron a correr, los gritos y pasos precipitados de las chicas, se perdían en aquellos baldíos todos los jóvenes los cuales aún se encontraban en la fiesta, no se percataron de aquellos gritos los cuales se confundían entre la música y ambiente de la fiesta.

Las chicas corrieron lo más rápido que sus piernas les permitieron Abigaíl no quería ni siquiera mirar hacia atrás ya imaginaban que, de hacerlo, provocaría que la criatura de no estarlas persiguiendo entonces aquello lo hiciera.

Corrieron hasta inclusive pasar de largo su automóvil, sin siquiera darse cuenta, aun así estas no se detuvieron ni un segundo, hasta percatarse que se encontraban muy lejos y completamente solas en la oscuridad del camino, el miedo al igual que la oscuridad no les permitían reconocer en donde se encontraban y ambas sabían que no podían quedarse ahí hasta que amaneciera, estas tenían que volver a su auto, pero el simple hecho de imaginar que aquella criatura se encontrara ahí esperándolas, no les permitía siquiera considerar el volver como una opción viable.

Ambas se miraron en un silencio, casi sepulcral he incómodo por un par de minutos, se encontraban completamente exhaustas y se preguntaban a sí mismas, si todo aquello no había sido más que una simple alucinación inducida por su borrachera, con un poco de incredulidad, por no creer en su propia explicación se sonrieron, cómo si supieran lo que cada una pensaba, aquella era una sonrisa forzada, por lo que Abigaíl fue la primera en hablar, su voz era condescendiente casi como si esperara una confirmación por parte de su amiga.

La cual para su tranquilidad o más bien dicho la tranquilidad de ambas está concordó en cada palabra de Abigaíl, se sonrieron nuevamente, con una seguridad falsa y aún de pie en la oscuridad de aquel oscuro camino de tierra, y aún sin estar completamente convencidas por aquella explicación, ninguna se atrevía a dar el primer paso para volver al auto, por lo que después de pensárselo mucho.

Abigaíl decidió ser la primera en comenzar a caminar de vuelta siendo así secundada por Carolina, la cual a pesar de ser de las dos la más alcoholizada se veía mucho menos convencida de que todo aquello hubiera sido únicamente, una alucinación inducida por el alcohol, cualquier sonido de la noche provocaba que las chicas se pusieran alertas, mirando hacia los árboles con terror de ver algo en ellos, sin embargo poco a poco sus nervios fueron apaciguándose.

Cada vez que estos resultaban ser únicamente ruidos propios de una noche común y corriente, cada vez que los ruidos provocaban una falsa alarma, hacía que la teoría en su cabeza tomara fuerza y muy pronto pudieron orientarse un poco mejor, con un poco de más tranquilidad estás caminaban con más seguridad y no fue hasta que estás, se encontraban a solo unos pocos metros de su coche, cuando escucharon un muy extraño silbido el cual llamó su atención, aquel no era un silbido común este parecía como sí cientos de pájaros silbaran al unísono.

Aquel silbido vino acompañado nuevamente con aquella sensación de ser observadas, ambas intentaron desesperadamente apresurar aún más él pasó, ya que ahora estaban convencidas de que nada de aquello era producto de la bebida, no podían creer que se encontraban tan cerca del auto y al mismo tiempo se sentía tan lejos, con el rabillo del ojo Abigaíl pudo volver a visualizar aquella silueta, se acaba posada en una rama muy alta de un viejo roble la cual las observaba fijamente, lo que hizo recordar a Abigaíl un documental de aves de presa.

Aquello fue lo que la alertó y la hizo saber que ya no podían perder más tiempo, si el “hombre” del árbol las estaba asechando, en cualquier momento podría simplemente arrogarse sobre ellas sin que estás tuvieran una sola oportunidad de defenderse por lo que armándose de valor grito a Carolina que corra lo más rápido que pueda a su auto.

La cual sin cuestionar una sola palabra comienza a correr junto con ella, y a pesar de correr con todas sus fuerzas el auto parecía estar cada vez más lejos y como si esto fuera poco ambas chicas pudieron escuchar con horror como si unas enormes alas se desplegaran para así comenzar a emprender vuelo, este vino acompañado del movimiento violento de los árboles, era como si una enorme parvada emprendiera vuelo de forma perfectamente coordinada.

Abigaíl logró visualizar el auto por lo que pensó erróneamente que pronto se encontrarían a salvo, sin embargo, un poco antes de llegar estas pudieron observar como una enorme sombra sobrevolaba sobre ellas, cubriendo la poca luz que les daba la luna dejando así ver la forma de una enorme ave, la cual estaba a punto de cazar a las jóvenes, aún sin saber cómo y sin apenas sentir el cansancio ambas lograron llegar al auto.

Aquello les provocó un cierto sentimiento de alivio el cual fue efímero, ya que escucharon un fuerte golpe, era como si algo muy pesado aterrizara en el techo del auto, al mismo tiempo que miraban como este se pandeaba ligeramente, por lo que sin dilación Abigaíl comenzó a apresurar a su amiga para irse de ahí, inmediatamente la chica encendió el auto tan rápido como le fue posible.

Apenas el auto arrancó sintieron como lo que sea, que hubiera aterrizado sobre el auto había emprendido nuevamente el vuelo, Abigaíl miró con miedo por el espejo retrovisor, percatándose así con horror como aquella creatura las perseguía a toda velocidad, intentando alcanzar el auto a toda costa y sin importar cuánto intentaran acelerar la criatura siempre se mantenía cerca.

En un momento Abigaíl ya no pudo ver más a aquel ser de pesadilla, parecía que por fin habían logrado dejarlo atrás y con aquel pensamiento de que finalmente lo habían logrado perder, pero fue ahí cuando la verdadera pesadilla comenzó de la nada está horrenda creatura aterrizó justo en medio de la carretera, bloqueado el camino con sus alas completamente extendidas de par en par, fue ahí cuando por un breve instante los faroles del auto dejaron ver brevemente a aquella criatura, el cuerpo era casi totalmente humanezco, pero estaba cubierto con lo que en un principio Abigaíl pensó que era pelo, pero más tarde notó que eran cientos de pequeñas plumas que lo cubrían casi en su totalidad.

EL PÁJARO Del Demonio

EL PÁJARO Del Demonio
EL Pájaro Del Demonio

poseía un par de largas y grotescas piernas las cuáles tenían semejanza con las de un águila, estas contaban con filosas garras qué rozaban con la tierra, pero sin duda lo más espeluznante de todo era su horrible rostro el cual estaba totalmente deformado en un pico, el cual parecía estar recubierto con una fina capa de piel, sus ojos eran enormes y brillaban al contacto con la luz, en un reflejo o talvez por él impacto de tener de frente a la criatura.

Carolina giró a la derecha saliéndose así del camino y estrellando el auto contra uno de los árboles, por suerte para las chicas ninguna se había lastimado de gravedad, Abigaíl se percató de que la pierna de Carolina tenía una profunda cortada, dio un vistazo a su alrededor intentando saber si acaso la creatura se encontraba oculta en aquella inmensa oscuridad, al no lograr verle pensó que talvez el ruido, provocado por aquel accidente lo había espantado por lo que era muy probable que esté regresaría pronto, por lo que decidió convencer a su amiga para que salieran del auto e intentar conseguir ayuda.

Carolina dudo en hacer esto en un principio, el miedo era casi paralizante para ella, sin embargo, pronto se dio cuenta de que al quedarse ahí era mucho más peligroso, casi un suicidó y que salir de aquel auto podría ser su única esperanza, por lo que, amarrándose su suéter en su lastimada pierna, lentamente intentaron abrir cada una sus respectivas puertas intentando ser lo más silenciosas posible, pero el accidente había hecho que la puerta de Abigaíl no pudiera abrirse sin hacer mucho ruido.

Así que ambas optaron mejor salir por la puerta del conductor, cuando finalmente lograron estar afuera. Abigaíl quiso cerciorarse de que Carolina pudiera caminar, miró con cierto miedo los árboles esperando y orando con todo su ser no ver más a aquella criatura, la cual para el momento ambas ya no tenían duda de que se trataba del hombre pájaro de aquella leyenda que le habían contado a Carolina en la fiesta, al no verlo en un principio ambas chicas decidieron volver al camino, el ruido de las hojas crujiendo debajo de sus pies sonaba por cada parte del desolado lugar.

Su idea principal era llegar al camino y una vez ahí parar a cualquier auto que pasara por ahí para que así este las ayudara a salir de ahí, llegar al pueblo, pero grande fue su sorpresa cuándo, al tan solo avanzar no más de un par de metros escucharon un fuerte alarido grotesco e infernal, era como si un millón de cuervos gritaran e imploraran ayuda, ambas no pudieron evitar cubrir sus oídos para así no quedarse sordas.

Abigaíl miró la copa de un gran árbol y fue entonces cuando volvió a ver al hombre pájaro el cual se encontraba posado en una rama observándolas fijamente, con aquellos ojos negros y profundos, esta no pudo evitar soltar un grito de alerta, ambas comenzaron a correr lo más rápido que sus piernas les permitieron, estas lograron llegar finalmente de vuelta al camino.

Antes de volver escuchar como la criatura emprendía el vuelo nuevamente, completamente aterradas y sin poder visualizar ningún auto para poder escapar, por lo que en su desesperación decidieron volver al lugar de la fiesta, no supieron exactamente cuánto tiempo estuvieron corriendo, no tenían idea de que se hubiesen alejado tanto del lugar, aun así estas sabían que no podían detenerse, ya que aún podían sentir cómo el hombre pájaro estaba a su asecho, moviéndose a través de los árboles casi como si le divirtiera el hecho de estar cazando a sus presas.

La herida de Carolina la hacía ir un poco más lento que su amiga, Y a su vez no podía correr tan rápido, la cual no estaba dispuesta a dejarla atrás. Cansadas y desesperadas por no lograr visualizar ningún auto o el lugar de la fiesta en sí, ambas chicas comenzaban a sucumbir en una total desesperación,la cual incrementó enormemente aún más al ser alcanzadas nuevamente por la sombra de aquellas inmensas alas de la creatura, las lágrimas comenzaban a inundar sus ojos mientras aún corrían para intentar salvar sus vidas.

Abigaíl había tomado la mano de Carolina para poder cerciorarse de que esta se mantuvíera junto a ella, ambas gritaban con todas las fuerzas que sus pulmones les

permitían, pero sin importar cuánto lo intentaran sus voces se perdían en la distancia de aquel camino de tierra, pronto un fuerte grito el cual no podía ser más que el de un total pánico, aquel grito inconfundible de Carolina, Cuando Abigaíl miro hacia esta detrás de sí con horror observó como la deforme criatura había tomado de los hombros a Carolina, sus garras habían rasgado su ropa hasta llegar a su piel, horrorizada Abigaíl miraba como Carolina comenzaba a levantarse del suelo, esta intentó con todas sus fuerzas mantenerla con ella, pero en un momento Carolina terminó por suplicarle que la soltara.

Ya que sí continuaba ambas terminarían con el mismo destino por lo que sin más remedio terminó por hacerle caso, mirando así como la criatura se alejaba con su mejor amiga mientras escuchaba los gritos de la misma perdiéndose en la distancia, sumergida en la desesperación Abigaíl miró las luces de un automóvil acercándose a ella, este no se veía con intenciones de detenerse, pero ella no pensaba quedarse ahí un solo segundo más, se paró firmemente en medio del camino para así lograr que el auto se detuviera.

Esta era una pareja los cuales al verla tan lastimada y totalmente en estado de shock decidieron llevarla a la estación de policía más cercana, luego de escuchar el testimonio completo de Abigaíl se mostraron completamente incrédulos al respecto por lo que solo lo tomaron como una forma que su cerebro tubo para afrontar el hecho de haber sido atacada por algún agresor de la zona, debido a que no era de extrañarse el recibir informes de adictos que frecuentan aquel camino.

Las investigaciones y el equipo de búsqueda no pudo encontrar nada más que un dedo, el cual se halló a varios metros del lugar de los hechos, sin embargo no había duda de que se trataba del dedo de Carolina, más pronto que tarde se dio concluido el caso como un asesino teniendo como única sobreviviente a Abigaíl, la cual se mantenía firme en su historia, a su vez está ya no pudo volver a dormir despertaba con horribles pesadillas y aseguraba que el hombre pájaro la observaba desde los árboles para llevársela al igual que se había llevado a Carolina.

Completamente rebasados por la situación los padres de Abigaíl no tuvieron más remedio que tomar la decisión de internarla en un hospital psiquiátrico en donde pudieran tratar su paranoia y ataques erráticos, y ahí es donde ella se encuentra viviendo hasta hoy en día, aun así está completamenté firme en su historia y asegurando que la criatura continúa visitando, al mismo tiempo que advirte que está. Aún se encuentra merodeando por aquel viejo camino de tierra esperando pacientemente porque algún incauto se atreva a pasar en la noche por ahí.

Sentados en un auto cinco jóvenes escuchaban con atención la historia que Jonathan el cual se encontraba sentado en el asiento del copiloto, recordaba haber leído esa historia en el periódico y afirmaba qué Abigaíl era real al igual que su historia, ya que inclusive en el mismo periódico se habían incluido algunos testimonios de habitantes que aseguraban haber visto a la criatura en más de una ocasión, Sebastián el cual era el más joven y también el más incrédulo cuestionó la veracidad de las palabras de una loca y de un periódico amarillista además de asegurar que todo aquello no se trataba más que una simple leyenda urbana para atraer turistas.

Jonathan solo culminó su historia diciendo que aquel camino, era el mismo que en ese mismo momento recorrían, Enrique el cual siempre había sido el más valiente, detuvo el auto en seco y entre risas retó a la criatura a aparecerse en ese momento, tras pasar un par de minutos y no ver nada, todos los jóvenes comenzaron a reír haciendo burla a Jonathan sobre tan patética historia, y no fue hasta qué sintieron como algo enorme aterrizó sobre el techo del auto aquello detuvo las risas al instante y sin saber realmente que hacer comenzaron a golpear el techo para lo que fuera que estuviera arriba se alejara de ahí.

Enrique decidió bajar la ventanilla para asomarse y así ver lo que fuera que estuviera sobre su auto, sin embargo al solo bajar un poco de esta, una enorme garra atravesó la ventana rompiéndola en el acto y tomando a Enrique por el cuello, salpicando de sangre los asientos y a Jonathan el cual era el que se encontraba más cerca, con una fuerza descomunal lo que había sujetado a Enrique lo arrastró fuera del auto como si se tratara de un simple muñeco de trapo.

Mientras todos los chicos completamente aterrorizados miraban por las ventanas como la criatura había tomado una nueva víctima, volaba hacia el horizonte con el cuerpo ya sin vida de su amigo Enrique, el cual lo había retado minutos antes, se dice que cada noche de noviembre está criatura se aparece por aquellos lugares en busca de nuevas víctimas a las cuales poder devorar.

Autor: Canek Hernández.

Derechos Reservados.

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Historias de Terror